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El movimiento Black Lives Matter y el futuro de la humanidad

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Si utilizáramos un análisis anarquista interseccional podríamos ver cómo el racismo, el patriarcado y la sociedad de clases se entrelazan para crear una sociedad que está cambiando activamente el clima. Podemos comenzar a desenmarañar estas relaciones profundizando en la historia de la supremacía blanca para ver cómo refuerza las relaciones sociales capitalistas y produce la crisis ecológica que enfrentamos. El movimiento Black Lives Matter nos ofrece la oportunidad, tanto a través de su crítica como de sus métodos, de acercarnos a una sociedad que no siga incidiendo negativamente sobre el clima.

Cientos de manifestantes llenaron las calles de Rochester, Nueva York, para exigir justicia después de que se publicara un video que mostraba el asesinato de Daniel Prude cuando estaba bajo custodia de la policía (Foto de Maranie R. Staab)

Si consideramos que varias formas de dominación forman una bobina de hilo, podemos ver que al tirar del hilo empieza a desenredarse todo. Al abordar el racismo, el patriarcado y la explotación de clases, por ejemplo, como elementos que se entrelazan y se refuerzan mutuamente, organizarse contra cualquiera de ellos podría comenzar a revelar las conexiones y relaciones con el todo. Cada uno es una posible entrada a comprender la complejidad y la interconexión de las jerarquías contemporáneas. Entender mejor estas relaciones ofrece la posibilidad de empezar a desenmarañarlas. De esta manera podemos relacionar, por ejemplo, el movimiento por la vida de los negros con el movimiento por la justicia climática.

Al igual que sucede con la violencia policial, la contaminación impacta de manera desproporcionada en las comunidades negras y pobres. Así, un estudio reciente encontró que las personas negras están expuestas al doble de partículas en suspensión que las personas blancas, y que los hispanos sufrían más exposición que los blancos no hispanos. El estudio también encontró que las personas en situación de pobreza tenían más exposición que las personas que no lo estaban. El hecho de que los habitantes de Flint, Michigan, casi la mitad de las cuales viven en condiciones de pobreza, bebieran agua contaminada con plomo es solo uno de los ejemplos recientes bien conocidos.

Lo que se conoce como “racismo ambiental” es el resultado de rígidas jerarquías sociales y políticas en las que se considera que un gran segmento de la población es prescindible. Las estructuras dominantes de la sociedad estadounidense buscan controlar a las comunidades negras y pobres con instrumentos como la vigilancia militarizada y, al mismo tiempo, tratan a esas comunidades como vertederos de los desechos peligrosos e industrias contaminantes. El racismo ambiental también hace que las comunidades negras sean más vulnerables a la covid-19, lo que contribuye a que se den tasas de infección y mortalidad muy desproporcionadas respecto al resto de la población. En Luisiana, Mississippi y Michigan, donde se rastrean los datos, los casos de coronavirus parecen agruparse en vecindarios negros que son mayoritariamente pobres.

Catástrofe climática

El cambio climático es el resultado de un sistema económico que se basa principalmente en la quema de petróleo y carbón para impulsar la producción y posibilitar el transporte de personas y mercancías. Las complejas interrelaciones que conforman “la economía”, desde la producción alimentaria, de consumo e industrial, hasta el transporte aéreo y marítimo, contribuyen en diversos grados. Esta es la complejidad que debemos enfrentar, examinar y reemplazar. La economía capitalista moderna está íntimamente ligada a la historia y continuidad del colonialismo, la dominación racial y el patriarcado. Se trata de sistemas interconectados de dominación y explotación que impulsan un mundo que está poniendo en peligro la continuidad de la vida humana, que se desmorona rápidamente ante nuestros ojos. No es “el planeta” el que está en peligro, sino la propia civilización humana.

