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La invisibilidad de millones de seres humanos

Fuentes: islamoriente.com

Pasada la conmemoración del Día Mundial del refugiado millones de seres humanos siguen ahí, se mueven y desplazan en su propio país o emigran pues el suyo ya no es un sitio seguro. Cruzan desiertos, selvas, montañas, se ahogan en los mares que se suponen deben unir al ser humano. Viven hacinados en tiendas precarias, […]

Pasada la conmemoración del Día Mundial del refugiado millones de seres humanos siguen ahí, se mueven y desplazan en su propio país o emigran pues el suyo ya no es un sitio seguro. Cruzan desiertos, selvas, montañas, se ahogan en los mares que se suponen deben unir al ser humano. Viven hacinados en tiendas precarias, malnutridos, sobreviviendo, añorando sus hogares y soñando construir uno. La conmemoración del Día Mundial del Refugiado sacó de las sombras un fenómeno que debe avergonzarnos.

Para los organismos internacionales, como es el caso del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados – ACNUR – cuya definición ha sido acordada como «aceptable» y derivado de la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es «una persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera de su país de nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él».

La Organización para la Unidad Africana – continente con un amplio historial de refugiados y desplazados acordó definir como refugiado- «a toda persona que debido a una agresión externa, ocupación, dominación extranjera o eventos que afecten seriamente el orden público de una parte de su país de origen o de nacionalidad, es forzado a buscar refugio en otros lugares fuera de su país de origen o nacionalidad» se entiende esta definición como más amplia, pues habla de sujetos que huyen de su país no sólo problemas con el gobierno de turno, sino que también huyen del sufrimiento y del dolor.

Cuando sólo la muerte es noticia

Sin duda que el convenir sobre el qué se habla cuando se habla de refugiados, es conveniente, enmarca y nos ubica en el contexto de un drama, que como uno de sus efectos ha generado la mayor ola migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. No una crisis, sino que un éxodo forzoso como lo ha denominado The Huffington post: «La mal llamada crisis de los refugiados – mejor decir el éxodo forzoso y constante de miles de inocentes por la guerra propia y la inacción de Occidente- nos ha dejado en el año pasado unas cifras escalofriantes.»

«Los refugiados, según cifras entregada por ACNUR, en su informe anual con datos del año 2015, muestran un incremento de un 55% con relación a las cifras del año 2014. 65.3 millones de hombres y mujeres, migrantes forzosos y que producto de guerras de agresión, invasiones, luchas civiles, actividades de grupos terroristas huyen buscando zonas más seguras, en momentos que las posibilidades de encontrar asilo y protección se restringen día a día, Sobre todo para aquellos seres humanos provenientes del Magreb, del Sahel, de Sudán y de Sudán del Sur, Somalia, Eritrea, de Siria, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, Colombia, Irak y Afganistán fundamentalmente.

De esa cifra, la división conceptual nos señala que 42 millones corresponden a desplazados internos, aquellos que escapan de las zonas de guerra o devastación de un país y se trasladan a zonas «más seguras». 20 Millones considerados como «refugiados» es decir, aquellos que salen en busca de ese lugar que les evite la muerte, generalmente a países vecinos y finalmente 3.3 millones de hombres y mujeres que conforman ese contingente conocido como «peticionarios de asilo» y que son los que vemos aparecer en las noticias, cuando se les cierra las fronteras en Hungría, Eslovenia, mueren hacinados en camiones atestados en las carreteras de Austria, ensartados en las rejas de Ceuta y Melilla, asesinados por las bandas dedicados al transporte de migrantes, abandonados a su suerte en el desierto del Sahara o mueren ahogados por miles al tratar de llegar a las costas europeas desde puertos de Libia- 3. 500 sólo en este primer semestre del año 2016 – Cifras donde sólo algunas sociedades europeas han dado respuestas mejores que otras. En los extremos se sitúa Alemania, que ha acogido hasta ahora 476 mil solicitudes de asilo y una España amnésica y racanera, que sólo ha tramitado 15 mil solicitudes de asilo -que representa el 1% del total atenido por la Europa de los 28 y donde el derecho de asilo retrocedió a números vergonzosos: España concedió el status de refugiado a sólo 220 solicitantes.

Siria, quien sufre una cruenta guerra de agresión desde marzo del año 2011, es el país con mayor número de personas que se han desplazado internamente – 8 millones de seres humanos – a los cuales hay que sumar cinco millones de refugiados, radicados principalmente en campos de refugiados en Turquía, El Líbano, Irak y Jordania y sobre todo a partir de fines del año 2014 con un lento pero sostenido objetivo de llegar a Europa, utilizando para ello diversas vías de salida. Una Europa que el coro mediático de las grandes potencias es presentada como una región que sufre una severa crisis de inmigración cuando en realidad el número de personas que busca protección en la Europa de los 28, sólo alcanza el 0,15% del total de su población, conformada por 510 millones de habitantes. Han salido más europeos producto de la crisis económica, que refugiados provenientes de países donde los gobiernos de esa misma Europa suele hacer negocios, financiar bandas terroristas, alentar la caída de gobiernos como el libio, invadir a Afganistán, Irak o tratar de derrocar al gobierno sirio.

