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Scott Ritter, ex inspector de armas de las Naciones Unidas, y Seymour Hersh, periodista de investigación, dialogan sobre los planes de la Casa Blanca para cambiar el régimen iraní

Objetivo: Irán

Fuentes: Democracy Now

Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández y Félix Nieto y revisado por Caty R.


El Pentágono ha anunciado una serie de planes para desplazar nuevos buques de guerra y aviones de combate a la región del Golfo Pérsico que se situarán de forma que tengan a Irán dentro de su radio de alcance.

Volvamos ahora a las últimas noticias sobre Irán: el New York Times está informando de que Estados Unidos y Gran Bretaña pronto desplazarán más buques de guerra y aviones de combate a la región del Golfo Pérsico y los situarán para tener a su alcance a Irán. Altos oficiales estadounidenses han declarado al periódico que el aumento de las unidades navales no debería considerarse como preparativos para lanzar un ataque ofensivo contra Irán. Pero admitieron que se iba a aumentar la capacidad de ataque contra Irán.

El portaaviones Eisenhower y su grupo de combate entraron en el Golfo Pérsico el 11 de diciembre pasado. Se espera que otro portaaviones, el Stennis, parta para el Golfo el próximo mes. El ejército declaró que también se están dando pasos para impedir que Irán pueda bloquear el transporte de petróleo desde el Golfo.

Amy Goodman: En Democracy Now presentamos hoy una discusión exhaustiva entre dos personalidades que han criticado la política de la administración Bush hacia Irán. Scott Ritter fue inspector de armas de las Naciones Unidas en Iraq. Ha escrito recientemente el libro Target Irán: The Truth About the White House’s Plans for Regime Change. Seymour Hersh es un periodista de investigación ganador del Premio Pulitzer para la revista The New Yorker. En el mes de octubre, Scott Ritter y Seymour Hersh mantuvieron una conversación pública en Nueva York, en la Ethical Culture Society, sobre el nuevo libro de Scott Ritter. Seymour Hersh dio comienzo a la conversación:

Seymour Hersh: Bien Scott, en algún pasaje de tu libro indicas -haciendo un listado- que tienes información de algunas cosas que están pasando actualmente en el interior de Irán. Dices que Israel y Estados Unidos estaban presionando -página 147, etc.- a todos los niveles para tratar de identificar y localizar instalaciones nucleares dentro de Irán. Israel utilizó todas sus conexiones con el Kurdistán iraquí y con Azerbaiyán para introducir células secretas de inteligencia en Irán, cuyas tareas se supone que complementaron unos comandos especialmente entrenados que entraron en Irán disfrazados de aldeanos locales.

Estados Unidos estaba llevando a cabo operaciones similares utilizando a las fuerzas de la oposición iraní, en especial el MEK, de orientación muyajaidin, que es un grupo terrorista que en otro tiempo definimos como anti-Saddam y ahora como anti-Irán, que trabaja muy estrechamente con nosotros a pesar de estar en la lista de grupos terroristas.

Y describes que se están utilizando fuerzas de la oposición dentro de Irán y al MEK para llevar a cabo operaciones transfronterizas bajo la supervisión de la CIA. Estados Unidos ha utilizado también sus considerables capacidades técnicas para recoger información de inteligencia, centrando la atención de la tecnología y los satélites de espionaje electrónico, etc., para operar a lo largo de la periferia iraní. El problema es que ni los israelíes ni Estados Unidos pudieron detectar nada que indicara una localización segura sobre el terreno donde hubiera alguna actividad secreta relacionada con armas nucleares.

Un par de preguntas. ¿Quién lo dice? Yo no he leído eso en el New York Times. No das la fuente. ¿Cuál es la fuente? ¿Qué es lo qué sabes? ¿Cómo lo has sabido?

Scott Ritter: Bien, como mencioné en la contraportada del libro, donde hablo de las fuentes, se puede disponer fácilmente de la mayor parte de esa información en la prensa; pero no en la prensa estadounidense. No vas a leer nada sobre el asunto en el New York Times, no vas a encontrar nada tampoco en el Washington Post y probablemente tampoco leerás nada en la mayoría de los periódicos de los medios dominantes de habla inglesa. Pero, ¿sabes?, tenemos una organización en la CIA llamada FBIS, el Foreign Broadcast Information Service, que traduce los periódicos de diversas naciones de todo el mundo para ofrecer de forma literal y un poco a vista de pájaro lo que está pasando en esos países.

Por ejemplo, si lees la prensa azerí averiguarás que el Mossad israelí ha aumentado sus esfuerzos para construir una estación en Azerbaiyán. Y la prensa azerí profundiza todavía más en el asunto. ¿Por qué quiere el Mossad construir una estación de operaciones? Hay un par de razones. Ya sabes que hay una minoría judía en Azerbaiyán que ha emigrado a Israel. Y por eso hay cierto número de israelíes azeríes que el gobierno israelí está devolviendo a Azerbaiyán para que trabajen en ese proyecto. Todo esto se ha aireado mucho en la prensa azerí, por eso si quieres obtener buena información, lee la prensa azerí. Lee la prensa turca. La prensa turca también hablará de lo que está pasando en Irán y Azerbaiyán. Esto te dará las pistas.

