Recomiendo:
0

Los Torquemada de la Iglesia Católica ecuatoriana

Fuentes: Rebelión

1. Por qué surgieron las religiones: Los primeros seres humanos, debido al escaso desarrollo de las fuerzas productivas y, concomitantemente con ello, de los niveles teóricos de comprensión de la realidad, no tenían los conocimientos necesarios para explicar las causas reales que producían ciertos hechos y fenómenos naturales. La ignorancia, acompañada de la perplejidad y […]

1. Por qué surgieron las religiones:

Los primeros seres humanos, debido al escaso desarrollo de las fuerzas productivas y, concomitantemente con ello, de los niveles teóricos de comprensión de la realidad, no tenían los conocimientos necesarios para explicar las causas reales que producían ciertos hechos y fenómenos naturales. La ignorancia, acompañada de la perplejidad y el asombro ante lo que no se podía comprender, hizo que estos primeros humanos elaboraran un sinnúmero de mitos, crearan dioses y más adelante desarrollaran las religiones para tratar de dar una explicación causal sobre el funcionamiento del mundo y del propio ser humano en el entorno natural y social.

La religión es una visión fantástica, distorsionada de lo que realmente sucede en el mundo real. A través de ella los seres humanos pretenden reflejar la realidad y a sí mismos; pero lo hacen en forma invertida y distorsionada. Dice Edward Vasílievich Iliénkov:

La inadvertida y modesta semilla del mal, tomada por su parecido por embrión del bien, crece ante sus ojos en montes enteros de flores aromáticas. Y, al contrario, el débil e inmaduro germen de la felicidad humana, tomado equívocamente por germen de la mala yerba, se convierte en gran cardo espinoso, que destila el veneno del pecado y la perdición y -lo más trágico de todo- el hombre verá rosas paradisíacas allí donde afloran sólidas espinas, y huirá del olor de las verdaderas rosas, convencido de que los sentidos lo engañan, de que ante él sólo hay alucinaciones diabólicas, tentaciones.

En el seno de la comunidad primitiva se constituyó un grupo de personas especializadas en este tipo de explicación de la realidad: la casta sacerdotal. Sus miembros se arrogaron un sinnúmero de derechos y privilegios debido a que se presentaron ante la comunidad como los representantes de los dioses en la tierra, gracias a los conocimientos superiores que poseían sobre el resto de los miembros del colectivo social. Más adelante se producirá la división entre trabajo manual y trabajo intelectual, actividad ésta última que estaba reservada casi exclusivamente para los hombres libres.

La religión, en general, se constituirá en uno de los mecanismos de la clase social dominante en la sociedad esclavista para mantenerse en el poder por medio de la alienación de las mentes de las personas y el miedo, siendo así hasta hoy día en la sociedad capitalista.

2. El fundamentalismo cristiano-católico:

Toda religión se basa en el dogma, en la fe, en las creencias lo cual significa que no admiten discusión, crítica y razonamiento de los fundamentos sobre los cuales se sustentan. Para ellas eso es inamovible, eterno. Su visión sobre el mundo y su moral se sustentan sobre esos fundamentos. A la religión le interesa formar, configurar a las personas en base a sus dogmas. Dice Iñaki Gil de San Vicente:

La creencia, además de ser la aceptación como verdad de lo que no está demostrado o es indemostrable, también, obligatoriamente, rompe el proceso de pensamiento. En este sentido esencial, la creencia se produce cuando no investigamos las causas, argumentos y tesis, y aceptamos su veracidad por supuestas razones que NOS DICEN están más allá de nuestra razón. Investigar, preguntar, cuestionar, debatir no puede ser admitido como válido por ninguna religión. Que las personas piensen resulta peligroso para quienes sustentan su poder en base a la mentira, al engaño y al miedo generado por la ignorancia. Dentro de las religiones, la más fundamentalista de todas es la cristiana-católica, además de ser la más autoritaria y machista. Por otro lado, los textos bíblicos en los que sustenta sus dogmas están plagados de contradicciones, falsificaciones, mentiras y tergiversaciones como el mito de la separación de las aguas por parte de Moisés o la existencia histórica del propio Jesús. La religión cristiana-católica no es una creación original; recoge de religiones más antiguas varias de sus historias que se basan principalmente en datos astrológicos, de las que apenas modifica ciertos detalles. El cristianismo, sobre todo a partir de su legalización en el año 313 por los emperadores romanos Constantino y Licinio a través del Edicto de Milán, así como de su constitución en religión oficial del Imperio Romano en el año 380 por medio del Edicto de Tesalónica emitido por Teodosio y del Concilio de Calcedonia del año 451 cuando adquiere su fundamento dogmático y su definitiva aleación con el poder establecido, como explica Iñaki Gil de San Vicente, se ha caracterizado por ser extremadamente cruel, represivo e impositivo, para lo cual se ha aliado a otros grupos explotadores en contra de los pueblos, de las mujeres y del pensamiento progresista. Los hechos históricos así lo certifican: la Inquisición, las cruzadas, la conquista de América, la alianza con el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, la justificación de los crímenes del imperialismo yanqui, el ataque contra el materialismo en todas sus vertientes, principalmente contra el marxismo, su oposición a la teoría de la evolución de las especies, etc. Los cristianos-católicos que levantan su voz de protesta porque no se respeta su libertad de culto, son quienes realmente irrespetan a quienes tienen otras creencias y a quienes profesan el ateísmo. Son fanáticos que consideran que sus creencias son las de todas y todos y que su forma de vida y su concepción del mundo es la que deberían tener todas y todos.

