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El Informe 2004 de Desarrollo Humano, «Hacia la Libertad en El Mundo Árabe»

Fuentes: Rebelión

Introducción Este Informe anual, que el PNUD suele publicar a niveles regionales, tenía que haber sido publicado en septiembre del año pasado. Su retraso responde a las presiones y protestas de EE.UU. y de Egipto y las deliberaciones suscitadas en el seno de las Naciones Unidas. Al final se optó por publicarlo con una introducción […]


Introducción

Este Informe anual, que el PNUD suele publicar a niveles regionales, tenía que haber sido publicado en septiembre del año pasado. Su retraso responde a las presiones y protestas de EE.UU. y de Egipto y las deliberaciones suscitadas en el seno de las Naciones Unidas. Al final se optó por publicarlo con una introducción de parte de Marck Maloch Brwon, director del PNUD quien puso de relieve las reservas del PNUD respecto al informe; «algunas de las opiniones de los autores no expresan, necesariamente, la posición del Programa o la de las Naciones Unidas,… pero reflejan con claridad, marcada exaltación e inquietud en toda la región». Obviamente pequeñas partes sensibles del informe fueron modificados. No obstante los autores han insistido que las modificaciones no han alterado, sustancialmente, el contenido original del Informe. Una detenida lectura del mismo es suficiente para indicar que los autores no parten de posiciones ideológicas contrarias al sistema vigente, pero si son críticos respecto a los aspectos de hegemonía y dependencia nacional.

Nuestra pretensión no es asumir las posiciones y enfoques que contiene el Informe. Nuestra finalidad es exponer a los lectores un material que creemos importante e interesante conocer en la medida en que refleja la visión y el análisis de parte de las elites árabes, de como ven su realidad y pretenden proyectar su futuro. El interés aumenta dada la marcada inestabilidad producida por las pretensiones de la Administración estadounidense de asumir el liderazgo de una pretendida transformación democrática en este «Gran Oriente Medio».

Precisamente y debido a que el Informe pone en entredicho el enfoque y las pretensión de la Casa Blanca, sufrió presiones con el afán de modificar si no de modo que sea favorable a la política de Bush y su grupo de neoconservadores y fundamentalistas puritanos, al menos que no sea flagrantemente contradictorio a tales pretensiones. El hecho en sí, ya es un indicio de la creciente instrumentalización que la Administración Bush está haciendo de las Naciones Unidas y de sus instituciones para integrarlas como herramientas favorables a su proyecto hegemónica de un «Nuevo Orden Mundial Unipolar».

A continuación una somera reseña de los aspectos más importantes del Informe.

1. ¿La ausencia de libertades en los países árabes, es producto de los factores culturales?

Los árabes hoy en día conforman los pueblos que menos que nadie disfrutan de las libertades y de los derechos ciudadanos y humanos. En el mismo momento en que se crea una institución de carácter democrático es el momento en que se inicia el proceso de su distorsión y deformación que la vacíe de contenido. La interpretación del fenómeno, para algunos es debido a la problemática dual de la relación «Occidente vs. Oriente». Donde es habitual relacionar el primero con la «Libertad» como su característica principal y al segundo con la «Opresión» como característica fundamental de este Oriente. La «mentalidad árabe», y la «naturaleza totalitario del Islam» son los factores que impiden la democratización de los árabes. Pero los estudios concretos, en cambio, indican todo lo contrario. Demuestran una sed creciente, lógica y comprensible, de rechazar los regimenes totalitarios y de construir y disfrutar los regimenes democráticos. De acuerdo con la encuesta internacional realizada en nueve regiones del mundo, incluyendo a los países más desarrollados, los pueblos árabes encabezan la lista de los que ven en la democracia como el mejor modelo de gobierno, asimismo encabezan la lista de los pueblos que rechazan el totalitarismo.

