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Guatemala: Notas para el asombro

Fuentes: Rebelión

Todavía en ocasiones la prensa guatemalteca logra sacarme de mi ensimismamiento y -dirían los psicólogos- de la insensibilidad que me protege y me permite continuar viviendo. Y me asombra. Me asombra por ejemplo cuando refleja notas positivas, aunque estas se dan con mayor profusión, casi con exclusividad, el día domingo (y continúa asombrándome el enésimo […]

Todavía en ocasiones la prensa guatemalteca logra sacarme de mi ensimismamiento y -dirían los psicólogos- de la insensibilidad que me protege y me permite continuar viviendo. Y me asombra.

Me asombra por ejemplo cuando refleja notas positivas, aunque estas se dan con mayor profusión, casi con exclusividad, el día domingo (y continúa asombrándome el enésimo asesinato de mujeres, sobre todo cuando sus restos son esparcidos o cuando -niña de dos años- es asfixiada para castigar la lucha contra la impunidad de su padre)

Asimismo me asombra la prensa cuando narra -pese a todos los pronósticos y el peso de la historia- un nuevo éxito de la selección nacional de fútbol, aunque se produzca frente a un combinado semiprofesional y juvenil (Dinamarca); por muy en lance amistoso que haya sido (Colombia); no obstante el éxito no pase de ser un empate (Panamá) que algunos -eternos pesimistas y miralabotellamediovacía- califican de fracaso.

Me asombra y tiemblo al pensar hasta cuándo va a durar esta efímera ilusión, esta frágil unidad de la azul y blanco, este inédito predominio del esfuerzo colectivo sobre la lógica individual, donde al parecer todos juegan para el común -¿cómo será eso?- y nadie pretende sobresalir pisoteando a los demás – ¿hablamos de este país?-, situación nunca antes vista en 185 años de Estado independiente y 300 de explotación colonial española.

No me dejen divagar y permitan que retome el hilo de la argumentación, pero es que me entusiasmé con tanta carga de emoción cívica y fervor patrio. Les cuento para regresar al tema que, en fin, otra noticia que sí logró conmoverme y despertarme fue la aparecida un 31 de enero de 2005, en la página 4 de Prensa Libre: «Un total de 150 anuales recibirá cada niño en el área rural del país para su alimentación escolar». Es decir, aproximadamente un quetzal por alumno y día de clase destinado a alimentación.

La impresión no me dejó continuar leyendo y por tanto no pude continuar asombrándome con otras noticias aparecidas ese mismo día, como la conmemoración de los 25 años de la masacre -e impunidad- en la Embajada de España.

Recorté el texto y lo guardé, pero cuando regresé al día siguiente a la oficina, la noticia todavía estaba allí, intacta, escupiéndome real su macabra insolencia. O sea, un quetzal cada día para alimentación por niño. Menos de 200 quetzales al año invertidos en el futuro o el presente de esta nación (¿cuántos futuros seleccionados nacionales se malograrán con este ridículo presupuesto?)

Cuando hablamos de que Guatemala es uno de los países que en el mundo dedica menos recursos a inversión social estamos aludiendo a este raquítico quetzal para comida . Raquítico y además paternalista porque nace de una voluntad de caridad y no de un esfuerzo de justicia.

Mi asombro fue tanto que, disculpen, olvidé la premisa básica del buen periodista: comparar y confirmar fuentes, y di como bueno (perdón, como malo) lo allí escrito, sin preguntar si fue error de imprenta o falta de entendimiento del periodista lo que en realidad parecía política chapina en su estado natural: es decir, realizar acciones que rayan en lo grotesco o, en el mejor de los casos en lo inocuo y superficial, y airearlas y revestirlas de Políticas de Estado.

Pero el asombro no acabó ahí. Todavía me sorprendió más la infinita paciencia, la tremenda habilidad y el esfuerzo de imaginación que tendrán que desplegar sacrificados y autogestores padres de familia para en un menú de sólo un quetzal «incorporar en la dieta de los pequeños (…) chuchitos, tostadas, rellenitos, plátano cocido, panes con frijol o huevo, fruta de temporada, atoles, leche, tortillas con frijol o queso» . Eso y que la Selección Nacional de Fútbol logre por fin alcanzar el sueño de participar en un Mundial.