Irán consideró ayer que las relaciones con Occidente han pasado «de la confrontación a la cooperación» en materia nuclear, poco antes de que la República Islámica transmitiese su respuesta a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) sobre un proyecto de acuerdo sobre el enriquecimiento de su uranio, cuyo contenido no se hizo público. […]
Irán consideró ayer que las relaciones con Occidente han pasado «de la confrontación a la cooperación» en materia nuclear, poco antes de que la República Islámica transmitiese su respuesta a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) sobre un proyecto de acuerdo sobre el enriquecimiento de su uranio, cuyo contenido no se hizo público.
La AIEA confirmó ayer por la tarde en Viena que había recibido «una primera respuesta» de Irán a sus propuesta de que fueran terceros países los que enriqueciesen el uranio de Teherán.
En cualquier caso, no precisó si Irán aceptaba esta propuesta o exigía modificaciones en el proyecto.
«El director general de la AIEA, Mohamed el-Baredei, ha recibido una primera respuesta de las autoridades iraníes a su propuesta de utilizar el uranio débilmente enriquecido por Irán para producir combustible para que pueda continuar con las actividades del reactor de investigación de Teherán, dedicado esencialmente a la fabricación de isótopos nucleares con fines médicos», indicó la agencia de la ONU.
En la madrugada de ayer, los medios iraníes afirmaron que el embajador de Teherán ante la AIEA, Alí Ashgar Soltanieh, había transmitido la respuesta iraní, introduciendo algunas modificaciones reclamadas por la República Islámica.
Participación rusa y francesa
Según diplomáticos occidentales, el proyecto de acuerdo inicial de la OIEA prevé que Irán entregue, hasta finales de 2009, 1.200 de sus 1.500 kilos de uranio que ha enriquecido débilmente, a menos del 5%, para enriquecerlos al 19,75% en Rusia.
A continuación, el Estado francés elaboraría «corazones nucleares» para el reactor de investigación de Teherán, que opera bajo supervisión de la AIEA.
Las modificaciones que Irán reclama podrían referirse a las modalidades de entrega del uranio y a las cantidades correspondientes.
Es también posible que Irán, irritada por las tomas de posición muy críticas de París, quisiera limitar el papel del Estado francés a un «intermediario de segunda clase».
Soltanieh declaró ayer a los periodistas que un acuerdo con la AIEA sobre el suministro a Teherán de combustible nuclear debe tener en cuenta las dificultades técnicas y económicas de la República Islámica.
Moscú, París y Washington se han mostrado favorables a la propuesta inicial presentada por la AIEA.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, por su parte, se mostró ayer conciliador con las grandes potencias y se declaró dispuesto a colaborar con ellas.
«Antes nos pedían la paralización [del programa nuclear iraní], hoy han aceptado el intercambio de combustible, la participación en la construcción de reactores y de centrales nucleares. Han pasado de la política de confrontación a la cooperación», declaró en Mashahd.
Tartekia
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Washington exige «una respuesta» formal a Teherán
EEUU reclamó ayer a Teherán que dé «una respuesta formal» al proyecto de acuerdo de la AIEA sobre el suministro a Irán por parte de terceros países de uranio enriquecido, según el Departamento de Estado.
«Nos hace falta una respuesta formal de Irán», declaró el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly.
«Veremos qué tipo de aclaraciones obtenemos de los iraníes», añadió Kelly, quien reiteró el apoyo de EEUU al proyecto de acuerdo elaborado por el director general de la AIEA, Mohamed el-Baradei.
El portavoz insistió también en «la unidad completa» de puntos de vista que existe entre los estados que han participado en las negociaciones con Irán (OIEA, EEUU, Rusia y el Estado francés).
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, por su parte, advirtió ayer Abu Dhabi contra la posibilidad de que Irán disponga de armas nucleares y pidió a Teherán que aclare los objetivos de su programa atómico. Las negociaciones con la AIEA son, precisamente, para confirmar el carácter civil del programa iraní.
Rasmussen hizo estas declaraciones en una rueda de prensa conjunta con el ministro de Exteriores emiratí, el jeque Abdullah bin Zayed al-Nayan, al término de una cumbre de cooperación con Emiratos Árabes Unidos.
Al-Nayan aprovechó la comparecencia con Rasmussen para pedir a Teherán que abandone «la ocupación» de las islas Tunb Mayor, Tunb Menor y Abú Musa, situadas en el Golfo Pérsico y en disputa desde hace años entre Irán y Emiratos Árabes Unidos.