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Elecciones en Australia

La derecha, sus tres amigos y un milagro

Fuentes: Rebelión

Introducción Según las encuestas de la transnacional mediática Newscorp -la mayor y más derechista del país, con 70% del mercado comunicacional global- el Partido Laborista (PL) mantuvo un margen ganador durante gran parte del segundo trienio consecutivo para el gobierno nacional de la coalición de partidos Liberal y Nacional (LNP, 2013-2019). Pero en lo que […]

Introducción

Según las encuestas de la transnacional mediática Newscorp -la mayor y más derechista del país, con 70% del mercado comunicacional global- el Partido Laborista (PL) mantuvo un margen ganador durante gran parte del segundo trienio consecutivo para el gobierno nacional de la coalición de partidos Liberal y Nacional (LNP, 2013-2019). Pero en lo que el primer ministro, Scott Morrison, califica de «un milagro», la LNP acaba de ganar un nuevo trienio, el 18 de mayo.i Significa el endurecimiento de la derecha fundamentalista encabezada por Morrison, un pentecostal homofóbico conocido por vincular el futuro de la energía con los hidrocarburos más contaminantes del planeta. Famosamente aduló un pedazo de carbón negro en la cámara del parlamento, calificándolo como algo que «no te daña», una parte esencial del futuro de la energía, y a sus críticos como «carbonofóbicos … patológicos».ii

Más allá del aplauso unánime de «los capitanes de la industria» por el milagro electoral, están de fiesta en la bolsa. En su primer día hábil post elecciones, el 20 de mayo, se realizó el alza más grande de la última década, superado una sola vez en un el último cuarto siglo. Las acciones de los cuatro bancos mayores subieron en A$28 (EE.UU. $19) billones.iii La corporación transnacional Ramsay Health (salud privada) agregó 10% a su valor, fortaleciendo su campaña para establecer un «Centro Ramsay de la Civilización Occidental» en varias universidades públicas del país, con la intención de consagrar la superioridad occidental en títulos pre y posgrados. Goza del apoyo de dos ex primer ministros LNP (Howard y Abbott), íconos de la ultraderecha.iv ¿Qué factores rescataron al gobierno del abismo popular?

Los tres amigos

Fue una troika siniestra de ultraderecha -una coalición del empresarial Partido Australiano Unido (PAU), el Partido de Una Nación (PUN) y las corporaciones mediáticas- que ha transformado un triunfo para el PL previsto de izquierda a derecha, en uno hace poco impensable para una coalición de los intereses políticos económicos más reaccionarios, incluso misóginas y racistas del país. Romantizar la lenta derechización del PL desde su imposición del neoliberalismo como gobierno en los 1980s, sería falsificar la historia.v Sin embargo, su plataforma de reformas laborales y del sector público progresistas para ésta elección pareciera parar el declive, aunque tímidamente. Analicemos el papel de los tres amigos de la LNP.

A través de su fundador multibillonario, el obsesivamente litigioso Clive Palmer (ex LNP) -en deuda desde 2016 por $A70 millones a los trabajadores y accionistas de su empresa «en bancarrota» Queensland Nickelvi– el PAU invirtió A$80 millones (EE.UU. $55 millones) en comprar 3.4% del voto, con un bombardeo propagandístico de todo tipo en contra del PL. Sin ganar ningún escaño, el PAU dirigió sus votos preferenciales (es decir, de 2ª preferencia) a la LNP. Resuelta la elección, Palmer comentó que no le preocupaba en absoluto el no haber ganado escaños, y que su inversión «valía la pena» para que «aquellos gusanos pequeños» perdieran la elección: «el objetivo final era prohibir (al PL) introducir sus impuestos en Australia y destruir al país.» Pero oculta su agenda: de contar con el apoyo incondicional del gobierno LNP para sus proyectos mineros altamente rentables, sin respetar las regulaciones ambientales, ni menos a la fuerza laboral. De hecho, los trabajadores del PAU reciben sus pagos no del partido sino de su empresa de carbón Waratah Coal, que está esperando aprobación gubernamental para una nueva mina en la zona prístina noreste de Queensland (ver también Adani, abajo).vii Los impuestos referidos eran la propuesta del PL para justiciar a las transnacionales que evitan impuestos (como las de Palmer), e imponerles impuestos inescapables por sobre las ganancias de capitales netas, en vez del régimen ficticio vigente.

