Bajo la excusa del avance «izquierdista» en Latinoamérica, el gobierno estadounidense decidió invitar a 11 países para que entrenen a sus fuerzas militares en la nefasta Escuela de las Américas.Luego de los «atentados» a las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001, el gobierno de George W. Bush comenzó una cruzada genocida para -según […]
Bajo la excusa del avance «izquierdista» en Latinoamérica, el gobierno estadounidense decidió invitar a 11 países para que entrenen a sus fuerzas militares en la nefasta Escuela de las Américas.
Luego de los «atentados» a las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001, el gobierno de George W. Bush comenzó una cruzada genocida para -según su opinión- poder así defender los valores democráticos de Occidente, que se encontraban amenazados por el terrorismo islámico.
No es una paradoja que alguien que se proclama como el «paladín de la libertad», el 2 de Octubre de 2006 le haya enviado un memorando a la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, para poder así reanudar los programas de entrenamiento a militares latinoamericanos que se desarrollan en la tristemente celebre Escuela de las Américas (SOA).
Este lugar se hizo famoso durante la Guerra Fría (1945-1989). Teniendo como contexto la Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN), el mismo fue utilizado por los Estados Unidos para educar a los militares de América Latina en las tácticas de contrainsurgencia. Años mas tarde varios de los egresados de esta escuela, como por ejemplo Augusto Pinochet en Chile, Hugo Banzer en Bolivia, Leopoldo Galtieri en Argentina, encabezaron golpes militares que dejaron como saldo miles de personas muertas y desaparecidas.
De acuerdo al diario USA Today, el gobierno estadounidense consideró que la suspensión de los ejercicios militares llevaron a que la Casa Blanca perdiera influencia en la región y que «los candidatos izquierdistas hayan llegado al poder en Latinoamérica».
El Departamento de Estado formalmente ya les ofreció a 11 países del continente sudamericano para que envíen a sus militares a «formarse» en la Escuela de las Americas, la cual a partir del año 2001 empezó a llamarse Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica. Entre las principales naciones que recibieron esta invitación se encuentran Bolivia, Brasil, Ecuador, México y Paraguay.
Antes de continuar con el análisis, es necesario hurgar un poco en la historia, para poder así comprender el papel de la SOA en la historia reciente y el rol que puede llegar a cumplir, teniendo en cuenta el estado de integración sociopolítica que presenta la región sudamericana.
Para poder defender su «patio trasero de la influencia roja», en 1946 Washington decidió fundar en Panamá el Centro de Adiestramiento Latinoamericano del Ejército de los Estados Unidos. Militares de distintos países fueron enviados allí para aprender los métodos contrainsurgentes y así poder salvaguardar la «identidad nacional» del peligro que representaban los «comunistas» (bajo este ítem se incluía a todas aquellas personas que propugnaban por un cambio social).
Bajo el pretexto de que estaban inmersos en una «guerra interna», los militares latinoamericanos utilizaron los conocimientos aprendidos en La Escuela de las Americas para poder así motar un esquema de represión ilegal. El terrorismo de Estado orquestado por el entonces Secretario de Estado, Henry Kissinger en el marco del Plan Cóndor y llevado adelante por los gobiernos de facto de Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, dejó un saldo de cincuenta mil muertos y 400 mil presos políticos.
Luego que volvió la democracia al continente sudamericano, la SOA siguió recibiendo a jóvenes militares, aunque en menor cantidad. En 1984, a raíz de la firma del Tratado del Canal de Panamá fue expulsada del país centroamericano, ya que de acuerdo al ex Presidente Jorge Illueca, dicha institución era «la mayor base de desestabilización de América Latina».
En el 2001, para intentar encubrir su pasado como centro fomentador de torturas y asesinatos, la Escuela se pasó a llamar Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica.
El sacerdote Roy Bourgeois es el líder del Movimiento de Observadores de la Escuela de las Americas. Esta organización realiza constantes viajes por Latinoamérica para intentar convencer a los gobiernos a que no sigan enviando soldados a entrenarse a Norteamérica. «Desde el punto organizativo, nuestro objetivo es cerrar la escuela. Estados Unidos no quiere cerrar esta escuela porque le ha servido muy bien durante muchos años, como hemos dicho con frecuencia, para proteger sus intereses económicos», sostuvo Bourgeois.
Como se ve, a lo largo de la historia la SOA ha sido un elemento muy importante para la política exterior estadounidense hacia la región latinoamericana.
No sólo le sirvió para que los militares, siguiendo las prácticas contrainsurgentes aprendidas, actuaran como verdaderas guardias pretorianas encargadas de reprimir ferozmente todo intento de cambio social. Sino que este accionar represivo también permitió la implementación de medidas neoliberales, que a la larga terminaron devastando las economías de las naciones de sur del continente.
Ahora bien, vale hacerse la siguiente pregunta: ¿Que es lo que pretende la administración Bush con esta medida que determina la vuelta de los entrenamientos militares en un lugar tan nefasto como la Escuela de las Américas?
Sin lugar a dudas su principal objetivo es intimidar a aquellos gobiernos que Washington considera como «díscolos»: Cuba y Venezuela. Es necesario recordar que dos graduados de la SOA como Efraín Vázquez Velasco (Ex Comandante del Ejército) y el General Ramírez Poveda, fueron importantes protagonistas del golpe de estado contra el Presidente Venezolano Hugo Chávez en Abril de 2002.
Debido a las atrocidades cometidas en el pasado y al grado de integración sociopolítica existente en Latinoamérica, es imposible concebir que La Casa Blanca decida aventurarse a financiar golpes de Estado. No obstante, sus intentos desestabilizadores pueden llegar a contar con el apoyo de ciertos gobiernos que se pueden catalogar como «laderos» del imperialismo en la región. Un ejemplo claro de ello es Colombia, la cual bajo el mandato del presidente, Álvaro Uribe se ha convertido en el tercer país que recibe más ayuda militar de Estados Unidos: sólo detrás de Israel y Egipto.
Por lo tanto, los pueblos latinoamericanos deberán estar muy atentos para así defender los logros alcanzados en estos últimos tiempos.