Traducido del euskera* para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Cuando todas las miradas se dirigen a Cataluña, también hay que mirar a otros pueblos que caminan hacia su emancipación. Y es que Nueva Caledonia** se está acerando a la hora de la independencia. A más tardar dentro de dieciséis meses hará su referéndum de independencia. Aunque estaá acordado con París el camino no será fácil. Y el tiempo pasa muy deprisa.
Las guías turísticas muestran Nueva Caledonia como un bello archipiélago situado en la Melanesia del océano Pacífico. Aguas de color turquesa, arrecifes coralinos, lugares excelentes para hacer submarinismo, alto nivel de vida e indígenas exóticos…
Con una superficie equivalente a la del País Vasco y una población que apenas supera un cuarto de millón de personas, esta nación es también uno de los «últimos confetis» del viejo imperio francés. Los franceses llegaron allí hace 170 años y según el acuerdo negociado y firmado el 26 de junio de 1988 con París, el referéndum de independencia debe tener lugar en el transcurso de próximos dieciséis meses.
El nerviosismo es palpable, el ambiente político tenso. «Si no es ahora, ¿cuándo?», es la pregunta que se repite sabiendo que estamos en un momento raro de la historia. Los vascos miramos a Cataluña, pero también deberíamos estar atentos a las maravillosas naciones del Pacífico. Para los kanakos es la hora de la emancipación. En cambio, se ha despertado todos los miedos entre los caldoches [colonos franceses] y otros europeos instalados ahí. ¿Estará preparada Nueva Caledonia para la independencia? Y si hay dudas de que lo esté, ¿lo estará un día?
¿Antigua colonia, nuevo Estado?
No se puede entender la realidad actual sin comprender la historia colonial del archipiélago. Negación de la lengua y las costumbres, confiscación de las tierras de los kanakos, que se entregaron a los colonos franceses (y asiáticos) hasta que una política favorable a una población forzada hace que los kanakos queden en minoría. En 1887 Francia impuso a los kanakos el «Código del indígena»***: trabajos forzados, toque de queda por la noche, expoliaciones, obligación de participar en las dos guerras mundiales … Y quizá lo más humillante de todo fue lo sucedido en 1931 durante la Exposición Colonial de París, cuando se les expuso en jaulas como animales y se les obligó a bailar y a practicar el canibalismo.
Desde el punto de vista geoestratégico Nueva Caledonia es un territorio muy codiciado. Estados Unidos lo conquistó en 1942 con la esperanza de instalar en él una base militar con 100.000 soldados, lo que suponía doblar la cantidad de población. Entre 1969 y 1972 llegó el auge del níquel y acudieron 15.000 franceses a trabajar en esta lucrativa industria. Actualmente se calcula que debido al auge de los coches eléctricos la demanda de níquel podría aumentar un 3.600 %.
No solo se expulsó a los kanakos de sus tierras ni únicamente se les negó su identidad cultural. Los colonos se apropiaron del control geoestratégico de las tierras. Es un lugar fundamental para los franceses: además de encontrarse ahí una cuarta parte de las reservas mundiales de níquel, Nueva Caledonia es un lugar inmejorable para controlar una parte importante del territorio oceánico.
La fuerza del independentismo
El movimiento independentista fue tomando forma a partir de 1970 en torno a los líderes Jean-Marie Tjibaou y Eloi Machoro. Primero fueron independentistas, partidarios de las vías no violentas y de utilizar las instituciones para ir hacia la libertad. Pero en 1984, al constatar que no se podía llevar a cabo la lucha independentista en las instituciones, nació el FLNKS (Frente Socialista de Liberación Nacional Kanak) que reunía diferentes corrientes.