Por ejemplo, según la Oficina Australiana de Impuestos, 732 compañías no pagaron impuestos al Ministerio de Hacienda en 2017, a costa de A$13.4 billones a la tesorería nacional, y a pesar de un impuesto oficial de 30% por sobre sus rentas netas. Incluyen a transnacionales conocidas: la financiera Lendlease, Alcoa (aluminio), Glencore (minera), Sony, Origin Energy, Exxon Mobil, Anglo American, Ford, Foxtel, Virgin Australia y Qantas (aerolíneas) y Seven Group (mediática). Otra, Bluescope Steel, ganó A$4.9 billones en renta sin impuestos, una pérdida de A$1.3 billones para el Ministerio de Hacienda.viii

El segundo amigo del LNP es el supremacista blanco, islamofóbico y nacionalsocialista PUN. Su lideresa Pauline Hanson (como Palmer, también ex LNP) ha aseverado que Australia corre el peligro de estar «inundado por musulmanes», y que los inmigrantes están robando los puestos de trabajo a «los trabajadores australianos». Consistente con la mentalidad neocolonial, deniega los derechos de los pueblos originarios y la realidad de una de las sociedades más multicultural del planeta. De hecho, hace un año planteó en el Senado una propuesta que reconozca «el aumento deplorable del racismo y los ataques contra la raza blanca y la civilización occidental», además que «está bien ser blanco», una frase comúnmente utilizada por los supremacistas blancos.ix Todos los senadores LNP votaron a favor, perdiendo por sólo 31 a 28 votos.

Por si fuera poco, el senador PUN Fraser Anning incitó a «la solución final» para resolver dicho «problema», eco histórico antisemítico de los Nazis. Sugirió en su mismo discurso parlamentario que el país debiera volver a la política de la Australia Blanca, que suprimía la inmigración no europea desde 1901 hasta fines de los años sesenta, con la caída del LNP de entonces.x A fines del 2018, funcionarios del PUN fueron grabados solicitando fondos de la Asociación Nacional del Rifle (EE.UU.), entre visitas a clubes de caballeros. Opinó un distinguido sujeto del fascismo italiano que «es hora de dejar de fingir: el fascismo ha vuelto.»xi

Con una mayoría máxima de dos escaños, el 12.1% de votación ultraderechista -el PUN ganaba otro 8.7%, el PAU 3.4%- ha sido el factor clave en el triunfo de la LNP, asegurando a la vez un flujo permanente de concesiones a las políticas de ambos partidos. Para Palmer y su fachada PAU, es una pequeña inversión para garantizar la continuación de su notoria explotación de la clase obrera, rentas mineras altísimas y masiva destrucción medioambiental. Para el PUN, dado el flujo recíproco de votos preferenciales de la LNP, le garantiza suficientes escaños en el nuevo parlamento para constituir un bloque de ultraderecha, junto con otros partidos pequeños supuestamente independientes, al servicio de los intereses de la burguesía neocolonial y sus representantes del gobierno LNP. Como dice un chiste en Australia sobre los políticos, son la gente más honesta que se puede comprar.

