Horacio Cartes, presidente electo, se reunió con Fernando Lugo, senador elegido y líder del Frente Guasú (FG), para proponerle una agenda común. Cartes expresa su preocupación por el 47% de pobres que tiene el Paraguay, por lo que pidió al ex mandatario ayuda desde el senado en su plan de combate a la pobreza. Simultáneamente […]
Horacio Cartes, presidente electo, se reunió con Fernando Lugo, senador elegido y líder del Frente Guasú (FG), para proponerle una agenda común. Cartes expresa su preocupación por el 47% de pobres que tiene el Paraguay, por lo que pidió al ex mandatario ayuda desde el senado en su plan de combate a la pobreza.
Simultáneamente se reunió con la representante del Banco Mundial, y en unos días recibirá una misión del más alto nivel del FMI, para el mismo fin: acordar una agenda común. Con todos quiere una agenda común.
Ayudado por Lugo pretende erradicar la pobreza, pero si existen responsables de la pobreza que quiere combatir son indudablemente el FMI y el Banco Mundial, que con sus recetas neoliberales, por años se encargaron de empobrecer a nuestros países. Algo no cierra en la agenda del futuro presidente.
En un país como Paraguay, el más desigual del continente, cuarto mayor exportador de soja en el mundo, y octavo exportador de carne, y con el 25 % de sus habitantes sufriendo hambre, Cartes tendrá que lidiar entre una sociedad al borde de la explosión social y sus aliados agroexportadores, principales responsables de la pobreza que en teoría pretende combatir.
El equipo económico de Cartes proclama, que gracias a una alianza con el sector privado va a lograr una inversión de más de 30.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Este colosal dinero, que hasta sus más cercanos dudan que se consiga, está orientado a la financiación de megaobras viales y de comunicación, para apuntalar aún más el agronegocio.
Paraguay sigue siendo un país agrario. El 37% de su población es rural, y es precisamente en esta zona donde se concentra la mayor pobreza del país, como consecuencia del avance agropecuario. El modo de producción campesino y el agronegocio son irreconciliables por la histórica disputa sobre la tierra que mantienen.
Cartes dice que reducirá la pobreza al 7% en cinco años, pero recurre a la asesoría del FMI para su programa de gobierno. Si las formulas económicas del FMI están llevando a la bancarrota a países ricos de Europa, ¿qué se puede esperar de sus recetas aplicadas en un país tan pobre como Paraguay? De llegarse a un acuerdo izquierda-Cartes, ni siquiera se lograría aquella quimera socialdemócrata, de humanizar el capitalismo, y lo más probable es que Lugo sólo pueda alcanzar a maquillar de progresismo la restauración neoliberal, conducida por Cartes.
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