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El intelectual mexicano Pablo González Casanova habla sobre La Otra Campaña zapatista

Fuentes: Rebelión

El movimiento indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) «se ubica a la cabeza de las resistencias y las luchas en Latinoamérica, y es uno de los más avanzados en el mundo», concluyó el ex rector de la Máxima Casa de Estudios, Pablo González Casanova. En el marco de la llamada La Otra Campaña […]

El movimiento indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) «se ubica a la cabeza de las resistencias y las luchas en Latinoamérica, y es uno de los más avanzados en el mundo», concluyó el ex rector de la Máxima Casa de Estudios, Pablo González Casanova.

En el marco de la llamada La Otra Campaña que comenzó con el recorrido del Delegado Zero, el subcomandante Marcos, en el estado de Chiapas, territorio y asiento de los antiguos mayas, el sociólogo y estudioso del movimiento rebelde explicó que los zapatistas «están haciendo planteamientos muy novedosos sobre el gobierno comunitario y la defensa de la dignidad, y encarnan un humanismo que busca realizarse en la práctica.»

En los hechos, los zapatistas están ejerciendo su derecho a la autonomía y a la autodeterminación a partir de la construcción de identidades culturales, políticas y jurídicas que adquieren rostro en las llamadas Juntas de Buen Gobierno o Caracoles en el estado de Chiapas.

Con todo y los riesgos que existen para hacer valer sus formas y modos de vida, «los pueblos originarios en rebeldía van sentando las bases de un proyecto de magnitud histórica» que irradia al resto del continente. «Se vienen presentando alternativas, alcanzando una de las grandes profundidades que es el derecho a la diferencia y a la defensa de identidades comunitarias ancestrales», dijo González Casanova.

Los zapatistas han redefinido también el concepto de dignidad como un valor del humanismo universal. «Aparece en un nivel importante la defensa de la dignidad, un valor como muchos otros que surgió en varias partes del mundo, pero que es redefinido por el movimiento zapatista y adquiere una dimensión muy fuerte al vincular la dignidad de hombres y mujeres que han sido discriminados empobrecidos y explotados.» En medio de penurias y desdicha, «se mantiene la dignidad vinculada a la defensa del ser humano.»

El humanismo no sólo se expresa en los conceptos, sino en la práctica. Para el doctor Pablo González Casanova «todo el proceso de la junta de humanismos en la Lacandona es impresionante», viene, aseguró, «desde aquellas manifestaciones del humanismo que tienen un origen religioso, ya sea de los pueblos mayas con sus referentes y creencias, ya sea de los judeocristianos y, refiriéndome a esto último, es evidente que dentro de la historia de las religiones del mundo la idea de hacer el reino de dios en la tierra viene de la tradición judeocristiana, pero también de una tradición de los pueblos mayas.»

En los países de América Latina un modo de participación y acción políticas comunitarias, dignas y humanistas adquieren una nueva fisonomía en la cual «los pueblos indígenas juegan un papel muy importante, particularmente en las regiones donde existieron grandes civilizaciones como la Azteca o Maya, en México, o como la Inca, en los países andinos», indicó González Casanova, tal como los zapatistas reiteraron en su discurso al llegar a la Plaza Central de Palenque en su segundo día de actividades de la iniciativa La Otra Campaña contenida en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.

Los movimientos sociales y civiles y, con ellos, los indígenas en América Latina, ejercen en la actualidad un nuevo protagonismo que va definiendo, en el lienzo social y cultural del continente, un cambio en la participación política y de compromiso con una democracia participativa.

Bolivia, Venezuela, Argentina, Uruguay y Brasil son países en los cuales las sociedades viven transformaciones, con diferentes matices, que dibujan una nueva alternativa en el concierto de las naciones del planeta donde imperan la ideología de libre mercado y la globalización económica desigual.

México experimenta su propio proceso y el movimiento zapatista «resulta ejemplar en su lucha por las libertades de los seres humanos, su lucha por los derechos comunitarios y en su lucha por una democracia genuina.»

La otra campaña, de izquierda y anticapitalista

Uno de los planteamientos que caracteriza a la otra campaña es definirse como anticapitalista; en ese sentido, Don Pablo González Casanova interpreta que este término se escogió por los propios zapatistas, a diferencia del de socialismo, porque «une a un número mucho mayor de pueblos, de gente, de culturas, que la palabra socialismo incluiría. Une a aquellos que son herederos de los llamados digers, que eran los radicales de la democracia inglesa en el siglo XVII. Une a todos los herederos de los radicales que lucharon por la democracia en Francia con los miserables, de los que hablaría, en su momento, Víctor Hugo, y une las luchas por el socialismo, pero no hace de una de ellas un objetivo privilegiado».