La LNP, el PAU y el PUN han gozado de la nueva ofensiva mediática de un tercer amigo: el conjunto de las tres empresas que controlan 90% de las comunicaciones masivas en Australia: Newscorp, Nine Entertainment y Seven West. Éstas han incrementado su cobertura decisivamente durante los dos trienios LNP desde 2013, gracias a la anulación de las leyes limitando la concentración de medios de comunicación. Implementaron una campaña sensacionalista y difamatoria-conocida como «el periodismo del alcantarillado»-que tenía poco que envidiarse a la prensa derechista en Venezuela. Un estudio sobre el comportamiento de dichas empresas comprueba su acérrimo prejuicio anti Laborista y conversión en armamento por la derecha gubernamental.xii A pocos días del sufragio, por ejemplo, con la obvia intención de asustar a los mayores y jubilados, acusaba a la oposición Laborista de haber decidido en secreto imponer un impuesto a la muerte.xiii De hecho, los ataques mediáticos febriles en contra del movimiento obrero y los pueblos originarios datan del siglo XIX.xiv

El trasfondo de la elección

Con una campaña electoral de cuatro semanas orquestada por sus aliados del gran capital, la LNP anunció una sola política: la reducción de impuestos para los ricos. Se logrará a través de (a) la baja de impuestos para las corporaciones, y (b) la aplicación del mismo nivel de impuestos, un 30%, para obreros de «cuello azul» (clase obrera) y «cuello blanco» (pequeña burguesía). Es decir, con salarios entre A$40 (EE.UU. $27.5) y A$200 (EE.UU. $137.5) mil por año. Pero aparte de tener salarios hacia el extremo inferior de esa escala, los «azules» carecen de pretextos para reembolsos de impuestos. En contraste, los «blancos» tienden a gozar de varias concesiones -directas o a través de sus inversiones- que suban sus salarios reales.

Tomaron lugar las elecciones en medio de protestas masivas encabezadas por el movimiento estudiantil nacional, en contra de las políticas anti ambientales del gobierno, simbolizadas por dos actos de la LNP en vísperas de la elección. Primero, en su aprobación de una mina masiva de uranio en el oeste, a minutos antes de la medianoche del día de llamar a elección. Segundo, en su silencio ensordecedor frente a un informe de las Naciones Unidas, sobre la pendiente extinción de un millón de especies y una amenaza existencial al ecosistema del planeta. En Australia -según un informe del propio gobierno LNP- incluyen el icónico oso koala, entre 508 especies o extintas ya o en peligro grave.xv

Los daños notorios ocasionados por el gobierno LNP también incluyen: la muerte de un millón de peces nativos de una vez en uno de los ríos principales del éste del país, dejado desoxigenado por aguas desviadas a los aliados de la LNP en sus insaciables plantaciones de algodón (foto abajo)xvi; el financiamiento con sus pares a nivel regional de autopistas extensivas, mientras el transporte público su pudre; la aprobación para una mina de carbón faraónica en el estado noreste de Queensland de la transnacional indio Adani, empresa con una historia de no cumplir con leyes ambientales, en busca absurda de duplicar la producción total nacional de carbón. Dicha mina amenaza no sólo a una especie de pájaro nativo rarísimo (foto abajo), sino a la capa freática y la Gran Barrera de Coral con sus residuos tóxicos. Estos últimos equivaldrán a 4.7 billones de toneladas de contaminación del océano, también amenazando con la destrucción del hábitat de tortugas, delfines y dugongos.xvii Toda infraestructura nueva entre mina y puerto -una empresa ambiental y socialmente destructiva, además de billonaria- será a costa pública.

 

Izquierda parlamentarista vs. revolucionaria

Ni el Partido Laborista ni sus aliados Los Verdes tienen políticas diseñadas a derrotar al sistema capitalista, aún que ambos tengan alas de izquierda reformistas menores. Entre los 5 partidos mayores de izquierda popular, la Alianza Socialista, por más solidaria que haya sido con las luchas antiimperialistas globales, padece de una fe exagerada en el proceso electoral formal. Durante sus 20 años de existencia, a pesar de lanzar candidaturas costosas en elecciones nacionales y estatales, ni ha logrado un solo representante en ningún gobierno. Además, queda un sólo partido de los 9 nacional e internacionales que constituyeron dicha Alianza en el 2000, habiendo expulsado a un bloque grande de militantes hace algunos años, de los cuales varios y varias son luchadores latinoamericanos exiliados en tiempos de dictadura.xviii

El Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) ha sido influenciado por el maoísmo, concentrando sus esfuerzos en el movimiento sindical, especialmente el militante sindicato de trabajadores de la construcción (BLF, por sus siglas en inglés). Según Rowan Cahill, distinguido historiador del movimiento sindical de izquierda del país, el PCML es el único partido que ha resistido exitosamente a la infiltración por la agencia secreta estatal ASIO (cf. FBI, MI-5).xix Durante los 1960 y la primera mitad de los 1970, el Partido Comunista de Australia (PCA) dirigía ese sindicato, logrando proteger a muchas zonas verdes en ciudades como Sidney, y a barrios obreros amenazados por empresarios de rascacielos. Su apego al estalinismo y reformismo ha limitado su influencia. Luego tomó control del BLF el PCML, continuando la tradición de militancia y ganando buenos salarios y condiciones laborales, que eventualmente fluyeron a otros sectores. El gobierno laborista ilegalizó y reprimió a dicho sindicato en los 80, parte de su proceso de debilitar al movimiento sindical para que la ofensiva patronal se recomenzara sin obstáculos, e imponga el neoliberalismo.

Dos partidos trotskistas completan el conjunto: el Partido Socialista Igualitario (PSI) y la Alternativa Socialista (AS). El PSI es pequeño pero puntual en su evaluación del quehacer global; el AS es el más grande de todos los partidos de izquierda, activo en distintos frentes populares incluyendo en los sindicatos. Como la fracción mayor que quedó con la división en Australia de los Socialistas Internacionales (IS, por su sigla en inglés), y a pesar de sus políticas en mayor parte revolucionarias, tiene una posición estilo primermundista sobre las luchas antiimperialistas en América Latina. Es curiosa, dada la gama de grupos trotskistas en Nuestra América. Solidaridad, la fracción menor de la división referida, tiene posiciones similares.

Estado sin adjetivos y lucha de clases

Las elecciones formales en el sistema capitalista sirven para mantener la ilusión de poder lograr una sociedad igualitaria por el camino pacífico. Combinado con el lavado de cerebros conocido como el sistema educacional, motor cultural clave en idiotizar a las clases obrera y media baja, dicha ilusión es esencial para el andamiaje hegemónico ideológico de un sistema crecientemente desigual. Con la única excepción de la Depresión Mundial (1929-1932), por ejemplo, jamás ha habido tanta gente viviendo en la calle: para el Censo del 2016, había 50 personas en tales condiciones para cada 10 mil ciudadanos.xx En contraste, las corporaciones financieras, banqueras, mineras y del sector minorista han gozado de billonarias exenciones fiscales y las mejores rentas en su historia.xxi La burguesía sostiene tal andamiaje a su conveniencia; una vez amenazado, responde con la fuerza. Por ejemplo, un gobierno laborista movilizó al ejército para romper una huelga minera en 1949; lo hizo de nuevo con la fuerza aérea para derrotar una huelga de pilotos en las dos aerolíneas nacionales en 1989. Siendo la máxima autoridad política, el gobernador general pomposo John Kerr (extrotskista) derrocó a un gobierno laborista progresista en 1975, a solicitud de la mediática Newscorp y los intereses estadounidenses en Australia, vigilados por la CIA y respaldados por la fuerzas armadas.

Sin embargo, la clase obrera y sus aliados han demostrado su potencial para tomar el poder, en reiteradas ocasiones. Hace 50 años, por ejemplo, el pomposo mismo como juez de la corte federal, encarceló al líder comunista del sindicato de tranvías en el estado de Victoria, Clarrie O’Shea. Oficialmente fue por no pagar una multa sindical producto de las leyes penales impuestos por el gobierno LNP, y pasar por alto a varias citaciones para comparecer ante el tribunal. Un millón de un total de 3.8 millones de trabajadores hicieron un paro, espontánea y frecuentemente en contra de las directivas de sus propios sindicatos.xxii Misteriosamente un ente anónimo pagó la multa, ampliamente considerado como ASIO (establecida por el mismo gobierno), en pos de evitar una huelga nacional en condiciones desfavorables al capital. Fue una época de alta militancia obrera, con grandes avances en materia de salarios y condiciones de trabajo, la abolición de la discriminación laboral anti femenina, la apertura popular de las universidades, más exitosas movilizaciones nacionales en contra del imperialismo en sureste Asia y al apartheid en Sudáfrica.