Como ya no soy oficial en activo del servicio de inteligencia, cojo esas pistas y llamo a algunos amigos que son oficiales de inteligencia en activo. Y aunque no van a divulgar información clasificada, les diré: «Eh, he leído algo sobre ciertas actividades que se están desarrollando. ¿Puedes comentarme esta noticia?» Nos sentaremos ante unas cervezas y me harán comentarios. Y entonces tratas de remover un poco más. Te diré que escribí el libro antes de ir a Irán. Pero cuando llegué a Irán y hablé con los comandantes de la Guardia Revolucionaria, lo que me sorprendió es que conocían todo esto. Los iraníes estaban muy al corriente de lo que estaba pasando en la sección azerí de Irán, en la sección kurda. Podían citar hasta la última coma de todo lo que la CIA está tramando y de todo lo que los israelíes tienen en mente.

Pero, ¿sabes?, de nuevo, el punto fundamental es: ¿Por qué no pongo todo eso a pie de página? Probablemente por la misma razón por la que mucha gente tampoco lo hace, porque si confío en una determinada información que viene de una fuente escrita específica, eso significa que hay otra información de otra fuente específica escrita en la que no confío, ¿de dónde me llega todo eso? Bien, quizá de una fuente humana. Acabo de ponérselo más fácil, en este momento, a los que no quieren que la información sobre los hechos llegue a manos del ciudadano medio estadounidense, a los que desean mantener en secreto la política exterior de Estados Unidos y la política de seguridad nacional ante esos estadounidenses a quienes se supone que están protegiendo. Se pondrán a perseguir a esa gente, no te quepa duda de que lo harán. Y yo voy a hacer todo lo que pueda para asegurarme de que no les facilito que puedan hacer daño a los que tuvieron el valor de ayudarme en la tarea de intentar informar a la gente para que puedan conocer mejor el problema que estamos llamando Irán.

SH: ¿Por qué mis colegas de la prensa estadounidense no han sido más hábiles con respecto a esta historia?

SR: Uno de los grandes problemas es -y aquí va la granada- Israel. En el momento en que mencionas la palabra «Israel», la nación Israel, el concepto Israel, muchos, en la prensa estadounidense, se ponen totalmente a la defensiva. No se nos permite precisamente ser muy críticos con respecto al estado de Israel. Y otra cosa que no podemos hacer es discutir la idea de Israel y la idea de que los intereses de Israel pueden estar de hecho dictando lo que Estados Unidos está haciendo, discutir que puede que nuestra actuación en el Próximo Oriente no vaya en beneficio de nuestra seguridad nacional, sino de la de Israel. Mira, preferimos no hablar de eso, porque es uno de los cuentos de éxito total del lobby pro-israelí, que han mezclado ambas cosas para que cuando hablemos de los intereses israelíes, ellos digan: «no, hablamos de los intereses estadounidenses».

Es interesante ver cómo el AIPAC y otros elementos del lobby israelí no han tenido que registrarse como agentes de un gobierno extranjero. Sería bueno que lo hicieran porque entonces sabríamos cuándo abogan por algo en nombre de Israel o en nombre de Estados Unidos.

Desafiaría al New York Times a sentarse e intentar elaborar una historia crítica sobre Israel, sobre la influencia de Israel, el papel que juega Israel al influir en la política exterior estadounidense. Es normal que Israel trate de influir en la política exterior estadounidense. Permíteme que te aclare esto. Los británicos buscaron intervenir en nuestra política exterior. Los franceses otro tanto. Los saudíes lo mismo. La diferencia es que cuando ellos hacen eso y meten a ciudadanos estadounidenses en el juego, estos mismos estadounidenses, una vez que cogen el dinero de un gobierno extranjero y actúan en nombre de ese gobierno, se deberían de registrar ellos mismos como agentes de ese gobierno, así conoceríamos su procedencia. Eso es todo lo que les pido a los israelíes que hagan. Permítannos saber de donde provienen, porque hay que poner fin ya a la confusión del pueblo estadounidense de que los intereses de Israel son necesariamente nuestros intereses.

Justo ahora tengo que decirte que Israel tiene una preocupación válida y comprensible sobre Hezbolá en el sur de Líbano. Si yo fuera israelí, Hezbolá me preocuparía mucho y querría hacer todo lo posible para anular a esa organización. Como estadounidense, te diré que Hezbolá no amenaza ni una pizca nuestra seguridad nacional. Por eso no deberíamos hablar de utilizar las fuerzas del ejército estadounidense para abordar la cuestión de Hezbolá. Ese es un problema israelí. Y, en efecto, verás al New York Times, al Washington Post y a otros medios de comunicación confundiendo la cuestión. Quieren que creamos que Hezbolá es un problema estadounidense. No lo es, damas y caballeros. Hezbolá se creó tres años después de que Israel invadiera Líbano, no tres años después de que Estados Unidos invadiera Líbano. Y el único objetivo de Hezbolá era liberar el sur de Líbano de la ocupación israelí. Y es en este punto donde debo decirte que Hezbolá no es una organización terrorista que amenace la seguridad de Estados Unidos.

SH: Hablando de Israel en tu libro, es interesante leer entre líneas. Veamos, básicamente, describes a Israel con relación a Irán: la idea de un arma nuclear iraní como amenaza existencial. Describes cómo Israel recoge información -podríamos decir que «espía»- de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA). De cierta forma ese es un material muy revelador -no la primera parte, sino ésta, la de que Israel ha penetrado y trabajado muy estrechamente con gentes de la AIEA, que tiene apartamentos, casas con medidas especiales de seguridad en Viena, donde negocia y actúa, básicamente a niveles políticos, dentro de la AIEA.