El Informe recalca que el factor cultural que se alega no es tal y recurre a una interpretación pasada en los factores tales como las estructuras sociales, políticas y económicas que excluyen a las fuerzas sociales y políticas capaces de afrontar a los regimenes totalitarios y hacer frente a las agudas crisis que padecen sus países. Además de estos factores hay otras problemáticas peculiares de esta región del mundo que profundizó, aún más, los problemas y la carencia de democracia y de libertades.

2. La contradicción entre las libertades en los países árabes y los intereses hegemónicos.

Dos factores que surgieron en la primera mitad del siglo pasado, afectaron profundamente la actitud y las políticas de las grandes potencias respecto a la región. Uno fue el descubrimiento del petróleo en la región y el otro, la creación de Israel precisamente en función del primero.

La abundancia del oro negro en esta región y su creciente importancia en las economías modernas hizo que la finalidad de conseguirlo de modo continuado, seguro y a precios adecuados, sea la prioridad de las potencias occidentales y dada la íntima relación entre estas potencias e Israel ha hecho que el primer criterio para definir su política respecto a los gobiernos árabes sea la posición de estos respecto a estos intereses y a Israel. De hecho tales potencias se hicieron la vista gordo respecto a las violaciones de derechos humanos de estos gobiernos en la medida en que no amenacen los intereses de estas potencias occidentales, permitiendo, de este modo, la agudización de la represión y el aborto de las tentativas de cambio democrático en la región.

Los atentados del 11 de septiembre y la «Guerra contra el terrorismo» han añadido otra dimensión a la crisis y las tensiones. Las restricciones de las libertades civiles y políticas, especialmente las de los árabes y musulmanes aplicadas por la actual administración norteamericana condujo a prácticas discriminatorias de parte de varios gobiernos occidentales al mismo tiempo que ha debilitado a las fuerzas políticas, en los países árabes, que reclaman la libertades y la buena gobernabilidad en sus países.

En lo referente a las fuerzas políticas endógenas, las principales corrientes políticas, tanto las de signo nacionalista como las islámicas no dieron prioridad a la lucha por las libertades y la democracia. Y, cuando lo hicieron, esta prioridad se situaba en segundo término después de la lucha por la liberación nacional dado el fuerte choque que mantuvieron con las fuerzas imperialistas tanto a nivel regional como internacional.

3. Leyes vs. Constituciones

Gran parte de las constituciones de los países árabes contienen normativas favorables a la libertad de pensamiento, de opinión, de organización, etc. Pero cuando las leyes ordinarias recurren a la regulación de estos derechos y libertades constitucionales, suelen limitarlos con exceso y en algunos casos anularlos con el pretexto de su regulación vaciando la norma constitucional de su contenido y convirtiendo a la misma constitución en una mera apariencia de cara a la escena internacional.

En lo referente a la pluralidad de las formaciones políticas, 14 constituciones la permiten, mientras que Libia y los países miembros del Consejo de Cooperación de los países del Golfo (los mayores productores de petróleo y los más cercanos a Occidente) la prohíben. En los países que admiten el pluripartidismo, las leyes que lo regulan o exigen una licencia a priori, que de hecho delimita esta libertad a las formaciones políticas pro gubernamentales o, en su caso, las condiciones de conceder las licencia son tan vagas que su otorgamiento queda como facultad discrecional del propio gobierno.

Respecto a la libertad de prensa las leyes reguladoras, exigen, en 13 países, una regulación a priori o a posteriori. La licencia que se exige para la edición de las publicaciones, las condiciones de la concesión como de la retirada de la misma, se transforman en un método eficaz para su control. El derecho del periodista al acceso a la información solo está consagrado en cinco constituciones; Egipto, Jordania, Sudan, Yemen y Argelia.

En conclusión, se puede afirmar que las libertades de los medios mediáticos, para el sistema gubernamental árabe se conciben como libertades sujetas a sus consideraciones de seguridad, del interés público de tal modo que el sistema legal se llena tanto de leyes coercitivas como no coercitivas que cercan el campo de la información con fuertes muros, como merman y castigan el ejercicio de esta libertad.

