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La monarquía saudita: entre sus compromisos con Estados Unidos y los intentos reformistas

Fuentes: CEAMOnitor/CSCA

Los resultados del encuentro sostenido a fines de abril, entre el Príncipe Heredero y Primer Ministro saudita, Abdullah Bin Abdulaziz al-Saud, y el Presidente de EE.UU., G. W. Bush, apuntan hacia un arreglo de las fisuras en las relaciones bilaterales, iniciadas tras el 11 de septiembre y evidenciadas tras la negativa saudita a que se […]

Los resultados del encuentro sostenido a fines de abril, entre el Príncipe Heredero y Primer Ministro saudita, Abdullah Bin Abdulaziz al-Saud, y el Presidente de EE.UU., G. W. Bush, apuntan hacia un arreglo de las fisuras en las relaciones bilaterales, iniciadas tras el 11 de septiembre y evidenciadas tras la negativa saudita a que se empleara su territorio para la agresión a Iraq. Algunos columnistas resaltaron que en la cita, prevaleció el trato diferenciado y amistoso, aunque otros satirizaron el «rostro tierno de Bush y la sonrisa complacida de Abdullah» (1).

La visita a EE.UU. del heredero saudí estuvo precedida por una reunión en París con J. Chirac, durante la cual el Reino concertó la adquisición de 48 aviones de combate, en los próximos meses (2). Al revisar el estado de las relaciones bilaterales, el mandatario galo expresó: «en una región donde la estabilidad se mantiene precaria, una consulta regular entre Francia y Arabia Saudita es de importancia capital»(3). Por su parte, el príncipe saudita manifestó: «Para aquellos que anuncian un choque de civilizaciones, observen a Francia y Arabia Saudita y comprenderán cómo se profundiza una muestra de amistad entre las civilizaciones» (4).

En el encuentro con el Presidente estadounidense se analizaron varios temas, de los cuales se destacaron: la inestabilidad en el mercado petrolero, la lucha contra el terrorismo y el proceso de reformas en el Reino (5).

Sobre el primer aspecto, Abdullah presentó un plan para aumentar la producción de petróleo saudita durante los próximos años, ante la insistencia de Bush sobre la elevada cotización de ese producto que fluctúa entre los 50 y los 55 dólares el barril en la Bolsa de Nueva York (6). Así, la delegación que acompañó al Primer Ministro, detalló que para el próximo decenio Arabia Saudita podría incrementar su capacidad de producción hasta 15 millones de barriles diarios (mbd), de una producción actual de 9,5 mbd. La contraoferta norteamericana fue la de invertir 50 mil millones de dólares para contribuir a ese incremento. En resumen, el Príncipe Heredero garantizó que su país está comprometido para tratar de equilibrar
el mercado energético (7).

En el segundo aspecto, la lucha antiterrorista, ambos líderes emitieron un comunicado donde renovaron la cooperación a partir de la creación de un comité conjunto, encabezado por sus respectivos cancilleres, para tratar cuestiones estratégicas de interés común (8).

Hay que destacar que en los últimos dos años, las fuerzas de seguridad sauditas lanzaron una fuerte ofensiva contra los grupos terroristas islámicos dentro de su territorio, en especial contra Al-Qaeda. Según el Estado Mayor, la táctica empleada contra esos grupos es el sistemático acoso. De hecho, a principios de abril se desmanteló uno de los principales núcleos de Al-Qaeda en la zona norte del país, con la muerte de 15 militantes radicales, entre ellos, el marroquí, A. al-Mejjati, presunto cerebro de los atentados de Madrid y Casa-blanca (9).

Desde el inicio de la contraofensiva contra el terrorismo, la ola de atentados en Arabia Saudita ha cobrado 90 muertes y más de 200 heridos, en su mayoría occidentales (10).

El tercer aspecto, el ritmo de los cambios democráticos en el reino de corte absolutista, resulta el más controvertido y el de más difícil pronóstico. En el mes de febrero, durante su discurso sobre el «Estado de la Unión», el Presidente Bush pidió a Riad que «demostrara su liderazgo en la región extendiendo la voluntad popular en la determinación de su futuro» (11). Otras figuras neoconservadoras, por ejemplo, R. Perle y D. Frum, en el libro, «An End to Evil: How to Win the War on Terror», proponen la creación de un Estado independiente en la región de Hasa, reservorio de los principales enclaves petroleros (12). No obstante, el consenso que prevalece en Washington se inclina por la alianza con la familia Saud, pero presionándola para que emprenda reformas políticas. El temor a lo que venga después de los Saud parece ser todavía demasiado fuerte en la mayoría de los círculos neoconservadores de EE.UU.

A lo interno, la Arabia Saudita de hoy no es la misma de hace cinco años. Las consecuencias de la Segunda Guerra del Golfo, el deterioro de la situación socio-económica, la influencia del nuevo «modelo político» iraquí, las contradicciones entre los miembros de la familia reinante y el fenómeno del terrorismo, le han impreso nuevos matices a la realidad económica y política de la monarquía. A una velocidad, impensable años atrás, han ocurrido algunas transformaciones que empiezan a quebrantar el esquema político que defiende los pilares del poder absoluto de los Saud. Las elecciones municipales y la apertura al proceso de naturalización de los extranjeros residentes en el país, serían los dos primeros ejemplos de ello, pero no parecen ser los últimos.

