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Contemplando la XVI Cumbre de los Jefes de Estado y de Gobiernos

Movimiento de los No Alineados: Su lugar y su protagonismo en el Mundo contemporáneo

Fuentes: Rebelión

El Movimiento de los No Alineados (MNA), creado durante la Guerra Fría y el rígido orden bipolar sobre los principios del respeto a la integridad territorial y la soberanía nacional de los estados miembros, no agresión y no interferencia en asuntos internos de otros miembros, la igualdad, los privilegios recíprocos y la coexistencia mutua, ha […]

El Movimiento de los No Alineados (MNA), creado durante la Guerra Fría y el rígido orden bipolar sobre los principios del respeto a la integridad territorial y la soberanía nacional de los estados miembros, no agresión y no interferencia en asuntos internos de otros miembros, la igualdad, los privilegios recíprocos y la coexistencia mutua, ha estado en boga durante varias décadas como una organización influyente en el proceso de los cambios en el mundo. Desde los primeros días de su constitución, el MNA ha sido como la señal del fin del periodo colonial y la expresión del rechazo al dominio de las grandes potencias, así como ha sido una tribuna libre para la expresión de las opiniones y las posiciones de los estados del Tercer Mundo y los países en vías de desarrollo. La membresía en él era considerada como alcanzar la soberanía política, social y cultural. La presencia de de los países de todos los continentes es una de las características de la organización. En la actualidad son miembros con plenoderecho120 países, de los cuales 53 están en África, 40 Asia, 26 en América Latina y uno, Bielorrusia, en Europa. Otros 18 países y 10 organizaciones internacionales participan en la misma en calidad de observadores. El Movimiento ha celebrado, hasta la fecha, 15 cumbres de Jefes de Estados y de Gobiernos y otras tantas reuniones a nivel de cancilleres, incluyendo en la agenda de estos eventos asuntos importantes y los desafíos regionales e internacionales existentes, tomando posición sobre ellos conforme a cada situación y las exigencias del momento.

El MNA era un centro de gravedad durante la Guerra Fría y ocupaba un lugar de suma importancia. Por ello, hoy en día sus objetivos y sus programas atraen más a naciones soberanas y amantes de la libertad que consideran al Movimiento como un símbolo del orden multilateral que, al retar al sistema unilateral de dominación, ha abierto nuevos horizontes para todas las naciones. En las condiciones actuales cuando el orden hegemónico trata de dominar al mundo, el MNA es la manifestación de la voluntad de pueblos soberanos para alcanzar la paz basada en la justicia y los valores humanos y espirituales supremas que junto con las capacidades económicas e industriales, así como el crecimiento y un mercado de producción y consumo en los países independientes anuncia un futuro prometedor en el proceso de cambios mundiales.

A pesar del éxito de sus programas y sus objetivos, el MNA necesita tener más dinamismo, sobre todo en aquellos tópicos que son más efectivos para crear nuevos retos en la arena internacional. Uno de los temas importantes es la identificación de los factores de división y desintegración como las disputas étnicas, raciales, lingüísticas, culturales, geográficas y fronterizas cuyos orígenes son, principalmente, externas y se deben a la dominación y/o interferencias foráneas en los asuntos de estados soberanos. Por otra parte, los patrones socio-políticos del occidente no son aplicables a los países en vías del desarrollo en general y los estados soberanos en particular, siendo incompatible su utilización con las estructuras políticas, culturales y sociales de estas naciones. En otras palabras, para ocupar el lugar que le corresponde, el MNA necesita incluir en su agenda un nuevo patrón de comportamiento y relaciones. Ello será posible siempre que los estados soberanos puedan definir su estatus en un ambiente de cooperación y participación.

En el marco del MNA se están recuperando algunos valores fundamentales de la civilización y la cultura tales como la cohesión, la idiosincrasia, el enfoque ético y el reconocimiento del patrimonio cultural. Estos campos pueden intercomunicar a los estados soberanos del mundo.

En la situación actual el MNA tiene una gran misión que cumplir para la consolidación de los lazos y la cooperación entre los estados miembros y otros estados soberanos del mundo. La celebración de la XVI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en Teherán será una oportunidad muy propicia para revisar los temas, los desafíos y las oportunidades planteadas ante el MNA y conforme con la capacidad y el potencial de esta importante organización adoptar las soluciones y las decisiones convenientes para el horizonte brillante del Movimiento en las ecuaciones mundiales.

La celebración de la XVI cumbre en un país como Irán que es un estado importante e influyente tanto en su región como en el ámbito internacional y cuya estrategia y enfoque principal en su política exterior es el rechazo a la hegemonía, los enfoque unilateralitas y los dobles raseros en las relaciones internacionales y el reconocimiento del Derecho de Autodeterminación de los pueblos, la negación del intervencionismo y la búsqueda de la justicia en las relaciones internacionales, así como el desarrollo de la cooperación con los países soberanos, por si sola es una buena oportunidad para el MNA para que vuelva a crear un nuevo dinamismo en el enfoque independiente y la política de integración entre las naciones libres y para que las naciones miembros se beneficien al máximo de la cumbre de Teherán, ya que la República Islámica de Irán tiene una voluntad decidida para la integración y la cooperación económica y de seguridad con los estados independientes y considera que el campo previo para el fortalecimiento de los intercambios es la existencia de unas relaciones sólidas e entrelazadas entre los países soberanos y no alineados.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.