Durante una semana a partir del 17 de agosto, un bloqueo militar dirigido por los maoístas aisló a Katmandú y huelgas del sindicato dirigido por los maoístas cerraron las mayores y más odiadas empresas del país. Aparte de demandas económicas contra el neoliberalismo imperante, se exigía la libertad de cientos de maoístas y simpatizantes presos, […]
Durante una semana a partir del 17 de agosto, un bloqueo militar dirigido por los maoístas aisló a Katmandú y huelgas del sindicato dirigido por los maoístas cerraron las mayores y más odiadas empresas del país. Aparte de demandas económicas contra el neoliberalismo imperante, se exigía la libertad de cientos de maoístas y simpatizantes presos, y que se dé a conocer el paradero de los desaparecidos (1430 en los últimos tres años, según la oficialista Comisión Nacional de Derechos Humanos, en su mayoría vistos en última ocasión en manos de las fuerzas de seguridad). Se suspendió el bloqueo cuando el gobierno accedió a responder a la última demanda en el plazo de un mes; de no tener respuesta satisfactoria, los maoístas amenazaban con lanzar otro bloqueo. Tras la suspensión del bloqueo, las empresas afectadas por huelgas permanecieron paradas.
El bloqueo lo convocaron los comités de distrito del Partido Comunista de Nepal (Maoísta) y el Consejo Unido del Pueblo Revolucionario, la organización de frente único bajo la dirección del partido que es el embrión del futuro gobierno popular.
Dos factores resaltan el éxito del bloqueo
El factor más obvio es la fuerza revolucionaria que ilustra la capacidad maoísta de parar casi todo el tráfico de entrada y salida de la capital. En febrero de 2004 y en otras ocasiones, el Ejército Popular de Liberación dirigido por el PCN (M) ha impuesto poderosos bloqueos en las capitales de distrito, sobre todo en el oeste que desde hace mucho ha sido plaza fuerte maoísta. Los paros del tráfico de entrada y salida de las ciudades y pueblos bajo el control del gobierno alivian muchísimo el sufrimiento de las masas impidiendo que los soldados del Ejército Real de Nepal (ERN) entren para violar, saquear y masacrar. Y obligan al ERN a pertrecharse mediante helicópteros, lo que reduce su capacidad ofensiva y presiona fuertemente el presupuesto ya gravoso del gobierno. Ésta fue la primera vez que se haya emprendido una acción tal en la mayor plaza fuerte del gobierno, donde se concentra su poder político, económico y militar.
El segundo factor es la manera en que se impuso el bloqueo. Como dijo la BBC: «Contó con un apoyo masivo y enorme publicidad sin ni una bomba ni mina en ninguna carretera». En los primeros días el tráfico se redujo de miles de vehículos al día a 150 y éstos eran de los militares o con fuerte escolta del ERN. Es obvio que los maoístas no habrían podido dar una orden que obedecieran hasta las mayores empresas de transporte si no hubieran construido una gran fuerza militar y debilitado fuertemente a las fuerzas armadas y autoridad del enemigo. Pero la voluntad que impusieron al gobierno y a las empresas era de una parte enorme y creciente de la población. Por esa razón «secreta», el bloqueo tuvo éxito sin grandes choques militares.
Las huelgas también contaron con un amplio apoyo de la población
Las convocó la Federación Sindical Nacional (Revolucionaria) contra el Hotel Soaltee, Surya Nepal Pvt Ltd, Bottlers Nepal Ltd, Elite Oil Store, Tankeshwar Garment Industry, Pashupati Spinning Mill, Shanghai Plastic Industry, Norsang Carpet, Srawan Garment, Yeti Fabric y Makalu Yatayat Pvt Ltd. La mayoría de estas empresas pertenecen a la familia Shah y Rana, que es del rey y sus familiares secuaces, que representan la camarilla feudal neoliberal y explotan de diversas formas al país. También estallaron huelgas contra las subsidiarias de la Coca Cola y otras trasnacionales con inversiones de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia y otros países imperialistas.
Los apologistas del imperialismo propagan la mentira de que estas empresas son buenas para la economía del país y dan trabajo a los nepaleses. La verdad es que las inversiones de los imperialistas explotan a la mano de obra barata del país y obstruyen el desarrollo del capital nacional. Las empresas representan el capital comprador (empresas dependientes del imperialismo) y el yugo de los terratenientes feudales por medio del Estado capitalista burocrático que controlan. El PCN (M) ha identificado la principal contradicción a superarse mediante la guerra popular en esta etapa: la existente entre el pueblo nepalés y el reaccionario Estado nepalés que representa el feudalismo y el capitalismo burocrático comprador apuntalados por el imperialismo y el expansionismo indio.
Para derrocar al Estado, los maoístas cuentan con la guerra popular y no con huelgas. No esperaban, como cuentan algunos periodistas babosos, que la huelga y el bloqueo prendieran una insurrección en la capital en estos momentos. Las acciones eran parte del proceso con que el partido dirige a debilitar el reaccionario gobierno y a preparar a las masas de las ciudades para levantarse cuando estime que estén maduras las condiciones para una insurrección urbana de la mano con el triunfante cerco de las ciudades desde el campo.
