El día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, está marcado en todo el mundo por celebraciones, especialmente las que evidencian las luchas en busca de igualdad de género. En relación con la salud femenina, sin embargo, datos de la Organización Mundial de Salud (OMS) revelan que todavía hay mucho por hacer para alcanzar […]
El día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, está marcado en todo el mundo por celebraciones, especialmente las que evidencian las luchas en busca de igualdad de género. En relación con la salud femenina, sin embargo, datos de la Organización Mundial de Salud (OMS) revelan que todavía hay mucho por hacer para alcanzar esa igualdad.
La salud materna necesita avances. Una de cada cuatro mujeres embarazadas no recibe atención médica apropiada, y el 40% de las mujeres no dan a la luz asistidas por personal adecuado. Esos datos señalan el número de muertes en el mundo a causa del parto: medio millón de mujeres, anualmente. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, hasta 2015, la tasa de mortalidad debería ser de 13 por cada 100.
En Argentina, por ejemplo, en 2007, por cada cien niños nacidos vivos murieron 20 madres. Esa alta tasa afecta principalmente a las mujeres pobres y jóvenes. En 20 años, más de 10 millones de mujeres murieron por complicaciones en el parto, mientras que otras 300 millones sufren complicaciones o lesiones permanentes.
Las tasas de mortalidad materna son mayores en el mundo en desarrollo que en los países desarrollados. Algunos países pobres mejoraron sus números, pero en países pobres como África Subsahariana no hubo avances. En África Occidental y Central, las mujeres tienen, en promedio, el 17% de probabilidad de morir en el parto, mientras que en los países desarrollados hay una muerte cada 8 mil partos.
Para reducir la mortalidad materna es fundamental que las mujeres tengan acceso a la asistencia médica calificada durante el parto, atención obstétrica de emergencia y acceso a la planificación familiar, mediante métodos anticonceptivos a su alcance.
La mortalidad materna es una cuestión de salud pública. Y, según la Fundación de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), sólo el aumento en el grado de acceso a la atención de salud podría reducir el número anual de muertes relacionadas con el parto, así como que disminuirían también tasas de mortalidad infantil.
«La mejora de la atención de la salud de las mujeres embarazadas y de las madres de bebés tiene una importancia fundamental en relación con la supervivencia de los niños durante sus primeros años de vida», dijo Ann M. Veneman, Directora Ejecutiva del Unicef. Ella agregó además que las inversiones en salud materna son imprescindibles para alcanzar los Objetivos del Milenio.
La inversión de los Estados para garantizar esa asistencia es insignificante. En 1995, en Nairobi, se calculó que para prevenir esas muertes es necesario invertir menos de un dólar y 50 centavos por persona, por día, en los 75 países que concentran el 95% de las muertes maternas.
Traducción: Daniel Barrantes – [email protected]