El reciente lanzamiento de un satélite espacial en pruebas por parte de la República Democrática Popular de Corea (RD PC), y no de un misil de largo alcance como proclaman los detractores de Pyongyang, ha desatado una avalancha de críticas contra este estado asiático. Si bien es cierto que el uso de uno u otro […]
El reciente lanzamiento de un satélite espacial en pruebas por parte de la República Democrática Popular de Corea (RD PC), y no de un misil de largo alcance como proclaman los detractores de Pyongyang, ha desatado una avalancha de críticas contra este estado asiático. Si bien es cierto que el uso de uno u otro puede estar solapado, sobre todo si atendemos al uso dual de la tecnología utilizada, desde la RDPC se ha puesto de manifiesto que los tratados internacionales reconocen el derecho de cualquier estado para explorar pacíficamente el espacio.
Al mismo tiempo, los dirigentes coreanos han señalado que el lanzamiento de este satélite de comunicaciones ha cumplido los requisitos que exige la comunidad internacional, y el mismo es un «derecho legítimo de cara a salvaguardar los intereses y la seguridad del país».
Un repaso a las dife rentes estrategias contra la RDPC nos muestra el fracaso de casi todas ellas . La intervención militar de los años cincuenta no logró acabar con las demandas y la realidad norcoreana, dando paso posteriormente a una estrategia basada en el aislamiento de la RDPC, que también fracasó. En los años noventa desde Estados Unidos se impulsó el uso de la diplomacia para cambiar el régimen de la RDPC, y tras mantener esa apuesta sin éxito, la llegada de Bush daría paso a la política de sanciones, que junto a los desastres naturales de aquellos años, inundaciones e 1995-6 o sequía de 1997 y 2001, castigaría a la población norcoreana, pero tampoco doblegó a la RDPC.
Finalmente el escenario de las conversaciones a seis bandas (EEUU, China, Rusia, Corea del Sur, Japón y la RDPC) posibilitó abrir un periodo de negociaciones que se ha mostrado como la única vía válida para solventar las diferencias en la región.
Otra estrategia que se ha venido desarrollando desde algunos medios y cancillerías occidentales o aliadas es el asunto de la sucesión del actual dirigente de la RDPC, Kim Jong-il. Especulando con una larga y grave enfermedad del mismo se abre el abanico de supuestos sucesores (el menor de sus hijos o su cuñado suenan con fuerza en esos círculos), intentando crear un falso escenario de inestabilidad.
La respuesta de Pyongyang a esos rumores ha sido la sucesión de movimientos y cambios importantes en las estructuras de poder del estado norcoreano. Así, en la escena política, la aparición pública de Kim Jong-il ha servido para acallar en cierta medida las especulaciones sobre su estado de salud, pero al mismo tiempo se ha celebrado recientemente la primera sesión de la nueva Asamblea Suprema del Pueblo, además de la reelección del propio Kim como presidente de la Comisión de defensa nacional (CDN), el órgano de mayor decisión en la RDPC.
Además se ha ampliado el número de miembros de la CDN, dando claras muestras de una voluntad encaminada hacia una dirección colegiada en asuntos claves para el país. En el campo militar, la reorganización del aparato militar el pasado mes de febrero ha supuesto para un rejuvenecimiento de los mandos y para que las figuras claves adopten puestos de mayor responsabilidad en la citada estructura.
Por otro lado, en torno a la economía, la crisis mundial ha dotado de mayores argumentos a los detractores del capitalismo salvaje y del llamado «mercado libre».
Todo ello se suma a la habilidad de Pyongyang para desarrollar su propio programa nuclear y de misiles en una condiciones tan difíciles como las que debe soportar la RDPC. Como ha señalado un analista, «es cuestión de tiempo que un misil inter-continental con la bandera de la RDPC surque los cielos»
Además de los tópicos habituales, muchas veces se intenta ocultar una realidad mucho más compleja y rica . Desde hace algún tiempo, los avances en determinados campos tecnológicos (metalurgia, microelectrónica, informática) se ocultan intencionadamente. Recientemente un analista local señalaba una anécdota desconocida en Occidente, y que muestra el auge de la industria de películas de dibujos animados (que cuanta con la colaboración desde hace años de Francia e Italia): la famosa película «El rey León» fue producida en industrias de la RDPC.
Por otro lado, la crisis mundial ha obligado a muchas empresas occidentales a buscar nuevos mercados de inversión, y un exponente de esa tendencia la encontramos en las importantes inversiones de empresas holandesas. A todo ello cabría sumar además las importantes reformas agrícolas que se han desarrollado, al estilo de las de China o Vietnam, e incluso la puesta en marcha de las llamadas «Zonas de Economía Especial», ejemplos evidentes de los esfuerzos de los dirigentes del país para evitar la corrupción y buscar una redistribución salarial más justa para la población.
Y si volvemos al tema de la última polémica, el lanzamiento del satélite, es evidente que con ese paso la RDPC se presenta como candidata a entrar en el mercado de los satélites comerciales, donde inversores occidentales y de países en desarrollo llevan tiempo interesados, tanto desde un punto de vista comercial como científico.
Como ya ocurrió en el pasado, las presiones sobre Pyongyang tendrán una duración limitada . Tras la retórica y las condenas de EEUU y sus aliados, queda claro que los dirigentes estadounidenses no han concretado ningún tipo de medida contra la RDPC, y la mayoría de observadores coinciden en que Washington deberá finalmente optar por retomar el dialogo tras el aluvión retórico de estas semanas.
Los llamamientos de China y Rusia a la moderación y a retomar las conversaciones a seis bandas pueden ser el prólogo de lo que los dirigentes norcoreanos llevan tiempo esperando, que EEUU reconduzca el diálogo y se disponga a entablar conversaciones bilaterales, un destino que algunos altos cargos de la administración estadounidense reconocen a puerta cerrada.
Para legar a ese escenario es necesario que temas como la reunificación se aborden con seriedad y sobre todo que cesen las amenazas y hostilidades de EEUU hacia la República Democrática Popular de Corea. Mientras esto no ocurra, los dirigentes norcoreanos seguirán haciendo uso de una utilización estratégica de su capacidad nuclear, utilizando la misma como «una arma diplomática» para frenar las maniobras estadounidenses.
Hoy en día pocos dudan de que la capacidad nuclear de algunos estados es una «moneda de cambio de cara a lograr objetivos económicos y transacciones de terceros países», al tiempo que sirve como «salvaguarda de los intereses de ese estado», y sino que se lo pregunten a Iraq.
La comunidad internacional haría bien en dejar de lado el perverso uso del doble rasero, pues estos días hemos visto cómo India (situada en una región mucho más conflictiva que la RDPC) ha puesto en órbita un satélite espía, asistido por la tecnología israelí, o ha firmado hace unos meses un acuerdo de cooperación nuclear con EEUU. De ahí que en Pyongyang señalen «¿por qué lo que vale en un lugar es denostado y perseguido en otro?».
TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)