Persecución y exclusión es el pan de cada día de la mayoría de los 370 millones de indígenas que viven en el mundo. Nada nuevo. Pero, aprovechando el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, varios organismos han vuelto a exigir respeto a sus derechos y tierras. La mayoría de los 370 millones de indígenas que […]
Persecución y exclusión es el pan de cada día de la mayoría de los 370 millones de indígenas que viven en el mundo. Nada nuevo. Pero, aprovechando el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, varios organismos han vuelto a exigir respeto a sus derechos y tierras.
La mayoría de los 370 millones de indígenas que viven en el mundo están perseguidos o en situación de exclusión. Muchas de estas poblaciones, localizadas principalmente en la cuenca amazónica, se ven obligadas a enfrentarse a los terratenientes que quieren convertir sus tierras en lugar de pasto para la ganadería y a los madereros que talan los bosques habitados de forma indiscriminada.
Con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas que se celebra hoy, organismos no gubernamentales han denunciado la conculcación de derechos que sufren.
El responsable de difusión de Survival International, Miguel Angel del Ser, resaltó el caso de los Ayoreo, de origen paraguayo. Son el último pueblo indígena aislado que queda fuera de la cuenca amazónica y se está viendo obligado a huir a otras zonas por la tala furtiva de árboles en busca del llamado «oro rojo» (madera de caoba) que está deforestando su territorio.
Survival exige al Gobierno paraguayo que «entregue a los Ayoreo el título de sus tierras y frene la deforestación ilegal». «La tierra de este pueblo está casi totalmente en manos de poderosos terratenientes de la zona cercana a la frontera con Brasil», explica esta ONG.
Del Ser lamenta que, pese a llevar años luchando, siguen «los mismos problemas de siempre». «La caoba, el petróleo, los cultivos de soja, todo va para Occidente. Los pueblos indígenas están explotados por nuestro modo de vida», denuncia.
A todo ello se le suman «el racismo, la pérdida de sus tierras, que representa la pérdida de su modo de vida; las enfermedades, especialmente en el caso de los pueblos en aislamiento que son forzosamente contactados y la violencia». Del Ser subraya que, si bien, «se logran avances en la legislación, ésta no se aplica», como en el caso de los Bosquimanos del Kalahari. Aunque el Tribunal Supremo de Botswana reconoció la titularidad de sus tierras en diciembre de 2006, «continúan acosados por los furtivos y están siendo perseguidos porque bajo el suelo en el que viven hay diamantes».
Por su parte, Ayuda en Acción considera fundamental que se aborden los programas sanitarios «desde un enfoque multicultural. A veces, incluso desde la buena intención de cooperación internacional, se les imponen sistemas de nuestra medicina moderna que no atienden la lengua, creencias ni costumbres de los indígenas».
Manos Unidas, mientras, pone el acento en la «triple marginación» que sufren las mujeres y los menores.