«El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión.» Edmund Burke. Otro junio, otro golpe de Estado en América Latina, mejorado pero no perfeccionado o quizá sea perfecto y lo que realmente haya cambiado es la gente, los pueblos, la manera de ver las cosas, han aprendido a no […]
Otro junio, otro golpe de Estado en América Latina, mejorado pero no perfeccionado o quizá sea perfecto y lo que realmente haya cambiado es la gente, los pueblos, la manera de ver las cosas, han aprendido a no dejarse engañar por lo que aparentemente se ve, lo que ves no es, es así como la «magia» no les está funcionado del todo bien a los golpistas del Paraguay, un montaje realizado por una sucursal marginal de Hollywood: se les derritió el maquillaje antes de la puesta de sol.
Honduras y Paraguay, unidas por el golpe: Honduguay. Y tal como ya lo habíamos prevenido en entrevista que publicara Telesur, que nos hiciera el periodista chileno Mario Casasús, el 9 de julio del 2009: «El golpe de Estado en Honduras puede ser un laboratorio contra los países que estén pensando mucho en sus libertades». Y no nos equivocamos, el golpismo retorna con otra careta, redecora el teatro pero no cambia personajes y ahora en Paraguay, al igual que en Honduras, tratan de bajar el telón pero el telón se niega a caer. Ya no cree la gente en las conspiraciones políticas en alianza con la desinformación mediática. Aunque rebuznen (nada nuevo en ellos) los diputados/as paraguayos, al igual que en su momento lo hicieran los hondureños/as.
Así mismo pretenden exportar lo que se conoce como «La primavera árabe», a lo que quizá pudiese llamársele «El verano latino», allí está el gobierno de Bolivia en el calvario de policías alzados en armas, que lo que menos quieren es negociar sino llevar el país al caos y otra manera de justificar otro golpe de Estado efecto carambola, a manera de que influya, mercenarios incluidos, en otros países y así crear el infierno latino y dar en el traste a todas las conquistas populares en América Latina.
En este teatro de la muerte de muchos y diversión de pocos, aparece la estrella, el presidente de facto Federico Franco, tratando de decirle al mundo y convencerse a sí mismo, que todo ha sucedió dentro de la normalidad, que no hay tal golpe, pero con la torpeza de actor novato, en su primera entrevista en un medio internacional, CNN, de entrada resbala cuando dice: «Dios y el destino «quise»… ujuu, perdón, quiso que ocupara este lugar». Presidentío de facto, eso se llama lapsus linguae, y es cuando el interlocutor dice una cosa pero en el fondo piensa otra, la verdadera: allí mismo se delata «quise», es cierto, desde siempre quiso ocupar el lugar del presidente constitucional Fernando Lugo, y no se ha detenido en hacer zancadillas una y otra vez que son del dominio público.
Y he aquí como define Freud ese autoreconocimiento de golpista hecho por Francisco Franco en CNN, el «flamante» presidente de facto de Paraguay: «La explicación dada por Freud (y por el psicoanálisis en general) radica en el afloramiento de lo reprimido (generalmente producido en momentos de estrés, ansiedad, angustia, o déficits de atención) cuando se relajan las represiones conscientes.
En muchos casos lo reprimido es del orden de la mentira, en otros es principalmente un deseo (sea consciente o sea inconsciente) reprimido en el inconsciente por imperativos morales (en este caso ha sido el superyó el factor que ha mantenido reprimido al deseo en lo inconsciente). Sin embargo la represión continuada, si el deseo reprimido posee la suficiente intensidad, se relaja en algún momento por fatiga y es entonces cuando ocurre el lapsus».
Pero el mentiroso compulsivo, aun cercado por una banda presidencial y un bastón de mando que no le pertenece, no deja de serlo. Así es como Federico Franco, en la entrevista que le hizo Fernando del Rincón, sin el menor pudor aseguró que su mandato era real porque «obtuve más de 80 votos a favor y apenas uno en contra». Si fuera de mi pueblo, de Olanchito, le pondrían de apodo: Mentira Franco. Vimos la transmisión completa por Telesur, y de 45 diputados, hubo dos ausentes (entre ellos Stroessner) , 39 a favor y 4 dignamente en contra, porque protestaron e incluso denunciaron que no los dejaron hablar cuando ese era su derecho.
Como también vimos la transmisión del Congrezoo (para quienes me leen en el exterior, así se le llama al congreso en Honduras, y no sin razón y con el perdón de la fauna), las «deliberaciones» del Paraguay fueron un calco del de Honduras. La variante del guión solo fue guardar el ejército y evitar lo que Mario Vargas Llosa tilda como: «Un golpe militar de una gran torpeza», no sacando a punta de fusiles al presidente constitucional Fernando Lugo como se hizo con el presidente constitucional Manuel Zelaya Rosales. Y también que, por ahora (y por lo que sabemos), no hay muertos, pero si se intensifica la protesta popular, no es de dudar que irán asesinando a la oposición tal como se ha hecho en Honduras desde aquel fatídico día que hoy 28 de junio, precisamente, cumple tres años. Pero no en paz, la Resistencia no ha parado desde entonces un solo minuto.
Y siguiendo el guión mejorado, los golpistas paraguayos cortaron el UNICI, de la TV Pública de Paraguay, único medio que le quedaba al pueblo para escuchar la verdad. Y dicen que no son golpistas con tremenda violación a la libertad de expresión y con la represión ejecutada el día del golpe de Estado Parlamentario… Por supuesto, como está controlada la información, hasta después sabremos sobre persecución y tortura, después de todo es una policía y ejercito con experiencia, con los 35 años que estuvo en el poder el tristemente célebre dictador Alfredo Stroessner… Desgraciadamente la OEA es un organismo decorativo, por eso José Insulza pide que se resignen a que el Franco presidente de facto, pase nueve meses de soledad y no precisamente en el vientre materno.
Esto le sirve al de facto de Paraguay Federico o Francisco Franco (creo que estoy sufriendo un lapsus linguae pero para los fines, no hay ninguna diferencia), pues podrá seguir mintiendo sin ningún ápice de vergüenza, magia que solo puede hacerla alguien con toda una vida de experiencia en ese oficio. Pero, afortunadamente, como dice un refrán muy latinoamericano: «Al mal circo, le crecen los enanos».
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