Se abrió una nueva fase cuando tras haber pedido el boicot a las elecciones se publicó una foto que dio la vuelta al mundo y en la que se veía a Tjibaou y Machora destruyendo una urna con un hacha. Era la fase armada, conocida como «Los acontecimientos de Nueva Caledonia», al igual que «The Troubles» en Irlanda. Se creó un gobierno paralelo, con Tjibaou como presidente, y una nueva bandera. La represión fue terrible: las acciones de los caldoches provocaron muertos, había una tensión extrema, estado de urgencia, arrestos domiciliarios…
Entre las dos vueltas de las elecciones presidenciales en 1988 unos militantes independentistas mataron a unos gendarmes y secuestraron a otros dieciséis en una cueva. Mitterrand no dudó. Se produjo la masacre de Ouvéa: ordenó atacar y tras liberar a los gendarmes, mataron a 19 activistas, algunos de ellos fusilados.
Unas semanas después el primer ministro francés Michel Rocard, el líder unionista Jacques Lafleur y Tjibaou firmaron el Acuerdo de Matignon que preveía un referéndum de independencia en diez años. No faltaron quienes tacharon a Tjibaou de «vendido» y de «Traidor». Sin embargo, las cosas no quedaron ahí: durante un homenaje a los 19 activistas, un kanak de otra tribu mató al líder histórico en nombre de una escisión.
Más tarde en 1998 se aprobó el Acuerdo de Noumea impulsado por Lionel Jospin y refrendado en un referéndum avalado por el 72 % de los votos. Además de poner en marcha un proceso gradual de descolonización, este Acuerdo planteaba un referéndum de autodeterminación entre 2014 y 2018.
«La Coutume»
La nación kanak está muy vinculada a su tierra, a su lengua y a su tradiciones. Estas comportan un fuerte sentimiento de lo que debería ser el comportamiento de una persona extranjera. Tal como se entiende «la Coutume» [costumbre] no se puede vincular a una tradición del pasado o a una visión folclórica de la sociedad. En Nueva Caledonia la costumbre (la llamada «Coutume») es de gran actualidad y conserva muchas significaciones. Es compleja y plural, hija de una costumbre que el tiempo ha hecho popular y que es aceptada por la nación kanak.
La Coutume define al geografía y la organización social, además de una cosmogonía precisa y la ubicación en el entorno. Dicta la genealogía y la filiación. Es la palabra, el gesto, el don. Representa las reglas de la vida, la protección, le respeto y la humildad. Establece el ritmo de la existencia de los kanakos en muchos aspectos de su vida. Otorga a la persona kanaka un lugar desde su nacimiento, después la vincula a la sociedad y por último, con la muerte la vincula a la eternidad separando el cuerpo del alma.
El sentimiento antifrancés proviene en gran medida de que los colonos no tuvieron en cuenta las costumbres locales ni el profundo sentimiento respecto a la tierra. En ese sentido la marcha hacia la independencia se alimenta de la Coutume y de la identidad kanak. Los kanakos piensan que los franceses no les respetan pero por el momento la presión por ser respetado no ha sido capaz de ganar al nivel de vida y la seguridad económica provenientes del hecho de estar subordinados a Francia.
La pregunta y el censo
El líder antiindependentista y senador en Francia Pierre Frogier se opone a la fórmula «sí o no a la independencia» en la pregunta del referéndum, como se ha hecho en Cataluña, con la argumentación habitual de que puede dividir a la sociedad y abrir las puertas a la violencia. Los unionistas han movilizado a miles de personas y cuentan con 29 de los 54 escaños de la Asamblea de Nueva Caledonia. Pero los independentistas gestionan dos de las tres provincias (Provincia del Norte e Islas de la Lealtad) y los unionistas una sola, la Provincia del Sur, que comprende la capital y es la más poblada.
De los 260.000 habitantes del archipiélago un 40 % son kanakos y un 30 % caldoches de origen europeo. El reto del FLNKS es no asustar al 30 % restante (de origen asiático, africano y polinesio), es decir, que no abracen «la nueva nación con un destino común» propuesta por los otros ya que el FLNKS aceptó hace tiempo que los colonizados con origen kanak no serían los únicos en votar en el referéndum. En 1983 aceptó que también tenían que participar en él para decidir el estatus político las «víctimas de la historia» (los descendientes de los presos y deportados llevados a Nueva Caledonia, la mano de obra semiesclava llevada durante la época de la colonización, etc).
