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Los No Alineados y su renovada necesidad

Fuentes: AIN

La realización por estos días en Teherán de la Décimo sexta Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, MNOAL, pone nuevamente en evidencia el interés de la mayoría de las naciones del orbe en hacer sentir su voz ante las amenazas bélicas, económicas, sociales y ecológicas que arrostra la humanidad a cuenta de los intereses […]

La realización por estos días en Teherán de la Décimo sexta Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, MNOAL, pone nuevamente en evidencia el interés de la mayoría de las naciones del orbe en hacer sentir su voz ante las amenazas bélicas, económicas, sociales y ecológicas que arrostra la humanidad a cuenta de los intereses imperiales.

Y no se trata de pura consigna. A pesar de las diferencias políticas e ideológicas que existen en su seno, lo cierto es que los NOAL se han convertido en un foro masivo capaz de establecer importantes consensos en temas vitales a partir del respeto a la pluralidad y de priorizar los criterios comunes.

Surgido oficialmente en 1961, y con la presencia de Cuba como miembro fundador, el Movimiento intentó durante años colocarse al margen de las disputas geopolíticas entre los grandes bloques militares de la época: de un lado la belicista Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y del otro el ya disuelto Pacto de Varsovia.

Este énfasis hizo pensar a algunos oportunistas que, con la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista europeo en los años noventa del pasado siglo, y presuntamente concluida la llamada Guerra Fría, para los NOAL todo había acabado.

Sin embargo, y en eso naciones como Cuba jugaron un papel clave, muy pronto se dilucidó que en todo caso para las naciones tercermundistas se abría un panorama tal vez mucho más complicado y riesgoso.

Envalentonados por su proclamada victoria sobre el «eje del mal», los círculos norteamericanos de poder apuntaron de inmediato al surgimiento de un mundo unipolar, donde la hegemonía de Washington sería total e indiscutible, y donde no sería permisible bajo ningún concepto el surgimiento o la reestructuración de nuevas potencias.

En cuanto al universo subdesarrollado, quedaba reducido a «coto de caza» del imperio y de sus intereses monopolistas y militaristas.

De manera que en esas circunstancias, hubiese sido de orates la disolución de los NOAL y la pérdida de un instrumento internacional de concertación que suma, entre sus logros históricos, decisivas contribuciones al fin del colonialismo, a la liberación de los pueblos oprimidos, a la paralización de más de una aventura injerencista de los poderosos, y a la defensa de los intereses políticos, económicos y sociales de la mayoría de los habitantes del planeta.

Y, ciertamente, la Décimo sexta Cumbre de los NOAL, en Teherán, seguirá esa ruta, y en especial hará énfasis en intentar frenar los planes expansionista de Washington, sus restantes aliados de la OTAN, y el sionismo israelí, en áreas geográficas tan sensibles y explosivas como Oriente Medio y Asia Central.

Los NOAL tienen por tanto renovadas y trascendentes tareas globales mientras la amenaza de los poderosos no ceda terreno, y mientras la ilógica de la violencia, la imposición y la desigualdad resulten claves en el arsenal de quienes se estiman dueños del universo.