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Los nuevos hibakushas contra Abe y el resurgimiento del militarismo japonés

Fuentes: Rebelión

Durante su reciente visita a Estados Unidos, los días 28 y 29 de abril de este 2015, Shinzo Abe, Primer Ministro de Japón, anunció su intención de modificar la Constitución aprobada en 1947, para permitir la participación de su país en misiones militares internacionales. Si consigue su objetivo provocará la desestabilización del equilibrio de fuerzas […]

Durante su reciente visita a Estados Unidos, los días 28 y 29 de abril de este 2015, Shinzo Abe, Primer Ministro de Japón, anunció su intención de modificar la Constitución aprobada en 1947, para permitir la participación de su país en misiones militares internacionales. Si consigue su objetivo provocará la desestabilización del equilibrio de fuerzas militares en Asia. Abe también prometió conceder un sitio para una nueva base estadounidense en Okinawa. Un amplio y heterogéneo sector de la sociedad japonesa se opone a ambas medidas por considerarlas un revival de las políticas imperiales que infringieron un enorme sufrimiento a muchos países de Asía y al propio pueblo japonés. La opinión pública está dividida, la balanza se inclina de un lado a otro.

Junichiro Koizumi Primer Ministro japonés (de 2001 a 2006) era amigo personal de George Bush y trató de ayudarle todo lo que pudo en la invasión -ilegal- de Irak, pero a pesar de su inmenso poder, el político -que cuando llegaba a la peluquería le pedía al estilista que le hiciera un corte que intensificara su parecido con el Rey León- no se atrevió a violentar la constitución japonesa, cuyo artículo 9 prohíbe la participación de Japón en misiones militares en el extranjero, por lo que su apoyó se limitó a financiar la invasión de la antigua Babilonia.

Poco tiempo después, el pueblo japonés removió a Koizumi, y al Partido Liberal Demócrata que había gobernado Japón durante los 70 años, eligió como Primer Ministro a Yukio Hatoyama, dirigente del Partido Demócrata Japonés quien ofreció cerrar la base estadounidense en Okinawa y establecer una alianza estratégica con China. A alguien no le gusto la idea de una alianza sino-japonesa y le atajó el camino. Hatoyama fue acusado de corrupción y destituido de su cargo (gobernó solamente de septiembre de 2009 a junio de 2010) y fue sustituido por otro miembro del PDJ. En marzo de 2011, el accidente industrial de Fukushima reveló una larga lista de violaciones a las normas de seguridad, la sobreexplotación de los trabajadores de avanzada edad usados para reparar la energía eléctrica en la planta, a cambio de salarios exorbitantes por enfermarse de cáncer, y sobre todo porque muchas personas no pudieron salir de sus casas en los alrededores de la planta y a quienes se les llamó los nuevos hibakushas (como se denomina a los sobrevivientes de las bombas nucleares).

El nuevo Primer Ministro de Japón, fue el conservador Shinzo Abe, quien como hemos mencionado declaró durante su reciente visita a Estados Unidos, su intención de otorgar a una nueva sede para la base militar de Okinawa, que alberga a 47 mil de los 90 mil soldados que ocupan Japón desde el inicio de la post-guerra y anunció su intención de ganar las elecciones con un margen que le permita reformar la legislación japonesa para que su país pueda participar en misiones militares en el extranjero. Vivimos en una era con desafíos renovados, señaló días después: ciudadanos japoneses han caído en Argelia, en Siria, en Tunez, Corea del Norte ha desarrollado armas nucleares y temibles misiles, nuestros sistemas antiaéreos son obsoletos, la actual legislación limita nuestra defensa.