La ACNUR consigna que el 86% de los refugiados del mundo son acogidos por países en vías de desarrollo. Los ejemplos confirman esta información. Turquía tiene ya 2 millones de refugiados sirios. El Líbano suma 1.4 millones – el 25% de su población – Jordania tiene en su territorio a 700 mil refugiados sirios y en Irak, en la zona controlada por los Kurdos, existen 300 mil refugiados. La República Islámica de Irán acoge, por su parte, a un millón de refugiados afganos y 200 mil iraquíes.

Medios de prensa internacionales, han destacado el tratamiento que la nación persa ha dado a los refugiados afganos «Con casi un millón de refugiados dentro de sus fronteras, casi todos procedentes del conflicto afgano, la actitud de la República Islámica de Irán constituye por su atención, dedicación y generosidad, un modelo que la propia ONU considera «un ejemplo para el mundo» que debe ser imitada. Acceso a un seguro médico universal como el que tienen los iraníes, educación gratuita para casi 350.000 niños y adolescentes afganos en las escuelas públicas, acceso a la universidad y a cursos de formación técnica y el permiso para que los refugiados elijan libremente su lugar de residencia son algunos de los rasgos del «tratamiento ejemplar» que Irán da a los desplazados». La ACNUR destaca, que durante los últimos 35 años, Irán ha sido uno de los países del mundo con mayor número de refugiados dentro de sus fronteras a pesar de haber enfrentado una guerra contra Irak, bloqueos internacionales y una situación de continua agresión por parte de Washington y sus aliados.

Tal vez el Día Mundial del refugiado tiene un mayor valor cuando hablamos de solidaridad como la entregada por la sociedad iraní, que no distingue nacionalidad para el apoyo y donde los niños y niños son una prioridad. Los datos entregados por ACNUR muestran una dramática realidad: la mitad de los desplazados forzosos son niños y de ellos 100 mil han escapado sin la compañía de adultos. Niños principalmente de Afganistán, Siria, Eritrea y Somalia. Una realidad, que sólo sale a la luz cuando alguno de esos pequeños muere ahogado en alguna barcaza volcada en el Mediterráneo o llega a las playas de algún país ribereños del otrora Mare Nostrum.

Cifras que remecen pero, que no han modificado el actuar de las grandes potencias, principalmente Estados Unidos, la propia Unión Europea a través de la acción de países como Francia, Inglaterra y Alemania y sus socios de Oriente Medio como Arabia Saudita, Israel, las Monarquías Ribereñas del Golfo Pérsico, que son quienes han catalizado, desde el inicio del despertar islámico hasta hoy el aumento de refugiados desde Siria, Libia e Irak principalmente. Refugiados que buscan, lógicamente, mejores perspectivas de vida y encaminan su pasos y se lanzan, por ejemplo, en precarias embarcaciones a navegar, para llegar a una Europa que se resiste a aceptar su responsabilidad, en la mayor ola migratoria desde la Segunda Guerra Mundial.

El pasado 20 de junio, día en que se conmemoró el Día Mundial de los Refugiados, se constató una gran ausencia en las cifras y el análisis que hace ACNUR u otros organismos internacionales, mostrando con ello otro de los efectos de la migración forzosa: la invisibilización de los pueblos. Se trata de los refugiados palestinos, que conforman la mayor crisis de refugiados del mundo y que año a año incrementa su número. La mayor y la más antigua crisis de refugiados que tiene el mundo y cuya solución no se vislumbra cercana y donde los intereses políticos, económicos e ideológicos hacen patente que sólo una decisión firme y resuelta que obligue a la entidad sionista a retirarse de los territorios ocupados, puede hacer valer el derecho de millones de palestinos de retornar a su hogares.

Palestina: la mayor y más antigua crisis de refugiados

El 15 de mayo de cada año, desde 1948, los palestinos conmemoran la Nakba – Catástrofe o desastre en árabe – significando el inicio del éxodo de millones de hombres y mujeres, que tuvieron que abandonar su tierras, tras el conflicto que significó la instauración de la entidad sionista en la región. Palestinos que viven, ya sea en los territorios palestinos ocupados Gaza y Cisjordania y que podríamos asimilarlos a desplazados internos bajo el poder de un potencia ocupante, tal como la propia ONU lo señala al consignar que se encuentran bajo ocupación militar. Como también en países vecinos.

