I. Historia de un genocidio y de un ecocidio Cuando Colón llegó en 1492 a la isla que llamó La Española (Haití y Santo Domingo) se encontró con un verdadero vergel ocupado por una gran población nativa que vivía pacíficamente. Pero ya desde comienzos de los 1500 los españoles comenzaron a devastar la isla y […]
I. Historia de un genocidio y de un ecocidio
Cuando Colón llegó en 1492 a la isla que llamó La Española (Haití y Santo Domingo) se encontró con un verdadero vergel ocupado por una gran población nativa que vivía pacíficamente.
Pero ya desde comienzos de los 1500 los españoles comenzaron a devastar la isla y a diezmar a sus pobladores con el trabajo forzado y con la represión cuando se sublevaban, hasta el punto que, a mediados del siglo XVI, debieron comenzar a reemplazarlos con africanos esclavizados que también explotaron salvajemente, los que también no tardaron en rebelarse.
A mediados del Siglo XVII los españoles abandonaron una parte de la isla que fue ocupada por los franceses, quienes continuaron la obra genocidiria y desvastadora de sus predecesores, con buenos resultados para ellos: en 1700 Haití era el primer productor mundial de caña de azúcar.
Cuando se trata de despojar a otros pueblos los ingleses no suelen estar ausentes: en el siglo XVII piratas de esa nacionalidad se apostaron en la isla Tortuga, al norte de Haití, para atracar a los barcos españoles y en 1794 ocuparon Puerto Prícipe.
En el momento de la conquista española la isla estaba cubierta en un 80 por ciento de bosques compuestos de variadas especies: cocoteros, mangos, papayas, caoba, ceibos, tamarindos…
En el siglo XVIII los cultivadores de caña, especies, café, índigo, procedieron a una deforestación masiva para dar lugar a sus cultivos y durante la Segunda Guerra Mundial los estadounidenses aceleraron la deforestación para plantar sisal y hevea.
Los Duvalier completaron la obra explotando sin freno los bosques de maderas nobles, como la caoba.
Es así como a comienzos del siglo XXI la superficie de los bosques, que en el momento de la conquista ocupaba el 80 por ciento del territorio, en Haití se ha reducido al 2 por ciento y en Santo Domingo al 30 por ciento, con tremendas consecuencias ecológicas y climáticas [1].
II. La primera República de América Latina y el Caribe y la primera República negra del mundo.
Hace algo más de 200 años, el 1 de enero de 1804, la población negra de Haití tuvo la insolencia de abolir la esclavitud y proclamarse República independiente. Fue la primera República independiente de América Latina y el Caribe, y la primera república negra del mundo.
Esa insolencia la está pagando, en términos de racismo y de neocolonialismo, hasta el día de hoy.
La abolición de la esclavitud en Haití suscitó temores de que cundiera el ejemplo entre los esclavos de la posesiones coloniales europeas vecinas y en los Estados Unidos, donde exitió la esclavitud hasta la guerra de Secesión, en el decenio de 1860. Por ese motivo, Haití sufrió un largo período de aislamiento internacional.
La rebelión general de los esclavos comenzó en Haití en 1791
En 1792 la Asamblea Nacional Francesa decidió otorgar la ciudadanía a los hombres libres de color y en 1794 la Convención Nacional Francesa declaró abolida la esclavitud de los negros en todas las colonias francesas.
Pero en 1802 Napoleón, que se propuso restablecer la esclavitud en las colonias, envió a Haití una expedición militar de 24.000 hombres al mando de su cuñado el general Leclerc, que logró al comienzo el acatamiento de una parte de los haitianos bajo la falsa promesa de no restablecer la esclavitud
Toussaint Louverture, con otra parte de los haitianos, no se dejó engañar y lucharon contra los franceses con suerte desigual.
En mayo de 1802, Toussaint ofreció su capitulación a cambio de quedar libre y de que sus tropas se integraran en el Ejército francés, condiciones que los franceses aceptaron. Pero la doblez de los franceses quedó al descubierto al llegar noticias de la reinstauración de la esclavitud en otras colonias como Guadalupe y de la captura mediante engaños de Louverture el 7 de junio y su envío a Francia dónde estuvo encarcelado en duras condiciones hasta que murió en 1803.
Entonces los rebeldes reiniciaron con más fuerza los combates y finalmente derrotaron al ejército enviado por Napoleón y entraron a Puerto Príncipe en octubre de 1803. Las fuerzas francesas, que había perdido varios miles de hombres, a su comandante el general Leclerc y a varios otros generales, evacuaron la isla en diciembre de 1803, proclamándose la República el 1 de enero de 1804.
Desde entonces y hasta ahora los haitianos han debido soportar invasiones (de USA desde 1915 a 1934) dictaduras bajo el alto patrocinio de los Estados Unidos, golpes de Estado y nuevas invasiones.
III. Aristide, primer presidente de Haití democráticamente elegido, expulsado por Estados Unidos y Francia.
Cuando Aristide, el primer presidente de la historia haitiana elegido democráticamente, asumió el Gobierno en Haití en febrero de 1991, propuso aumentar el salario mínimo de 1,76 a 2,94 dólares por día. La Agencia para la Inversión y el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) criticó esta iniciativa, diciendo que significaría una grave distorsión del coste de la mano de obra. Las sociedades estadounidenses de ensamblado radicadas en Haití (es decir la casi totalidad de las sociedades extranjeras) concordaron con el análisis de la USAID y, con la ayuda de la Agencia Central de Inteligencia, prepararon y financiaron el golpe de Estado contra Aristide de setiembre de 1991 [2]. Como la reacción internacional (el embargo) y el caos interno paralizaron las labores de las empresas estadounidenses en Haití, las tropas de ese país restablecieran a Aristide en el Gobierno en 1994 y aseguraran al mismo tiempo la impunidad y un confortable retiro a los jefes militares golpistas.
