La esperada asistencia de miles de personas al VII Foro Social Mundial (FSM) brinda hoy a Kenya la oportunidad de mostrar al mundo su aguerrida historia, marcada por una riqueza cultural desbordante y singular. Dueño de paisajes naturales y una fauna que invitan lo mismo al éxtasis que a la aventura, este país del Este […]
Dueño de paisajes naturales y una fauna que invitan lo mismo al éxtasis que a la aventura, este país del Este de Africa será del 20 al 25 de enero sede de una reunión que, según estimados, acogerá entre 80 mil y 120 mil «altermundistas».
Pero los visitantes, que tendrán poco tiempo para contemplar el pico nevado del Monte Kenya (de donde proviene el nombre del país) o hacer safari en la conocida reserva Maasai Mara, seguramente se embriagarán de ritmos, tradiciones e historia antiquísima.
El descubrimiento entre 1998 y 1999 en el oeste del lago Turkana de ruinas y fósiles del «Kenyanthropus platyops» indican que aquellos protohumanos poblaron esta región hace más de 20 millones de años.
Por ello los spots turísticos definen al país como «cuna de la humanidad», en cuya evolución tuvo que hacer resistencia a procesos colonizadores británicos, portugueses y anglo-árabes.
Cuentan que la imposibilidad de los conquistadores británicos de pronunciar los nombres de Kirinyaga o Kerenyaga como inicialmente se llamaba la referida montaña- hizo que llamaran Kenya a la tierra habitada mayoritariamente por el pueblo Kikuyu.
Además de los Kikuyus, en el país tienen amplia presencia los Luhya, Luo, Kalenjin, Akamba, Kisii, Meru, Maasai y Turkana, cada una con sus respectivos dialectos, aunque predominan el swahili como idioma nacional y el inglés como oficial.
Los maasai son famosos por sus «shukas» rojas (telas en las que se envuelven), los swahilis sobresalen por sus «Taarab» (música suave), los akamba por sus tejidos, y los kisii por sus tallas en piedra.
El actual territorio, que posee 582 mil 650 kilómetros cuadrados de extensión y una población de más de 30 millones de habitantes (según el censo de 1999), atesora un pasado de lucha y convulsión muy distante de la relativa estabilidad política exhibida en años recientes.
Protectorado británico, en 1895, y colonia, a partir de 1919, el asentamiento de comerciantes, granjeros y colonizadores blancos fue germen de actos de rebeldía de los pobladores originarios a quienes los extranjeros arrebataron sus tierras y explotaron.
De hecho, el primer movimiento de protesta política en Africa estuvo encabezado aquí en 1921 por la Asociación de Jóvenes Kikuyu, lidereada por Harry Thuku, mientras en 1944 el hoy héroe nacional Jomo Kenyatta (fallecido) despuntó en el escenario nacional.
Kenyatta, primer presidente del país, fue fundador del partido Unión Nacional Africana de Kenya (KANU, por sus siglas en inglés), clave en el nacimiento posterior del movimiento Mau Mau junto con otras comunidades étnicas y progresistas.
Los Mau Mau fueron severamente reprimidos por los británicos, quienes provocaron más de 10 mil muertos en un intento por desarticular la agrupación independentista.
Pero ni las décadas de cruenta lucha emancipadora ni la severidad con que los colonizadores pretendieron acallarla hicieron desaparecer de los kenianos su rica diversidad cultural, manifestada en lenguas, comidas, música, bailes y artesanías inigualables.