El Acuerdo de Noumea es un papel, pero no es una broma. Está incorporado en la Constitución francesa y en la legislación de Nueva Caledonia. Diferencia entre ciudadanos kanakos y ciudadanos franceses en función del lugar de residencia obligatorio. El censo para el Senado y el Parlamento francés no es el mismo que el censo para la Asamblea de Nueva Caledonia y las Asambleas provinciales (en las últimas elecciones 23.000 franceses no tuvieron derecho a voto) y para el referéndum de independencia se elaborará otro censo. Es evidente a qué temen los kanakos: a «la solución de los aborígenes» de Australia, es decir, ser una comunidad en minoría y marginada en su propio territorio en vez de ser una nación.
El FLNKS publicó recientemente su hoja de ruta. Si ganaba el sí prometió crear la nación llamada Kanaky-Nueva Caledonia (en ambos idiomas), una nación «democrática y multicutltural». También prometió que todos los ciudadanos tendrían derecho a votar.
La opción de un Estado asociado
Los antiindependentistas argumentan que el abandono del Estado colonial conllevaría una pérdida del nivel de vida ya que en el archipiélago hay un nivel de vida superior al de Nueva Zelanda. También hay quienes frente al independentismo proponen la opción de un Estado asociado de modo que los independentistas tendrían su Estado y los unionistas garantizarían su vinculación con Francia.
Mientras tanto, en el océano Pacífico anglosajón bullen las reivindicaciones de independencia y los procesos de cambio del estatuto político. Las Islas Cook debaten su vinculación a Nueva Zelanda (como los caldoches, quieren mantener el pasaporte). También Micronesia quiere cambiar su relación con Estados Unidos. Papúa Nueva Guinea ha aceptado hacer en 2019 un referéndum de independencia en Bougainville. Guam también va a hacer un referéndum no vinculante solo con las personas indígenas, aunque los que voten sean solo el 37 %.
Para llegar a una solución definitiva habrá que llevar hasta el final el proceso de descolonización. La independencia es su acicate. La nación kanaka tiene la última palabra.
Notas de la t.:
* Para la traducción del euskera nos hemos servido también de la traducción al francés de Xarlo Etchezaharreta, http://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/mediabask/editions/mediabask_2017-10-12-07-00/hemeroteca_articles/lancienne-coloniefrancaise-se-rapprochede-lindependance
** El descubridor de estas tierras, el navegante británico James Cook, las denominó «Nueva Caledonia» en honor a las Tierras Altas de Escocia, a las que los romanos habían llamado «Caledonia». Fue colonizada por Francia durante la primera mitad del siglo XIX y utilizada como colonia penitenciaria. En 1853 se convirtió en posesión francesa. Los franceses utilizaron el término «kanaka», derivado del hawaiano y que significa «hombre», para denominar a todos los nativos de las islas del sur del océano Pacífico, incluyendo a los de Nueva Caledonia. La palabra pasó al francés como «canaque», con una connotación peyorativa hasta la década de 1970 en que empezaron a cobrar fuerza los movimientos independentistas. Estos retomaron la grafía original «kanak» para designar a los pueblos melanesios de Nueva Caledonia y Kanaky para designar a su tierra con un sentido positivo unificador culturalmente y de reinvidicación política. Actualmente el término «kanak» es el más empleado por la población autóctona. (N. de la t.)
*** El Código del indígena se promulgó en Francia en 1881, con lo que Francia instituía oficialmente el racismo de Estado ya que distinguía entre «ciudadanos» franceses (con orígenes europeos) y «sujetos» franceses (los indígenas). Estos últimos estaban privados de la mayoría de sus derechos políticos.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.