Japón compró ayer el terreno de tres islas del archipiélago que se disputa con China, a lo que Pekín respondió con el envío de dos patrulleras en un nuevo peldaño de la reciente escalada de tensión diplomática entre ambos países. El Gobierno japonés firmó ayer en Tokio el contrato de adquisición del terreno de manos […]
Japón compró ayer el terreno de tres islas del archipiélago que se disputa con China, a lo que Pekín respondió con el envío de dos patrulleras en un nuevo peldaño de la reciente escalada de tensión diplomática entre ambos países.
El Gobierno japonés firmó ayer en Tokio el contrato de adquisición del terreno de manos de su propietario nipón, un antiguo terrateniente de 70 años de la provincia meridional de Okinawa, que percibirá a cambio unos 2.050 millones de yenes (unos 20,5 millones de euros).
Ello motivó la respuesta casi inmediata de Pekín, que daba a conocer que dos patrulleras del Servicio de Guardacostas se encontraban ya en las aguas cercanas a las islas para «afirmar la soberanía» china.
El Servicio de Guardacostas chino «ha establecido un plan de acción para garantizar la soberanía» y tomará medidas de acuerdo con el desarrollo de la situación, indicó la agencia de noticias oficial china, Xinhua.
La iniciativa japonesa motivó hoy manifestaciones en varias ciudades chinas, donde se desarrollaron protestas frente a sedes diplomáticas niponas.
Poco antes de hacer pública la compra, la Cancillería nipona había anunciado el viaje hoy de su director general para Asia Pacífico a China a fin de «intercambiar opiniones» en relación al cambio de titularidad de las tres islas deshabitadas.
El enviado, Shinsuke Sugiyama, ya se encuentra en Pekín manteniendo reuniones con altos funcionarios del Gobierno, según confirmó hoy en una rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hong Lei, aunque no especificó con quiénes.
Como en días pasados, Hong se limitó a remarcar que las Diaoyu son «parte inherente» del territorio chino y urgió a Japón a que «dé un paso atrás» y vuelva a la mesa de negociaciones, petición que aseguró será transmitida formalmente a Sugiyama.
Aunque el Gobierno chino ha pronunciado en varias ocasiones que tomará las «medidas necesarias» para defender la soberanía del archipiélago, Hong eludió responder si eso incluiría la posibilidad de emprender una ofensiva militar, tal y como contempla hoy el «PLA Daily» (el diario del Ejército de Liberación Popular chino).
En referencia a las peticiones de algunos ciudadanos de tomar las Diaoyu, ese periódico advirtió a Japón de que «no debe jugar con fuego».
Pero otros medios chinos recordaron que este año se cumple el 40 aniversario de la normalización de las relaciones entre China y Japón, por lo que a ninguna de las partes le interesaría dinamitar la cordial relación que han mantenido hasta ahora.
En tono igualmente conciliador, el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Koichiro Gemba, aseguró tras la compra que «este último desarrollo no debería alterar el progreso estable de los lazos bilaterales entre Japón y China. Nos encargaremos de que la comunicación sea buena».
El Gobierno de Noda había anunciado en julio su intención de comprar las islas con el argumento de potenciar la seguridad de la navegación en torno a sus aguas y de administrarlas de manera más «estable y tranquila».
Lo hizo, eso sí, después de que el polémico gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, un halcón conocido por sus controvertidas declaraciones sobre Pekín y la comunidad china residente en Japón, anunciara tres meses antes su propio plan para comprar estas islas.
El archipiélago de la disputa lo conforman las tres islas adquiridas por Japón, junto con otras dos también deshabitadas y tres peñones, un territorio de unos siete kilómetros cuadrados conocido como Senkaku por Japón, Diaoyu por China y Tiaoyutai por Taiwán, que también lo reclama como suyo.
Aunque Japón dice que tomó el control del archipiélago en la década de 1890, el régimen comunista alega que China descubrió y bautizó por primera vez las islas, por lo que son parte de su territorio desde la antigüedad.
La disputa territorial sobre estos islotes, administrados formalmente por la provincia de Okinawa y que se cree cuentan con importantes recursos naturales, se ha recrudecido aún más desde agosto, cuando activistas chinos y nipones realizaron desembarcos no autorizados en el archipiélago.
Hasta ahora, las tres islas cuyo terreno ha comprado el Gobierno nipón eran arrendadas a su dueño con fondos públicos.