El Foro de Davos es uno de los mecanismos clave para ‘aceitar las tuercas’ de la maquinaria capitalista, donde se coordinan, se discuten y se hacen públicas las tareas del año para hacer que el sistema siga funcionando. El enfrentamiento entre potencias les hace temer una atomización del mundo. La turbulencia geopolítica relacionada con las […]
El Foro de Davos es uno de los mecanismos clave para ‘aceitar las tuercas’ de la maquinaria capitalista, donde se coordinan, se discuten y se hacen públicas las tareas del año para hacer que el sistema siga funcionando. El enfrentamiento entre potencias les hace temer una atomización del mundo.
La turbulencia geopolítica relacionada con las tensiones comerciales y las rivalidades tecnológicas está creando un gran riesgo para la comunidad global: el peligro de dislocación y desacoplamiento de EEUU y China de las actuales reglas de juego globales. Así caracteriza el riesgo actual para el sistema dominante el Foro económico mundial 2020.
Quien haya creído que Davos le daría respuestas sobre las preocupaciones de miles de millones sobre cómo superar la pobreza, el cambio climático y el desarrollo sostenible peca de candidez.
A los líderes empresariales y políticos les preocupa que se estén fortaleciendo polos donde hay mayor confrontación, pierden clientes e incrementan los costos. Esta atomización emergente, advierten, induce a los países a optar por uno u otro polo, lo cual pone en peligro el actual modelo económico dominante desde la caída del muro de Berlín.
El Foro de Davos busca sumar las voces de sus aliados en el mundo, tanto gobiernos como empresas transnacionales y líderes de opinión, para encarrilar a los divergentes y volverlos a montar en la ya obsoleta maquinaria creada en Breton Woods en 1944, que dio como resultado la creación de la ONU, la OMC, el FMI y el Banco Mundial.
Davos señala que el peso de China y Estados Unidos es inmenso pues representan más del 40% del PIB mundial, son los principales innovadores del mundo y, además, los dos principales emisores de gases de efecto invernadero.
Les preocupa que el resultado de la formación de compartimentos o atomización a la que llevan las potencias conciba un panorama geopolítico inestable. Bajo el lema Para un mundo cohesionado y sostenible, los dueños del Foro de Davos buscan casi desesperadamente formas de coordinar y sostener las riendas del poder mundial.
El presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, fundador, impulsor y catalizador del foro, hizo hincapié en la necesidad de buscar un capitalismo sostenible, mientras que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advierte de la existencia de los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Posiblemente los temores de la atomización de los sistemas en un mundo digitalizado sean genuinos, pero queda claro que lo que buscan es estandarizar el mundo bajo las reglas de una sola visión, un solo liderazgo, un mundo unipolar, un solo gobierno mundial.
Los líderes de Davos temen el regreso de la Guerra Fría en el ambiente económico que cambiaría fundamentalmente la forma en que los negocios y la seguridad global han funcionado en las últimas décadas ya que los países tendrían que decidir a cuál sistema económico formar parte, y las empresas tendrían que desarrollar protocolos separados.
Próxima era geopolítica: la fragmentación China y EEUU están compitiendo en dominios comunes y cada uno busca diseñar sus propios sistemas: sus propios estándares, sus propias cadenas de suministro, advierten en Davos. Esos contornos de la nueva era geopolítica ya están presentes en nuestra vida diaria, con nuevos estándares económicos, tecnológicos, ambientales.
El FMI señaló que los volúmenes comerciales se han reducido en gran medida como resultado de lo que la OMC ha llamado «niveles históricamente altos de restricciones comerciales». Eso conllevará a la desaceleración del crecimiento global en 0,8% en 2020.
Tanto el FMI como la OMC no reconocen abiertamente su arcaico diseño ni sus incapacidades, pues por ejemplo llama «restricciones comerciales» a los castigos comerciales o sanciones a las que somete EEUU de manera unilateral a muchos países cuando no les gusta su política.
Las potencias, las grandes compañías y los líderes empresariales hicieron saber en Davos que les preocupa que la deuda pública de las economías del G20 alcance el 90% del PIB en 2019, el nivel más alto registrado, y que se prevé que llegue al 95% en 2024, según datos del FMI.
¿Y qué hay de los pobres? Queda claro que este no es su foro. Pues al ser el último escalón de la sociedad, deberán someterse a las reglas que acuerden los de arriba, en tanto sigan creyendo que algún día les llegará la prosperidad por goteo.
Consecuencias de la parcelación digital
Los organizadores del Foro nos recordaron que más del 50% de la población mundial está ahora interconectada y que aproximadamente un millón de personas se conectan en línea por primera vez cada día y dos tercios de la población mundial poseen un dispositivo móvil.
