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República Dominicana

En el 52 aniversario, posición del Movimiento Popular Dominicano sobre la situación política nacional

Fuentes: Rebelión

La coyuntura política nacional está atravesada por la disputa electoral entre las opciones tradicionales del sistema de partidos. La polarización que ha acontecido en los procesos electorales de los últimos 30 años es el factor más evidente. En esta ocasión esta polarización se produce entre el partido gobernante, el PLD, y el PRD. Ambas organizaciones […]

La coyuntura política nacional está atravesada por la disputa electoral entre las opciones tradicionales del sistema de partidos. La polarización que ha acontecido en los procesos electorales de los últimos 30 años es el factor más evidente. En esta ocasión esta polarización se produce entre el partido gobernante, el PLD, y el PRD. Ambas organizaciones se han alternado en el poder en los últimos tres periodos electorales, al tiempo que el PRSC se desarticula, fruto de la división, o es asimilado o cooptado por la fuerza centrípeta del clientelismo, utilizada por las fuerzas politiqueras que se disputan el pastel.

Todas las señales, hasta el momento, apuntan hacia un proceso de votaciones reñido, sin definiciones en primera vuelta. No es descartable el fraude, aunque fuere de impacto limitado. Y algunas alianzas que no se han configurado, como la de «la Cuarta vía» con el PRD, o la del reformismo o importantes sectores de dicho partido con el PLD, podrían polarizar aún más la contienda, aunque en el caso del reformismo, existe la voluntad de posicionarse en tercer lugar con un 10% o más de los votos para venderse al mejor postor, existe un proceso erosivo que podría forzar su definición antes de llegar al 16 de mayo.

El uso descarado de los recursos públicos para imponer la reelección, enfrentado por una maquinaria electoral con grandes ambiciones, con vocación de poder y con muchos recursos también, augura álgidas confrontaciones entre los principales contendores, dispuestos a jugárselas todas en la disputa del poder.

Factores geopolíticos también estarán incidiendo en el desenlace del proceso electoral nacional, el más importante de los cuales lo constituye las presiones imperiales por el sostenimiento del sistema, por la salida sin traumas y la conciliación de las contradicciones al interior del orden.

En torno al desenlace electoral, dos escenarios alternativos pueden preverse: el de la reelección de Leonel o el del triunfo de Miguel Vargas. El primer caso mantiene niveles altos de probabilidad, aunque sería el resultado de maniobras diversas, algunas de las cuales podrían poner en cuestionamiento la legitimidad de los resultados, salvo que el porcentaje de votación obtenido sea muy elevado en relación a la oposición, cosa que es dudosa, debido al deterioro sufrido por el gobierno a consecuencia de la dinámica de protesta, del desgaste del poder, del manejo inadecuado de las tormentas Noel y Olga y de los últimos casos de escandalosa corrupción.

Este escenario ofrece una perspectiva de difícil gobernabilidad. Un gobernante desgastado, un pueblo sin ninguna expectativa de cambio ni de mejoría y una fuerza opositora frustrada y radicalizada. Además de que, la crisis interna en el PLD, que ha sido postergada, estallaría y tendría como consecuencias una purga, que se llevaría de encuentro a Danilo Medina y sus principales colaboradores. Estaría caracterizado por una mayor corruptela y perversión descarada. A esto se sumaría la recesión económica, en marcha, de los países imperiales.

El segundo escenario, el del triunfo del PRD, también con altas probabilidades, pues es sabido que en el país, la gente vota en contra del que está y eso podría favorecer a Vargas, que es un candidato que no ha logrado concitar muchas expectativas fuera de las propias fuerzas perredeístas, aunque con mayor posibilidad de conseguir otras fuerzas para crecer en una segunda vuelta. Las luchas sociales resurgirían con más lentitud, luego que las expectativas de cambio se desvanezcan.

Por ambas vías, por la de la reelección o la del triunfo del PRD, caminaríamos hacia una profundización del agotamiento del modelo político, hacia el aumento de la pobreza y de la brecha social. Por ambas vías arribaríamos a una situación de mayores confrontaciones sociales y a la necesidad de un cambio político-social. Ambas vías servirían de escenario al levantamiento espontáneo de las masas o a la movilización vanguardizada del pueblo. Todo depende de los esfuerzos que realicemos los revolucionarios para ponernos a tono con la situación del país, no importa cual sea la ruta por la que debamos transitar hacia el poder. No sabemos quien va a ganar, pero sabemos de antemano quien va a perder, pues gane quien gane, el pueblo perderá.

La izquierda y la particicipacion electoral

A estas alturas de la contienda, polarizado como está el proceso, será irrelevante cualquier participación de sectores de izquierda. No existe posibilidad de generar algun entusiasmo en sectores significativos del pueblo y el sectarismo, y la dispersión de objetivos tácticos, ha dificultado un acuerdo en torno a una candidatura unitaria, a pesar de que diversas fuerzas hemos expresado tener voluntad de caminar en ese sentido. De las principales fuerzas de izquierda, solo la Fuerza de la Revolución (FR) y el Partido Comunista del Trabajo (PCT) persisten en la idea de avanzar con Guillermo Moreno. Este es un candidato con un perfil de honestidad y un discurso progresista, no obstante tiene pocos vínculos con el pueblo, no ha despertado entusiasmo y, en ocasiones pareciera temerle a la izquierda.