Al tiempo que las constituciones consagran la independencia del poder judicial, pero las mismas consagran la presencia del ejecutivo en el judicial y en sus instituciones. La sentencias se emiten en nombre del ejecutivo y el mismo es el que tiene la prerrogativa de presidir las instituciones de controlan el poder judicial. Si bien, respecto a las garantías judiciales, los textos legales no están del todo a la rezaga pero la diferencia entre el texto y la realidad es bien marcada. Los factores que producen esta diferencia suelen ser de carácter político en la medida en que las instituciones judiciales, lo mismo que los jueces como individuos están sujetos al factor político que merma su independencia de modo especial en los regimenes de carácter totalitario donde el control del factor ideológico o religioso interviene con toda la fuerza que el pretexto de «proteger los fundamentos ideológicos de la sociedad» pueda generar. El hecho de que la financiación del aparato judicial esté en manos del ejecutivo así como la facultad de nombrar los jueces como su cese o traslado hace que escaseen los jueces independientes.

En este contexto varias constituciones contienen normativas que violan los principios de los Derechos Humanos vigentes en nuestra escena internacional precisamente debido a estos preceptos ideológicos y/o religiosos que permiten la limitación o la expropiación de las libertades individuales como colectivas. Una de las más habituales y graves violaciones de los derechos humanos y de las libertades es la consabida declaración de «Estado de Excepción» que en ciertos casos se ha hecho ya un estado permanente sin que existan motivos reales para tales emergencias. Son situaciones que privan al individuo del respecto mínimo a su hábitat, su correspondencia, su libertad de movimiento, de opinión y de expresión, etc. al tiempo que le priva al legislativo de partes de sus facultades traspasándolas al ejecutivo o en su caso a la autoridad militar.

4. Legitimidad

Dentro de este marco, donde la ausencia de una «voluntad mayoritaria», o de «consenso» que legitime a los gobiernos, se recurre a las lealtades religiosas y/o tribales en unos casos y en otros a pretendidas legitimizaciones de tipo «revolucionario o/y liberación nacional» de carácter paternal. Pero frente a los fracasos en afrontar los grandes dilemas y desafíos como el «Problema Palestino», la Cooperación Árabe, el fin de la intervención extranjera, el Desarrollo Humano, etc., además de la carencia representativa de la mayoría de los ejecutivos y su constante enfrentamiento con las fuerzas sociales activas ha hecho que la carencia de legitimidad sea un problema crónico. En ciertos casos el ejecutivo procura basar su legitimidad en promesas hipotéticas, referentes a un posible avance económico, o una futura paz, o la promesa de conservar las costumbres y la tradición y en ciertos casos hasta se recurre a la legitimación de haber resistido las amenazas exteriores y mantenido la sobrevivencia del Estado.

Con el surgimiento de las corrientes fundamentalistas el poder ejecutivo recurre al chantaje de «después de mi vendrá el diluvio», en el sentido de que el poder actual, es la menos mala de las alternativas existentes. Es la última línea de defensa frente al caos y la disolución del Estado, es lo que algunos han dado en llamar «La Legitimidad del Chantaje».

Con el aumento constante del desgaste de la «legitimidad» de los varios regimenes, ha ido tomando cuerpo la conciencia de que la ausencia de alternativas es precisamente el resultado de la política de estos mismo regimenes que bloquearon las alternativas que la acción política y las de la sociedad civil puedan haber desplegado. En este punto el Informe recurre a la figura cósmica del «Agujero Negro» para describir el tipo de ejecutivo resultante, donde nada se mueve y donde la fuerza de atracción del agujero absorbe y engulle a todo. El control ejercido sobre los instrumentos mediáticos, la neutralización o captación de las elites y principalmente la conjunción de fuertes alianzas con las fuerzas hegemónicas regionales e internacionales y la formación de bloques locales entre los mismo gobiernos árabes con la finalidad de autoproteger las elites gobernantes frente a las fuerzas ascendientes son los instrumentos más habituales.