En tercer lugar describes con gran detalle -pienso de nuevo que con más detalle de lo que nunca se ha hecho público- cuán estrechamente han trabajado los israelíes con el MEK, el de los muyahaidines, ese grupo terrorista que está de nuevo en el candelero -llegaremos ahí enseguida-, no sólo en términos de apoyarlo y de urgirnos a nosotros, Estados Unidos, a apoyarlo, sino también que gran parte de la inteligencia, la mayoría de las cosas importantes que hemos sabido en esta administración sobre los programas iraníes de armas nucleares, fueron anunciadas por los oficiales del MEK hace años, sobre todo en agosto de 2002. Hubo un anuncio importante sobre instalaciones subterráneas en un lugar que muchos de vosotros conocéis ahora: Natans. Y la extensión de las excavaciones en el interior de Irán se hizo pública por el MEK. Y relatas en más de una ocasión en tu libro cómo Israel era la fuente de donde procedía esa inteligencia y que estaban usando fundamentalmente al MEK para trabajos de proselitismo y propaganda en Estados Unidos. También describes, como hemos señalado antes, operaciones enormemente activas de Israel en el interior de Irán, con agentes sobre el terreno recogiendo información.

Por eso, háblanos sobre ti e Israel. ¿Eres antisemita? Sé que serviste allí. Háblanos de eso.

SR: Bien, lo primero de todo, no soy antisemita y, definitivamente, no soy anti-israelí.

SH: Tú no eres realmente un judío que se odia a sí mismo, dejémoslo claro.

SR: No, podría ser un goyim [término hebreo para designar a los no judíos] que se odia a sí mismo pero… a menos que haya algo en mi pasado que todavía no hemos descubierto…

SH: Como algunos senadores, ¿verdad?

SR: Eso es irrelevante. El resultado final es que me considero amigo del estado de Israel. Me considero un auténtico amigo del pueblo israelí. Pero defino la amistad como la actitud de alguien que se preocupa de otro, no del que utiliza o explota a un amigo. Ya conoces el viejo adagio: los amigos no permiten que los amigos conduzcan borrachos. Solíamos usar eso en la campaña contra la droga, en la campaña contra el alcohol. Esa es la forma en que veo mi amistad con Israel. Y cuando veo a un amigo preparándose para conducir borracho o hacer algo que puede dañarlo a él o a mí, le diré: «no», le diré «para». Por eso mis críticas hacia Israel no proceden de ninguna base antisemita o de odio contra los judíos. No.

Como señalo, pasé un par de semanas en 1991 trabajando con un grupo para impedir que los misiles iraquíes aterrizaran sobre suelo israelí. Muchos estadounidenses buenos perdieron sus vidas en ese esfuerzo y lo tomamos muy en serio. Pasé cuatro años en Israel trabajando con el gobierno israelí y tengo muchas simpatías hacia ellos. Sé como trabajan. Sé cómo juegan.

Y diré esto: si fuera israelí estaría haciendo exactamente lo que hacen ellos. Tienen una preocupación legítima. No seamos niños. Es un país con una historia pequeña. Y si un mecanismo nuclear explota dentro de ese pequeño país, Israel dejará de existir como nación-estado viable. No pueden permitirse ningún error. Ahí no hay margen para el error.

Por eso Israel ha asumido la postura de que no sólo no tolerará un programa iraní de armas nucleares, sino que tampoco tolerará tecnología nuclear que se pueda usar para un programa de armas nucleares, en este caso, el enriquecimiento que se permite a Irán por el artículo 4 del Tratado de No Proliferación. Israel dice no. Si Irán puede enriquecer [uranio] hasta niveles que fueran utilizables en un reactor nuclear, esa misma tecnología puede utilizarse para enriquecer hasta niveles adecuados para un ingenio nuclear. Por lo tanto, la postura israelí es «ni un solo rotor giratorio», lo que significa que no se va a permitir que funcione dentro de Irán ni una centrifugadora. Es la política de tolerancia cero.

Ahora, Irán es un país grande que desarrolla un programa secreto. Permíteme mencionar esto también. Cuando el MEK dio la información en agosto de 2002 utilizando lo que mucha gente ha dicho que es información israelí, ¿adivinas qué? Tenían razón. No olvidemos eso. No salieron y vomitaron basura. No se trataba de Ahmed Chalabi inventando cosas. Era el representante del MEK diciendo que hay una instalación en Natans, que tiene que ver con el enriquecimiento de uranio, que se mantiene en secreto frente al mundo. Y tenían razón. Por eso, permíteme que me quite el sombrero ante la comunidad de la inteligencia israelí por averiguarlo.

Pero hay una diferencia entre conseguir información correcta de inteligencia y elaborar la política correcta. Y te diré, justo ahora, que los israelíes están siguiendo una política equivocada, porque han creado un sistema de análisis que se desvía de las lecciones aprendidas en la Guerra del Yom Kippur. Al final de la Guerra del Yom Kippur, dijeron básicamente que no habría más «konseptsia» [rol conceptual], con el significado de que íbamos a idear, concebir y proyectar lo que piensa el enemigo.

