La Policía trató de impedir por todos los medios que los seguidores de los Hermanos Musulmanes pudieran votar en la última jornada de las elecciones parlamentarias egipcias. Para ello no dudó en reprimir con fuego real las manifestaciones de protesta ante los blindados colegios electorales, dejando un saldo provisional de siete muertos. Horas antes de […]
La Policía trató de impedir por todos los medios que los seguidores de los Hermanos Musulmanes pudieran votar en la última jornada de las elecciones parlamentarias egipcias. Para ello no dudó en reprimir con fuego real las manifestaciones de protesta ante los blindados colegios electorales, dejando un saldo provisional de siete muertos. Horas antes de la apertura de las urnas, la Policía detuvo a un millar largo de islamistas en las nueve provincias donde tenía lugar la segunda vuelta de la tercera ronda de los comicios, iniciados el 9 de noviembre. Hasta ayer, y pese a presentarse en una cuarta parte de las circunscripciones, los islamistas tenían asegurados 76 escaños y todo apunta a que, pese a la represión, sumarán más de un centenar de diputados, lo que les sitúa como única y potente oposición al régimen de Mubarak.
La Policía egipcia bloqueó el acceso a los colegios electorales y reprimió a tiros las protestas de los seguidores de los Hermanos Musulmanes, matando a al menos siete de ellos y deteniendo a un millar largo.
La de ayer era la sexta jornada de un maratoniano proceso electoral que comenzó el 9 de noviembre. El régimen egipcio no sólo siguió con la tónica de las anteriores citas electorales sino que batió su propio récord.
121 escaños estaban en juego en esta segunda vuelta de la última ronda, en las provincias de Daqahlyia, Sharqia, Kafr El Sheij, Damieta, Sohag, Aswan, el Mar Rojo y las dos provincias (norte y sur) del Sinaí.
Los Hermanos Musulmanes, que ya se han asegurado 76 escaños, presentaban ayer tan solo a 35 candidatos. Presentación electoral muy comedida, que han mantenido como estrategia durante todos los comicios, por temor sin duda a que su triunfo electoral se convirtiera en su tumba, política y física.
Y lo ocurrido ayer confirma todos los temores de los islamistas. Tres de sus simpatizantes murieron por disparos de la Policía y otro resultó gravemente herido en Damieta, en la costa mediterránea. Otros tres islamistas murieron en Sharqia, al norte de El Cairo. Otro murió a tiros en Daqahlyia.
En el Delta del Nilo, bastión islamista, la Policía, apoyada por hombres armados del PND, del presidente, Hosni Mubarak, impedían el acceso a los colegios. «No dejan votar a nadie que no enseñe el carnet del PND», denunciaba Said Abdel Dayyem, simpatizante de los Hermanos Musulmanes.
En Al-Azizya, población del delta situada 60 kilómetros al norte de El Cairo, una multitud respondió a pedradas a la Policía que, tras intentar durante horas dispersarla con gases lacrimógenos, se vio forzada a abrir los colegios electorales. «¡Rápido, a votar!», urgían los portavoces de la manifestación.
Por todo el país, los votantes coreaban conocidas consignas islamistas como «Ya viene, ya viene (la Hermandad)», o «Con el alma y la sangre nos sacrificamos por tí, islam».
«La Policía nos ataca. No quieren que votemos, igual que la semana pasada», denunciaba, con la cabeza ensangrentada, Abdelsattar al-Mallah.
Similares incidentes tuvieron lugar en Kafr El Sheij (norte) y en el norte del Sinaí, bastión islamista cercano a la palestina Franja de Gaza.
El régimen de Mubarak llegó a suspender la votación en tres circunscripciones, cada una de las cuales elegía respectivamente a dos candidatos.
Represión policial y suspensiones oficiales componían un cuadro dantesco, con la Policía poniendo todo tipo de trabas a votantes, periodistas, interventores o miembros de ONG.
Veto a Al Jazeera
La Policía impidió a un equipo de la televisión árabe Al Jazeera la entrada a Damieta, escenario más sangriento de la represión policial de ayer.
El Ministerio de Interior egipcio no tuvo empacho alguno en calificar la jornada electoral de «satisfactoria» y «muy positiva». Muy positiva para el PND de Mubarak, cuyo secretario general, Sawfat al Sharif, se congratuló de que acariciaba la mayoría absoluta.
A EEUU le preocupa sólo un candidato
«Hemos visto sucesos en las últimas dos semanas durante las elecciones que suscitan una seria preocupación sobre el rumbo de la reforma liberal en Egipto», señaló el portavoz adjunto del Departamento de Estado de EEUU, Adam Ereli. Ereli no se refería a la brutal represión contra los islamistas, sino al regreso a prisión de Ayman Nur, rival de Mubarak en las presidenciales y que no logró revalidar su escaño en la primera ronda de las legislativas, que culminó ayer. –
Democracia e islam
Dabid LAZKANOITURBURU
«¿Son compatibles la democracia y el islam?», se preguntaban hace días, con motivo, de la cumbre euromediterránea de Barcelona, sesudos analistas de la cosa internacional. Coincidiendo con el debate, y en la otra orilla del Mare Nostrum, la Policía egipcia detenía a centenares de islamistas y disuadía, con fuego real, a los potenciales votantes. Por si entonces no hubiera quedado claro, el regimen de Mubarak presidente tan homologado por Occidente como dictador odiado por los egipcios decidió ayer reafirmar su razonamiento. El resultado, a la vista.
A estas alturas resulta ingenuo recordar que las elecciones en Serbia, Georgia, Ucrania y Kirguizistán fueron como la patena si las comparamos con el proceso electoral de Mubarak, lo que no impidió a sus gobiernos respectivos ser derrocados por las «revoluciones coloristas» auspiciadas en los últimos años por Occidente.
Más que ingenuo, resulta temerario si tenemos en cuenta los recientes procesos «electorales» en Afganistán y en Irak. Eso por no recordar la Chechenia de Putin.
Los Hermanos Musulmanes egipcios han decidido sacar la pata en estos comicios sólo han presentado candidatos en una cuarta parte de las circunscripciones-. Recuerdan lo que les ocurrió a sus hermanos argelinos, que con su triunfo «provocaron» un golpe de estado y, a la postre, una guerra civil.
Han sacado la pata y han mostrado al régimen de Mubarak el abismo, «provocando» un cruento pucherazo electoral.
¿Son compatibles el islam y la democracia? Si hablamos de democracia occidental, rotundamente no. Y la responsabilidad no recae precisamente en el islam. –