El nuevo presidente de el Salvador Elías Antonio Saca dio un discurso diferente al de Paco Flores cuando éste se hizo Presidente hace cinco años; Paco usó siempre más flores en su discurso, más figuras, pero menos claridad, Saca, por el contrario resulta ser más claro, pero menos definitivo. Tanto en su discurso, como en […]
El nuevo presidente de el Salvador Elías Antonio Saca dio un discurso diferente al de Paco Flores cuando éste se hizo Presidente hace cinco años; Paco usó siempre más flores en su discurso, más figuras, pero menos claridad, Saca, por el contrario resulta ser más claro, pero menos definitivo.
Tanto en su discurso, como en su gabinete son dos los elementos políticos que configuran el rumbo de su gestión, estos son: La lealtad a la lógica neoliberal y el populismo de su discurso. Ambos componentes se necesitan y también se niegan mutuamente, pero en una primera mirada resulta intrigante el uso de estos recursos, veamos algunos encuentros y desencuentros entre ambos; Resulta que el nuevo Ejecutivo es la continuidad de los tres Ejecutivos anteriores y esto aparece confirmado en el discurso cuando se afirma que «tenemos un rumbo probado y es el que vamos a seguir», también el gabinete es el equipo perfecto, casi insuperable y escogida con mano maravillosa para aplicar un proyecto neoliberal. Este equipo entiende hasta el tuétano de su alma que el mercado debe sustituir al Estado, sabe que el Estado no debe intervenir en la economía y sabe, además, que el mercado debe regular al Estado y a toda la sociedad.
Este equipo entiende al Estado como la empresa idónea para producir ganancia y es representante de toda la lógica que durante 15 años ha desmantelado al Estado de su sentido público, de sus bienes públicos más importantes y ha convertido a la sociedad en un totalizante mercado persa; ahora bien el país es más pobre que nunca, pero los banqueros son más ricos que nunca; el país es menos productivo que nunca y la banca es más especulativa que nunca, el empleo es un bien más raro que nunca y la explotación de los trabajadores es más cotidiana que nunca; en fin, el nuevo Ejecutivo representa la misma política de hace quince años, la misma lógica; pero enfrentado a un pueblo victimizado e indignado, con un agregado populista que no tenían los gobiernos anteriores.
Se
llama populismo al discurso y ala política que busca hacerse popular a costa de exaltar la vinculación con los sectores de los pueblos destacando, los intereses mayoritarios; pero actuando en sentido contrario, es decir en defensa de los intereses minoritarios poderosos; ¿Porqué el nuevo Ejecutivo necesita el populismo? Sencillamente porque después de quince años el sistema político luce en crisis, los partidos políticos desacreditados, la pobreza omnipresente, el desempleo mordiente, y todo esto aparece en la conciencia del pueblo como consecuencia de quince años neoliberales. Es decir, que esta lógica ha fracasado en darle bienestar a la sociedad, pero ha triunfado en darle control del Estado al capital financiero; así las cosas más neoliberalismo sólo es posible mediante dos vías: Usando la represión o usando populismo junto con represión. Se trata en el fondo, de un requisito de gobernabilidad que tiene dos componentes: La represión para enfrentar la creciente resistencia del pueblo hambreado y el discurso populista para menguar, confundir o dividir el esfuerzo social de las comunidades.Este es un estilo frecuente de las dictaduras, las cuales levantan el cuchillo en una mano y el olivo en la otra y siempre es la decisiva la que tiene el metal. Un componente sensible de esta política es el planteamiento de concertación, el cual está negado y cegado con anticipación porque en ningún caso puede concebirse ningún cambio de rumbo, ni de política y toda posibilidad de concertar exige aceptar él rumbo establecido desde hace quince años.
Cogobierno llaman las Derechas a todo intento de negociar cualquier cambio de política y es declarado, de una vez, inaceptable; quien no acepte estas reglas del juego es considerado y llamada necio y es sacado de toda posibilidad de concertar.
Bienvistas las cosas este Ejecutivo carece de espacios políticos para negociar con nadie, es decir que carece de posibilidades de maniobra, porque a diferencia de Cristiani, que usufructuó el fin de la guerra; de Calderón Sol que todavía navegó en la posguerra y de Paco Flores que pudo usar a los terremotos e imponer la dolarización, el gobierno de Saca se sitúa en la cresta de una hirviente caldera social de 15 años que conjunta desencanto, desconfianza, ira, malestar y protesta.
El neoliberalismo niega toda política social, porque ésta, la política social, supone siempre un Estado en pleno ejercicio de sus funciones públicas, es decir de su poderío y recursos establecidos por la Constitución del Estado. La función social supone siempre una inteligencia pública que es la estatal y el neoliberalismo supone una inteligencia privada, que niega a la pública, y que es el predominio total del capital privado. Se trata de una relación de enemistad que, repito, se niega mutuamente y ningún gobierno neoliberal, que empeña los bienes públicos, puede, ni mínimamente atender con eficiencia la salud pública, la educación pública, los Derechos Humanos, defender el ambiente y la naturaleza, los derechos de la Mujer, la soberanía estatal, la economía nacional, el mercado nacional y el Estado de Derecho; todo esto, de respetarse y cumplir se, haría imposible el neoliberalismo, porque esto establecerá el predominio de lo público sobre lo privado, tal como manda la Constitución de El Salvador.
El nuevo Ejecutivo privatizará la salud pública, privatizará el agua y todo lo que falte y constituye negocio para la cúpula empresarial, para esto, utilizarán la concesión del artículo 120 de la Constitución, votada por todos los partidos hace unos seis años, también aumentará el sometimiento a la voluntad de Washington, y desarrollará el autoritarismo característico del gobierno de Paco Flores, es decir, que la soberanía será una moneda de muy rara circulación. Populismo neoliberal es el nombre de la política actual y sin duda chocará con la realidad de la mayoría del país, esta parte grande de la sociedad, que es el pueblo, sabe muy bien que la única esperanza es la que se construye abajo, en la sociedad y adentro de la vida, es la que nace de la lucha cotidiana, sabe muy bien que arriba no mora la esperanza y que el mismo cielo es hoy una tierra con vida, la lucha por esta tierra, se desarrolla a ras de la vida y es la lucha por el pan, la dignidad, el agua potable y los Derechos Humanos de mujeres y hombres.
Dagoberto Gutierrez es miembro de la Tendencia Revolucionaria de El Salvador.