Traducido del ruso para Rebelión por Andrés Urruti
Durante los días de conmemoración los cómplices de Hitler realizan una gira por Rusia. En las celebraciones del 60 aniversario de la Victoria (en la 2ª Guerra Mundial, N del T) pudo verse con frecuencia gente con uniforme de soldados de la guerra. Era, a la vez, un tributo a la memoria y un recordatorio visible de aquellos que cayeron por nuestra libertad.
Pero también las personalidades oficiales rusas mostraron en estos días cierta inclinación al disfraz -en los actos conmemorativos se autoasignaron la tarea de «centinelas permanentes y guardianes de la Memoria». Tantas palabras justas y doloridas salieron de sus bocas que uno llega a dudar que fueran precisamente esas mismas «personalidades oficiales» las que han arruinado casi todo lo que defendieron con su sangre los soldados soviéticos.
Por otra parte, las autoridades rusas no han podido sostener su papel en las conmemoraciones. La culpa ha estado en los numerosos huéspedes oficiales extranjeros, pues el inquilino del Kremlin convocó a la conmemoración a «toda Europa». Y la mitad de esa Europa, como es bien sabido, hace sesenta y pico años fue la fiel aliada de Hitler, al tiempo que la otra mitad le abastecía de voluntarios para las legiones «Waffen SS».
Por eso a los anfitriones de la fiesta se les planteó una compleja tarea: no comprometer la propia dignidad, y, a la vez, contentar a todos los visitantes oficiales. No por casualidad el ministro de Defensa S. Ivanov , al felicitar a los participantes en el desfile, se las arregló para, diplomáticamente, omitir sobre quien se había logrado esta Victoria. Parece una canción interpretada por aficionados (el Kremlin), con el ministro de defensa como solista: «¿Qué ocurrió, de quien es la Victoria? ¿Quién es el vencido?..¡Que ganas tengo de lamentarme!¿Vencí yo? ¿Fui vencida?»
La salida de esta delicada situación la encontró el mismo Putin en la fórmula por la que el 60º aniversario de la Victoria se convertía en un «acto de reconciliación y concordia». ¿De quien con quien? Pues con esa misma «Europa unida» a la que él ahora invita a la conmemoración, y que, en 1941, casi en pleno, se dedicó, junto con Hitler , a saltear en nuestra tierra. Incluidos los llamados «estados neutrales».
Según datos oficiales, durante la guerra, sólo como prisioneros nuestros, se contabilizaron más de 400.000 combatientes de países que, formalmente, no estaban en guerra: franceses, croatas, holandeses, belgas, checos, polacos, españoles, daneses, suecos. Entre ellos había incluso un millar y medio de ciudadanos de Luxemburgo, que también, en la medida de sus minúsculas fuerzas, ayudaron a Hitler a castigar a los Soviets.
Estos son nuestros inquietos vecinos de la «Europa unida», que, como muestra el ejemplo de la Segunda Guerra Mundial, cuando se unieron, lo hicieron principalmente para aprovecharse conjuntamente de Rusia. Así lo atestiguan también las fuentes alemanas. K. Pfeffer, en su libro «Los resultados de la Segunda Guerra Mundial», escribe: «La mayoría de los voluntarios de Europa Occidental fueron al frente oriental sólo porque consideraban que esa era la tarea común de Occidente…»
No es extraño que la «reconciliación y concordia» con tan turbulentos vecinos sea hoy en día un asunto complejo para Moscú.
Pero en estos días de conmemoración, la segunda capital rusa mostró nuevas formas de confraternización con los antiguos ocupantes. Puede decirse que, en el camino de la «reconciliación», Petersburgo ha tomado la delantera a Moscú. No es casual que «Piter»(nombre coloquial de San Petersburgo, antes Leningrado, N del T) tenga, en círculos oficiales, la reputación de «la ciudad más avanzada» – en dirección a Europa. Aquí, a orillas del Neva, en los actos conmemorativos intervinieron, ya nada menos que los auténticos y vivos ocupantes hitlerianos. Es decir, los que con conocimiento de causa pueden hablar en el mitin fúnebre del «precio de la sangre vertida por el pueblo soviético para la libertad», porque, como no lo van a conocer si, precisamente ellos, los cómplices de Hitler, derramaron aquí la sangre de las gentes soviéticas.
