El Foro Social Mundial (FSM) que se realizó en Nairobi en 2007 inspiró a activistas de Sierra Leona a organizarse para exigir a su gobierno vivienda, atención de la salud y rendición de cuentas, pero esa inspiración no duró. «Cuando regresamos de Kenia realizamos una reunión de cinco días en Bo, la segunda ciudad de […]
El Foro Social Mundial (FSM) que se realizó en Nairobi en 2007 inspiró a activistas de Sierra Leona a organizarse para exigir a su gobierno vivienda, atención de la salud y rendición de cuentas, pero esa inspiración no duró.
«Cuando regresamos de Kenia realizamos una reunión de cinco días en Bo, la segunda ciudad de Sierra Leona, a la que asistieron muchas organizaciones de la sociedad civil», recordó Abu Brima, director ejecutivo de una organización no gubernamental (ONG) llamada Movimiento Nacional por la Justicia y el Desarrollo.
«Hablamos sobre asuntos como la corrupción, cómo hacer que el gobierno rinda cuentas a la ciudadanía, cómo hacer que el Estado brinde vivienda y servicios de salud y cómo consolidar la paz del país después de su guerra civil», contó.
El resultado del Foro fue la creación de un marco para la creación de programas y propuestas de la sociedad civil y la elaboración de una agenda para los partidos políticos en su campaña para las elecciones de 2007.
«Sin embargo, ese movimiento social no se sostuvo», señaló Brima, aunque reconoció que se lograron algunos éxitos.
En diciembre de 2007, por ejemplo, los habitantes del distrito minero de Kono se manifestaron contra las generosas concesiones que el gobierno ofrecía a las empresas mineras sin regular ni vigilar debidamente sus actividades. Esto condujo a una nueva Ley de Minería que, al menos en el papel, corrige algunas deficiencias.
Además, los jóvenes lograron en 2009 que el gobierno estableciera una Comisión de la Juventud, conforme a la recomendación del informe de la Comisión por la Verdad y la Reconciliación, en 2004.
«Esos fueron logros importantes, pero en cuanto estos movimientos se ponen de pie, se vuelven a caer», lamentó Brima.
Parte del problema es que muchos activistas se ven tentados por oportunidades financieras y no por la pasión por el cambio, mientras que otros buscan cargos políticos, sugirió Abdulai Sheriff, director de la organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional en Sierra Leona.
Además, con frecuencia los activistas adecuan sus campañas a las exigencias de los donantes y no a las necesidades de la gente, entonces, cuando los fondos se acaban, la campaña muere con ellos, dijo Sheriff.
No obstante, los distintos foros sociales han sido decisivos para ampliar la participación en la vida civil y política sin discriminación o represión y reclamar derechos socioeconómicos como la alimentación, la vivienda y la salud, observó.
Actualmente, Amnistía Internacional hace campaña contra la mortalidad materna en Sierra Leona, que tiene una de las tasas más altas del mundo.
«Pero aparte de las grandes organizaciones internacionales (como Amnistía) que se benefician del FSM, los movimientos sociales de base de Sierra Leona apenas participan en estos foros», afirmó Sheriff.
El FSM realizará este año una serie de encuentros temáticos en distintas partes del mundo, incluido el que finalizó este viernes en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, donde nació en 2001. Los de África tendrán que ver con el trabajo y las migraciones, la seguridad alimentaria, la pobreza y la crisis financiera mundial.
Estos foros localizados y el FSM centralizado que se realizará en 2011 en Dakar ofrecerán una oportunidad para que los movimientos sociales de Sierra Leona se encuentren con sus pares para intercambiar ideas y estrategias.
Sonnia Kabba, una funcionaria de la Comisión de Derechos Humanos de Sierra Leona, destacó varias esferas en las que podría haber una colaboración fructífera, incluso un acuerdo concreto sobre cambio climático y cancelación de la deuda.
«Los problemas sociales y económicos de Sierra Leona lo condenan al último lugar en el Índice de Desarrollo Humano», señaló Kabba, y manifestó esperanza en que la sociedad civil de su país se haga valer de una manera sostenida y organizada.
Brima estuvo de acuerdo. «El FSM es una oportunidad para que personas de todo el mundo presenten ideas alternativas sobre gobernanza y modelos económicos, además de fomentar la solidaridad. Todos queremos transformar la sociedad… En general hay una sensación de inspiración», concluyó.