Desde que el rey Abdelaziz Ibn Saud conquistó en 1924 la provincia de Hiyaz (donde se encuentran las ciudades santas de La Meca y Medina), no se habían autorizado elecciones locales. En las recién finalizadas tres etapas de los comicios, realizados entre febrero y abril, casi la mitad de los 1,200 consejos locales fueron elegidos en las 13 provincias del país, la otra mitad se designa por el gobierno (13). Estas elecciones no permitieron el voto femenino, asunto ya resuelto en otras monarquías del Golfo, como Bahrein, Qatar y, más recientemente, Kuwait. En un Estado donde la mitad de la población es femenina, las autoridades prefirieron no abrir el debate entre «islamistas» y «liberales». Finalmente, el gobierno garantizó que las mujeres podrían votar en los próximos escrutinios, en el 2009 (14).

La información detallada sobre los resultados de las elecciones escasea en los medios de información disponibles. No obstante, un balance preliminar indica cierto predominio de los sectores religiosos de la oposición. Sus triunfos fueron relevantes en la capital comercial del Reino, Gedda (los siete candidatos elegidos), Burayda, capital de la tradicional provincia «conservadora» de Qassem (cinco de los seis candidatos); en la ciudad santa de Medina, en Taef y en Riad, donde los Hermanos Musulmanes se alzaron con importantes triunfos (15).

En la actualidad, la oposición en Arabia Saudita se manifiesta en tres direcciones o tendencias principales: la «línea pacífica», cuya agrupación insignia es el Movimiento para la Reforma Islámica en Arabia (MIRA) con sede en Londres y que aspira a lograr una reforma política en el país, pero bajo los preceptos de la Sharia; «los seculares», agrupados en una coalición de múltiples tendencias ideológicas, con representación femenina y chiíta que rechazan el monopolio religioso y político del wahabismo; la «línea violenta», que agrupa a movimientos como al-Qaeda y las Brigadas de Al-Haramain, cuyos objetivos se desmarcan de las reformas políticas demandadas por los otros grupos de oposición, y cuya postura parece encaminada a profundizar la inestabilidad y aprovecharla para llegar al poder.

El otro cambio importante fue la ley de naturalización de los residentes extranjeros en Arabia Saudita, que entró en vigor el 1 de mayo último. Las primeras exigencias para beneficiarse de dicha ley son: haber residido más de 10 años en el país, hablar y escribir el árabe y disponer de un empleo acorde con las necesidades profesionales que exige el desarrollo del Reino (16). Para los 7 millones de expatriados de origen árabe o asiático instalados en territorio saudita (palestinos, jordanos, yemenitas, paquistaníes, filipinos, etc.), la medida representa una oportunidad inesperada. Ser ciudadano de uno de los Estados más cerrados del mundo significa también adquirir privilegios de propiedad, derechos, empleo público, mejores salarios, ascenso profesional, préstamos bancarios sin intereses y acceso a la Universidad, derechos que gozan los nacidos en Arabia Saudita.

El Reino saudita, por su peso geopolítico en la zona, ocupa un espacio destacado en las proyecciones de EE.UU. hacia la región. La difícil situación socio-económica que atraviesa constituye uno de los principales desafíos internos. Sin embargo, en materia política, coexisten por el momento, dos acontecimientos que favorecen los intereses sauditas de no transitar por un proceso acelerado de reformas: su ofensiva antiterrorista que contribuye al diseño de la arquitectura de seguridad regional promovido por Washington, y el inestable escenario de la posguerra iraquí que aleja por el momento las posibilidades de maniobra contra la monarquía.

Notas:

(1) CBS News: «Abdullah-Bush Stroll Strikes Nerve», 04-27-05.
(2) Alexandre, F.: «Ryad pourrait acheter 48 «Rafale»», RFI, 15-04-05.
(3) Benaichouche, T.: «Chirac et le prince Abdallah affichent leur entente», RFI, 14-04-05.
(4) Idem.
(5) Gélie, P.: «Bush inquiet des fragilités saoudiennes», Le Figaro, 25-04 05.
(6) Stockman, F.: «Saudis Offer Little Gas Price Relief Bush, Abdullah Meet in Texas»,
Globe
Staff,
04-26-05.
(7) DPA: «Saudis Agree to Increase Oil Output», 04-26-05.
(8) Almaeena, K.: «Abdullah and Bush Reaffirm Historic Ties», Arab News, 04-27-05.
(9) Colly, A.: «Le régime saoudien assure avoir liquidé le noyau dur d’al-Qaïda», RFI, 12-04-05.
(10) Ídem.
(11) CBS News: «Bush’s State of the Union Speech», 02-02-05.
(12) Frum, D. and R. Perle: «An End to Evil: How to Win the War on Terror», Ballantine Books, October 2004.
(13) Al-Jazeera: «Islamists lead in Saudi polls», 04-23-05.
(14) Ayad, C.: «Les femmes écartées», Libération, 22-04-05.
(15) Djedda, P.: «Les islamistes, vainqueurs des municipales en Arabie saoudite», Le Figaro, 25-04-05.
(16) Colly, A.: «Devenir Saoudien», RFI, 04-05-05.

Jaile Maleta es investigador del Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente, La Habana (Cuba). El CSCA ha alcanzado un acuerdo de colaboración mútua con este centro para el intercambio de artículos y análisis.