SOS por Nicaragua, Dolor por Nicaragua, Las venas abiertas de Nicaragua, o el Nicaragua-Nicaragüita que apela desde las entrañas a la canción de los Mejía Godoy, nos interpelan en numerosos y diversos artículos y opiniones, nos preguntan, nos insisten en no quedarnos en Silencio cómplice ni en aplausos para nuevas masacres contra nicas. Y desde […]
SOS por Nicaragua, Dolor por Nicaragua, Las venas abiertas de Nicaragua, o el Nicaragua-Nicaragüita que apela desde las entrañas a la canción de los Mejía Godoy, nos interpelan en numerosos y diversos artículos y opiniones, nos preguntan, nos insisten en no quedarnos en Silencio cómplice ni en aplausos para nuevas masacres contra nicas.
Y desde Asturias, que tantísima implicación tuvo en los años 80s con Nicaragua, pese a la disparidad de interpretaciones y sorpresas que lo que está ocurriendo en Nicaragua nos produzca, pese a la «prudencia» máxima para no apresurarse en simplificaciones y corsés acomodaticios que nos alejan de la realidad de las personas nicas, No, No nos corresponde ningún silencio para con Nicaragua.
En cambio las preguntas y las incertidumbres son muchas.
Y la Memoria y el relato histórico de la «Nicaragua tan violentamente dulce» de Julio Cortázar, habría que reproducirlo para que nuestra juventud la haga suya, y para que las «batallitas» de la fraternidad asturiana nica que tiene raíces profundas en personajes como Gaspar García Laviana sea también parte de los análisis.
Con una fecha parteaguas divisoria: hasta 1990, cuando los sandinistas pierden elecciones y la RPS, la revolución popular sandinista agredida militarmente por EEUU, concluye para siempre. Hasta 1990 una potente, profunda historia de rebeldía, de insurrección popular, de triunfo un 19 de julio, de guerra de agresión «contra», de miles de personas viajando de acá para allá, en brigadas, en acompañamiento, en apoyos diversos, en campañas muy efectivas y exitosas de divulgación, poniendo el cuerpo a la solidaridad asturiana.
Después del 90… 17 años de gobiernos neoliberales, y después el triunfo electoral de «otra cosa» distinta del sandinismo, y 11 años de control total de la pareja Ortega-Murillo, caricatura grotesca, que de ninguna de las maneras puede considerarse «de izquierda».
A las inquietudes y preguntas que nos hacemos, que no han surgido únicamente en abril con las movilizaciones estudiantiles ante los incendios de la reserva Indio Maíz o las aplicaciones gubernamentales de las recomendaciones del FMI, sino que «han llegado» incluso a contárnoslas a Asturias gentes como la comandante Baltodano, o el ex ministro de cultura Ernesto Cardenal, o el comandante y ex ministro de planificación Henry Ruíz, a esas preguntas e inquietudes sobre las deformaciones de gobierno han ido respondiendo no solamente las protagonistas directas de la RPS sino muchas de sus amigas de entonces desde el campo internacionalista: Léanse combatientes de apoyo desde Chile, desde Perú, desde Uruguay. Y también desde nuestra península como Boaventura Souza, Lidia Falcón, Iosu Perales, y otros cientos.
Y se han conformado dos bloques claros de «opinión», ambos desde el dolor, y sustentados desde confirmaciones distintas:
¿El gobierno de Ortega-Murillo es de izquierdas y por lo mismo hay que defenderlo a como de lugar? O por el contrario la constatación de que poco o nada de izquierdas tiene este gobierno que ha sustentado sus apoyos en condenables pactos con el empresariado y con las partes más retrógradas de las iglesias católica y evangélicas, e incluso con EEUU.
Una «Nicaragua cristiana, socialista y solidaria», que veíamos en la cartelería oficial con las tres caras de Daniel-Obando-Rosario, que de un modo casi patético encubría el autoritarismo político acompañado por la creciente patrimonialización del Estado por parte de la familia Ortega que acumuló riqueza y se perpetuó en el poder.
¿Se restringe el socialismo a programas asistenciales, paternalistas, mientras decenas de miles de nicas salen por la frontera con Costa Rica?
Entre otras muchas concesiones a la Iglesia, una de las primeras leyes del nuevo gobierno sandinista en 2006 fue aprobar la ley de prohibición total del aborto, incluso en casos de violación o de peligro para la vida de la mujer, en un país tan machista y con tan alta incidencia de violencia contra mujeres y niños.
Y el pacto con las élites económicas se produjo por la sumisión del programa sandinista al neoliberalismo, con la desregulación de la economía, la suscripción de tratados de libre comercio y la creación de sociedades público-privadas que garantizaban jugosos negocios al sector privado capitalista a costa del erario público, el acuerdo con el ex presidente Arnoldo Alemán, considerado uno de los jefes de Estado más corruptos del mundo.
Por ello no extraña que Ortega fuera el primero en reconocer a JOH como presidente de Honduras, pese a estar acusado de fraude.
Sin embargo la crisis social solo fue atenuada debido a la generosa ayuda de Venezuela que permitió algunas políticas sociales compensatorias: Un parasitismo de Ortega-Murillo seguramente soportada por el bolivarismo por razones geoestratégicas, a sabiendas tal vez del uso abusivo y familiar de esa contribución del Alba.