Y se equivocaron. Proyectaron que los egipcios no atacarían nunca en las fechas de las que se hablaba, y ya sabes lo que ocurrió, consiguieron que el Tercer Ejército Egipcio avanzara por el Sinaí y que los israelíes tuvieran serios problemas. Dijeron: «De ahora en adelante los análisis se basarán en los hechos y doblaremos, triplicaremos los controles». Uno de los israelíes más interesantes con los que me he topado es Doubting Thomas. Es coronel. Toda la información y las valoraciones que le llegaron al director de la inteligencia militar venían a través de él. Se sentaba y los ponía firmes. Si hacías una afirmación, decía: «¿Cómo sabes eso?» Si decías x, él decía, ¿por qué no y? y tenías que responderle. Tenías que volver y explicarlo y sólo entonces el análisis le llegaba al director de la inteligencia militar, que es el jefe de las valoraciones nacionales en Israel. Entonces él coge y se lo lleva al primer ministro. Por eso, imagina que, siendo la cabeza del estado, consigas inteligencia de calidad de tu comunidad, de inteligencia que ha pasado por un doble o triple control, que ha sido cuestionada, ahí no hay posibilidad de error.

Pero ocurrió algo interesante en las secuelas de la Guerra del Golfo. Algunas personalidades tomaron el mando. Una en particular, escribí sobre él en el libro: Amos Gilad, entonces brigadier general. Creo que acabó como general de división. Pero Amos Gilad llevó a buen término la noción de konseptsia. Concebía la noción de un nexo que relacionaba Irán con Hezbolá y con Hamás. Y dijo que Israel estaba amenazado. Todo eso va confluyendo y tenemos que ponernos a lidiar con ello. Y la cabeza que hay que cortar si queremos triunfar, es Irán. Irán es la amenaza. Irán es el problema. Debemos hacer frente a Irán. Y empezó a sesgar las valoraciones de inteligencia que se estaban presentando al director de la inteligencia militar, esta vez a partir de lo que llamaré análisis basado en la fe, en el instinto visceral, en la creencia, pero no en los hechos. No era un análisis que se hacía a partir de los hechos. Era una desviación. Y, por desgracia, los políticos se lo tragaron.

Una vez más, en la actualidad, tenemos que ser capaces de separar lo que afecta a Israel en la formulación de la política estadounidense, separar los intereses israelíes de los intereses estadounidenses; el gobierno israelí ha conseguido triunfar al utilizar al lobby pro-israelí para asegurar que las preocupaciones israelíes, el punto de vista israelí devenga en el punto de vista estadounidense. Y eso es lo que está sucediendo en estos momentos.

Es verdad, Israel tiene agentes operando dentro de Irán. Es bueno que los tenga. Deseo que tengamos más agentes operando dentro de Irán, así conoceremos mejor lo que pasa. ¿Puedes culpar a Israel de que se preocupe de las armas nucleares, de intentar cerrarse a la Agencia Internacional de la Energía Atómica? Nosotros lo hacemos. ¿Por qué el mundo se sorprende de que Israel lo haga? Cuando tienes inspectores que van a una nación que consideras hostil, quieres saber lo que conocen. También quieres intentar guiarles. Israel hizo esto en Iraq. Y tengo que decir que fue muy honorable lo que hicieron. No fueron a corromper el proceso de inspección. Fueron para mejorarlo, para apuntalar el proceso de inspección.

Con respecto a Iraq se hizo un análisis basado en los hechos. Eso es por lo que, al fin y al cabo, el gobierno israelí estaba deseando aceptar que Iraq había sido virtualmente desarmado, que casi todos los posibles arsenales de armas de destrucción masiva habían sido registrados. En 1988, esa fue la valoración. Gracias a Amos Gilad, en 2003 las armas de destrucción masiva de Iraq habían vuelto a aparecer y no hizo falta que explicara cómo se había llegado a esa situación. Era un caso de konseptsia. Era un instinto visceral. Estaban allí porque Saddam era malo.

Lo mismo está sucediendo hoy con Irán, porque toda la inteligencia que se está haciendo ha descubierto un programa de enriquecimiento nuclear, no un programa de armas nucleares. Pero los israelíes ya han llegado a la conclusión, gracias a Amos Gilad y su konseptsia, de que existe un programa de armas nucleares. Por tanto, si no encuentras evidencias de tal programa, significa que no estás mirando en los lugares adecuados. Por eso, empiezas entonces a especular. ¿Cuánta gente recuerda aquí las instalaciones subterráneas en Iraq, los túneles de Saddam, todo ello enterrado? Bien, ¿había, no había?

Bien, adivina qué. Los israelíes hablan de túneles en Irán. Y hay túneles en Irán. Los iraníes han estado trabajando con los norcoreanos durante las últimas dos décadas para perfeccionar técnicas de túneles en profundidad y están haciendo perforaciones en la tierra. ¿Viste todos esos pequeños túneles de Hezbolá en el sur de Líbano que fueron tan efectivos contra los israelíes? Los cavaron los iraníes con ayuda de Corea del Norte. Eso partió de los mismos iraníes. Y están haciendo actualmente lo mismo en Irán. Y los israelíes están detectando esa actividad de túneles profundos y están enviando elementos para que inspeccionen todo eso, pero no encuentran ninguna evidencia de actividad relacionada con lo nuclear, porque no la hay.

Pero de nuevo, gracias a la konseptsia y la forma en que los israelíes hacen ahora sus valoraciones, Gilad inmediatamente relacionan túneles en profundidad con programas de enriquecimiento nuclear para dar a entender que hay un programa secreto subterráneo de desarrollo de armas nucleares. El análisis basado en la fe ha suplantado al análisis basado en los hechos y, debido a las presiones sobre los políticos estadounidenses que ha efectuado el lobby israelí, nuestro propio gobierno ha abrazado ahora ese punto de vista. Y eso es muy peligroso, damas y caballeros, porque si aceptamos a simple vista, sin cuestionarla, la idea de un programa de armas nucleares en Irán, eso significa que el debate ha terminado. Ha terminado porque si Irán tiene un programa de armas nucleares violando el derecho internacional, es muy fácil para los políticos estadounidenses hablar de los imperativos para enfrentar esa situación.