Quien forma parte de la otra campaña, opinó que la lucha anticapitalista comprende la lucha por la liberación de las naciones frente a la opresión del imperialismo; la lucha por la democracia, como una lucha fundamental en la toma de decisiones, en la cultura, la sociedad, política y economía. «Tendremos que decir que esto que señalamos como liberación y democracia se aproxima mucha a la idea de que los trabajadores y los pueblos decidan sobre el uso del producto y sobre los destinos de la sociedad y la economía y a eso también le podemos llamar socialismo. Entonces, a mi parecer, las tres luchas están obligadas».

Planteó que el nuevo lenguaje empleado en estos momentos por el EZLN es importante y tiene sus fuentes en las formas de expresión de pueblos que se están liberando. «El lenguaje nos llega a oprimir con la palabras como democracia cuando se identifica a algo que nada tiene que ver con ella, sino que corresponde a gobiernos de los pocos, con los pocos y para los pocos. Entonces aquí nos estamos liberando de esas palabras que nos oprimen y estamos abriendo nuestro pensamiento, lenguaje y acción».

La otra campaña y la diversidad de las resistencias

«La Otra Campaña es un proyecto histórico de magnitud increíble», calificó el también autor del libro La Democracia en México, quien sostuvo que la esta iniciativa no se limita a un periodo sexenal, ni está condicionada por el sistema de partidos en nuestro país.

«Este proyecto no pretende ser el único proyecto como han dicho los propios zapatistas desde la primera declaración» de la selva Lacandona dijo y señaló que el EZLN es muy respetuoso de otros proyectos y luchas en el país y el mundo. «Respeta otros modos de lucha, aunque ha escogido uno que es el que le parece fundamental para construir las bases más sólidas de una sociedad más justa, democrática y libre.»

La primera etapa de la Otra Campaña, que durará hasta el mes de junio cuando termine el recorrido por el país del Delegado Zero, se da en el contexto de la competencia entre los candidatos de los partidos políticos oficiales.

Al inicio de las actividades de la delegación zapatista en el estado de Chiapas, el subcomandante Marcos insistió en que la Otra Campaña debe contrastar con las campañas oficiales y voltear a ver y a escuchar a las luchas de los de abajo con el fin de impulsar un proceso de reconocimiento entre resistencias que poco se conocen por los medios de comunicación masivos en el país, pero que son de una historia excepcional. González Casanova indicó que la «lucha de los indígenas de Chiapas ha respetado y ratificado otros modos de lucha, aunque no los comparta y, para no dar lugar a dudas, no ha participado en los procesos electorales, cosa que no es nada nueva porque lo han dicho y decidido así desde el principio, de modo que quienes están diciendo que esto es algo que viene a contradecir lo que se ha dicho, no es cierto, se está ratificando lo que ya se dijo al principio.

«Habrá otros compañeros que van a luchar en sus pueblos, en los gobiernos municipales por resolver los problemas a corto plazo y eso se respeta, y también creemos que las grandes organizaciones obreras, los grandes movimientos contra el neoliberalismo tanto nacionales, como latinoamericanos y mundiales, van a dar una lucha contra esta política tan agresiva, tan empobrecedora y tan peligrosa para la humanidad como es el neoliberalismo.»

En el reconocimiento de que existe una diversidad de referentes organizativos de izquierda; de que la otra campaña, entendida como otra forma de hacer política, da mucha importancia a la organización de la sociedad civil y dentro de ella a «la organización de los pobres, de los discriminados, de los excluidos»; y de la posibilidad de que a futuro se lleguen a acuerdos con los que la conforman, el analista González Casanova, que participa en otros espacios como Paz con Democracia, dijo que la clave para concretar acciones y pensamientos es respetar los distintos modos, así como aplicar una pedagogía política como la de Paulo Freire: -al que parafrasea- «el que enseña aprende y el que aprende, aprende a aprender y a saber más».

Además, cree necesario organizar y articular redes de enseñanza aprendizaje en los movimientos sociales, «en que cada vez la conciencia y los conocimientos de la gente tiendan a ser elevados».

Una de las grandes labores es crear articulaciones entre la sociedad, la educación y la política, que junto a actividades culturales, contrasten a la utilización de un discurso retórico. «Si se fija en el modo de hablar de aquí, no es el del discurso pomposo, parlamentario, o de tribuna a la que estábamos acostumbrados», señaló.

Al hacer un recorrido por la historia y recordar el actuar de los jóvenes y líderes latinoamericanos como Simón Bolívar y José de San Martín, aseguró que las generaciones posteriores al movimiento de 1994, «van a formarse a partir de la gran modestia de los pueblos indios». Unos decidirán no ocupar un papel de «actor principal y de gran maestro», otros van a ser líderes, protagonistas; sin embrago, «serán respetuosos de los que no lo sean».