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Ningún musulmán puede quitarse la vida porque lo prohíbe la ley islámica

Familiares, gobiernos y organizaciones de derechos humanos dudan de la versión estadounidense de los suicidios en Guantánamo

Fuentes: AFP, REUTERS Y DPA/La Jornada

El alegado suicidio de tres presos de la cárcel de Guantánamo -donde 465 presuntos combatientes islamitas permanecen en prisión sin haber pasado por un juicio en tribunales- puso hoy al gobierno de Estados Unidos contra las cuerdas, luego que organizaciones defensoras de derechos humanos y hasta tres de sus aliados -Dinamarca, Alemania y Arabia Saudita- […]

El alegado suicidio de tres presos de la cárcel de Guantánamo -donde 465 presuntos combatientes islamitas permanecen en prisión sin haber pasado por un juicio en tribunales- puso hoy al gobierno de Estados Unidos contra las cuerdas, luego que organizaciones defensoras de derechos humanos y hasta tres de sus aliados -Dinamarca, Alemania y Arabia Saudita- pusieron en duda la legalidad del centro de detención y la veracidad de las causas de las muertes.

El sábado, las autoridades militares estadunidenses informaron que dos sauditas y un yemenita fueron hallados en sus celdas, luego de haberse ahorcado en la prisión de la base naval estadunidense de Guantánamo, en Cuba.

El primer ministro danés, Anders Figh Rasmussen, declaró a la cadena de televisión CNN que en principio la detención de los tres hombres ocurrió en contra de los elementos básicos de la ley, y agregó que «sería de beneficio para nuestra causa y la lucha por la libertad y en contra del terrorismo que las instalaciones de Guantánamo fueran cerradas».

Desde Berlín, un vocero del gobierno alemán manifestó confianza en que Estados Unidos aclare «ampliamente las circunstancias» en que murieron los tres individuos, pero reiteró la postura de Alemania en el sentido de que «a la larga, una prisión como Guantánamo no puede y no debe existir», por lo que es necesario buscar «otras vías para tratar con los presos».

El vocero del Ministerio del Interior saudita, Mansur Turki, cuestionó las razones expuestas sobre las muertes al afirmar que Riad tiene «sospechas» de que los reos hayan sido torturados, y advirtió que «el reino se esforzará en recuperar los cuerpos sin vida de los dos sauditas, Yassir Zahrani (de 22 años) y Manea Oteibi (de 19), para darles sepultura».

A su vez, el vicepresidente de la Asamblea Nacional saudita, Mofleh Qahtani, señaló que «el campo de detención está fuera del alcance de los monitores neutrales (y) por eso es fácil decir que los prisioneros se suicidaron».

Uno de los abogados de los prisioneros sauditas, Katib Shammari, también planteó «serias dudas» sobre la versión oficial estadunidense y exigió una investigación sobre las causas de la muerte, a cargo de un conjunto de expertos de diferentes nacionalidades.

Es muy difícil que un prisionero en Guantánamo pueda suicidarse sin que nadie se dé cuenta, ya que los reclusos son vigilados las 24 horas del día, mediante cámaras, indicó Shammari.

«Sus familias no creen que se hayan suicidado y los consideran mártires», precisó el abogado.

Zahrani enviaba regularmente cartas a sus padres por medio del Comité Internacional de la Cruz Roja, pero Otaibi sólo había enviado una misiva a su familia en Arabia Saudita.

Dos ex prisioneros kuwaitíes que conocieron a Zahrani y Otaibi también descartaron la versión del suicidio. «Es imposible», dijo Abdallah Shimmari, liberado en noviembre pasado.

Mohammad Dihani, también liberado el año pasado, afirmó que a pesar de las duras condiciones impuestas en Guantánamo, los prisioneros no piensan en el suicidio porque va en contra de los principios religiosos islámicos.

Según el comando en Guantánamo, 23 prisioneros han intentado suicidarse en 41 ocasiones en los últimos cinco años.

El gobierno estadunidense encarceló a cientos de presuntos combatientes islamitas en la base naval de Guantánamo a partir de enero de 2002, en el contexto de lo que Washington denomina la «guerra contra el terrorismo», iniciada en 2001 con la invasión a Afganistán.

Entre los 465 presos quedan unos 105 sauditas, después que Washington liberó a 21.

En Afganistán, Mohamad Hanif vocero del talibán -cuyos combatientes resisten la ocupación extranjera de su país, encabezada por Estados Unidos- afirmó que la versión sobre el suicidio es falsa, porque «ningún musulmán, ningún mujaidín puede suicidarse; está prohibido por la charia, la ley islámica».

Hanif explicó que la diferencia entre un suicidio y morir en un atentado suicida radica en que la segunda acción tiene el propósito de actuar contra los infieles.

Amnistía Internacional emitió un comunicado en el que señaló que «las noticias acerca de que tres detenidos en Guantánamo han muerto como resultado de un aparente suicidio es un recordatorio más de que Estados Unidos debe cerrar esas instalaciones sin ley».

Las reacciones sobre los supuestos suicidios también generaron cuestionamientos en Estados Unidos, donde el general retirado Barry McCaffrey -ex jefe del Comando Sur- afirmó que «Guantánamo se ha convertido en un enorme problema político para nosotros», y opinó que su país ha fracasado en «encontrar un medio para cerrar» el campo.

En las próximas semanas, está previsto que la Suprema Corte estadunidense se pronuncie sobre la legalidad de los tribunales militares de excepción, creados por Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 para juzgar a los «combatientes enemigos».

Existen versiones de que Guantánamo ha llegado a tener hasta 700 presos, pero cientos de ellos fueron liberados después de que sus gobiernos presionaron por su salida o no hubo pruebas para retenerlos.

Hasta 2003, un juez federal estadunidense declaró que los cautivos tienen derecho a contar con un abogado. A la fecha, sólo 10 prisioneros han sido inculpados de algún cargo, pero ninguno ha sido juzgado.

«Esta gente no tiene esperanza», dijo un directivo de la organización Human Rights Watch, citado por el diario británico The Independent.

«Están sometidos sin ninguna ley; no hay salida a la vista».