1. Antecedentes: Frente a los últimos acontecimientos que se han dado en el Ecuador es importante realizar un análisis de lo que verdaderamente hay detrás de las acciones emprendidas por el gobierno comandado por el Coronel Lucio Gutiérrez, así como por los diferentes sectores de la oposición política. El mes de diciembre de 2.004, cincuenta […]
1. Antecedentes:
Frente a los últimos acontecimientos que se han dado en el Ecuador es importante realizar un análisis de lo que verdaderamente hay detrás de las acciones emprendidas por el gobierno comandado por el Coronel Lucio Gutiérrez, así como por los diferentes sectores de la oposición política.
El mes de diciembre de 2.004, cincuenta y dos diputados del Congreso Nacional del Ecuador dieron paso a la reestructuración de las Corte Suprema de Justicia, del Consejo Nacional de la Judicatura, del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo Electoral. El régimen de Lucio Gutiérrez, interesado directamente en estos cambios, asestó un golpe a la oposición parlamentaria comandada en ese momento por el Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática. Las maniobras llevadas a cabo por el gobierno para dividir a sus adversarios, entre las que se incluye la compra de diputados por parte del «hombre del maletín», dieron el resultado deseado. En el Congreso se erigió una nueva mayoría conformada por el partido Sociedad Patriótica de Gutiérrez, el Partido Roldosista de Abdalá Bucaram, el PRIAN del multimillonario empresario Álvaro Noboa, los partidos de la llamada «izquierda» ecuatoriana (MPD, Socialistas) y un grupo de diputados independientes. Más adelante, estos mismos sectores elegirían como presidente del congreso a Omar Quintana, un aliado incondicional de Bucaram, procediendo luego a repartirse las diferentes comisiones.
La habilidad del Coronel y sus asesores para establecer alianzas políticas y dividir a sus opositores, ha sido permanente desde su llegada a Carondelet en el año 2.002. Hay que recordar que Lucio Gutiérrez fue elegido presidente producto del apoyo inicial de varios sectores de izquierda que, con ingenuidad en unos casos o por intereses partidistas electorales en otros, brindaron su respaldo a este personaje que, antes mismo de su elección, se manifestaba como admirador de Pinochet, como partidario del ALCA y del Plan Colombia, en una clara oposición a los planteamientos de los sectores progresistas del país. Una vez posesionado de su cargo Gutiérrez presentó su verdadero rostro: estableció acuerdos con el FMI, visitó Washington donde declaró ser el mejor aliado del gobierno estadounidense, viajó a Colombia para reunirse con Álvaro Uribe y darle su respaldo a la política criminal de ese régimen fascista contra la insurgencia colombiana, etc. Pese a todo ello el Movimiento Pachakutik y el MPD continuaban apoyándolo.
Cuando se produce la ruptura con estas agrupaciones políticas, Lucio Gutiérrez encontró el respaldo de los socialcristianos y de su líder León Febres Cordero a quienes hizo concesiones políticas y económicas. Posteriormente, cuando se producen los enfrentamientos con el líder del PSC, el coronel pacta abiertamente con el PRE, con quienes no se había distanciado en ningún momento.
Pero más importante que todas estas maniobras políticas ha sido el apoyo permanente que ha tenido Gutiérrez por parte de la administración estadounidense, la misma que ve con buenos ojos a este gobierno que se ha caracterizado por su entreguismo total a los designios del imperialismo.
No obstante esto, el gobierno de Gutiérrez se ha visto sometido a una fuerte presión desde y por parte de los medios de comunicación, por algunos sectores empresariales de la costa y de la sierra ecuatoriana, por sus opositores políticos, por diversas agrupaciones de la llamada sociedad civil, por algunos movimientos sociales y por la misma Embajada de EE.UU. que, a pesar del respaldo que abiertamente ha dado a este régimen, también estaría exigiendo un nuevo cambio en la Corte de Justicia, tal como se señaló en el noticiero de ECUAVISA, el día sábado 19 de febrero de 2.005, en información que después fue censurada. Varias son las acciones que se han realizado por parte de los grupos de la oposición, para pronunciarse contra este gobierno: la «marcha blanca» del 26 de enero de 2.005 convocada por el Alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot a la cual asistieron, según informaciones de prensa, 83 mil personas; el toque de bocinas y las consignas lanzadas contra los jueces en funciones en las inmediaciones de la Corte Suprema de Justicia en Quito, promovida por la agrupación Participación Ciudadana, liderada por el académico César Montúfar; la «marcha de la paz» que se realizó el pasado 16 de febrero de 2.005 y que fuera convocada por la «Asamblea de Quito» liderada por el alcalde de la ciudad, Paco Moncayo y por el presidente de la Cámara de Comercio de Quito, el empresario Blasco Peñaherrera a la cual, según estimaciones periodísticas, asistieron 200 mil personas.