3. La religión y la alienación de las mentes:

En las sociedades divididas en clases sociales, los grupos que detentan el poder económico y político han establecido un sinnúmero de aparatos ideológicos que se presentan bajo la forma de instituciones distintas y especializadas, como explica Louis Althusser, cuyo propósito es el de reproducir a nivel de las ideas las relaciones de producción y explotación sobre las que se sustentan. Para lograr que estas ideas sean aceptadas tienen que fabricar el consenso entre la población, lo que significa adoctrinarla, alienarla, aborregarla. Iñaki Gil de San Vicente dice:

La alienación consiste en no tener conciencia de sí, carecer de autoconciencia, e interpretar la situación según lo manda el poder (…) Se actúa por y para el poder que oprime y aliena, y se hace todo lo que éste dice creyendo que es la persona alienada la que decide por sí misma, cuando en realidad es todo lo contrario. Las gentes están escindidas, rotas en sí mismas, en su conciencia e interior y en su práctica, se creen libres pero están oprimidas.

La Iglesia, en general, históricamente ha sido, y continúa siendo, fundamentalmente, una institución alienante al servicio de los ricos, puesto que ella mismo forma parte de los sectores explotadores. Además, sus concepciones filosóficas, políticas y morales expresan esos intereses. A través del discurso religioso se reproduce ideológicamente lo que al sistema le interesa que la gente escuche para mantener su dominación. La religión apunta a las instancias a-reflexivas y pre-reflexivas de las personas, a lo emocional para ganar adeptos. No le interesa que las personas reflexionen, que actúen conscientemente. Éstas deben limitarse a obedecer lo que las cúpulas religiosas, autoritarias y verticalistas les indican. Su objetivo es mantener a la gente fuera de la realidad, encerrada en el mundo de las sombras donde no puedan distinguir el contenido de la forma, lo esencial de lo que no lo es. Para conseguir lo señalado utilizan como recursos fundamentales a la violencia simbólica, el adoctrinamiento y la cultura del miedo. Vicente Romano cita al comunicólogo alemán Harry Pross quien define a la violencia simbólica como el poder para imponer la validez de significados mediante signos y símbolos de una manera tan efectiva que la gente se identifique con esos significados.

La Iglesia no actúa aisladamente. La familia, la escuela y los medios de (in)comunicación, se alinean alrededor del discurso religioso. Mientras más temprano se metan en la mente de las personas, obtendrán mejores resultados.

La religión es un opio espiritual que sirve para mantener adormitadas a las personas con el propósito de evitar que se rebelen contra el orden establecido, puesto que el único lugar donde podrán vivir bien los pocos que serán elegidos, según esta doctrina fantástica, será en el paraíso celestial. A la religión no le interesa, por tanto, que desaparezcan la explotación social, las guerras, la pobreza, la ignorancia, ya que es ésta realidad, éste mundo del que necesita para existir. Francisco Umpiérrez Sánchez señala:

La lucha contra la religión es, por tanto, indirectamente, la lucha contra aquel mundo que tiene en la religión su aroma espiritual. La mayoría de la población es religiosa. La gente tiene necesidad de pensar que existe un mundo donde hay paz y no guerra, felicidad y no dolor, armonía y no desequilibrio, amor y no odio. Y si la gente tiene la necesidad de realizar fantásticamente la esencia humana, será porque la esencia humana carece de verdadera realidad, estos es, porque en el mundo de los hombres y de las mujeres hay dolor, penurias, sufrimientos, guerra y odio. De ahí que la lucha contra la religión, que la lucha contra la necesidad de la religión sea la lucha contra el mundo que necesita de la religión, y que la lucha contra el mundo que necesita de la religión sea la lucha contra la guerra, la opresión, el dolor y la pobreza.