La economía dominante y el Estado-nación moderno facilitan el proceso de obtención de beneficios. La acumulación de capital genera ganancias para un pequeño porcentaje de la población en lugar de para la gran mayoría de nosotros que trabajamos para hacer posibles esas ganancias. Esto ha favorecido un sistema en el que ocho hombres tienen tanta riqueza como los 3.600 millones de personas que componen la mitad del mundo. Este sistema se basa asimismo en el trabajo reproductivo no remunerado en el hogar, realizado principalmente por las mujeres, un papel que se impuso históricamente mediante la violencia masculina. Incluso cuando las mujeres se incorporaron a la fuerza laboral fuera del hogar, no se las compensó económicamente en la misma proporción que a los hombres, y continúan estando sometidas a abuso doméstico, violación y acoso cotidiano. Y con la pandemia de coronavirus, las mujeres con hijos se han visto obligadas a dejar sus trabajos y quedarse en casa para cuidarlos.

Pero no todas las experiencias de las mujeres son iguales. Debido a que las mujeres negras figuran entre las personas más marginadas de EE. UU., sus luchas políticas las ponen a menudo en conflicto con las realidades más duras del capitalismo. Como escriben las escritoras del Colectivo Combahee River: “Si las mujeres negras fueran libres, significaría que todo el mundo tendría que ser libre, ya que nuestra libertad requeriría la destrucción de todos los sistemas de opresión”. El tipo de análisis interseccional que desarrollaron estas feministas negras tiene muchas similitudes con la política anarquista.

El capitalismo favorece el lucro por encima de la integridad ecológica de la tierra que proporciona los recursos para la producción, y trata el medio ambiente como un vertedero de subproductos y desechos. El capitalismo contradice directamente los delicados cimientos de la vida al actuar como un sistema de crecimiento o muerte en un planeta finito. El capitalismo, que está ligado y refuerza mutuamente la supremacía blanca, es la fuerza motriz tanto del racismo ambiental como de la destrucción ecológica en general. La forma de resolver la crisis ecológica, de la que el cambio climático es solo un aspecto, es reemplazar el capitalismo por un modelo social y económico diferente.

Una pequeña llama arde cerca del Palacio de Justicia Federal durante las semanas de protesta por la justicia racial en el centro de Portland, Oregón, 29 de julio de 2020 (Foto de Maranie R. Staab)

Black Lives Matter

El levantamiento de 2020 en respuesta al asesinato de George Floyd es el tipo de movimiento social que puede ayudar a abordar las disparidades raciales y de clase, y también tiene potencial para conducir a un tipo de mundo diferente. El movimiento Black Lives Matter (BLM) está descentralizado y se da en varios lugares y circunstancias. En el mejor de los casos, es militantemente contundente, actúa a menudo fuera de las limitaciones de lo que se considera legal y aborda la raíz del problema de la violencia policial ubicándola en las estructuras y la historia de la supremacía blanca. BLM se enfrenta a una larga historia de opresión racial que comenzó con el desarrollo capitalista temprano y los confinamientos en Europa antes de que se exportara a través del colonialismo y el comercio de esclavos.

Tras la guerra civil estadounidense, las élites blancas no consideraron que los crímenes de la esclavitud obligaban a compensar materialmente a los antiguos esclavos. Las instituciones blancas no han reconocido verdaderamente, ni siquiera intentado reparar, los horrores de la esclavitud; la factura no se ha pagado nunca y ahí sigue pendiente. A pesar de los sacrificios y el trabajo incansable del movimiento por los derechos civiles, del movimiento Black Power, de innumerables esfuerzos organizativos y disturbios perennes, los negros, en EE. UU., continúan estando subyugados estructural y materialmente.

El racismo contra los negros es un principio central del procedimiento operativo estándar de EE. UU. El racismo divide a los trabajadores y seduce a los trabajadores blancos para que se identifiquen con la clase capitalista. La mayoría de los negros en Estados Unidos es pobre y de clase trabajadora, y la clase trabajadora estará pronto compuesta de forma predominante por personas de color. La raza en EE.UU. se basa en la explotación de clases.