El gobierno de Lucio Gutiérrez ha dado respuesta a estos hechos movilizando a varios sectores a los cuales se les ha entregado dinero, principalmente a través de su Ministro de Bienestar Social, el anterior líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), Antonio Vargas y del subsecretario de ese ministerio, el ex -abogado de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), Bolívar González. Vargas ha sido un elemento clave para dividir al movimiento indígena, acción detrás de la cual también estaría la CIA. González es un multimillonario, considerado dentro de la función judicial como un mafioso.
Ante todos estos sucesos hay que desentrañar que intereses tienen cada uno de los sectores en conflicto y cuáles son las perspectivas para un futuro inmediato.
2. Lo aparente y lo esencial:
El profesor Francisco Umpiérrez Sánchez dice que: «una de las características del mundo actual es el predominio de lo aparente y de lo superficial frente a lo esencial y de fondo.» [1]
Nestor Kohan señala que: «más allá de los distintos ministros, presidentes, periodistas o empresarios, el discurso de la sociedad oficial tiene por detrás una concepción del mundo que lo sostiene y articula.» [2]
Kohan manifiesta además que: «una concepción del mundo es un conjunto articulado, sistemático y coherente de ideas, conceptos, valores y normas de conducta práctica que nos guían en nuestra vida cotidiana. Esa concepción moldea nuestra visión de cómo debe ser la sociedad y de qué lugar juega en ella el ser humano.» [3]
Todo esto se hace evidente en los discursos pronunciados por los sectores involucrados en el conflicto entre el gobierno de Lucio Gutiérrez y los diferentes grupos de oposición.
¿Qué es lo que se ha dicho hasta este momento?
Los actores de este conflicto se han presentado como defensores de la democracia, del régimen constitucional y de los intereses del pueblo. Asimismo cada sector ha lanzado acusaciones contra los otros de querer instaurar una dictadura, de violar el Estado de derecho, de ser representantes de las oligarquías y de ser enemigos de los sectores populares. Así, los socialcristianos, encabezados por León Febres Cordero, han señalado que Lucio Gutiérrez ha instaurado en el país un régimen de facto, afirmación también sostenida por diferentes medios de comunicación, por la Cámara de Comercio de Quito y por los representantes de Participación Ciudadana, organización financiada por la Embajada de Estados Unidos como lo demuestran las declaraciones de Lars Klassen, portavoz de la USAID, quien afirmó que destinó 420.000 dólares para la creación de este grupo, según información contenida en el diario El Universo, del jueves 12 de septiembre de 2.002, en la página A2.
Frente a estas declaraciones, que en apariencia han sido expresadas en defensa del país y de su población, hay que desentrañar lo que realmente encubren, lo esencial de las mismas.
2.1 Democracia y Estado de Derecho:
Agustín Cueva manifiesta que: «la democracia no es un cascarón vacío, sino un continente que vale en función de determinados contenidos». [4]
Cueva indica además que no podemos hablar de democracia en abstracto. El sociólogo ecuatoriano dice que para referirnos a ella hay que tomar en cuenta «las contradicciones, articulaciones y correlaciones de fuerzas del mundo real.» [5]
En este sentido lo primero que hay que indicar es que el Ecuador es un país que vive bajo un régimen capitalista dependiente y que, como manifiesta Ellen Meiksins Wood «el capitalismo es estructuralmente antitético respecto de la democracia (…) «. [6]
Los sectores que mantienen el poder económico y político en el Ecuador, los intelectuales orgánicos del sistema capitalista, los representantes de las corrientes liberales, conservadoras, socialdemócratas y de la izquierda «políticamente correcta», a decir de Alfonso Sastre, identifican a la democracia con cuestiones puramente formales, las mismas que tienen que ver con la defensa del orden constitucional, la realización periódica de elecciones, la existencia de partidos políticos, la relativa garantía de ciertos derechos y libertades civiles, así como la presencia de determinadas instituciones que garanticen el orden social vigente. Este concepto da importancia a lo político, pero deja de lado el aspecto económico. Por ende, argumentar que en el Ecuador no existe democracia por el hecho que de los cerca de 12 millones de habitantes, más de ocho millones son pobres es una cosa equivocada.