A estas alturas, persistir en un esfuerzo por articular una candidatura más que hacernos avanzar puede desgastarnos, consumir energías y recursos y acumular derrotas. No obstante este criterio, brindaremos nuestro apoyo moral y colaboraremos.

Superar las derrotas

En esta coyuntura todos nuestros esfuerzos deberán orientarse a dotar al pueblo de una cadena de victorias, pequeñas y grandes, que generen una nueva subjetividad. Desde los años 60, la izquierda dominicana ha sufrido una serie de golpes, producto mucho de ellos de la sagacidad y el arrojo con que se lanzó a la lucha por el poder, otro fruto de errores de apreciación, de métodos equivocados o del accionar fuera tiempo o de espaldas a las aspiraciones populares, como también fruto de una inadecuada evaluación de la correlación de fuerzas, o sencillamente por actuar detrás de los acontecimientos que muchas veces se han presentado en forma espontánea.

Los fracasos, nos han dividido, nos han dispersado y nos han convertido en «fuerzas» imposibilitadas de crear coyunturas de poder o de aprovechar las fisuras que el propio sistema genera. Claro que la lucha no ha dejado sólo fracasos, muchas son las epopeyas victoriosas del pueblo dominicano y de las fuerzas de izquierda, a pesar de las cuales no hemos alcanzado el poder.

Sólo el poder derrota a la derrota

El gran desafio de los revolucionarios es hacer la revolución. Y en el caso dominicano este es un desafio grandioso porque ni existen las condiciones sujetivas ni tenemos fuerzas suficientes para contribuir a crearlas en el corto plazo. De ahí que, en este momento, el primer problema estratégico es el de la subjetividad y el principal problema táctico es encontrar los caminos más cortos para la acumulación de fuerzas, que posibiliten una nueva correlación en el país, favorable al avance del proceso revolucionario.

Cuando nos referimos a la subjetivad estamos pensando en la vocación de poder, en la unidad de los revolucionarios y las alianzas en amplitud, en la construcción de una vanguardia, en la psicología del poder, etc. Lo táctico, a su lado, tiene que ser resuelto encontrando salidas concretas a la dicotomía entre las aspiraciones máximas y lo que es posible. Ambos aspectos tienen que estar conectados con la búsqueda del poder, que es la única manera de redimir a los desgraciados y desatar las energías transformadoras.

Nuestra fortaleza estratégica consiste en unificar las diversas fuerzas alrededor de un programa coherente y común para alcanzar el poder, y desde éste resolver las apremiantes aspiraciones del pueblo y que conciernen al Estado Nacional.

De ahí la necesidad de profundizar la unidad de izquierda, de los sectores democráticos, y del movimiento social en lucha. Necesidad de construir una poderosa alianza democrático-popular con autoridad política suficiente para desafiar a las fuerzas conservadoras en el campo que nos convoque el devenir futuro.

El proceso unitario

El proceso unitario que hoy nos convoca, y que expresa una sentida aspiración del pueblo y del campo progresista y popular, es un proyecto que procura una coordinación en amplitud, no sólo de la izquierda revolucionaria, sino de todos los sectores, grupos y liderazgos que pugnan por una salida democrático-popular a la situación dominicana; tal como lo están exigiendo las circunstancias histórico-política de nuestro país, donde el sistema de partido tradicional ha caído en un letargo de inoperancia, falta de credibilidad, descrédito, y que ya no tiene nada más que ofrecerle a la nacion, que no sea el reciclaje y la reedición de la crisis económica, social y política.

Tenemos la convicción de que la forma de arribar a esa gran alianza parte de la coordinación de base, de la lucha social, y del trabajo permanente en los sectores interesados en un cambio democrático profundo.

En este aniversario 52, el MPD anuncia al país su compromiso de contribuir a la revertir la situación subjetiva del pueblo y, por tanto, de los(as) revolucionaros(as) dominicanos(as).

Ponemos como elemento dinámico de primer orden, el profundizar la lucha popular y la acción directa. Los esfuerzos por soldar una coordinación de izquierda sólo tiene sentido en el marco de la lucha y la unidad cotidianas y de las conquistas tangibles: sustento de la construcción de fuerzas sociales alternativas.

Elecciones 2010.

Desde este momento estamos obligados a avanzar en una política de inserción popular y en el despliegue de una estrategia político electoral de cara a las elecciones del año 2010.

Esto incluye el que nos pongamos al frente de la tormenta social, potenciando el liderazgo que surge de la misma y la expansión de nuestra influencia.

Consideramos que en esta perspectiva la actitud de la izquierda debe estar orientada por la objetividad y la modestia. No se trata de participar por participar. Creemos pertinente que la alianza democrático-popular sólo presente candidaturas en aquellos municipios donde el movimiento social y sus luchas reivindicativas hayan desarrollado liderazgos locales. Referentes políticos confiables y reconocidos a partir de su influjo, su compromiso y su práctica solidaria.

Aspiramos a que el acumulado de la lucha del movimiento social y sus instancias representativas, que las batallas recurrentes por la solución a las demandas cotidianas del pueblo, encuentren un cause de de expresión política para dar la pelea a los partidos tradicionales en la disputa de los poderes local y nacional.

¡Loor a los padres fundadores de nuestra nacionalidad!

¡Loor a nuestros mártires y héroes!

¡Viva el glorioso Movimiento Popular Dominicano, MPD!

¡Viva Maximiliano Gómez, El Moreno!

Comisión Política