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Las dudas se ciernen sobre el tribunal del Jemer Rojo

Fuentes: IPS

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) debe afrontar una «crisis de confianza» en el tribunal que juzga los crímenes cometidos por el Jemer Rojo en Camboya, tras la renuncia de un magistrado, advierten críticos. La noticia de que Siegfried Blunk, uno de los dos jueces investigadores del tribunal respaldado por la ONU, renunció alegando […]

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) debe afrontar una «crisis de confianza» en el tribunal que juzga los crímenes cometidos por el Jemer Rojo en Camboya, tras la renuncia de un magistrado, advierten críticos.

La noticia de que Siegfried Blunk, uno de los dos jueces investigadores del tribunal respaldado por la ONU, renunció alegando interferencia política, suscita dudas sobre el legado de esa sede judicial.

Los críticos sostienen que su mediática partida muestra que es necesario dar pasos significativos para garantizar la integridad del tribunal, conocido oficialmente como las Cámaras Extraordinarias en las Cortes de Camboya (ECCC, por sus siglas en inglés).

James Goldston, director ejecutivo de la Open Society Justice Initiative, con sede en Nueva York, señaló en un comunicado que esto no debería tratarse como un caso habitual.

Él y otros críticos consideran que la ONU debe lograr que los altos funcionarios camboyanos garanticen que cooperarán plenamente con las cuatro demandas que actualmente están en el ECCC.

«Si esas garantías no se extienden en el corto plazo, la ONU debería reevaluar su compromiso con el tribunal», sostuvo Goldston.

Desde diciembre, Blunk fue uno de los dos jueces investigadores del tribunal híbrido, conformado por funcionarios legales internacionales junto con sus pares camboyanos.

Pero este año se convirtió en blanco de los críticos cuando él y el juez camboyano You Bunleng anunciaron que habían cerrado sus investigaciones sobre un archivo conocido como Caso 003, aunque no habían entrevistado a ninguno de los dos excomandantes de mandos medios del Jemer Rojo sospechosos por ese caso.

Los críticos acusaron a los jueces de incompetencia y de someterse a la presión política de un gobierno camboyano manifiestamente opuesto a futuros juicios de cualquier figura del Jemer Rojo aparte de los cuatro exlíderes actualmente acusados.

Al anunciar esta semana su renuncia, el propio Blunk citó reiteradas declaraciones públicas de altos funcionarios camboyanos.

El primer ministro camboyano Hun Sen advirtió que el país puede sumirse en una guerra civil si el tribunal busca ampliar la cantidad de casos. En octubre del año pasado dijo al secretario general de la OU, Ban Ki-moon, que el actual juicio de los cuatro exlíderes sería el último realizado por el tribunal.

Aunque Blunk dijo que no dejó que esas declaraciones influyeran en él, señaló que su «capacidad para soportar la presión de funcionarios del gobierno y para desempeñar sus responsabilidades de modo independiente siempre podría ponerse en duda, y que esto también pondría en duda la integridad de todos los procedimientos» en casos futuros.

Clair Duffy, de la Open Society Justice Initiative, dijo que la renuncia de Blunk debe obligar a la ONU a confrontar el problema de la interferencia política.

«No pueden simplemente designar a otro juez y esperar que esa persona repentinamente tenga el poder de investigar atrocidades masivas sin la cooperación camboyana», expresó Duffy.

«La ONU debe reclamar que el gobierno camboyano deje de intervenir totalmente en todas las tomas de decisiones judiciales y fiscales del tribunal y le deje desempeñarse de modo independiente, pero no solo a través de declaraciones vacías sobre la importancia de la independencia. Es necesario que el gobierno dé garantías sustanciales», agregó.

Pero la reacción de la ONU a la partida de Blunk hizo poco por aliviar a sus críticos. Un portavoz del secretario general dijo esta semana a los periodistas que la prioridad es seguir adelante con el reemplazo del magistrado.

«La ONU observó el motivo declarado por el juez Blunk para su renuncia», expresó el portavoz.

«Se debe permitir a las ECCC proceder con su trabajo sin interferencia de ninguna entidad, incluido el Gobierno Real de Camboya, estados donantes o la sociedad civil. Continuaremos controlando de cerca la situación en las ECCC», realizando consultas con el gobierno, añadió.

Pero el tribunal está teñido de «una percepción generalizada de corrupción» dentro de la oficina de Blunk, según críticos.

«Ya se considera que el tribunal está comprometido», dijo Youk Chhang, director ejecutivo del Centro de Documentación de Camboya, que aportó miles de documentos utilizados como evidencia en las investigaciones judiciales.

«El público está perdiendo las esperanzas», afirmó.

«Sin una investigación adecuada, la ONU debilita el apoyo público y muestra una falta de respeto a quienes murieron y a quienes sobrevivieron al Jemer Rojo. La ONU debe arreglar esto inmediatamente», añadió.

Las preguntas que suscitó la noticia de esta semana llega en un momento inoportuno para el tribunal, asediado por las prolongadas demoras en lo que se supone es su caso central.

El juicio a los cuatro exlíderes del Jemer Rojo -el ideólogo Nuon Chea, el jefe de Estado Khieu Samphan, el ministro de Relaciones Exteriores Ieng Sary y el ministro de Asuntos Sociales Ieng Thirith- debía quedar en marcha este año.

Pero todavía está plagado de discusiones legales y algunos observadores ponen en duda que los ancianos acusados vivan lo suficiente como para oír el veredicto.

La renuncia de Blunk ya dio argumentos a los abogados defensores del caso, que reiteradamente plantearon dudas sobre la independencia del tribunal. Esta semana, los abogados de Nuon Chea apelaron a la cámara alta del tribunal, citando la partida del juez para urgir a realizar una investigación sobre «todas las acusaciones destacadas de… interferencias».

«Que tanta intromisión (del gobierno) haya ocurrido a la vista de todos sugiere que es muy probable que haya una interferencia mucho más insidiosa detrás de escena», escribieron los abogados en su presentación.