La publicación de un manual de Historia, en Japón, ha provocado una violenta reacción china. La causa, que dicho manual diluye la magnitud de los crímenes de Japón en China. En 1935 Japón invadió China. La brutalidad de los invasores fue respondida con una lucha heroica y sangrienta. Unos 10 millones de chinos murieron a […]
La publicación de un manual de Historia, en Japón, ha provocado una violenta reacción china. La causa, que dicho manual diluye la magnitud de los crímenes de Japón en China.
En 1935 Japón invadió China. La brutalidad de los invasores fue respondida con una lucha heroica y sangrienta. Unos 10 millones de chinos murieron a causa de la invasión japonesa.
En Nanking perecieron 340.000 personas. Decenas de miles de mujeres fueron esclavizadas sexualmente. Soldados japoneses usaban a chinos como muñecos en sus entrenamientos.
En el laboratorio de Matsukuo, médicos japoneses experimentaron con prisioneros chinos, con cepas de bacilos. Para lanzar una guerra bacteriológica contra la población del país.
Los tribunales de Tokio, émulos de los de Nuremberg, ignoraron los crímenes de guerra de Japón. El país salió indemne, mientras Alemania pagaba por todos los jerarcas nazis.
Criterios racistas hasta la ignominia. Las víctimas chinas no tenían igual valor que las europeas. Japón sigue hasta hoy libre del estigma. Por el que sigue marcada Alemania.
De ahí la irritación china. Sabe a escarnio que Japón intente ocultar sus horrores. No haga, como Alemania, un justo mea culpa. Eduque a sus jóvenes para que conozcan la barbarie.
Callan sus genocidios los viejos imperios. Obligado es sacudirlos. Refrescarles la memoria.