Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
India, especialmente Calcuta, está considerada la principal beneficiaria de la legendaria ‘buena labor’ de la Madre Teresa por el bien de los pobres que la convirtió en la católica más famosa de nuestros tiempos, Premio Nobel de la Paz y una santa en vida. Al evaluar lo que ella ha hecho realmente en este país, pienso que India no tiene motivos para agradecerle.
La Madre Teresa dañó la reputación de Calcuta, al presentar esa hermosa, interesante, viva y culturalmente rica metrópolis india en colores de suciedad, miseria, desesperanza y muerte. Resumida como una gran alcantarilla, se convirtió en el famoso trasfondo de su trabajo caritativo de un tipo muy especial. Su orden es solo una de más de 200 organizaciones caritativas que tratan de ayudar a los habitantes de los barrios bajos de Calcuta a que construyan un futuro mejor. No es muy visible o activa localmente. Pero afirmaciones desmesuradas como la historia sin ningún fundamento sobre su escuela en los barrios bajos para 5.000 niños han atraído una enorme publicidad internacional a sus instituciones. ¡Y enormes donaciones!
La Madre Teresa ha reunido muchos, muchos millones (algunos dicen: miles de millones) de dólares en nombre de los pobres de India (y muchos, muchos más en nombre de los pobres en otras «alcantarillas» del mundo). ¿Dónde quedó todo ese dinero? Seguramente no se utilizó para mejorar la suerte de la gente, a la que iba destinado. Las monjas les distribuían algunos boles de sopa y ofrecían refugio y atención a algunos de los enfermos y sufrientes. El orden más rico del mundo no es muy generoso, ya que quiere enseñarles el encanto de la pobreza. «El sufrimiento de los pobres es algo muy hermoso y al mundo le ayuda mucho la nobleza de este ejemplo de miseria y sufrimiento», dijo la Madre Teresa. ¿Tenemos que mostrarnos agradecidos ante esa perorata de una excéntrica multimillonaria?
La leyenda de sus Hogares para los Moribundos ha hecho llorar al mundo. La realidad, sin embargo, es escandalosa: En los abarrotados y primitivos pequeños hogares, muchos pacientes tienen que compartir una cama con otros. Aunque muchos sufren de tuberculosis, SIDA y otras enfermedades altamente infecciosas, la higiene no importa. Los pacientes son tratados con buenas palabras e insuficientes (a menudo caducadas) medicinas, aplicadas con agujas viejas, lavadas en agua tibia. Se pueden oír los gritos de gente a los que arrancan gusanos de sus heridas abiertas sin anestesia. Por principio no se administran analgésicos fuertes incluso en casos graves. Según la extraña filosofía de la Madre Teresa, «el más hermoso regalo para una persona es que puede participar en los sufrimientos de Cristo». Una vez trató de reconfortar a un sufriente que gritaba, diciéndole: «¡Estás sufriendo, eso quiere decir que Jesús te besa!» El hombre se enfureció y le gritó: «¡Entonces dígale a su Jesús que deje de besarme!»
Cuando la Madre Teresa recibió el Premio Nobel de la Paz, aprovechó la oportunidad de su discurso en Oslo televisado a todo el mundo para declarar que el aborto es el mayor mal del mundo y para lanzar un ardiente ataque contra el control de la población. Esta posición fundamentalista es una bofetada en la cara de India y otros países del Tercer Mundo, donde el control de la población es una de las claves para el desarrollo, el progreso y la transformación social. ¿Tenemos que agradecer a la Madre Teresa encabezar esa lucha propagandística mundial contra nosotros con el dinero que reunió en nuestro nombre?
La Madre Teresa no sirvió a los pobres en Calcuta, sirvió a los ricos en Occidente. Les ayudó a calmar su mala conciencia al recibir sus miles de millones de dólares. Algunos de sus donantes eran dictadores y criminales que trataban de encubrir sus fechorías. La Madre Teresa los reverenció por un precio. La mayoría de sus seguidores, sin embargo, fueron gente honesta con buenas intenciones y un corazón cálido, que cayeron en la ilusión de que la «Santa de la Alcantarilla» existía para secar las lágrimas, terminar con toda la miseria y eliminar toda la injusticia en el mundo. Los que están enamorados de una ilusión se niegan a menudo a ver la realidad.
Sanal Edamaruku es presidente de Rationalist International, secretario general de Indian Rationalist Association.
Fuente: http://www.mukto-mona.com/
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