Vivimos una época de gran ironía. Por un lado, las condiciones para una reconstitución de la i zquierda son más propicias que en cualquier momento desde el comienzo de la larga vuelta hacia abajo del sistema capitalista acerca de 1970. Por otro lado, en vez de despertar de su hibernación de medio siglo, la Izquierda ha movido con la velocidad de la Segunda Resurrección, salvo por su capacidad de producir y reproducir divisiones inútiles. Además, la mayoría de los partidos de Izquierda padece de un entendimiento de las características transitorias de los regímenes y las de índole permanente del estado capitalista. Mientras tanto, el Banco Mundial ha pronosticado una contracción en la economía global, que ya comenzó a tomar efecto en un desempleo incrementado. Las intervenciones revolucionarias contadas dejan un espacio para el crecimiento de la ultraderecha parlamentaria y extra parlamentaria. Es una amenaza global, frenable únicamente por una nueva ola de colaboración entre una clase trabajadora todavía fragmentada y una unidad popular no vista desde los 60. No hay recetario; lo haremos al andar. Como nos recuerda el cantautor chileno Patricio Manns, reconocemos haber perdido la batalla, pero «falta conocer el resultado de la guerra.»

Notas:

i Ver https://edition.cnn.com/world/live-news/australia-election-day-2019/index.html

ii Ver https://tinyurl.com/ycvpuksd Imagen cortesía de https://tinyurl.com/y6887vjq

iii Simon Evans y otr@s, «Relieved CEOs ready to work with ScoMo: Business reacts», en The Australian Financial Review , 20 de mayo de 2019; https://tinyurl.com/yywntbzn

iv Hay una resistencia creciente a través del sector universitario; ver p.e. http://ramsayoffcampus.org/

v Ver por ejemplo el obituario político a su gurú neoliberal en https://tinyurl.com/yy7aarjv

vi Resuelto, según el acuerdo PAU-LNP, por pagar la décima parte 3 años después, en la víspera de las elecciones 2019. Ver también Mark Ludlow, «Palmer says $60m splurge ‘worth it’ to stop Shorten: Exclusive», en The Australian Financial Review, 20 de mayo de 2019; y https://tinyurl.com/y5wfbfha

vii Ver https://tinyurl.com/y36mxz7h

viii Ver https://tinyurl.com/y5c45672

ix Ver https://tinyurl.com/y65entee

x Ver https://tinyurl.com/y9wlwb2x y

xi Ver https://tinyurl.com/y6slctva y http://filefaustralia.org/

xii https://tinyurl.com/y3jkbhu5 y https://tinyurl.com/y3t5l2jz

xiii https://tinyurl.com/y253fbfm

xiv http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120008

xv Ver https://tinyurl.com/yxqjk7u3 y https://tinyurl.com/yy3sk6c3

xvi Ver https://tinyurl.com/yyfth4zl

xvii https://tinyurl.com/y63hdybm y https://tinyurl.com/yxfdyudy

xviii Ver https://tinyurl.com/y2ad42hp y https://tinyurl.com/y3wcy38e

xix Ponencia, foro público en Sídney, 14 de mayo del 2019.

xx https://tinyurl.com/y6yb2bqg

xxi https://www.australianunions.org.au/tax_factsheet

xxii https://tinyurl.com/y5ubnbfa; https://tinyurl.com/y3fsxt3r

Robert Austin Henry es profesor honorario del Departamento de Historia de la Universidad de Sidney.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.