Las organizaciones maoístas llamaron públicamente a cerrar las empresas y a bloquear a la capital con semanas de anticipación, a fin de dar a conocer los objetivos, organizar a la población y darle tiempo suficiente para prepararse. Se advirtió al gobierno real que respondiera a las demandas, entre ellas castigar a los culpables de asesinar hace poco a revolucionarios en el valle de Katmandú, como Bharat Dhungana, un líder del pueblo de Nuwakot, cerca de la capital, asesinado por el ERN y un camarada de la organización estudiantil muerto en Dhading el mes pasado. Para impedir las huelgas, el gobierno desató a mil efectivos del ERN en el distrito de Acham y acordonó Binayek y Kamal Bazar. Pero a una semana de iniciada la operación el Ejército Popular de Liberación de ese distrito los obligó a volver a su cuartel.
De las empresas que recibieron órdenes de suspender operaciones a partir del 17 de agosto de no responder a las demandas estuvo el Hotel Soaltee, propiedad de Gyanendra Shah, que se autocoronó rey del país tras mandar asesinar a su hermano el rey Birendra en 2001. La empresa declaró que no respondería a la demanda maoísta. El 16 de agosto, cuatro bombas de advertencia hicieron explosión en el predio del hotel. Todas las empresas rápidamente suspendieron operaciones y permanecieron cerradas. No se informó de ningún muerto civil en ésta ni ninguna otra acción armada durante la preparación y realización de la huelga y bloqueo.
Tras el inicio de las huelgas, empezó el bloqueo del valle de Katmandú. Los transportistas particulares y pequeñas empresas acataron la huelga. Los maoístas obligaron a suspender operaciones a algunas grandes empresas de transporte, como Makalu Yatayat. Apanicada por el amplio apoyo a la huelga, la familia real ordenó que el ERN obligara a punta de fusil a que algunos transportistas trabajaran. El ERN usó helicópteros para escoltar a algunos autobuses de pasajeros y camiones de carga.
Tras el inicio de las acciones, los representantes de los gobiernos estadounidense, británico, francés y alemana las condenaron y tomaron partido con el odiado y moribundo sistema reaccionario de Nepal. Mientras que el gobierno nombrado por el rey celebraba una reunión de seguridad especial en Katmandú y anunciaba que daría a conocer el paradero de los desaparecidos en cosa de un mes, en Washington el Departamento del Estado lanzó un boletín que condenó «las reprobables acciones que sólo perjudican a nepaleses inocentes y debilitan la frágil economía del país». Según la prensa nepalesa, también dijo que «las amenazas y la violencia de los maoístas sólo socavan el desarrollo social, político y económico de Nepal y muestran un desprecio al bienestar de la población». Y: «Estados Unidos rechaza firmemente la intimidación, terrorismo y amenazas de violencia contra civiles de parte de los maoístas… Las quejas legítimas de los nepaleses deben resolverse por medios políticos, pacíficos».
¡Eso de la boca de un gobierno que ha usado todos los medios menos los pacíficos para satisfacer sus intereses en Irak y el resto del mundo y que es un importante sostén y fuente de armamento para el gobierno real de Nepal!
El enviado especial británico Jeffrey James convocó a una conferencia de prensa en que dijo: «Nos preocupan mucho las amenazas a las empresas y a la población en general del país». Pero la verdadera amenaza a las empresas auténticamente nepalesas y a la población en general proviene de la dominación imperialista y de sus reaccionarios feudales nepaleses títeres. Asimismo, en un foro organizado por el Consejo Nepalés de Asuntos Mundiales en Katmandú, Kul Chandra, el ayudante al secretario general de la ONU y vicedirector general del UNICEF, instó a los maoístas a suspender la huelga: «Si los maoístas piensan que la población los apoya, deberían deponer las armas y participar en las elecciones». Al igual que una rana al fondo de un lodoso pozo que no puede ver ningún otro mundo fuera del pozo, Kul Chandra no podía prever ningún futuro mejor para la población nepalesa salvo el de las reaccionarias elecciones parlamentarias. El gobierno indio mandó que se presentara de inmediato en la India el primer ministro nepalés Sher Bahadur Deuba y que informara de la situación a sus contrapartes indios. También llamó comparecer a los dirigentes de los partidos políticos nepaleses. Se dice que el propio rey Gyanendra estaba a punto de ir a Nueva Delhi. Durante la huelga, el gobierno indio amenazaba con llevar suministros por avión al gobierno real, pero se retractó por la reacción antiindia en Nepal. Las huelgas y el bloqueo espantaron por igual a los terratenientes feudales y capitalistas burocráticos de Nepal y a sus amos imperialistas e indios.
Durante el bloqueo del valle de la capital, el comité de distrito de Kavre del PCN (M) y el gobierno popular local anunciaron un paro en ese distrito a partir del 24 de agosto. Los comités de distrito de Dolakha y Sindhupalchok, vecinos en el distrito oriental con el valle de Katmandú, anunciaron paros en las capitales de distrito. Del 25 al 26 de agosto, una protesta contra los arrestos arbitrarios y asesinatos de parte del gobierno paralizó la región de Mithila (el oriente del Terai).
El 24 de agosto en Sindhupalchok, un contingente de la Quinta Brigada del Ejército Popular de Liberación (EPL) emprendió una acción contra el ERN; dio muerte a cuatro soldados reales, capturó armas y no tuvo bajas. El 21 de agosto, una unidad de la Tercera Brigada Satbaria del EPL atacó la capital de distrito de Jumla, arrestó a las autoridades locales y puso en libertad a tres presos políticos. El periódico maoísta Janadesh informó que murieron un elemento del EPL y uno del ERN mientras que aquél bloqueaba al ERN durante la incursión.
30 de agosto de 2004