El hasta ayer flamante presidente de la OEA, Miguel Rodríguez, ha pasado de ocupar el puesto más importante del denominado sistema interamericano, a fugitivo después que renunció al cargo y el gobierno de Costa Rica cursó una orden de captura en su contra.Sobre Rodríguez pesa ahora una orden de detención en Costa Rica. La fiscalía […]
El hasta ayer flamante presidente de la OEA, Miguel Rodríguez, ha pasado de ocupar el puesto más importante del denominado sistema interamericano, a fugitivo después que renunció al cargo y el gobierno de Costa Rica cursó una orden de captura en su contra.
Sobre Rodríguez pesa ahora una orden de detención en Costa Rica.
La fiscalía general de ese país cursó una orden de captura bajo acusaciones de enriquecimiento ilícito y corrupción durante su gestión como presidente costarricense.
Se supone que quienes tendrán que actuar en cuanto a la detención del fugitivo sean las autoridades de Estados Unidos, porque la Organización de Estados Americanos (OEA) tiene su sede precisamente en Washington.
Se informó que cuando el próximo 15 de octubre cese la inmunidad que protege a Rordíguez como presidente de la OEA, este podrá ser arrestado.
La acusación central contra el ex presidente se basa en que este recibió medio millón de dólares por una comisión ilegal, cuando ocupaba la primera magistratura en Costa Rica, en el período que comenzó en 1998 y terminó en 2002.
El soborno fue entregado, según la denuncia, por la empresa francesa Alcatel, tras ganar una licitación de 149 millones de dólares para instalar 400 mil líneas celulares en el país.
El «incidente» coloca a la OEA en una situación difícil. La entidad ha cumplido por décadas la misión de reflejar y defender un sistema de democracia representativa exportado por Estados Unidos, que encabeza la organización, como modelo para América Latina.
Sin embargo, a imagen y semejanza de tal modelo, la OEA ha adolecido de sus insuficiencias y defectos.
La organización ha sido prácticamente un mecanismo de Washington para imponer intervenciones militares y sanciones a países latinoamericanos que se alejaron de la esfera de influencia norteamericana. Un caso típico fue el de Cuba, que fue expulsada en la década de los años 60 de la OEA con el solitario voto en contra de México.
La corrupción oficial ha sido un problema que también se ha manipulado en el seno de la entidad interamericana, y ahora no solo «golpea a sus puertas» sino que ha motivado la renuncia de su presidente.
Mientras se elige a un nuevo secretario, los expertos dicen que la OEA quedará a cargo de Luigi R. Einaudi, quien es el secretario adjunto del organismo.
Sobre Rodríguez pesa ahora una orden de detención en Costa Rica.
La fiscalía general de ese país cursó una orden de captura bajo acusaciones de enriquecimiento ilícito y corrupción durante su gestión como presidente costarricense.
Se supone que quienes tendrán que actuar en cuanto a la detención del fugitivo sean las autoridades de Estados Unidos, porque la Organización de Estados Americanos (OEA) tiene su sede precisamente en Washington.
Se informó que cuando el próximo 15 de octubre cese la inmunidad que protege a Rordíguez como presidente de la OEA, este podrá ser arrestado.
La acusación central contra el ex presidente se basa en que este recibió medio millón de dólares por una comisión ilegal, cuando ocupaba la primera magistratura en Costa Rica, en el período que comenzó en 1998 y terminó en 2002.
El soborno fue entregado, según la denuncia, por la empresa francesa Alcatel, tras ganar una licitación de 149 millones de dólares para instalar 400 mil líneas celulares en el país.
El «incidente» coloca a la OEA en una situación difícil. La entidad ha cumplido por décadas la misión de reflejar y defender un sistema de democracia representativa exportado por Estados Unidos, que encabeza la organización, como modelo para América Latina.
Sin embargo, a imagen y semejanza de tal modelo, la OEA ha adolecido de sus insuficiencias y defectos.
La organización ha sido prácticamente un mecanismo de Washington para imponer intervenciones militares y sanciones a países latinoamericanos que se alejaron de la esfera de influencia norteamericana. Un caso típico fue el de Cuba, que fue expulsada en la década de los años 60 de la OEA con el solitario voto en contra de México.
La corrupción oficial ha sido un problema que también se ha manipulado en el seno de la entidad interamericana, y ahora no solo «golpea a sus puertas» sino que ha motivado la renuncia de su presidente.
Mientras se elige a un nuevo secretario, los expertos dicen que la OEA quedará a cargo de Luigi R. Einaudi, quien es el secretario adjunto del organismo.