Y si no puedes enfrentarla con éxito en el terreno diplomático, queda sólo la opción militar sobre la mesa. Y justo ahora es esa la dirección que estamos tomando, porque el debate está finiquitado, en apariencia, sobre si Irán tiene o no un programa de armas nucleares, incluso aunque la AIEA haya hecho acto de presencia y haya dicho que no hay evidencias en absoluto para sostener las alegaciones de la administración Bush de que tal programa de armas existe. Fíjate que no he dicho que la AIEA dijera que no hay tal programa de armas, he dicho que no puede probarlo.

Pero, toma nota de que la administración Bush ha cogido todo eso y ha cambiado ahora de rumbo, como hicieron con Iraq. Saddam dijo: «No tenemos armas. Los inspectores no están encontrando arma alguna. Sigan buscando». ¿Por qué? Porque la responsabilidad no es que los inspectores encuentren las armas. La responsabilidad recae en que Iraq pruebe que no existen. Pero, ¿cómo puedes probar algo negativo? Lo mismo sucede hoy con Irán. Hemos dicho que es responsabilidad de los iraníes probar ante la comunidad internacional más allá de toda sombra de duda que no hay un programa de armas nucleares en Irán. ¿Cómo puedes probar algo negativo?

Pero ese no es el asunto, porque no se trata de programas de armas nucleares. El asunto trata más bien de cambio de régimen y la administración Bush está utilizando la percepción de amenaza de un programa de armas nucleares para conseguir su objetivo final de transformación regional, que es, de nuevo, una política que ha brotado más en Tel Aviv que en Washington.

SR: Bien, de nuevo, creo que todo es debido a que al gobierno de Bush le gusta hablar sobre la relación entre las armas de destrucción masiva y el terrorismo.

Voy a comentar la relación entre los neoconservadores de Washington y el ala derecha del partido Likud de Israel. Esos elementos políticos durante muchos años han funcionado juntos como un reloj. Ahora que los neoconservadores en Washington están en el poder, la derecha en Israel tiene que seguirles el juego. Tienen que usar las cartas que les han tocado, por lo que no se van a enfrentar a Estados Unidos. No te vas a sentar e intentar animar a Estados Unidos a tomar medidas contra Irán basadas en información contrastada.

Tienes que entender que hay algunos botones que necesitas presionar en Washington para que los políticos estadounidenses vayan en una dirección u otra. Tienes que ponérselo fácil. Y lo más sencillo es decir que existe un programa nuclear en Irán. Después, hay que apretar más botones, ya que tú no querrás afrontar el tema en solitario. Lo quieres más complicado: que el programa de armas nucleares está en manos de un estado que apoya el terrorismo, Irán. Y que las organizaciones terroristas que apoya incluyen a Hezbolá y Hamás, el brazo armado de la organización por la liberación de Palestina, Fatah. Todo es parte del mismo problema.

Haciendo eso, Israel complica la política estadounidense con respecto a Oriente Próximo, porque resulta muy complicado tratar el problema palestino como uno solo. Se hace más difícil tratar a Hezbolá independientemente y se hace también más complicado amenazar solamente a Irán. Israel lo ha mezclado todo, ya que sabe cómo jugar el juego político estadounidense, creo que mejor que nosotros en lo que se refiere a políticas domésticas, inteligencia abrumadora y claro proceso analítico.

SH: Pienso bastante sobre los neoconservadores y lo que es interesante sobre ellos y su influencia, como tú dices, si lo miras bien, en los últimos años han perdido bastante su liderazgo intelectual para la contribución directa en la política. Wolfowitz ya no está. Richard Perle tampoco está al cargo de la política de defensa. Douglas Feith, que era subsecretario de defensa y hombre de confianza de Rumsfeld también se ha ido. Por lo que con algunos de los más importantes neoconservadores fuera, ¿por qué seguimos hablando de ellos? ¿Qué nos ocurre para que sigan, incluso sin sus líderes? (nadie definiría a Bush, Cheney o Rumsfeld como neoconservadores antes de 2001, eran simplemente conservadores realistas). ¿Cómo hemos llegado a esto?, ¿cuál es tu pista? Quiero decir, no tengo la respuesta. ¿La tienes tú?

SR: No tengo una respuesta definitiva. Pero diría lo siguiente: si quieres atribuir cualquier cosa al poderío de los neoconservadores, atribúyeles los 8 años del gobierno de Clinton. Ellos ganaron terreno durante el gobierno de Reagan porque había un gobierno que los apoyaba. Teníamos un enemigo, un punto de mira. Por lo que ellos se podían sentar y hablar sobre la hegemonía global, hablar sobre dominación, así nadie se planteaba una oposición, ya que se reconocía ampliamente que estábamos en una lucha global contra otra superpotencia.