«¿Puede un gobierno continuar denominándose de izquierda (y hasta revolucionario) a pesar de seguir todo el ideario del capitalismo neoliberal con las condiciones que este impone y las consecuencias que genera? ¿Hasta qué punto las alianzas tácticas con el «enemigo» se transforman en la segunda naturaleza de quien las protagoniza? ¿Por qué las alianzas con las diferentes fuerzas de izquierda parecen siempre más difíciles que las alianzas entre la izquierda hegemónica y las fuerzas de derecha?», nos interpela y se pregunta el profe portugués Boaventura Souza.
«Se construyó una alianza con el gran capital. Es el Modelo de Alianza Público Privado que aplaude la derecha mundial, el FMI, el Banco Mundial y las grandes Corporaciones e Inversionistas. La derecha económica y política, el capital en una sola palabra, es quien gobernaba junto a Ortega, hasta abril de este año en que se produjo la ruptura.»
El caso más brutal es el de la Ley para la concesión CANALera con la que el orteguismo entregó la soberanía del país a los intereses corporativos extranjeros. Pero también son onerosas otras concesiones, mineras, forestales, pesqueras..
Y entonces, en abril, ¿por qué esos poderosos aliados de Ortega-Murillo quiebran el pacto?
¿En abril hay una insubordinación cívica elementalmente democrática? ¿o todo es CIA e imperialismo?
Según la exministra y comandante de la Revolución Mónica Baltodano. «Lejos de procesos de formación política, los jóvenes fueron entrenados con la lógica de cumplir las órdenes de la pareja, y en la idea de que el mandato de Ortega y Murillo deviene de la voluntad divina, como se decía de los antiguos Césares.»
Y se produce una sublevación popular y juvenil contra las medidas neoliberales de un gobierno capitalista.
Pero la explosión popular frente a la represión encontró al pueblo de Nicaragua desarticulado y desorganizado, y con todos los mecanismos de dominación bien concentrados en pocas manos de decisión.
Y llegamos a estas semanas en que en medio de un supuesto Diálogo la represión se desata y aumenta.
¿Cómo hay muertos de parte y parte… se da cabida a la «defensa» a ultranza de la pareja gobernante, no sea que caigamos en manos del imperialismo? ¿no constituye ese posicionamiento un apoyo a la represión, a la anunciada «autodefensa» de Ortega el 19 de julio en la plaza de la Fe-Juan Pablo II (¿por qué los Ortega-Murillo con su inmenso poder no le han querido cambiar el nombre a esta Plaza, que rememora el ataque feroz de Wojtyła a la RPS?).
Si se dice que Roosvelt reconocía que Somoza era un hijo de puta pero era «nuestro hijo de puta» para defenderlo, ¿tenemos desde las izquierdas que tener la misma posición de reconocer en Ortega «a nuestro hijo de puta» y defenderlo numantina y perversamente?
¿Cuánto de desacierto o de acertado tiene la comparación con Venezuela?: poco o nada de semejante hay con el intento golpista contra Venezuela por más que Ortega intente arroparse en esa manta.
Si no hay condiciones para una real y profunda sublevación popular como la de 1979, entonces ¿debemos apoyar el nepotismo actual para no dejar al país en manos del imperio?. Tan simples no pueden ser las izquierdas. Entre otras cosas porque perderíamos a Nicaragua para Siempre al arropar la caricatura extrema de gobierno actual, sepulturero y sepulturera de la que fue heroica y querida RPS revolución popular sandinista de 1979 a 1990.
«El futuro revolucionario y socialista de Nicaragua no saldrá de la actual dirección del FSLN, envilecida por estos crímenes y que negocia a trastiendas con el COSEP, sino de los jóvenes universitarios y barriales, quienes deberán construir un partido revolucionario que recupere el programa de transformaciones por el que cayeron los mártires de la Revolución de 1979», opina Baltodano.
¿O le cabe a todo el «sentimiento» sandinista-antiimperialista y anticapitalista (mucho más que el funcionariado del FSLN actual) un espacio de recomposición y de sublevación para imponer una agenda que impida la asunción directa del poder de la derecha, sin intermediarios funcionales como los Ortega-Murillo?
Estamos en una disyuntiva política pero también moral.
Primero y urgente es detener la violencia, nunca alentarla con comunicados anti-históricos.
Propugnar el Diálogo verdadero, puesto que verbalmente todos los sectores lo dicen, aunque lo ataquen después.
Rechazar toda injerencia extranjera, para posibilitar que el pueblo nicaragüense decida sobre su futuro.
Y no, No podemos dejar de lado los llamamientos y SOS del movimiento feminista nica, que no es de este mes, sino que lleva años clamando por acompañamiento internacional: No es de recibo el silencio feminista «porque podría perjudicar a Ortega». Hay una encrucijada del internacionalismo y el feminismo para poner la defensa de derechos en el lugar prioritario y de clase que por rigor histórico le corresponde.. o bien, mejor dicho mal …someterse al patriarcado y nepotismo gobernante.
Javier Arjona. Participante de brigadas de solidaridad con Nicaragua en 1983 y 1984. Internacionalista en la creación del Agropecuario de Jalapa-Nicaragua del 84 al 87. «Padrino» de la primera promoción de técnicos/as de ese Instituto Agropecuario, junto a frontera con Honduras.
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