Las coronas para el monumento a los heroicos defensores de Leningrado fueron depositadas el 8 de mayo por la gobernadora Matvienko, miembros del gobierno municipal, veteranos del bloqueo y…veteranos de la «División Azul» española, los cuales llegaron aquí en el marco de la acción «Recordamos y perdonamos».
Sería interesante saber ¿no desagradó , entre otras cosas, a la gobernadora y a los funcionarios municipales, semejante compañía en la ceremonia fúnebre? Ahora, es verdad, con respecto a los antiguos enemigos, se ha extendido el punto de vista, dicen, que «ellos fueron las primeras víctimas del fascismo». ¿Y qué se puede demandar a las víctimas? A las víctimas hay que compadecerlas. ¿Puede ser que haya que contar a todos los antiguos soldados de la Wehrmacht en conjunto como «víctimas del Holocausto»? Con especial solicitud, por lo visto, hay que relacionarse ahora con los pobres SS, en cuanto que ellos, por estar más cercanos al Führer, más sufrieron de él. Es interesante, ¿a estos auxiliares hitlerianos de la «División Azul» también les aplicamos el término de «víctimas»? Es tan conmovedor que no queda más remedio que dejar caer lágrimas de ternura y erigir un monumento al ocupante «azul». ¿En que pose?- es lo único que no está claro.
Pero, de momento, contengamos las lágrimas y examinemos, ¿que fue la «División Azul» española? He aquí lo que escribe el general del estado mayor alemán B. Müller-Hillebrandt en el fundamental trabajo «El ejército de tierra de Alemania 1933-1945»: «El general Franco, inmediatamente después del inicio de la guerra, ofreció una división de voluntarios, lo que representaba el agradecimiento de España por la ayuda prestada por los alemanes durante la guerra civil. Esta división estaba compuesta en su totalidad por españoles, aunque el equipo material y el armamento eran alemanes. La denominada 250 división española de infantería, ya en el verano de 1941 inició sus actividades bélicas en el frente germano-soviético».
¡Ajá!, mira por donde , eso significa que en el verano del año 1941 ante Leningrado llegaron, no unos reclutas apocados, no fue un cargamento de carne de cañón lo que enviaron ante Leningrado. No, aquí descendió una «división de voluntarios» pertrechada con armamento alemán.
Sobre la forma en que se realizó el reclutamiento para la «División Azul», nos podemos informar a través de otra investigación fundamental, la de P. Preston «Franco: biografía» (M., 1999): «Comenzaron los preparativos para el envío de voluntarios falangistas a la «División Azul». Serrano Suñer, (ministro de asuntos exteriores de la España franquista) informó que, en el país, se observaba «un aumento de simpatía irresistible hacia el gran pueblo alemán, admiración hacia él, su ejército invencible y su glorioso führer»… Se anunció que llegaron miles de telegramas de falangistas, que pedían apuntarse como voluntarios y así poder «vengarse de Rusia por su intervención en la guerra civil española»… Los voluntarios expresaban su inquietud por no poder llegar a combatir, tanto creían entonces en el poder militar alemán».
Esto significa que la «División Azul» se formó con falangistas españoles, es decir, fascistas, como entonces se les llamaba en todo el mundo. Y hoy en día no hay ninguna base para revisar esta definición.
Además, por las fuentes españolas de esa época podemos saber que en España entonces no hubo escasez de voluntarios, y Franco llegó a disponer que se seleccionaran falangistas para la «División Azul» mediante concurso. Es decir, que allí fueron a parar los más selectos fascistas españoles, meritorios verdugos en Zaragoza o Barcelona.