Cuando la Unión Soviética se colapsó, los pensadores neoconservadores, esos hegemonistas globales, dijeron, «No podemos permitir que ningún otro país o grupo de países llenen ese vacío» Eso era en 1991, 1992. De hecho en 1992, bajo la dirección de Dick Cheney, que era el secretario de defensa, Paul Wolfowitz y Scooter Libby ayudaron a redactar un documento de ideas, una declaración para la política del departamento de defensa, que hablaba de la forma de dividir al mundo en esferas de influencia estratégica y cómo podríamos intervenir unilateralmente, prevenir militarmente, si fuera necesario, para dominar esas regiones. Eso es lo que necesitábamos hacer tras la caída de la Unión Soviética.

Se produjo un pequeño contratiempo con esa política, llamado elecciones, en las que George Herbert Walker Bush, el heredero de Ronald Reagan, perdió y Bill Clinton fue el sucesor. Cuando ocurrió esto los neoconservadores, que habían sido tan influyentes durante 12 años, dejaron de estar en el poder. ¿Y qué hicieron? Se agruparon en formaciones conservadoras de pensamiento derechista y durante 8 años fueron madurando y perfeccionando ese veneno que se convirtió en sus políticas. Y entonces, cuando George W Bush fue elegido presidente, volvieron y asumieron el poder, pero tuvieron 8 años para hacer que su visión sobre cómo debería ser el mundo fuera más atrayente. Al principio no lo tuvieron fácil. Se produjeron bastantes contratiempos, si te acuerdas, en el verano de 2001 la gente era muy crítica con el gobierno de Bush, de Ronald Rumsfeld y con esos pensadores neoconservadores, ya que su política no iba en concordancia con la que llevó a cabo Clinton.

Gracias al 11 de Septiembre 2001, cuando 19 criminales secuestraron cuatro aviones y los estrellaron contra tres edificios y un campo, todo cambió. Los neoconservadores supieron cómo sacar provecho del miedo, basado en la ignorancia del pueblo estadounidense, para venderles cuentos sobre el mundo en que vivimos. Como resultado, pudieron hacer una fácil transición a una política que Estados Unidos debería rechazar y que ahora se ha convertido en la política oficial, la política de seguridad nacional o la estrategia de Estados Unidos, que se promulgó por primera vez en septiembre de 2002 y se actualizó en junio de 2006. Esta política es la misma, palabra por palabra, que la que Wolfowitz diseñó en 1992 en el «Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense» publicado en 1997. La misma que ahora define la política exterior de Estados Unidos.

SH: Pero, Scott, contesta a la pregunta. Antes estaban resentidos, pero, ¿por qué siguen así? ¿Y por qué siguen teniendo tanta influencia? Has nombrado a otro de los que ya no están: Libby, que en tiempos de los líderes intelectuales del grupo, como Wolfowitz, también era muy importante. ¿Por qué viendo el desastre -cada vez más obvio- de la política en Iraq, seguimos allí? ¿Por qué seguimos con unas políticas neoconservadoras? ¿Qué nos han inoculado? ¿Qué está ocurriendo?

SR: Bien, el motivo por el que he mencionado la gangrena es para señalar que han estado 12 años en el poder, seguidos por otros 8 años en los que han conseguido introducir sus políticas en comités de expertos y trabajar en ello. Por lo que son 20 años en los que los neoconservadores han podido desarrollar y perfeccionar su ideología.

SH: Si, pero tenemos una Constitución, un Congreso, prensa, burocracia… ¿Qué está pasando?

SR: El 11 de Septiembre, Estados Unidos sufrió su peor derrota, no a manos de los terroristas, sino de los neoconservadores, que fueron quienes permitieron ganar a los terroristas ya que hicieron que Estados Unidos se volviese contra sí mismo Tenemos un Congreso, pero el Congreso sólo cuenta cuando funciona. Y cuando el Congreso no hace lo que debe, cuando rechaza que el presidente sea responsable por las políticas que lleva a cabo, cuando está ausente mientras violamos las leyes internacionales e incluso la Constitución de Estados Unidos invadiendo a un país soberano sin una causa justa, permitiendo la tortura de personas por miembros de los servicios estadounidenses, cuando consiente las escuchas telefónicas sin permiso, entonces el Congreso no funciona como una parte legítima del gobierno.

SH: De acuerdo, pero retrocedamos un poco. Todos estamos de acuerdo con respecto al Congreso. Pero la realidad es que cuando Olmert, el primer ministro de Israel, estuvo aquí en mayo, pronunció un discurso sobre Irán dirigido al Congreso y lo que más se aplaudió, las ovaciones en pie, se produjeron cuando Olmert criticó a Irán y cuando sacó el espectro -el mismo lenguaje al que te referías- de la amenaza. Entonces hubo una ovación con todos los congresistas en pie. La verdad del asunto es que no importa cómo se describa, no importa cómo lo percibamos, si el presidente ordena un ataque militar contra Irán, el Congreso lo aprobara sin dudarlo. En mi opinión no cabe la menor duda. No sé qué piensas, pero me imagino que tendrás alguna idea, o alguna especulación ¿cuál es tu pronóstico? Tenemos un montón de preguntas, y puede que haya alguien que no esté de acuerdo con lo que dice Scott. Hace falta mucho valor, pero hay que decirlo.

SR: Intento no ser polémico.

SH: Entonces, ¿cuál es tu pronóstico? ¿Qué va a pasar? ¿Habrá una sorpresa el próximo octubre? ¿Qué piensas? ¿Qué crees que nos espera?