Es necesario señalar además que los derechos políticos y las libertades civiles que el orden legal ecuatoriano establece tampoco se cumplen en forma efectiva, y además son muy limitados. El régimen de la «democracia» formal burguesa ecuatoriana no permite la participación activa de los sectores populares en la toma fundamental de decisiones. Estas están a cargo de los «representantes del pueblo, escogidos en forma democrática, en unas elecciones libres, por los ciudadanos».
Mientras tanto, el poder del capital continúa intacto. Ni siquiera en el supuesto de que se elija a un gobierno popular, las cosas cambiarán si no se afectan las bases económicas, jurídicas que sostienen al sistema capitalista y a su Estado represor que son las que imposibilitan al pueblo ejercer un poder real. Igual se daría en el caso de que se apliquen políticas sociales a favor de los más pobres por parte de los gobernantes. Si bien es cierto que, como dice Atilio Borón, es necesario luchar para que dentro de los mismos márgenes de la sociedad capitalista el sistema, debido principalmente a la presión de la clase trabajadora y de los sectores populares, cambie hacia formas y contenidos más democráticos, tampoco podemos pensar, como lo hace Ernesto Laclau, que el capitalismo se modificará profundamente para transformarse en un régimen democrático sin necesidad de cambiar al mismo.
Lo fundamental que hay que entender en el caso ecuatoriano es que el tipo de relaciones de producción que se da en nuestra sociedad es capitalista, existiendo por ende una lucha entre clases antagónicas. Esto es lo que se oculta en los discursos de los distintos sectores en conflicto en el Ecuador: que se trata de la lucha entre los detentadores del poder y los que, a decir de Marx, no tienen nada que perder, tan solo las cadenas que los oprimen.
Para quienes dejan de lado esta cuestión fundamental, la existencia de la democracia o de un régimen dictatorial dependería de cómo políticamente actúa un gobernante para defender o no las libertades civiles y políticas de la población, sin tomar en cuenta el problema clasista y el tipo de propiedad que existe en el Ecuador. Esto podemos apreciar en las siete propuestas realizadas por la «Asamblea de Quito», comandada por el Alcalde Paco Moncayo, la cual ha planteado al gobierno de Gutiérrez reformas que permitan una nueva reestructuración de la Corte Suprema de Justicia. Para el académico César Montúfar de lo que se trata es de que renazca una nueva república. Montúfar no identifica que el régimen de la república parlamentaria no es sino una de las formas de dominación enmascarada del Estado burgués.
Nestor Kohan dice:
«Bajo la forma política de la república parlamentaria con su prensa organizada en las grandes urbes, sus partidos políticos modernos, su poder legislativo, sus alianzas políticas, los fraccionamientos políticos de las clases, la autonomía relativa de la burocracia, etc., el estado representativo moderno lleva al límite máximo de eficacia el dominio político burgués. De esta manera se superan las formas políticas impuras, incompletas y premodernas.» [7]
Nadie considerado «políticamente correcto», plantea estas cuestiones que son propias de un pensamiento orangutánico, troglodítico o de una izquierda retro, como califican a las fuerzas revolucionarias los grupos de la derecha más recalcitrante y conservadora, así como los sectores de una llamada «izquierda» renovada, que aparece como progresista y que como explica el dramaturgo español, Alfonso Sastre «está ejerciendo -al servicio de la más carca y maloliente derecha que la subvenciona- de enterradora no sólo del marxismo (…) sino de cualquier proyecto revolucionario, esto es, utópico (…).» [8]
Marx y Lenin decían que la democracia en el sistema capitalista solamente es una de las formas en que las clases dominantes ejercen su dominio a través del Estado.