5. El sistema político de partidos

Aquí estamos frente a una oscilación entre un polo donde se prohíbe cualquier tipo de formación partidaria y otro que los permite condicionalmente y esta limitación suele excluir a las fuerzas más importantes de la oposición. En éste último caso, es habitual que el poder ejecutivo mantenga una política claramente parcializado a favor del «partido del gobierno» o el partido en el poder». Esto quiere decir que el ejecutivo recurre contra las fuerzas políticas de la oposición, tanto al bloqueo financiero, informativo, como a la utilización de los controles legales, jurisdiccionales electorales, judiciales, y los de seguridad con el fin de perseguir y controlar a la oposición y decidir a priori los resultados electorales.

Los partidos políticos opositores no solo padecen la oficial represión, también, sufren de un cúmulo de problemas internos que no son menos graves que los anteriores. Aunque la oposición levanta los estandartes de la libertad y la democracia pero su praxis deja en evidencia el férreo control que las elites ejercen dentro de cada partido y de este modo sus direcciones no solo se hacen personales, sino, también, perpetuas y solo llega a su fin con la muerte física del dirigente. Existen las excepciones pero son tan pocas que de hecho están en entredicho los propios slogan y programa político que suelen girar sobre la modernidad y la democracia.

La división vertical entre «partidos islámicos» y «partidos laicos y nacionalistas (sin ignorar las otras divisiones) ha hecho que ciertos partidos prefieran la cooperación con sus gobiernos no democráticos a entablar la cooperación o la coordinación con los partidos contrincantes. El hecho cierra la viabilidad de que estos partidos puedan lograr la construcción de los cimientos necesarios para una gobernabilidad democrática y abierta para todos.

Los obstáculos oficiales a una actividad política democrática, la debilidad de los mismo partidos, su marginación está conduciendo a dos fenómenos dispares; algunas partes están optando por la actividad clandestina recurriendo a los métodos violentos y otros optan por la sociedad civil en contraste con la política, con especial preferencia por los sindicatos e instituciones profesionales, considerándolas más aptas para conducirles hacia el desarrollo y la vida democrática.

6. La Corrupción

Estamos frente a una corrupción económica como reflejo de la corrupción política. El hecho permite que tal corrupción, en ciertos casos, adquiera carácter estructural, donde se considera que el aprovechamiento personal del cargo y el manejo en provecho propio de los recursos públicos es un hecho natural en la visión predominante de la vida pública.

«La pequeña corrupción», en el entendido de recurrir a la intermediación, el clientelismo, la propina, como método de obtener servicios públicos legítimos en la mayoría de los casos o para evitar el poder coercitivo de las autoridades, se ha hecho habitual frente a los excesos del ejecutivo.

Para el Informe si bien es viable enfrentar la «pequeña corrupción» con medidas de reformas y ajustes económicos, la reactivación de las medidas de control y fiscalización, como de la transparencia pero la «corrupción estructural» necesita medidas radicales que afectan a las propias estructuras políticas.

7. Efectos negativos de la Globalización y las hegemonías regionales e internacionales.

No es factible la comprensión de las problemáticas de la libertad y la democracia en los países árabes si no se analizan los factores regionales e internacionales. Es decir, los factores exógenos especialmente la Globalización y el Ordenamiento Político Internacional.

La Globalización puede, potencialmente, apuntalar las libertades individuales, como consecuencia del debilitamiento del poder y la soberanía del Estado, especialmente en el campo de las ideas, proyecciones y alternativas, como en la libertad de circulación del conocimiento a través de las facilidades que ofrecen las comunicaciones y la informática. En este sentido es importante resaltar el reforzamiento de la sociedad civil mediante la extensión de sus redes por las innovaciones de las comunicaciones.

Pero la Globalización implica filtros selectivos del conocimiento en áreas vitales como implica las limitaciones a la circulación del hombre. Con la Globalización se ha debilitado la soberanía estatal a favor de actores internacionales; las empresas transnacionales y las instituciones internacionales, especialmente en los campos económicos. Este cambio exige modificaciones en las estructuras del poder en la escena internacional, representada en la Organización de las Naciones Unidas. Tal cambió no ocurrió. El fin de la etapa de equilibrio entre las dos superpotencias, implicó una transición hacia un mundo unipolar, traducido en un marcado debilitamiento de las NN.UU. y de su marginación. El proceso tuvo sus reflejos negativos en los países árabes.