SR: Bien, lo primero, empecemos con la ovación del Congreso puesto en pie que recibió Olmert. ¿Por qué? ¿Por qué recibió esta ovación? Porque Estados Unidos está condicionado previamente desde 1979 para aceptar cualquier cosa negativa que se diga sobre la República Islámica de Irán. Ahora hay un montón de cosas negativas que se pueden decir sobre Irán pero desgraciadamente, si nos ponemos ese filtro que no reconoce ningún aspecto positivo, sólo los negativos, creamos unas condiciones en las sólo cuentan esos aspectos, los negativos. Por tanto, cuando se dice que Irán representa una amenaza, estamos de acuerdo. Y esto lleva ocurriendo desde 1979. Así que el público estadounidense y también el Congreso, vienen condicionados para la guerra, para la confrontación con Irán. Ese es el motivo por el que podemos tener una política de transición que va desde el gobierno de contención de Clinton al cambio de régimen con el gobierno de Bush, sin que prácticamente haya debate sobre ello.

Y porque las condiciones existen habrá guerra con Irán, a no ser que se produzca un pequeño milagro: que los demócratas ganen el Congreso en las elecciones de noviembre y que creen suficiente fricción para detener la guerra. Pero aunque eso ocurra, como has señalado, no hay diferencias entre los dos partidos en relación con Irán. Todos dicen «Espera un minuto, estamos perdiendo la guerra en Iraq y hay un 65% de la población que se ha vuelto contra la guerra. No podemos ir a la guerra con Irán».

Otra vez, quiero corregir sobre ese 65%. Esa parte de la población no esta contra la guerra. Simplemente lo que no quieren es perderla. Si estuviésemos ganando la guerra en Iraq estarían a favor. Si hubiésemos llevado la democracia, estarían aclamando al presidente. No importaría que violásemos las leyes internacionales. Ni siquiera importaría que mintiésemos acerca de las armas de destrucción masiva. Estaríamos ganando. Dios bendiga a América. ¿Somos buenos, verdad? ¡USA, USA!

Pero estamos perdiendo, por eso están contra la guerra de Iraq.

¿Qué ocurre cuando te patean la cabeza en un partido? Que estás esperando al siguiente partido, en el que puedes ganar. Y ahora mismo estamos buscando ganar el siguiente: Irán. Vamos a ganar contra Irán. ¿Cuando? No será en Octubre, eso te lo puedo asegurar.

Hay un par de cosas que tienen que ocurrir antes que vayamos a la guerra con Irán. Tiene que producirse una ofensiva diplomática seria para asegurar una base militar que apoye a las fuerzas aéreas para que realicen un bombardeo continuo y la logística necesaria: el combustible, las bombas, el personal de apoyo, el mantenimiento. No lo hemos hecho, lo estamos haciendo. También tiene que producirse una preparación política en casa. El gobierno de Bush todavía no es una dictadura. Todavía tiene que ir al Congreso y obtener cierto grado de aprobación para comenzar las operaciones militares contra Irán. Aunque no mucha. Quiero decir, todo el mundo es consciente de que después del 11S el Congreso le dio carta blanca para que hiciese la guerra donde fuera necesario, siempre que esta se enmarcase en la guerra contra el terror. Y el Presidente…

SH: Buena precisión. La resolución de octubre de 2002 no se limitaba a Iraq. Tienes toda la razón.

SR: No, es una guerra global contra el terror.

SH: Le dio el derecho a todo [al presidente], obtuvo un cheque en blanco. Tiene ese derecho. SR: Un cheque en blanco para hacerlo.

SH: Es literalmente correcto.

SR: Ahora tiene que andar con cuidado. Sí, puede comenzar una guerra, pero antes se tiene que asegurar de que el Congreso continuará financiando la guerra. Por eso es por lo que irá al Congreso. Expondrá sus razones para atacar a Irán y, como ya he dicho, el congreso está programado para asentir y ratificar cualquier cosa que el presidente haya firmado.

Lo más importante es que el ejército esté listo. Lo más fácil es preparar las fuerzas aéreas, las fuerzas navales y la aviación, que son las que bombardearán. Lo más difícil será que los jefes militares estén de acuerdo, y ese puede que sea un rayo de esperanza si conseguimos un Congreso controlado por los demócratas que no tenga miedo de ejercer su responsabilidad y que realice investigaciones, que llame a los militares profesionales y los libere para que puedan hablar críticamente sobre las malas políticas, que es el deber y la responsabilidad de todo general.

Existe una grave negligencia del deber en Estados Unidos, en la que nuestros generales permanecen callados mientras están en activo. Cuando se retiran, inmediatamente se arman de valor. Entonces pueden hablar. Pero, entonces ¿sabes? ya es demasiado tarde y muchos de sus hombres han muerto. Deberían haber hablado antes. Esperemos que con un Congreso demócrata los generales hablen. Mira la norma que tiene el ejército británico. Su jefe ha salido y le ha dicho al gobierno: «Sr. Blair, su guerra no sólo es que no se pueda ganar, es que además está destruyendo al ejército británico. Y si queremos seguir teniendo ejército durante los próximos cinco a diez años, tenemos que cambiar nuestra política» Puede que los generales estadounidenses sigan su ejemplo.

SH: Conozco a algunos árabes inteligentes que no son antiamericanos a priori, pero cada vez lo van siendo más; por supuesto, siguiendo por este camino, me dijo uno -hay otro- tienen otro vestigio para la esperanza, que es que después del desastre de Líbano y con los Israelíes debilitados, la percepción es que sufrimos una derrota. Una derrota técnica, no una derrota total. Ven en ello algo positivo. Pero algunos árabes brillantes que conozco dicen que puede que Israel se mueva hacia el centro y quizá de alguna forma eso nos salve. «Nos salve», opinan, de ser el «mundo del petróleo en Oriente Próximo y de una guerra continua. Y dicen que podría ser, dando por hecho que los estadounidenses no moverán su posición, que quizá la población israelí se mueva hacia el centro. Pero no hay indicios de eso. No los veo.