Ted Grant explica que:
«el marxismo nos enseña que el Estado, es decir todo Estado, es un instrumento para la opresión de una clase por otra. Por lo tanto, el Estado no puede ser neutral. Ya en El Manifiesto Comunista, Marx y Engels explican que «el gobierno del Estado no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa». (Marx y Engels, El Manifiesto Comunista, pág. 41. Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels.) Y realmente es así. Bajo un régimen de democracia burguesa formal, cada uno puede decir (¡más o menos!) lo que quiere, pero los bancos y los grandes monopolios deciden lo que va a pasar. Dicho de otra forma, la democracia burguesa es solamente otra manera de expresar la dictadura del gran capital.» [9]
El capitalismo democrático, expresión utilizada por Atilio Borón para referirse a la democracia capitalista, burguesa puesto que, como explica el profesor argentino, «esas acepciones más corrientes ofrecen una imagen distorsionada de la realidad política y social de los estados de la región al sugerir que en ellos lo esencial es su componente democrático siendo lo «capitalista», o «burgués» meros aditamentos adjetivos a un orden político que es fundamentalmente democrático cuando la realidad enseña exactamente lo contrario» [10] , igualmente necesita de un orden jurídico que garantice su existencia. El Estado burgués no puede sobrevivir solamente con la aplicación de la violencia, aunque cuando la oligarquía, la burguesía o el imperialismo se ven debilitados acuden a la represión brutal, de carácter fascista. El marxista italiano, Antonio Gramsci explicaba que las clases detentadoras del poder también utilizan el consenso para mantener su hegemonía.
«En la construcción del consenso, la herramienta institucional más cercana con que cuenta el Estado es la ley y el derecho (…) Marx define al derecho como «la voluntad de la clase dominante erigida en Ley».» [11]
¿Cuál es entonces el orden jurídico y el Estado de derecho que defienden los involucrados en este conflicto interoligárquico en el Ecuador, en el cual a los sectores populares una vez más se los pretende utilizar para satisfacer los intereses de los poderosos?
Primero que todo hay que señalar que quienes hoy se levantan en defensa de la Constitución, son los mismos que han atentado contra ella constantemente.
¿Qué dijeron los diferentes partidos de la derecha ecuatoriana, los señores Febres Cordero, Jaime Nebot, Sixto Durán Ballén, Blasco Peñaherrera, César Montúfar cuando al Ecuador se le impuso una moneda ajena, en una clara violación constitucional?
Por otro lado hay que señalar que la actual Constitución ecuatoriana, como lo indica el Dr. Diego Delgado Jara, fue reformada por una Asamblea Nacional «vendepatria», en el año 1.998 para garantizar la venta de los principales recursos patrimoniales de la nación. De igual manera no hay que olvidar que debido a las presiones y exigencias del imperialismo y de sus corporaciones transnacionales, así como de los organismos financieros internacionales comandados por los Estados Unidos se ha dado un cambio en la legislación ecuatoriana, principalmente en el código de trabajo, en la ley de seguridad social y de hidrocarburos que ha posibilitado la aplicación del modelo neoliberal, privatizador; situación que se ha hecho más evidente debido a las negociaciones mantenidas entre el gobierno entreguista de Lucio Gutiérrez y el régimen fascista de Bush, para llevar a cabo la aplicación del Tratado de Libre Comercio.
También cabe preguntar ¿cuál ha sido la posición de estos «defensores» de la Patria sobre la presencia inconstitucional de una base militar estadounidense en territorio ecuatoriano, en la provincia de Manabí?
Estas son las cuestiones que han sido dejadas fuera de debate por los grandes medios de comunicación y por los personajes que, promovidos por los mass media, hoy aparecen como los representantes de los intereses de la Nación y del pueblo. El empresario Blasco Peñaherrera habla de libertad y democracia, mientras mantiene una posición proimperialista y es partidario del TLC; César Montúfar aparece como un intelectual de vanguardia, que lucha contra la corrupción, que llama a la desobediencia civil o la sublevación popular no obstante haber sido uno de los promotores de la invitación a un connotado agente de la CIA, Carlos Alberto Montaner, a hablar en la Universidad Andina Simón Bolívar en la semana dedicada al libertador en el año 2.004 y de estar su organización, «Participación Ciudadana», financiada por la USAID; los jóvenes de «Ruptura de los 25», plantean el rescate de la democracia mientras mantienen posiciones reformistas propias de una agrupación que se beneficia de los dineros que les proporciona la Fundación Esquel, una organización al servicio de la socialdemocracia y de la democracia cristiana; Jorge Ortiz, un periodista funcional al sistema capitalista, enemigo declarado de la revolución cubana y de la revolución bolivariana comandada por Hugo Rafael Chávez Frías, actúa como un gurú y como un maestro espiritual, mientras defiende posiciones de derecha.