O sea que con estos tenemos que «reconciliarnos». Quien todavía no haya podido, que no deje escapar la ocasión, mientras los veteranos de la «División Azul» todavía continúen su gira en Rusia por lugares de fama bélica; aún puede reunirse con ellos y reconciliarse personalmente. ¿Qué? Hay un montón de dignas candidaturas para realizar el «acto de reconciliación».
Por ejemplo, tenemos a la gobernadora Matvienko, que, como es sabido, es una dama muy preocupada. ¿Preocupada por qué? Eso también es conocido: por la lucha contra la xenofobia y la aparición de «fascistas rusos». ¿Y los españoles, gobernadora? No hay que ir muy lejos: el 8 de mayo estaban junto al monumento a los defensores de Leningrado. ¿O es que con los fascistas de importación, como con todo lo que viene del exterior, hay una relación especial, más tímida?
Entonces, ya que a nuestro poder le gusta tomar ejemplo de Europa, se puede recordar que, el año pasado, el 12 de octubre de 2004, el ministro de defensa de España, José Bono resolvió permitir la participación en los actos de celebración del Día de la Independencia (N del T: ¡sic!) de solo uno de los veteranos de la «División Azul». Después de lo cual, en España , se formó un grandioso escándalo político. Las fuerzas democráticas del país declararon que la participación del antiguo falangista en el desfile sería una «muestra de menosprecio hacia los que perecieron en la lucha por la libertad y la democracia». También declararon que «la reconciliación es posible con cualquiera, pero no con el fascismo». En señal de protesta, destacados políticos españoles renunciaron a estar presentes en las celebraciones si en ellas estaba, aunque fuera solo uno de los veteranos de la «División Azul». (N del T: el traductor se siente obligado a expresar que el autor tiene una imagen inexacta de lo que ocurrió el 12 de octubre; el traductor no se hace responsable ni de las opiniones del autor ni de su relato de los hechos del 12 de octubre de 2004).
Así que en Europa sienten repugnancia por los cómplices de Hitler. Aunque lo fueran en el pasado, e incluso dentro de su patria. Y únicamente, por no se sabe que razón, en Rusia, donde cometieron sus tropelías, los antiguos combatientes hitlerianos encuentran hoy un alegre recibimiento. ¿Por qué?
Se informó en particular que se ha planificado para los veteranos de la «División Azul» durante los días de celebración en S. Petersburgo un extenso programa de excursiones y encuentros. Así, en el Día de la Victoria debían encontrarse con los alumnos de la escuela 148. ¿Cómo hay que comprender eso?¿Puede ser que todavía vayan a dar una «lección de hombría» a nuestros niños? ¿no se llama su acción «Recordar y perdonar»? Bien, compartiendo sus recuerdos del frente, transmitirán su experiencia, algunas experiencias prácticas. Pueden relatar, por ejemplo, como en 1936-1939, en su patria, ametrallaron desde los tanques el poder legal, por cierto, exactamente como lo haría entre nosotros Boris Nikoláievich (Yeltsin) en 1993. O como después se dedicaron a lo mismo, ya en nuestro país.
Y, de paso, al mismo tiempo recordar ¿cuál era el status jurídico internacional delos soldados de la «División Azul» en territorio soviético en 1941-1944? Pues España no entró oficialmente en guerra con la Unión Soviética y se la consideraba un país neutral. Así que ¿quiénes eran esos ciudadanos de España, que penetraron en 1941 en nuestro territorio para matar a nuestras gentes?
Si utilizáramos conceptos actuales, su status solo podía ser uno: «terroristas internacionales». Y en esto ellos no se distinguen ni una coma del «famoso» árabe Khattab.(N. del T. Jefe rebelde en Chechenia, de origen saudita, muerto en 2002)
¿Podrían ustedes imaginarse el siguiente cuadro: meritorios mudjahidines y veteranos de Al Qaeda llegaron a Beslán y junto con el dirigente de la república, o, mejor todavía, con el mismo presidente, participan en la ofrenda de coronas en memoria de los niños muertos? ¿Qué, no pueden?