Cientos de manifestantes llenaron las calles de Rochester, Nueva York, para exigir justicia después de que se publicara un video que mostraba el asesinato de Daniel Prude mientras estaba bajo custodia de la policía de Rochester (Foto de Maranie R. Staab)

Militarismo y cambio climático

El racismo contra los negros se entrelaza con el racismo contra las personas de color en general. La mentalidad y las instituciones de la supremacía blanca, que se entrecruzan con las necesidades del capitalismo y el imperio estadounidense, requieren tanto de acciones militares abiertas como encubiertas en lo que a veces se refiere como Sur Global. Los mecanismos del imperialismo estadounidense han provocado millones de muertos en todo el mundo. Algunos han sido blanco de los escuadrones de la muerte entrenados en EE. UU., como sucedió en Centroamérica en la década de 1980 y en Oriente Medio y África en la actualidad. Los civiles son asesinados con regularidad, tanto los que son objeto de ataque directo como los que mueren porque están en el lugar equivocado en el momento equivocado. Los bombardeos de alfombra en el sudeste asiático en las décadas de 1960 y 1970, las invasiones militares unilaterales, las acciones encubiertas y los ataques con drones en Oriente Medio y África durante los últimos veinte años han acabado con “daños colaterales” masivos: innumerables civiles muertos. Una vez contempladas, nunca podremos olvidar las imágenes de los bombardeos estadounidenses en alfombra sobre aldeas vietnamitas y las selvas circundantes.

Además de las víctimas de las operaciones militares abiertas y encubiertas de EE. UU., el capitalismo utiliza también formas más indirectas de daños colaterales: las personas de color que son desplazadas, conducidas a la desesperación y que mueren debido al aumento del nivel del mar, el calor extremo, los tifones a causa del cambio climático. El cambio climático provoca escasez de alimentos y hábitats ambientales hostiles que hacen imposible la subsistencia.

El capitalismo, corporaciones y naciones muy específicas son los principales impulsores de las alteraciones del clima que impactan de forma desproporcionada en las personas del Sur Global. Se estima que para 2050 habrá 143 millones de refugiados climáticos procedentes de las regiones de América Latina, África subsahariana y el sudeste asiático. El sistema económico dominante beneficia a las personas en EE. UU. y Occidente a expensas de los pueblos del Sur Global, cuyos recursos se saquean y cuya mano de obra y entorno natural se explotan para que corporaciones como Walmart puedan proporcionar productos baratos.

Los más explotados en el Sur Global son las mujeres, que realizan la mayoría del trabajo asalariado y no asalariado, y que sufren tanto la explotación económica como la violencia masculina. Son las mujeres del Sur Global las que más sufren por el cambio climático, ya que luchan cada vez más por mantener unidas a sus familias y comunidades en circunstancias de privaciones crecientes, violencia y guerra. Representan las intersecciones del capitalismo, el racismo y el patriarcado. Las personas más afectadas por el cambio climático son las menos responsables de causarlo.

Los manifestantes en Portland usaron sopletes, cuerdas y cadenas para derribar una estatua de Theodore Roosevelt como parte de un “Día de la ira de los pueblos indígenas” organizado el 11 de octubre de 2020 (Foto de Maranie R. Staab)

Hacia una sociedad libre

El movimiento Black Lives Matter, quizás el movimiento social más grande en la historia de EE. UU. -con entre 15 y 26 millones de personas que se estima se han unido a las protestas-, ha tenido que hacer frente tanto a la necesidad de llevar a cabo reformas como a violencia policial masiva y arrestos. Por ejemplo, en Portland, Oregón, desde que comenzó el movimiento, ha habido 6.000 casos documentados de uso de la fuerza por parte de la policía. Sin embargo, a pesar de la severa represión policial, el movimiento Black Lives Matter ha logrado cambiar el diálogo sobre la raza y ha ayudado a crear un nuevo “sentido común”. La participación generalizada y la persistencia de este movimiento están comenzando a cambiar la opinión de quienes no se ven personalmente afectados a diario por el racismo contra los negros. Cada vez más personas blancas comprenden mejor el papel que juega la supremacía blanca en la sociedad estadounidense y el papel de la policía en su defensa violenta. Lograr que una masa crítica de la población esté del lado de uno es crucial para que cualquier movimiento tenga éxito. El apoyo a Black Lives Matter alcanzó un punto culminante en junio de 2020 (67%) y, aunque disminuyó hacia finales del verano, todavía cuenta con el apoyo de la mayoría de los adultos estadounidenses. Al caminar por los vecindarios de las ciudades estadounidenses, pueden verse innumerables símbolos BLM en las ventanas de las casas.