3. Los movimientos sociales y el papel de la izquierda ecuatoriana:
El papel de los partidos de la izquierda ecuatoriana se ha reducido a la participación en las elecciones periódicas que se llevan a cabo en el país. Las acciones de los partidos políticos como el MPD, Socialista, Pachakutik, se ha concentrado en alcanzar el número de votos necesarios entre la población que les permita mantenerse en el registro electoral, para así no perder sus privilegios. Estas agrupaciones políticas han presentando candidatos para las diputaciones o para los gobiernos locales. En muchas ocasiones no han escatimado aliarse con otras fuerzas inclusive contrarias con las concepciones políticas que supuestamente defienden, para poder lograr un escaño o un cargo de elección popular. Hay que recordar que el MPD brindó su apoyo en las últimas elecciones para la alcaldía de la ciudad capital al candidato de la Izquierda Democrática, mientras que el Partido Socialista se alió con el poderoso empresario Rodrigo Paz, ex partidario de la Democracia Cristiana. De igual manera en la conformación de la mayoría gobiernista (SP, PRE, PRIAN, Independientes) que permitió la reestructuración de la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo Electoral y el Consejo Nacional de la Judicatura, el MPD y los socialistas se sumaron a la misma con el propósito de lograr algunos réditos políticos.
Los medios utilizados en la práctica política de estas agrupaciones en varias ocasiones han sido puramente instrumentales o se los ha empleado tomando en cuenta únicamente la eficacia de los mismos para cumplir con sus propósitos.
Adolfo Sánchez Vásquez expresa que:
«si bien los medios han de ser considerados instrumentalmente, o sea, por su eficacia, deben ser juzgados también por criterios que imponen límites a su uso, aun siendo eficaces.» [12]
Sánchez Vásquez manifiesta, además, que la política no puede sustraerse a la moral en virtud de un «realismo político» al que solo le preocupa la eficacia. Esta es una concepción burguesa que se sustenta en concepciones filosóficas reaccionarias como el pragmatismo y el individualismo, lo cual ha conducido a estos partidos a asumir posiciones reformistas.
Estos grupos políticos se sostienen además en estructuras burocráticas, de carácter vertical, donde las bases no tienen una participación activa en las decisiones debido a que las cúpulas o el comité central del partido pretenden sustituir la praxis revolucionaria de los trabajadores, que son los sujetos transformadores de la sociedad capitalista. Las enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Trosky respecto a la importancia de construir un partido obrero democrático, han sido reemplazadas por concepciones stalinistas que rechazan la crítica, el debate y la reflexión revolucionaria profunda, puesto que se considera que los dirigentes, por supuestamente poseer un alto grado de preparación política, son quienes están en la capacidad de tomar las decisiones fundamentales para llevar adelante la revolución. Agrupaciones políticas como el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE)-MPD reproducen la división entre trabajo intelectual y trabajo manual que se da en el marco de las relaciones de producción capitalista, despreciando la actividad creativa de los obreros, pese a considerarse como la vanguardia del proletariado. El partido se ha convertido en el fin mismo y la militancia debe obedecer a sus dirigentes. María Rosa Palazón Mayoral dice que los partidos revolucionarios «son un instrumento y, como tal, finito y superable. Si no saben renovarse actuarán como una dictadura que termina por ser casi unipersonal: cualquier disidencia es calificada como traición a la «vanguardia».» [13] Sabido es como el stalinismo ha actuado históricamente con quienes han manifestado oposición a sus concepciones políticas burocráticas y antimarxistas.
Este comportamiento ha conllevado a un alejamiento mutuo entre estas agrupaciones políticas y el movimiento obrero ecuatoriano, el mismo que se halla prácticamente desmovilizado debido, entre algunas razones, a la existencia de una legislación represiva, pero además a la inexistencia de una organización revolucionaria que permita canalizar la lucha de los trabajadores.
Por otro lado, si bien los sindicatos y gremios todavía existentes en instituciones y centros laborales, muchos de ellos vinculados a esos partidos políticos, han realizado acciones en defensa de los sectores más desvalidos de la población y del país, sus reivindicaciones han tenido como objetivos principales la satisfacción de sus intereses inmediatos como la firma de contratos colectivos o el aumento de salarios.
En este proceso, otro problema que ha sido descuidado por la izquierda ecuatoriana es el de la falta de formación teórica. Adolfo Sánchez Vásquez explica la necesidad que hay de trascender la conciencia ordinaria, la praxis espontánea o reiterativa de cada día, para hacer posible la conciencia filosófica de la praxis.
