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No somos invisibles

Fuentes: Galicia Hoxe

PASADO: Rosa al salir del trabajo -era costurera- tomó el autobús hacia su casa. En cada parada iban subiendo nuevos pasajeros aunque ella ya estaba sentada. -¿Por qué no te levantas? – le requirió el conductor a Rosa al observar que un hombre blanco no tenía asiento. -Porque no creo que deba levantarme – replicó. […]

PASADO: Rosa al salir del trabajo -era costurera- tomó el autobús hacia su casa. En cada parada iban subiendo nuevos pasajeros aunque ella ya estaba sentada. -¿Por qué no te levantas? – le requirió el conductor a Rosa al observar que un hombre blanco no tenía asiento. -Porque no creo que deba levantarme – replicó. Tenía cuarenta y dos años, y era negra.

El 16 de junio de 1976 miles de estudiantes salieron a la calle, en una caminata pacífica, contra las leyes que les obligaba a estudiar en un idioma impropio. Porque como dijo su líder «el arma más potente que tiene el opresor es la mente del oprimido». Su nombre: Steve Biko, la ciudad: Soweto.

Unos jóvenes universitarios desafiaron, en 1942, las ordenanzas de los criminales y llenaron de panfletos los claustros y aulas revelando lo que se ocultaba. Sophie, Hans y Kurt -miembros de la Rosa Blanca- ejercieron de conciencia en la Alemania nazi y como Biko fueron asesinados en calabozos de la policía.

En diciembre del 2009 durante la cumbre de Copenhague hemos presenciado, además de como se noquea al Planeta y al sistema de Naciones Unidas, el reciclaje -como mandan los preceptos ecologistas- de viejas estrategias para inaugurar una nueva era de Represión Preventiva. Si el modelo capitalista nunca se caracterizó por prevenir los desastres que deja en su andadura (entre ellos el clima o la pobreza), ahora ha decidido disparar a ciegas, contra el plato que aún no están en el aire. Una ley danesa conocida como «a ntisinverguenzas’ confiere a la policía superpoderes para realizar detenciones a aquellas personas de quienes se sospeche que podrían violar alguna ley. Todos somos culpables a priori. Las pancartas son consideradas armas letales. Unas 1500 personas fueron arrestadas bajo esta fórmula y otras deportadas.

FUTURO: Desde ya y de nuevo, siguiendo la estela de un camino recorrido conjuntamente, las organizaciones sociales han demostrado su capacidad de enredarse y enlazarse para ofrecer alternativas al discurso del capitalismo global. Retoman el espíritu de todas las mujeres y hombres luchadoras de gestos pacíficos y sencillos que en su día transformaron una parcela del mundo. Como Gandhi que decía «primero te ignoran, luego se ríen de ti, luego luchan contra ti. Y después tú ganas».

Ya están luchando contra nosotras y nosotros. No somos invisibles.

Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.