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Las razones de Estado no son las razones de los pueblos

Fuentes: Confidencial

Las muestras de solidaridad con la dictadura de Daniel Ortega y familia fueron expresadas recientemente en el Foro de Sao Pablo, reunido en La Habana, y clausurado el martes 17/07/18. El Foro nació en 1990, en Brasil, integrado por partidos y movimientos sociales de izquierda, a iniciativa de Fidel y Lula, para promover la unidad […]

Las muestras de solidaridad con la dictadura de Daniel Ortega y familia fueron expresadas recientemente en el Foro de Sao Pablo, reunido en La Habana, y clausurado el martes 17/07/18. El Foro nació en 1990, en Brasil, integrado por partidos y movimientos sociales de izquierda, a iniciativa de Fidel y Lula, para promover la unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños en la lucha por la soberanía, la independencia económica y política frente a la tradicional hegemonía norteamericana, ejercida en complicidad con gobiernos de derechas y sus políticas neoliberales.

Después de veinte y ocho años de complejos procesos de lucha entre fuerzas conservadoras y los movimientos progresistas -con altibajos de victorias y derrotas-, sus líderes actuales no han sabido distinguir entre el trigo y la cizaña dentro de esa unidad de partidos y movimientos sociales de diversos matices de izquierda.

Las realidades concretas de cada país, siguen siendo mutuamente desconocidas, y esto lo confirman esas declaraciones de solidaridad con el Gobierno de Daniel Ortega (una cizaña entre la izquierda) a quien suponen ser víctima de la agresión imperial y la derecha interna. Están haciendo funcionar el «librito» y recitando el libreto, con lo cual caen en una aplicación mecánica del discurso ideológico sin el menor análisis de las realidades concretas de cada país, con lo cual se divorcian más de la dialéctica marxista, y con su práctica la contradicen.

Lo confirman con su apoyo a la política represiva y criminal de Ortega, lo que significa un desprecio por la vida de nuestros estudiantes, jóvenes trabajadores urbanos y campesinos. Además, los revictimizan, aplicándoles epítetos ofensivos como «derechistas» «golpistas», «terroristas» y «vandálicos». Son términos con los que el Gobierno de Ortega y sus secuaces pretenden manchar la imagen de nuestros jóvenes, cuando, de hecho, están haciendo su propio retrato.

Entramos al cuarto mes bajo el terror orteguista practicado con su Policía -cuyo jefe de facto está emparentado con los Ortega-Murillo-, un ejército ilegal de paramilitares y un Ejército oficial, dizque imparcial, haciéndose el sueco.

Si fuera cierto que Ortega es atacado por terroristas, como califican a los estudiantes, y estos estuvieran armados, ¿qué estaría sucediendo? Que de los casi cuatrocientos asesinados, los miles de heridos, centenares de secuestrados y torturados, por lo menos correspondería la mitad a sus policías y paramilitares. Pero como enfrentan a un pueblo desarmado… ¡son los niños, jóvenes estudiantes y trabajadores la mayoría de los muertos!

Todo consta en documentos fílmicos, testimonios de sus familiares, de vecinos y observadores de organismos internacionales. No es raro que aleguen que estos organismos lo integran gobiernos de derechas y pro yanquis, lo que, en muchos casos, es cierto. A ninguna persona, de izquierda o derecha, le cabe duda de que los Estados Unidos, por medio de USAID y otras agencias, buscan sus objetivos políticos. Pero, ¿acaso por ese motivo el pueblo nicaragüense va a rechazar su ayuda, y seguir siendo asesinado por Ortega hasta cuando su despótica dictadura lo quiera?

¿O es que debemos agradecerles a los del Foro de Sao Pablo su solidaridad con el verdugo, porque lo consideran de «izquierdas»? ¿Es que por llegar la muerte de manos de un «izquierdista», los hijos muertos, encarcelados, torturados y perseguidos les duelen menos a sus familias? Hace más de cuarenta años nuestros hijos duelen todavía, aunque murieron combatiendo con las armas en sus manos, y ¿cómo duelen los hijos de hoy asesinados, que se defienden solo con piedras, hondas y banderas de la patria?

