En el Encuentro acordaron crear una agencia de información «para ser autónomos informativamente»
Nacida en El Salvador y radicada en Canadá, Richardson habló en la primera Conferencia Caribeña de Radios Comunitarias, celebrara en la capital de Haití, escenario de lo que la Organización de las Naciones Unidas definió como «el peor desastre en décadas».
El tema oficial del encuentro de tres días fue «Comunicaciones, vulnerabilidad, administración de desastres y cambio climático», pero Richardson señaló que el alto número de muertes en las últimas catástrofes de Haití -el terremoto que mató a unas 230.000 personas y el brote de cólera que se llevó al menos 5.000 vidas-no fueron «naturales». «La pobreza no es natural y permanente. No es algo que simplemente suceda para ciertas personas en ciertos lugares. Nos volvemos pobres por la explotación, por el robo. Por el robo de nuestros recursos, el robo de nuestro trabajo y el robo de nuestra dignidad… cuando se nos dice que nuestras vidas sólo valen lo que el mercado pueda pagar«, sentencia Richardson.
Esta locutora, madre de dos hijos, asistente bibliotecaria y nueva vicepresidenta para América del Norte de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (Amarc), habló en una decena de paneles y talleres celebrados el fin de semana. «Cuando somos autores de nuestras propias historias, cuando nos organizamos y movilizamos, se producen cambios», señaló Richardson.
La conferencia fue organizada por Amarc y la Sociedad para la Animación de las Comunicaciones Sociales (SAKS), centro de capacitación y producción en radiodifusión comunitaria. El encuentro reunió a radios de países de la región caribeña con características comunes heredadas de la era colonial: fronteras trazadas arbitrariamente, idiomas diversos y pobreza. «Aquí en el Caribe estamos todos en el mismo bote, afrontando desastres naturales y también desastres que son resultado de la explotación y de la mala administración de recursos por pequeñas minorías nacionales e internacionales», añade el director de SAKS, Sony Estéus. «Necesitamos unirnos», señaló. Es por esto que la nueva junta de Amarc, conformada por representantes de todo el mundo, recibió a miembros de unas 25 radios comunitarias haitianas y de casi una decena de radios e instituciones de Dominca, Guadalupe, Jamaica, República Dominicana y Trinidad.
En sesiones formales y cenas, intercambiaron experiencias e historias en cuatro idiomas: español, inglés, francés y creole. Por ejemplo, miembros de radios comunitarias de Jamaica e India hablaron sobre los roles de sus estaciones en tiempos de desastres como inundaciones y huracanes, señalando cómo se habían convertido en centros de información y muchas veces el lugar donde las personas podían cargar sus teléfonos móviles. «Me sorprendió ver fotos de Jamaica», dijo Anéus Nelson, director de programación de la estación haitiana Radyo Soyèt FM, en referencia a imágenes de casas en ese país al borde de los ríos. «Tienen los mismos problemas que nosotros«. «Claramente estamos afrontando las mismas cosas», dijo más tarde a IPS Rosamond Brown, de Roots Radio en Kingston.
Por su parte, el senador haitiano Melius Hyppolite, que representa a una zona donde las primeras radios comunitarias fueron creadas durante la dictadura de Raoul Cédras (1991-1994), prometió presentar un proyecto de ley en el parlamento para legalizar esas estaciones.
Funcionarios de Amarc anunciaron planes para crear un servicio de noticias caribeñas al modelo de Púlsar, la plataforma informativa en español de la asociación en la que radios pueden descargar archivos de audio y textos de otras estaciones de toda América Latina. «Cuando hay acontecimientos políticos importantes en Haití y en el (resto del) Caribe, ¿de dónde obtenemos información? De medios dominantes, de periodistas que vienen de América del Norte y de Europa», dijo en la conferencia el coordinador de Púlsar, Alejandro Linares. «Es una cuestión de autonomía informativa. El tema del lenguaje la dificulta, pero tenemos que hacerlo para que no sean otros de afuera los que nos digan cuál es nuestra realidad. Necesitamos contar nuestras propias historias», añadió.
La conferencia concluyó con una declaración conjunta denunciando que, más de 16 meses después del terremoto, casi un millón de refugiados todavía viven en campamentos frágiles en los que mujeres, niños y niñas son víctimas de violencia y de explotación sexual. «Pedimos transparencia y responsabilidad en el uso de los recursos para la reconstrucción del país, y para eso se necesitan medios independientes y comunitarios que garanticen una reconstrucción inclusiva, participatoria y con perspectiva de género», reza la declaración. «La tragedia haitiana muestra las profundas desigualdades de la globalización que condenan a las poblaciones locales a vivir en dependencia y paternalismo», añade.