A Davos y a su añorado mundo unipolar les preocupa la ausencia de una gobernanza tecnológica global. Los empresarios han advertido que «un ciberespacio fragmentado y estándares tecnológicos diferentes podrían obstaculizar el crecimiento económico, exacerbar las rivalidades geopolíticas y dividir aún más a las sociedades».
Ya vivimos una época de dominio tecnológico que está reformando a diario nuestras vidas, las economías y las sociedades. La inteligencia artificial, IA, ha sido denominada como «la invención más impactante», pero también como la «mayor amenaza» y la proliferación de estándares dificulta que los países y las empresas confluyan en un solo sistema.
Peor aún vivimos una dominación en manos de compañías tecnológicas globales que están desafiando y asumiendo competencias centrales que solo les debieran competir a los gobiernos.
Está claro que la ausencia de un marco global de gobernanza tecnológica aumenta la injerencia foránea empresarial en los Estados, asumiendo funciones que no le corresponden y consiguiendo poseer y dominar infraestructura crítica para la seguridad de los países.
Como Yuval Noah Harari advirtió el peligro del robo de datos de los seres humanos, los conocimientos biológicos y el control de la tecnología están llegando al punto en el que ya no se necesitarán soldados para dominar algún territorio, pues se podría hacer mediante el control de datos.
El medio ambiente reducido a plantaciones
El Foro Económico fue muy magro en resultados ambientales. Su mayor logro fue el lanzamiento de la iniciativa Un billón de árboles, a sembrar para 2030, como si las plantaciones pudieran devolver la biodiversidad perdida y a ser degradada. Queda claro que no podemos pedirle peras al olmo.
Para la élite dominante mundial el crecimiento es clave, eso implica un mayor consumismo que va en dirección opuesta a la conservación y preservación de los ecosistemas. El FMI responde a esas necesidades al exigir un mayor crecimiento y advertir sobre el bajo aumento de la economía mundial, que prevé que sea del 3,3% en 2020 y del 3,4% en 2021.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, dedicó la mayor parte de su intervención a abogarpor las soluciones tecnológicas al cambio climático. Queda claro que no debemos esperar solidaridad de quienes solo velan por sus intereses.
Europa pretende liderar el tema climático con el presidente francés Macron a la cabeza, pero no pueden convencer ni a ellos mismos. Solo buscan soluciones mercantilistas como la compraventa de bonos verdes y no promueven cambios de hábitos consumistas. Mientras tanto, EEUU patea el tablero, sigue negándolo, y China mira para otro lado.
Premio Nobel de Economía desaprueba la economía de Trump
Previo a su viaje a Davos, el premio Nobel de Economía de 2001, Joseph Stiglitz, dijo que el presidente Donald Trump se merece un «desaprobado» en economía, además de fallar en asignaturas esenciales como defender la democracia y proteger el planeta.
«Tal vez Trump sea un buen presidente para el 1% más rico (y sobre todo, para el 0,1% más rico), pero no lo ha sido para más nadie» dijo Stiglitz. Denunció que millones se han quedado sin cobertura en salud y que en solo dos años la proporción de estadounidenses sin seguro médico creció del 10,9% al 13,7%.
Las pérdidas relacionadas con el cambio climático en Estados Unidos aumentaron drásticamente, llegando en 2017 hasta un 1,5% del PIB en daños materiales, superando a cualquier otro país en este aspecto, dijo el experto.
¿Cuál fue el relato que trató de implantar Trump en Davos? Hizo un recuento de los logros de su gestión en beneficio de su país, mostrando que su liderazgo ha mejorado a EEUU. Se jactó también de que son los mayores productores de gas y petróleo y de que lograron la independencia energética.
Como gran dádiva al mundo, Trump anunció que su país se unió al proyecto de sembrar dos billones de árboles. Rechazó el pesimismo y a los apocalípticos, pues su país está resurgiendo, dijo. Informó que se crearon siete millones de nuevos puestos de trabajos, tres veces más de lo proyectado. Todo esto con el afán de refutar lo dicho por Stiglitz.
El multilateralismo vetusto y la multipolaridad en riesgo
La competencia sin precedentes que se ha desatado entre potencias económicas, financieras, demográficas y tecnológicas está perfilando un nuevo orden (desorden) mundial y aún no sabemos a dónde nos conducirá.
No se escuchó en Davos la palabra multipolaridad, y dudo que les simpatice a los asistentes y promotores; a toda vista la consideran una mala palabra.
La certeza que deja Davos 2020 es que las actuales guerras cibernéticas, las guerras comerciales y el cambio climático nos pasarán factura a los miles de millones sin voz ni parte en ese foro.