Si la solidaridad de Cuba y Venezuela con Ortega, es por razones de Estado, ¿sus actos criminales dejarían de ser delitos de lesa humanidad? No, y tampoco dejaría de ser un gesto antiético e inmoral… ¡porque olvidan las razones y los derechos humanos de nuestro pueblo!

La mayoría de los partidos y movimientos del Foro de Sao Pablo identificados como de izquierda (pero oportunistas y dogmáticos), ¿serán partidarios de reproducir las conductas y las políticas dictatoriales, antipatrióticas y corruptas que aplica la dictadura de Ortega desde hace veinte y ocho años, que aquí les resumo?

-Abandono de los principios de la revolución, destrucción del movimiento original y creación de un aparato político, a su servicio.

-No hacer oposición revolucionaria frente al neoliberalismo y sus políticas antipopulares, sino promover incendios de alcaldías y actividades de sabotaje para conservar la imagen de líder «revolucionario».

-Pactar con un político liberal mafioso, para compartir ambiciones de poder al margen del pueblo, y repartirse magistraturas y ministerios en el Estado.

-Reformar la Ley Electoral para marginar a otras fuerzas políticas, monopolizar la política electoral, y rebajar el porcentaje electoral a 35% para ganar la presidencia, en vez del democrático 50% más uno.

-Alcanzar el poder con solo el 38% de los votos, y echar preso al aliado mafioso, aprovechando sus delitos durante su presidencia, dejarlo libre, y después chantajearlo con más cárcel, para obligarlo a colaborar políticamente.

-Utilizar su control del poder judicial para prescribir el juicio por la violación de su hijastra, cederle cuotas de poder a su mujer en pago de su complicidad y expulsar del país a víctima.

-No incluir en el Presupuesto General de la República el dinero de la cooperación venezolana, y comenzar a enriquecerse junto a su familia.

-Rediseñar el escudo nacional de forma caricaturesca, para uso de la papelería oficial del Estado, burlándose de la Constitución Política.

-Firmar convenio canalero con un millonario chino, como un negocio privado, en condiciones aún más lesivas a la soberanía y el medioambiente, que el pacto Chamorro-Bryan de 1914, firmado bajo la intervención armada norteamericana.

-Reformar ilegalmente la Constitución Política a la medida de sus ambiciones, y asegurarse la reelección indefinida.

-Efectuar elecciones (municipales y presidenciales) con artimañas y fraudes, con el control de una maquinaria electoral con magistrados corruptos, pagados con la impunidad.

-Amasar fortuna a la sombra del poder, hacerse millonario, aliarse con el gran capital, cumplir las normas del FMI y el BM, y co-legislar con ellos para garantizarse los beneficios del neoliberalismo.

-Monopolizar medios de comunicación, radiales y televisivos, cogerse la publicidad estatal, no dar acceso a la ley de información pública a los medios independientes y censurarlos.

-Controlar los mandos de la Policía y del Ejército, además de contar para la represión con un ejército privado para castigar a los que se atreven a protestar.

-Conservar el discurso «revolucionario» y «antimperialista» para ganarse la solidaridad de la izquierda internacional.

-Después de anular en la práctica el orden constitucional, crear leyes «antiterroristas» para aplicarlas contra quienes se oponen a su dictadura.

¿Será este orteguismo sin Ortega, el modelo político que les gustaría para sus países y contra sus pueblos, a nombre del antimperialismo?

Si así fuere, sigan solidarios con Ortega… ¡pero no esperen el perdón del pueblo nicaragüense!

https://confidencial.com.ni/

* Onofre Guevara López, exparlamentario del Consejo de Estado y de la Asamblea Nacional por el FSLN (1981-1991); fue responsable de la página editorial de Barricada (1981-1995) y colaborador de El Nuevo Diario (1995-2012). Actualmente es columnista de la publicación Confidencial.