SR: Bien, existe una cuestión que es una de las cosas que más me sorprende cuando visito Israel. Es como cuando viajas a Irán, de repente se levanta el velo porque los medios no dan la imagen verdadera sobre lo que Irán es en realidad; de la misma forma, creo que la mayoría de los estadounidenses no tienen una visión real de lo que es Israel a menos que viajen allí y conozcan a los israelíes. Es una sociedad muy variada. No es homogénea, sobre todo en lo que se refiere a la política. Si sientas a tres israelíes a una mesa, tienes siete opiniones distintas. Esa es la verdad. A esa gente le encanta la política, les preocupa, se involucran. Además existe un movimiento viable, poderoso, moderado y progresivo en Israel.

La batalla contra Hezbolá el último verano, el conflicto en el sur de Líbano que ensangrentó el norte de Israel, puede ir en ambas direcciones. Por un lado, hay elementos que buscan explotar el factor del miedo, el hecho de que cientos de cohetes cayeran en Israel, para decir, «Nunca más, nunca más. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para enfrentarlos»; pero viendo la débil respuesta del ejercito israelí, y cómo Hezbolá salió reforzado, los israelíes puede que hayan aprendido la lección que nosotros estamos aprendiendo en Iraq, que es que no se puede derrotar militarmente a una organización que tiene sus raíces en las preocupaciones legítimas de la población autóctona. Y que conste que no estoy aquí para condenar o alabar a Hezbolá, pero te diría que Hezbolá es una organización Chií en el sur de Líbano. Pertenece a esa región. Está en esa región. Puede que Israel haya aprendido una dura lección, que no se puede bombardear a esa gente para que obedezca, entonces puede que se muevan hacia el centro.

SH: Queremos hacer otra pregunta, una ultima pregunta, veamos, vamos a la guerra, comenzamos una campaña de bombardeos masivos. Probablemente un mínimo de tres días de bombardeos intensivos, acabar con el presidente que es lo que se hace cuando empiezas un ataque aéreo como hicimos dos veces contra Saddam y como hicieron los israelíes cuando fueron a por Nasralá, creo que ahora, los israelíes y nosotros vamos perdiendo 0 a 8, casi tan mal como Shrummy en sus elecciones. De todas maneras, la pregunta es: vamos a la guerra y según tú, ¿qué pasa después?

SR: Bien, como comprenderás es imposible estar seguro al 100%, pero te daré mi mejor análisis. Los iraníes usarán su arma más efectiva, porque la clave es que el régimen de Irán quiere mantenerse en el poder y no se puede permitir una estrategia por la que el pueblo estadounidense reconozca a los tres años ¡diablos!, hemos cometido un error. Quiero decir que si esa fue la estrategia de Saddam, le salió mal, por que ya no está en el poder. Sí, ahora nos damos cuenta de que cometimos un error en Iraq, pero el régimen ya no está. Por lo que los iraníes saben que deben causar daño desde el principio. El daño no lo harán militarmente, porque no vamos a mandar tropas para que reciban ese daño. El daño será económico.

Nuestra economía basada en el petróleo está al limite. Solo tenemos entre un 1 y un 1,5% de excedentes de capacidad de producción. Si quitamos el petróleo iraní del mercado, que es lo primero que harán los iraníes, inmediatamente estaremos en un -4%, lo que significa que no habrá petróleo suficiente para un mundo sediento de él, especialmente para la insaciable economía estadounidense. Y no somos los únicos que nos lo bebemos. Piensa por un momento en lo que dirían China e India (las dos economías en desarrollo más grandes del planeta), dirían «Oye Tío Sam, pararemos todo para desviar los recursos y poder mandarte el petróleo y que sacies tu adición ¿para qué atacas a Irán?».

Y no es solo el petróleo Iraní el que saldrá del mercado. ¿Por qué crees que hemos enviado dragaminas allí? Tenemos que mantener abierto el estrecho de Ormuz. Los iraníes lo cerrarán de inmediato. También acabarían con los campos petrolíferos del oeste de Arabia Saudita. Cerrarían el grifo de Kuwait. Cerrarían la producción de los Emiratos Árabes Unidos. Cerrarían lo que quedase de la producción en Iraq. Lanzarían un ataque masivo con sus aliados chiíes en Iraq contra las fuerzas estadounidenses y provocarían un baño de sangre.

Para terminar, a los dos días de emprender el ataque contra Irán, cada uno de nosotros sentiría las consecuencias donde más duele, en el bolsillo. Y cada vez sería peor. No sólo lo digo yo. Pregunta a Dick Lugar qué información recibe de los grandes empresarios, ellos están diciendo «No nos podemos permitir ir a la guerra contra Irán».

SH: Pregunta final: y con todo esto, ¿lo vamos a hacer?

SR: Sí, lo vamos a hacer.

Fuente: http://www.democracynow.org/article.pl?sid=06/12/21/143259&tid=25

Sinfo Fernández y Félix Nieto son traductores de Rebelión. Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente con fines no lucrativos a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a los traductores y la fuente. URL de esta página: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=43921