4. Pacatos, corruptos e hipócritas:

La Iglesia y sus representantes, son poseedores de una doble moral. La historia lo demuestra. Así por ejemplo se debe recordar a la familia de los Borgia y sus papados; a los curas fascistas en la Italia de Mussolini; a la Iglesia católica cómplice de los crímenes del nazismo; al Estado del Vaticano implicado en negocios sucios con la Cosa Nostra italiana; al Papa Juan Pablo II actuando en conjunto con la CIA para difundir mensajes anticomunistas por el mundo e imponer a los fieles las ideas en defensa de la sociedad capitalista; a los líderes religiosos metidos con prostitutas; a los cardenales y curas pederastas, etc.

La Iglesia predica lo que jamás practica. Hablan de austeridad, cuando viven en medio de riquezas, adquiridas muchas de ellas en base a la extorsión, el engaño o el robo descarado. Dicen no meterse en política, cuando están inmersos en ella a través de las opiniones que emiten, por medio de las cuales pretenden direccionar y conducir a los fieles. Basta recordar la intervención abierta y descarada de la cúpula religiosa venezolana en el golpe de Estado de abril de 2002 contra el presidente Chávez o los recientes pronunciamientos de la cúpula religiosa ecuatoriana contra el proyecto de constitución impulsado por el presidente ecuatoriano Rafael Correa. Dicen representar los valores más puros de una sociedad, cuando constantemente están mintiendo y cometiendo delitos de todo tipo, sobre todo contra la niñez y la juventud. Hablan de igualdad, cuando desprecian a las mujeres a las que pretenden mantener sumisas.

Denigran todo lo relacionado con el sexo y los placeres que se derivan de una vida sana en este campo. Se oponen a la educación sexual o, en su defecto, pretenden ellos, desde su moral pacata, impartir enseñanzas en esta materia desde posturas místicas, basadas en el miedo, el castigo y la repulsa al sexo. Representantes de un sistema patriarcal, machista, falocéntrico, consideran que la actividad sexual entre un hombre y una mujer tiene como único objetivo la reproducción. De la misma forma defienden la institución anacrónica del matrimonio monogámico y el tipo de familia burguesa donde la mujer debe cumplir las funciones de abnegada esposa, madre e hija negándole la posibilidad de sentir placer, de gozar de su sexualidad, de decidir sobre su propio cuerpo y de luchar por su verdadera liberación. Por ello se oponen al uso de los métodos anticonceptivos, al aborto y a la opción de tener compañeros y compañeras distintas con quienes se pueda compartir una vida sexual sana.

La Iglesia, asimismo, pretende ser la institución imprescindible para la educación de la niñez y la juventud, mientras defienden posiciones retrógradas como el origen divino de la vida y distorsionan la historia cuando intentan ocultar los crímenes cometidos por ella y sus seguidores. Para la Iglesia, la educación no es más que un negocio privado para enriquecerse. En las instituciones educativas religiosas se explota al profesorado secular y a padres y madres de familia que pagan los estudios de sus hijas e hijos. En las aulas de los centros educativos religiosos, y fuera de ellas, se impide a estudiantes y maestros que desarrollen el método problémico y el pensamiento crítico.

Estas son algunas de las cuestiones que deberían debatirse y que los medios silencian porque son aliados de la Iglesia y reproductores del discurso religioso con informaciones y programas de todo tipo donde se exaltan a hombres y mujeres santificados por la Iglesia, donde se hablan de vírgenes, de milagros cuando hipócritamente dicen defender la pluralidad de opiniones, de creencias y ser laicos.

Lo que si hay que investigar es el origen de la fortuna de la Iglesia ecuatoriana, de qué viven los cardenales, los curas y los clérigos en general. Esto es lo que debería responder la Conferencia Episcopal Ecuatoriana que con un discurso plagado de incoherencias, mentiras y falsificaciones ha manifestado su rechazo al proyecto de una nueva Constitución para el Ecuador, mientras jamás ha hecho pronunciamientos en contra de un modelo que ha sumido en la pobreza al pueblo ecuatoriano y que solo han beneficiado a la oligarquía, a los banqueros, a las transnacionales y a la partidocracia.

No contentos con que en el preámbulo de la que podría ser la nueva Constitución del Ecuador, producto de la presión ejercida contra los asambleístas, siga constando el nombre de Dios, quieren convertir a la carta Magna en un instrumento más a través del cual imponer la ideología dominante. De igual manera, una vez más lanzan sus furibundos ataques contra las ideas comunistas y socialistas. Por ello es necesario rechazar sus intenciones y las de la oligarquía vende patria y pro-yanqui en el futuro referéndum.