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En Uruguay no se roba más la lluvia

Fuentes: Lamgen-Patagonia

Uruguay es sorprendente. Positivamente sorprendente. Un «paisito» como ellos mismos fraternalmente se audenominan, nos deja enseñanzas colectivas, creativas y singulares. Más allá de los formidables resultados electorales del Frente Amplio el pasado domingo, su historia política concreta ha sido construído atípicamente, durante casi tres décadas, paciente y sostenidamente. Algunos ejemplos, en apariencia no de los […]

Uruguay es sorprendente. Positivamente sorprendente. Un «paisito» como ellos mismos fraternalmente se audenominan, nos deja enseñanzas colectivas, creativas y singulares.

Más allá de los formidables resultados electorales del Frente Amplio el pasado domingo, su historia política concreta ha sido construído atípicamente, durante casi tres décadas, paciente y sostenidamente. Algunos ejemplos, en apariencia no de los más relevantes, nos posibilitarán una aproximación a nuestro tema específico.

En Uruguay poseen una herramienta ciudadana, como el plesbicito vinculante incorporado como instrumento constitucional, que especialmente el Frente Amplio ha usado sabia y estratégicamente en beneficio del conjunto social.

1.- Durante la dictadura genocida ( socios en el Plan Condor), la sociedad civil impidió, plesbicitariamente, la transferencia del dominio cooperativo de viviendas populares a la propiedad privada. El cooperativismo de vivienda uruguayo marcó rumbos en América Latina especialmente en términos cualitativos por su inserción social, trabajo colectivo e integración urbano territorial, donde la banca pública (B.H.U.) encauzaba el 80% de su cartera en éste sector.

2.- El vendaval del cuento neoliberal también llegó grotescamente a las costas orientales, aunque consulta popular mediante, impidieron en los 90 la entrega de sus empresas públicas de telefonía y petróleo, con el principal y fundante argumento de lo realizado en la Argentina con teléfonos y la línea de bandera. Muchísimo material con los antecedentes de ENTEL y Aerolíneas cruzaron las aguas del Plata, aunque no pudieron impedir totalmente, la entrega del patrimonio público históricamente acumulado.

3.- El triunfo electoral del Frente Amplio, coalición de casi decena y media de partidos y movimientos progresistas, nos anoticia de una ductilidad democrática no abundante en nuestras pampas, de la cual sería importante tomar debida nota. Pero simultáneamente al acto comicial, la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida ha impulsado y obtenido la reforma de dos artículos de la Constitución Nacional que permitirá preservar tan formidable recurso natural, que generosa y gratuitamente nos brinda la naturaleza y que «desempeña un rol vital en el funcionamiento del conjunto y de cada uno de los ecosistemas del planeta, y en cada uno de los seres vivos».

Lo ocurrido en Uruguay con el agua tendrá seguramente un fuerte impacto internacional y presiones de las corporaciones que actúan solamente en la degradación ambiental, ganancias inconcebibles y nulo riesgo empresario, pero ( eso sí), siguen reconocidas internacionalmente como los «Bucaneros del Agua».

Si bien es cierto que sólo entre el 3 y el 5% de la población mundial tiene privatizado sus servicios de agua y saneamiento, en las últimas tres décadas ésta apropiación ha crecido exponencialmente con presiones de organismos multilaterales de crédito, débiles gobiernos endeudados y la sobornización tal como la calificó J. Stigliz, ex Vicepresidente del BM. y Nobel de Economía.

Uruguay no escapó a tales maniobras, y privatizado el servicio de agua y saneamiento en el Dpto. de Maldonado, cosechó lo que ya aburre por lo reiterado en el mundo: en sólo 5 años incumplimientos de contrato, tarifazos, ausencia de agua segura, gestión (in)sustentable a su acceso universal, complicidad pública y de la agencia reguladora, no pago del canon por URAGUA, etcétera. «Por primera vez en plena temporada turística, (como nunca) se suministró agua con colibacilos fecales y totales, además se inundó el Puerto de Punta del Este.» etcétera, etcétera.

La Comisión Nacional del Agua y la Vida, que recuperó el derecho para que el agua siga siendo de todos los uruguayos, trabajó fuerte para conseguir las firmas (33.700 en 48 horas) debidamente certificadas, que exige la ley previamente a la implementación del plebiscito. La Central de Trabajadores, ambientalistas, Sindicato del Agua, académicos, Frente Amplio, etcétera, apoyaron esta iniciativa por la vida, y la sociedad oriental votó, entre otras, las siguientes modificaciones y agregados de los artículos 47, 188 y disposiciones transitorias y especiales de la Constitución Nacional.

..El agua es un recurso natural esencial para la vida.

..El acceso al agua potable y el acceso al saneamiento constituyen derechos humanos fundamentales.

..El servicio de agua potable y saneamiento deberá hacerse anteponiendo las razones de orden social a las de orden económico.

..Las aguas superficiales, así como las subterráneas (…) constituyen un recurso unitario, subordinado al interés general, que forma parte del dominio público estatal, como dominio público hidráulico.

..El servicio público de saneamiento y el servicio público de abastecimiento de agua para el consumo humano serán prestados exclusiva y directamente por personas jurídicas estatales.

..La reparación que correspondiere, por la entrada en vigencia de ésta reforma, no generará indemnización por lucro cesante, reembolsándose únicamente las inversiones no amortizadas.

Hasta aquí, para enmendar el zafarrancho de haber privatizado un servicio que jamás debió ser retirado del sector público. Algunos especialistas lo denominan «el negocio perfecto», ya que es un monopolio natural con demanda constante y asegurada. Pero, siempre en el marco del consumo de agua dulce para consumo humano, en las últimas décadas se ha visto acelerada la venta a granel de agua transportándose de un lugar a otro del planeta, para quien pueda «pagarla» por supuesto (pobres abstenerse), convirtiendo éste recurso que generosa y gratuitamente nos brinda la naturaleza (con lluvias, entre 50-60.000 Km3./ año), en un » comodity», en una mercancía pasible de ser comercializada. (Por estos pagos, se propuso vender el agua de nuestro Paraná tomando como ejemplo el «éxito» del negocio petrolero)

Para detener tamaña actividad corsaria, los uruguayos aprobaron en la citada reforma parcial Constitucional del pasado domingo, como agregado al art. 47 inc.4 «..La Ley, por tres quintos de los votos del total de los componentes de cada Cámara, podrá autorizar el suministro de agua a otro país, cuando éste se encuentre desabastecido y por motivos de solidaridad.» …cuando se encuentre desabastecido y por motivos de solidaridad. Qué paisito¡

En abril del 2002, los cochabambinos al grito «no nos roben la lluvia» expulsaron a la Brechel, lo que luego fué reconocido internacionalmente como la Primera Guerra del Agua. El trascendente plesbicito apoyado mayoritariamente por la sociedad uruguaya y organizado por la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida tendrá seguramente relevancia e impacto internacional en un mundo, en donde cada ocho segundos muere un niño por falta de agua segura, mil doscientos millones tienen carencia del vital elemento; y las multinacionales realizan sin embargo, formidables negocios con «la lluvia».

Para una América Latina, con sólo el 6% de la población mundial y el 27% del capital hidrológico planetario, es un dato a tener en cuenta.

Rosario, Argentina. 04.Nov.04. Arq. Roberto Peccia, APDA- Asamblea Provincial por el Derecho al Agua.