Black Lives Matter es un movimiento tenaz y, aunque fluctúa, es muy probable que persista mientras la policía continúe asesinando a personas negras. Es un movimiento de base descentralizado liderado principalmente por mujeres negras. Al confrontar la supremacía blanca, el movimiento nos acerca a todos a una vida en una sociedad libre y cooperativa y nos ofrece la oportunidad de hacer conexiones con otras formas de opresión mientras nos muestra la manera de organizarnos para lograr cambios fundamentales. En la medida en que trabajemos para crear una sociedad en la que la vida de los negros importe, debemos comprender la necesidad de crear las condiciones materiales para que eso se materialice. Si la raza y la clase están íntimamente ligadas, el capitalismo también debe ser abolido en el curso de la liberación de todas las personas. El capitalismo, entrelazado con el racismo y el patriarcado, es la fuerza impulsora que está alterando el clima del planeta y amenaza el futuro de la humanidad.

Con casco, máscara de gas y protección para los ojos, un manifestante sostiene globos de colores y un escudo hecho en casa frente al Palacio de la Justicia Federal en el centro de Portland, Oregón, el 30 de julio de 2020 (Foto de Maranie R. Staab)

Las emisiones de carbono ya liberadas a la atmósfera continuarán calentando el planeta durante los próximos años. Aunque ya es insoslayable un cierto nivel de cambio climático, todavía es posible, a través de acciones radicales en la próxima década, dar a nuestros descendientes una mejor oportunidad de vida digna si disminuimos las posibilidades en curso de que hereden el entorno infernal en el que actualmente vivimos. En Portland, Oregón, miles de personas se movilizaron, defendieron las vidas de los negros, se pusieron máscaras de gas, hicieron escudos de protección y llevaron sopladores de hojas para protegerse de los gases tóxicos y las municiones menos letales utilizadas por las fuerzas federales. La gente hizo esto noche tras noche, sufriendo muchas heridas, hasta que esas tropas se retiraron. Aunque la policía local continuó con su brutalidad, se consiguió una victoria táctica inspiradora.

Aquellos de nosotros que nos dedicamos a organizar y teorizar debemos apreciar los puntos en común entre los movimientos y reconocer que estamos en esto para mucho tiempo. Si seguimos la lógica de Black Lives Matter hasta su conclusión, debemos trabajar para transformar en esencia la sociedad. Al adoptar un análisis anarquista e interseccional, podemos hacer conexiones y nutrir la solidaridad a lo largo de nuestra organización mientras nos enfrentamos juntos a un futuro incierto.

Paul Messersmith-Glavin es desde hace mucho tiempo un activista que forma parte del Institute for Anarchist Studies (IAS) y su periódico Perspectives on Anarchist Theory. Ha escrito el libro “Imperiled Life: Revolution Against Climate Catastrophe” (IAS/AK Press, 2012) y su ensayo “Between Social Ecology and Deep Ecology: Gary Snyder’s Nature Philosophy” apareció en “The Philosophy of the Beats” University Press of Kentucky, 2012.

Twitter @PaulMessersmith4  

Fotos de Maranie R. Staab, www.maranierae.comInstagram:@maranierae

Twitter: @maranierae

Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/12/29/black-lives-matter-and-the-future-of-humanity/

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la traducción.