El domingo 17 de mayo al menos 30 mil pacifistas marcharon por las calles de Naha (capital de Okinawa) para oponerse a la construcción de la nueva base y para defender el artículo 9 de la Constitución japonesa, que prohíbe la participación de Japón en conflictos bélicos. Un mes más tarde, el domingo 14 de junio, 30 mil personas marcharon por el parque Rinko de Yokohama, para protestar contra el resurgimiento del militarismo (Tomohiro Osaki http://www.japantimes.co.jp/author/int-tomohiro_osaki/ y Shusuke Murai http://www.japantimes.co.jp/author/shusuke-murai/ en la nota «Activists battle to justify, denounce Constitution», Japan Times 3/mayo/15). La movilización fue convocada por el «Comité Mil contra la Guerra». El Premio Nobel de Literatura Kenzabure Oe tomó la palabra para externar su preocupación de que Shinzo Abe conduzca al mundo a una Tercera Guerra Mundial.

Por su parte, la agencia de noticias Xinhua citó las declaraciones de Tomomi Inada, Jefa del Consejo de Investigación del PLD, según la cual, se revisarán las apreciaciones erróneas sobre los juicios de Tokio. La funcionaria ha asistido a Yasukuni en varias ocasiones siendo funcionaria de Shinzo Abe. Para Xinhua esta actitud revisionista representa un desafío al orden surgido de la post-guerra. La nota se refiere a los juicios desarrollados por el Tribunal Penal Militar Internacional que por acuerdo de Roosvelt, Churchill, y Stalin, juzgó delitos: contra la paz, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, genocidio y complot de guerra. Dichos procesos condenaron a muerte a Hideki Tojo, Primer Ministro de Japón, Kenji Doihara, Comandante del Servicio Aéreo del Ejército, Seishiro Itagati, Ministro de Guerra y a muchos otros.

Kenzaburo Oe autor de Cuadernos de Hiroshima y Cuadernos de Okinawa, autor de numerosas novelas, militante por la paz y contra las armas nucleares ha señalado que el militarismo japonés infringió un enorme sufrimiento a otros pueblos, pero también causó un daño enorme al propio pueblo japonés. Recuerda que por ejemplo durante la batalla de Okinawa, los comandantes encargados de la defensa de la plaza aterrorizaron a la población respecto a las violaciones que cometerían los estadounidenses, llamaron a un suicidio masivo y repartieron dos granadas por familia, lo que provocó la muerte de 500 personas. El actual revisionismo de los libros textos de la historia japonesa, pretende remover ese tipo de episodios de la memoria colectiva. El autor, laureado con el Premio Nobel, se ha esforzado en su literatura y en su vida por darle la voz a quienes vivieron la detonación de la bomba de Hiroshima y ha escudriñado ese episodio a partir una literatura que combina lo grotesco y la ternura. Los sobrevivientes de Hiroshima, afirma no solo sobrevivieron a la bomba, también debieron vivir y amar en un mundo en el que hubo seres humanos capaces de hacer eso. Los hibakushas se sobrepusieron a los retos de vivir con dignidad en un mundo donde escasea la virtud y en ese sentido podríamos decir que «todos somos hibakushas«.

Japón vive hoy una crisis constitucional y un profundo estremecimiento provocado por el intento de la élite japonesa de modificar el pacto político vigente. El 23 de junio, durante un evento en Naha para conmemorar del 70 aniversario de la batalla de Okinawa, se pronunciaron dos discursos completamente contradictorios. El gobernador de Okinawa, Takeshi Onaga, protestó por la construcción de una nueva base estadounidense. El Primer Ministro celebró su edificación. Los vecinos interrumpieron muchas veces a Shinzo Abe y le exigieron suspender la nueva base para evitar la amplificación de los problemas que atrae la presencia militar estadounidense: delincuencia, violencia entre pandillas y violaciones a mujeres. La base de Okinawa, archipiélago ubicado al sur de Japón es estratégico para Estados Unidos porque representa una cuña militar-naval enclavada muy cerca del litoral chino y del complejo urbano de Taiwan. La discusión sobre la apertura o clausura de la base estadounidense representa lo que podríamos llamar metafóricamente la nueva batalla de Okinawa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.