Estos palestinos, para todos los efectos de la legislación internacional son considerados refugiados y deben regirse por las normas dispuestas, para aquellos que habitan en los territorios ocupados por la Autoridad Nacional Palestina – ANP – en el caso de Cisjordania y Hamas en la Franja de Gaza, que controlan la seguridad y la administración civil de las áreas urbanas y rurales. La denominada Agencia de las Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos – UNRWA) – que atiende a los refugiados palestinos, ya sea en los territorios ocupados o en países vecinos los define «como aquella persona, primero, cuya residencia habitual era Palestina entre el 1 de junio de 1946 y el 15 de mayo de 1948. Segundo, hombres y mujeres que perdieron sus hogares y medios de vida a consecuencias del conflicto de del año 1948. Tercero, aquellos que se refugiaron en alguno de los países o regiones donde opera la UNRWA y por último, son considerados refugiados los descendientes por la línea masculina de las personas que cumplen los requisitos 1 y 3.»

A fines del año 2015la UNRWA tenía registrados – en las zonas donde opera – a más de cinco millones de refugiados de Palestina de los cuales un 33% vive en 50 campamentos distribuidos en Jordania – donde habitan 2.1 millones de palestinos – Siria con 500 mil refugiados y sintomáticamente en la Franja de gaza donde habitan 1.5 millones de palestinos, al UNRWA considera como refugiado a 1.2 millones. En Cisjordania de un total de 2.5 millones de habitantes un tercio de ellos son refugiados registrados, de los cuales 250 mil viven repartidos en 19 campamentos.

Las Naciones Unidas indica que «existen entre siete y ocho millones de palestinos que viven en zonas de Palestina administradas por la ANP o están refugiadas en tierras cercanas. Además, existen un gran cantidad de palestinos que se encuentran en el resto de Oriente Medio, América Latina, Europa y Estado Unidos Cerca de la mitad de los palestinos son refugiados y viven bajo la tutela del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente – OOPS – y de la UNRWA por sus siglas en inglés – Estos refugiados palestinos viven en la Franja de Gaza, la Ribera Occidental y Jerusalén Oriental. También se encuentran en Jordania, Siria, y el Líbano. Asimismo, más de un millón de refugiados viven todavía en campamentos establecidos para ellos desde hace más de cincuenta años en dicha zona».

La organización Inspiraction con un trabajo de apoyo a los de refugiados palestinos en Cisjordania consigna que existen 19 campos de refugiados en ese territorio ocupado, 9 en la Franja de Gaza, 12 en Líbano, 10 en Siria, 10 en Jordania, y otros miles de palestinos refugiados, que viven en Egipto, Yemen, Kuwait y Arabia Saudí. Situación que ha significado, por ejemplo, ir cambiando la fisonomía de muchos campamentos que comenzaron con tiendas inseguras, para devenir en construcciones un poco más solidas, pero igualmente bajo condiciones socio ambientales de enorme precariedad. La posibilidad de retornar a sus lugares de origen choca día a día con la realidad de una ocupación militar israelí que no cesa y que incrementa el número de colonos en los territorios ocupados, como es el caso de Cisjordania, donde ya 500 mil colonos se han asentado en dicha zona.

Cifras más o cifras menos, lo claro es que los refugiados palestinos, no sólo constituyen una bofetada en el rostro para una humanidad que suele no ver este drama, sino que una campanada de alerta respecto a que la solución, para esos millones de hombres y mujeres debe ser una prioridad si se quiere avanzar hacia la paz en la zona, tal como se debe vislumbrar y solucionar con Siria e Irak, con el pueblo afgano, con países como Sudán y Sudán del Sur, Eritrea, Somalia, parte importante de los países del África Subsahariana, sometida a las presiones políticas y económicas de las grandes potencias que alientan la división y el expolio. Solución también para el pueblo saharaui y los 200 mil hombres y mujeres que habitan hace 41 años en los campamentos de refugiado de Tindouf en la hamada argelina, producto de la ocupación de su territorio a manos de la Monarquía marroquí. Los refugiados de estos pueblos son la constatación que no puede haber paz mientras la agresión, la política del más fuerte, el desprecio a los derechos humanos sigan siendo el pan de cada día.

El conmemorar el Día Mundial del Refugiado nos llama a tener presente lo que el resto del año parece estar en las sombras, que sólo sale a la luz cuando cientos de inmigrantes naufragan y pasan a formar parte de la fosa común del Mediterráneo u otros miles tratan de llegar al sueño europeo y reciben un portazo en las narices y en su dignidad. No es posible hablar de paz sin resolver el tema de 65.3 millones de seres humanos desarraigados, maltratados, humillados y sometidos a la más miserable de las situaciones que puede vivir un ser humano. La situación de los refugiados en el mundo, de tan cotidiano y masivo ha generado la puesta en práctica de una política de hacer invisible a 65 millones de seres humanos y negarles un futuro, cerrando las puertas de aquellos países que hasta hace pocas décadas eran sociedades de inmigrantes. El hacer invisible a algunos hace manifiesta las peores y más abyectas de las miserias humanas. 

 

http://islamoriente.com/node/100119