¿Y en que son mejores los veteranos de la»División Azul»? ¿Quién consideró cuanta sangre de niños rusos quedó en sus manos?
Por cierto, después de la inspección a S. Petersburgo, la delegación de la «División Azul» se disponía a «visitar Novgorod y depositar flores en las tumbas de sus camaradas de regimiento». Pero allí hay para ellos además una cosa notable.
Precisamente el 8 de mayo, no lejos de Novgorod, en el pueblo de Lychkovo se inauguró otro monumento- en agosto de 1941 los ocupantes destruyeron aquí 12 vagones con niños evacuados de Leningrado.¿Quién determina ahora que mano -alemana o española apretó entonces el gatillo de las armas y la palanca del lanzabombas? Pues precisamente en Novgorod era donde permanecían estos lacayos «azules» de Hitler, e incluso el comandante de la ciudad era un oficial español. Entonces ellos, por cierto, desmontaron y se llevaron a su casa incluso la cruz del templo de Sta. Sofía, que sólo recientemente se descubrió en España, en los sótanos de una academia militar.
De esta manera se obtiene un interesante retrato colectivo del camorrista de la «División Azul». Como hemos aclarado, eran, en primer lugar, fascistas españoles, en segundo lugar, servidores completamente voluntarios de Hitler (voluntarios, y ¡vaya voluntarios¡: entusiastas y devotos del hitlerismo), y, en tercer lugar, terroristas internacionales. Y todo esto en un solo frasco. No merece la pena recordar que ahora , como dignos preceptores de la juventud soviética, recorren las escuelas y comparten su experiencia del frente.
Pero la cuestión aquí no son los «camorristas azules» – a ellos ya se les aclararon las cosas de forma inteligible hace 60 años. No, la cuestión afecta a las autoridades rusas: ¿por qué se pasean a sus anchas entre nosotros los mismos que son rechazados incluso en su patria?
¿Deberíamos, quizás, preguntarles a ellos mismos? He aquí, por ejemplo, lo que declaró el antiguo comandante de la «División Azul», el general Emilio Esteban Infantes: » Nosotros deseábamos ardientemente el derrumbamiento del régimen ruso, conforme a nuestras ideas anticomunistas. Los españoles fueron los primeros que combatieron contra el comunismo y lo derrotaron. Nosotros esperábamos ser quienes, con mayor perseverancia, le resistiéramos en Europa».
¿Y en que, nos preguntamos, la revelación de este antiguo secuaz hitleriano se distingue de lo que, más de una vez, expresaron Yeltsin y su camarilla? Pues hoy en día este «Sonderkommando» (N del T: en alemán en el original) yeltsinista sigue, como antes, al timón del estado.
¡He aquí, probablemente, el porqué de que empiecen a frecuentar Rusia los espectros pardos y azules de la pasada guerra! Así , un superviviente «vlasovista» (N del T: por Vlasov, general ruso que se paso al bando nazi y dirigió una unidad militar de colaboracionistas) apareció haciendo visitas a los cadetes de Petersburgo y ahora los veteranos españoles hacen su campaña en el Este, ¿qué será lo siguiente? ¿Es posible que, en el siguiente desfile conmemorativo del aniversario tomen parte los veteranos de la división de la «Calavera» (N del T: emblema de las SS), sentados en la tribuna para invitados distinguidos? ¡Si hay que reconciliarse, hay que reconciliarse!
Pero, en conjunto, este episodio ha dejado un poso alarmante. Porque todavía los ocupantes hitlerianos supervivientes se pasean libremente por nuestra tierra, y los poderes rusos observan esto con benevolencia, lo cual significa que el último combate contra el fascismo todavía no ha acabado, y es pronto para celebrar la Victoria, aunque teóricamente se hayan cumplido 60 años.