El reiterado uso del veto o/y la amenaza de su uso de parte de EE.UU. de modo tal que limitó la capacidad del Consejo de Seguridad de las NN.UU. de buscar la paz en la región, contribuyó a la profundización del sufrimiento humano y en la consolidación de nuevas realidades en el terreno de los hechos como; el reforzamiento de la colonización israelí en los territorio palestinos ocupados, la construcción del Muro de Separación y el corolario inevitable de más y más expropiaciones de tierras palestinas a favor de Israel. En este contexto el logro de una solución justa y duradera del conflicto se ha hecho cada vez un sueño más lejano. Muchos de los habitantes de la región perdieron su esperanza en la justicia internacional y su capacidad de resolver los conflictos y menos de modo justo, el hecho ha incidido de modo notable en la alimentación del círculo «Violencia – Contra Violencia».

Por otro lado, la «Guerra Contra el Terrorismo» ha golpeado aún más las libertades que los ciudadanos árabes tienen derecho a disfrutar. Pese a las alegaciones de los responsables occidentales afirmando que la extensión de la democracia y las libertades conforma la solución ideal para afrontar el terrorismo a largo plazo, pero en los hechos se observan prevenciones extremas y exageradas de parte de varios gobiernos occidentales en las medidas legislativas tomadas al respecto. Parte de los efectos colaterales y lamentables de estas medidas han sido; la estereotipación, el acoso innecesario, las detenciones injustificadas legalmente, al tiempo que ciertos gobiernos árabes recurrieron a la excusa de la «Guerra Contra el Terrorismo» para justificar mayores medidas que atentan contra las libertades y derechos de sus ciudadanos.

8. Advertencias y visión estratégicas.

Sin duda la modernización en los países árabes ha obtenido ciertos resultados, especialmente en el campo de la salud, la infraestructura, la extensión cuantitativa de la educación y mayor integración de la mujer en la sociedad. Pero los logros no corresponden a las expectativas del ciudadano árabe en cuanto a su desarrollo humano, y su liberación de acuerdo a los paradigmas del siglo XXI. Aunque haya diferencias, en este campo, entre un país árabe y otro pero esto no puede ocultar el consenso general sobre las fallas estructurales en el desarrollo de los países árabes, de modo especial en el aspecto político de la problemática y que conforma el eje de los conflictos existentes. Y, dado que el poder político existente, no ha podido o no ha querido realizar reformas sustanciales que rectifiquen el rumbo de este desarrollo y que refuercen las esperanzas de sus ciudadanos, el futuro de los árabes se abre a unas expectativas; catastróficas unas, promisorias otras.

La continuidad de la situación actual que refleja una incapacidad de sostener un desarrollo integral, acompañada de una marcada opresión interna junto con la abierta intervención externa puede ahondar los conflictos en la sociedad árabe que junto con la ausencia de mecanismos pacíficos y efectivos de solución pueda conducir a ciertos sectores hacia la expresión violenta de sus reivindicaciones desembocando en una alternancia del poder basada en la violencia con las perdidas humanas que por muy pequeñas que sean, son injustificadas, además, del tipo de sistema político resultantes del proceso.

Una visión realista puede indicar una trayectoria entre lo catastrófico y lo promisoria. Con ello se esta haciendo referencia a las presiones externas que pueden suscitar un ola de reformas conducentes a un desarrollo «confuso» que no llega a ser un «desarrollo humano» propiamente dicho por lo que implica de aceptación de la presiones externas que responden a visiones ajenas que no tienen porqué coincidir con los intereses regionales de desarrollo, liberación e independencia como, tampoco, con el tipo de régimen a implementar.

* Marwan Tahbub es Politólogo y ex diplomático palestino

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