Lenin decía:
«Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario.» [14]
Marx también lo sintetizó en la tesis XI sobre Feuerbach cuando señaló: «Hasta ahora los filósofos se han limitado a interpretar el mundo; de lo que se trata ahora es de transformarlo.» Para Eduardo Gruner, lo que Marx propuso es que la transformación del mundo es la condición de una interpretación correcta y objetiva. El Che Guevara también señaló la importancia de la formación teórico-política de los revolucionarios.
Gruner explica que:
«ni la pura abstracción de la teoría, ni el puro «activismo» de la práctica, tienen realmente consecuencias materiales sobre el estado de cosas del mundo.» [15]
Si las organizaciones de izquierda, incluidos los movimientos sociales que han emergido en los últimos años en el Ecuador no toman en cuenta este aspecto fundamental, corren el riesgo de no encontrar un rumbo a la lucha y de continuar realizando acciones, que si bien son importantes, también son producto de reacciones espontáneas y coyunturales.
Todo esto ha tenido como consecuencia que las organizaciones de izquierda no hayan podido, hasta el momento, hacer frente en forma efectiva al gobierno neoliberal y proimperialista de Lucio Gutiérrez, situación que ha sido canalizada por un sector de la derecha y de la oligarquía que se opone a este gobierno, así como por la socialdemocracia. Estos grupos inclusive se han apropiado de los planteamientos propios de organizaciones progresistas con las cuales se diferencian radicalmente, para así disipar las contradicciones existentes y aparecer como los verdaderos defensores de la unidad nacional, de la Patria y de los intereses del pueblo. Adolfo Sánchez Vásquez dice que la proclamación del fin de las posiciones de derecha e izquierda «sólo puede representar una operación ideológica tendente a ocultar la contraposición de fines, valores e intereses que se dan en una comunidad real. Y al tratar de borrar, con ello, la línea divisoria, lo que se pretende en definitiva es hacer prevalecer la posición que está a la derecha de ella, excluyendo de una buena vez la que sigue siendo necesaria y válida a su izquierda.» [16]
Rescatar el sentido real y esencial de esta categoría es una tarea urgente que los sectores populares deben emprender para poder construir una corriente revolucionaria que permita hacer frente a la campaña ideológica, política de la oligarquía ecuatoriana, para así poder desenmascarar las verdaderas intenciones que hay detrás de estas propuestas reformistas cuyos fines no contemplan la destrucción del sistema capitalista. Solo los trabajadores, los movimientos sociales de izquierda podrán con su acción revolucionaria posibilitar el cambio en el país.
Quito, 22 de febrero de 2.005
[1] UMPIÉRREZ SÁNCHEZ, Francisco «Un problema filosófico y semiológico: el capitalista como creador de trabajo» online
[2] KOHAN, Néstor; KOROL, Claudia Introducción al pensamiento marxista (Guía de estudio) Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
[3] Ibidem.
[4] CUEVA, Agustín Las Democracias Restringidas de América Latina Planeta Letraviva, 1.988, Ecuador, p. 11
[5] Ibid. , p.12
[6] MEIKSINS WOOD, Ellen «Capitalismo y Democracia» Curso virtual del CLACSO: «La teoría marxista hoy. Problemas y Perspectivas» 2.004-2.005
[7] KOHAN, Néstor; KOROL, Claudia Op. Cit.
[8] SASTRE, Alfonso Los Intelectuales y la Práctica en Revista Pensamiento Ahora No.24
[9] GRANT, Ted El Estado y la Revolución hoy online
[10] BORÓN, Atilio Raíces de la resistencia al neoliberalismo www.rebelion.org
[11] KOHAN, Néstor Op. Cit.
[12] SÁNCHEZ VÁSQUEZ, Adolfo Ética y Marxismo Curso Virtual del CLACSO: «La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas». 2.004-2.005
[13] PALAZÓN MAYORAL, María Rosa «La filosofía de la praxis según Adolfo Sánchez Vásquez» Curso virtual del CLACSO: «La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas.» 2.004-2.005
[14] LENIN, V. I. ¿Qué hacer? Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1.975, p. 31
[15] GRÜNER, Eduardo «Marx(ismo) y la praxis del conocimiento» Curso virtual del CLACSO: «La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas.» 2.004-2.005
[16] SÁNCHEZ VÁSQUEZ, Adolfo Izquierda y derecha en política: ¿y en la moral? Curso virtual del CLACSO: «La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas.» 2.004-2.005