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El Karadzic de las eternas sorpresas

Fuentes: Megachip

Traducido por Gorka Larrabeiti

Su foto reciente la ha presentado la BBC. Barba abundante, completamente blanca, que enmascara un rostro diríase que de santón. Radovan Karadzic sorprende, incluso en el momento de su captura, como siempre. El superforajido, Radovan Karadzic, viajaba de noche, tranquilo y solitario, como un trabajador cualquiera al acabar su turno en un autobús descacharrado de las líneas urbanas de Belgrado: esta es la versión que dio su abogado ayer por la mañana al salir de la audiencia preliminar en la que se confirmó la identidad del acusado y se convalidó la detención. Pero también se puede optar por la versión oficial, más heroica, del presidente de la República Serbia, Boris Tadic, el cual anoche se atrevió a alabar la «brillante operación de las fuerzas de seguridad de la Serbia democrática». Democracia pesada por kilos, según la marcha de los resultados electorales. Politiquilla interna.

Si ustedes prefieren las historias de espías, confíen entonces en la distancia sustancial que guarda el ministerio del Interior serbio al respecto (nueva gestión fresca de esta semana, igual que el nuevo gobierno, un socialista del antiguo partido de Milosevic lo dirige), que permite vislumbrar la mano de alguno de los servicios secretos occidentales. Vamos, un chivatazo, que es ni más ni menos que la respuesta igual y contraria a las coberturas y complicidades anteriores. ¿Quién encubría a quién, quién escondía a quién? De momento cada cual es libre de elegir la versión y el culpable que más le plazca. La versión judicial llegará mucho después, precedida por el tiempo de las conveniencias políticas de quienes han decidido que Karadzic fuera detenido justo ahora. El monstruo que era fantasma hasta ayer y que vuelve a aparecer cuando las promesas europeas para Serbia han de producir algún beneficio evidente y concreto.

Quién era Radovan Karadzic lo podemos leer en mil artículos periodísticos que acompañan a la noticia de su captura. Hablé con él al menos dos veces en Pale y en esas semblanzas no lo reconozco. Reductivas. Entrevisté también a Mladic, el general de la carnicería de Srebrenica, el último gran huido de aquella trágica página de la historia, y tampoco a él lo reconozco en tantas descripciones. Burdas. Valga la aclaración de que de todos los asesinos que he conocido por gajes del oficio, ninguno parece serlo. Hoy Sarajevo festeja y una pequeñísima parte de Belgrado protesta. La fase judicial de la catástrofe yugoslava va tocando a su fin. Dentro de poco llegará el tiempo de una valoración histórica más sensata y documentada, así que limitémonos por ahora con las conveniencias políticas y las simplificaciones poco informadas de la crónica.

Fuente: http://www.megachip.info/modules.php?name=Sections&op=viewarticle&artid=7430

Gorka Larrabeiti es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a sus autores, al traductor y la fuente.