Fotografías de la estancia del religioso paraguayo Fernando Lugo en Ecuador lo muestran con una larga melena y abundante barba que le daban un parecido con el Che. Prefería usar jeans, camisetas, sandalias y en ocasiones se ponía una boina negra con una estrella al frente. Entonaba la guitarra y además de los cantos religiosos […]
Fotografías de la estancia del religioso paraguayo Fernando Lugo en Ecuador lo muestran con una larga melena y abundante barba que le daban un parecido con el Che. Prefería usar jeans, camisetas, sandalias y en ocasiones se ponía una boina negra con una estrella al frente. Entonaba la guitarra y además de los cantos religiosos en guaraní gustaba de los de protesta. «A desalambrar, a desalambrar, que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel…», es parte de una canción del cantautor uruguayo Daniel Viglietti que era una de sus favoritas. Monseñor Lugo, como lo llaman sus seguidores, confiesa que su estancia con los pobres de Ecuador marcó profundamente su vida, influyó de manera directa en su formación ideológica y visión social, esa que aporta a la política del Paraguay hoy y hace que Carmen, una mujer pobre, exprese que será un buen presidente su «padrecito».
Lanzado a la escena nacional tras encabezar una multitudinaria marcha opositora en marzo del año pasado, Lugo renunció a fin del 2006 a su obispado. «Yo nunca me había imaginado candidato. Fue un proceso acelerado, que se apuró en el último año. Nunca pude pensar que se reunieran 100.000 firmas en tan poco tiempo, para pedir que yo tuviera las manos libres. Ni siquiera tuve tiempo de tomar conciencia del desafío», admitió. Sobre los gobiernos vecinos a la nación suramericana dijo que Paraguay «no puede seguir siendo una isla en la región, y tiene que estar a la altura de los acontecimientos».»Hay que atender la desigualdad, la pobreza, la diversidad social… Son problemas antiguos a los que no se pudo responder desde un Estado que no está acorde a esas necesidades. Y a esto hay que buscarle variantes dentro del contexto político que existe ahora en la región. No vamos a desentonar», ha dicho el ex prelado en declaraciones a la prensa.
Fernando Lugo, de 55 años de edad, fue jubilado en 2004 de su cargo de obispo en el departamento de San Pedro por el entonces papa Juan Pablo II sin difundirse los motivos. Zacarías Ortiz, obispo de la diócesis de Concepción y vocero de la Conferencia Episcopal, expresó a los periodistas para explicar la última decisión papal, que Lugo «ya no puede oficiar misa ni actuar en nombre de la Iglesia». «Nuestro hermano Lugo presentó renuncia a su estado clerical el 25 de diciembre pasado enviando una nota al Vaticano. Inmediatamente fue amonestado para que recapacitara porque un prelado aunque esté inactivo no se desliga de la Iglesia por propia decisión», aclaró el obispo, quien advirtió que, «como monseñor, Lugo continuó haciendo política, ahora fue suspendido pero sigue ligado a la jerarquía. Si insiste en sus actividades políticas, seguramente será excomulgado». «Pero se debe tener en cuenta que la suspensión de Lugo ocurre en el ámbito eclesiástico y no civil: significa que como ciudadano paraguayo en uso de sus facultades puede ser candidato a jefe de Estado».
Frente a la preferencia de los pobres el Presidente paraguayo y los colorados (partido gobernante) no escatiman epítetos, le dicen: «¡Lucifer!». Pero Monseñor Lugo no se molesta. «Yo creo que estoy preparado para soportar las calumnias. Decidí incursionar en la política para tres cosas: para sumar, para aportar y para construir. Críticas así, ni suman ni aportan ni construyen. Por eso no les doy importancia. Los paso por alto. Yo no creo en las críticas que solamente buscan excluir. Yo creo en la unidad en la diversidad. El presidente Nicanor Duarte también acusó a Chávez de financiar la campaña de Lugo, algo que desmintió Caracas y el propio Lugo: «No he hablado con Chávez, pero hablar con él no es pecado, creo yo» ironizó. «Es una preocupación de Nicanor. No tengo contactos con él. No conozco personalmente a Chávez», dijo.
En medio de los cambios que se respiran en América Latina, con el surgimiento de una nueva era político-social, Lugo ha pedido a su pueblo ejercer con coraje su condición de soberano y sumarse «a la gran cruzada para limpiar a la República de la maleza perversa». Paraguay es la nación de América Latina que menor presupuesto destina a salud, educación y combate a la pobreza, indica un informe sobre Gasto Social en el Presupuesto, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (PNUD). El 60% de la población total del país es pobre, el 32% de la población total del país vive en extrema pobreza. De cada 10 paraguayos pobres, solo uno posee seguro médico público, prácticamente el 100% a nivel nacional no lo posee. El 25% de los paraguayos pobres extremos acuden a curanderos o farmacéuticos. De cada 10 paraguayos pobres, solo cuatro asisten a instituciones educacionales
Muy contradictorio también resulta el hecho que siendo un país rico en recursos hídricos, actualmente unos dos millones de paraguayos aún no acceden al servicio de agua potable, es decir casi la mitad de los habitantes están privados del líquido, reconoce el PNUD. Y por si fuera poco, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el 80% de las tierras paraguayas está en manos de los latifundistas. A estas realidades se suman la necesidad de mejores sistemas de control y mayor compromiso no sólo del Estado, sino también de la sociedad civil, de las organizaciones no gubernamentales y de las empresas.
Ante tal situación, el ex obispo Lugo, se perfila hoy como una alternativa de cambio para Paraguay, algo que tiene muy preocupada la rica clase gobernante paraguaya y a Washington con serios intereses geopolíticos en la región. No se trata sólo de que un religioso represente el cambio, sino que el cambio posible es terrenal.