Las fuerzas armadas de los Estados Unidos, que intervinieron en Haití con el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se apoderaron en dicho país de la documentación referente a las violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura militar y probablemente de las pruebas de la intervención de la CIA. Las autoridades de los Estados Unidos continúan reteniendo dicha documentación, pese a los reclamos que se le han formulado en diversas ocasiones [3].
En 2004 se repitió el libreto de 1991, con Aristide, que había sido reelegido en 2001, políticamente desprestigiado, sitiado económicamente por Estados Unidos y asfixiado por el Fondo Monetario Internacional. Esta vez la expulsión de Aristide fue orquestada por Estados Unidos con Francia como segundo violín y legitimada ex post facto por el Consejo de Seguridad. Aristide había tenido, además, la imprudencia de reclamarle a Francia la devolución de la » indemnización» que le pagó Haití en el siglo XIX , estimada al cambio actual en 21.000 millones de dólares.
En efecto, Francia cobró a Haití por su independencia.
En 1814 Francia le exigió a Haití una indemnización de 150 millones de francos oro, que en 1838 rebajó a 90 millones. Cuando Haití aceptó el reclamo, Francia la reconoció como nación independiente y comenzó a percibir las cuotas de la indemnización que Haití terminó de pagar en 1883.
Como de costumbre en estos casos, en seguida después del derrocamiento de Aristide en 2004, se reunió en Washington una «Conferencia de donantes». Un año después, de los 1080 millones comprometidos en la Conferencia, habían llegado a Haití 90 millones, la mitad de los cuales destinados a organizar las elecciones.
Lo que si llegó fue la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) creada por el Consejo de Seguridad el 30 de abril de 2004, la que usando como pretexto la proliferación de delincuentes armados, realizó verdaderas masacres en Cité Soleil, el barrio más pobre de Puerto Príncipe y bastión de los partidarios de Aristide, el 6 de julio de 2005 y los días 16, 22 y 28 de diciembre de 2006, utilizando ametralladoras pesadas, cuyas balas atravesaban de lado a lado las miserables casas, como si fueran de papel.
IV. Un terremoto providencial
Esta vez el terremoto ahorró a los yanquis la etapa de bombardeos previa al desembarco, como ocurrió en Panamá en 1989, donde destruyeron totalmente el barrio de Los Chorrillos y causaron 2.000 muertos.
Diversas instituciones, Médicos Sin Fronteras y otras, denunciaron que el despliegue militar yanqui impidió la ayuda sanitaria urgente de los primeros momentos.
A causa de la carencia de material, declaró a Reuters el 21 de enero Françoise Saulnier, directora jurídica de MSF, cinco pacientes fallecieron en el centro médico instalado por MSF. Continuó diciendo: «La cirugía es una prioridad urgente en tales catástrofes. Están los tres primeros días para sacar a la gente de los escombros, los tres días siguientes para hacerles las intervenciones quirúrgicas y después la comida, el abrigo, el agua. Se mezcló todo, la atención a la vida de la gente se atrasó en tanto que la logística militar que puede ser útil al cuarto o aun al octavo día, atestó el aeropuerto». Según Saulnier los tres días que se perdieron crearon importantes problemas de infección, de gangrenas y hubo que hacer amputaciones que se habrían podido evitar.
V. El Consejo de Seguridad de la ONU, como siempre, al servicio de las grandes potencias.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que se reune en menos de 24 horas cuando el tema interesa a las grandes potencias, tardó una semana en reunirse y adoptó como única decisión aumentar el contingente de la MINUSTAH a 8.940 militares y 3.710 policías. Le dio una semana de ventaja a Estados Unidos para tomar la iniciativa e instalarse militarmente en Haití.
Cuando en setiembre de 2009 se discutió en el Consejo de Seguridad la prórroga del mandato de la MINUSTAH varios diplomáticos plantearon la necesidad de darle una nueva orientación a dicha Misión. El representante de Costa Rica dijo que lo que necesitan los haitianos es un porvenir mejor y para poder comer contar con un sector agrícola dinámico. Se preguntó por qué proseguir a un enorme costo la militarización de la MINUSTAH y la reconstitución de las fuerzas armadas si Haití no es objeto de ninguna amenaza exterior y dijo que era urgente superar el obstáculo que constituye el régimen de propiedad de la tierra.
Pero una vez más se impuso la voz del amo.
El acuerdo de días recientes entre el Jefe de la MINUSTAH y el embajador yanqui en Haití estipula que la responsabilidad de los socorros internacionales recae en la ONU y que la fuerza militar estadounidense continuará operando bajo comando yanqui.
VI. Actualmente hay en Haití unos 18.000 soldados estadounidenses y 12.000 soldados y policías de la minustah, es decir una fuerza militar, en proporción a la población y al territorio, equivalente a las fuerzas armadas desplegadas en afghanistán y en irak. Es obvio que la ocupación yanqui forma parte de la estrategia de consolidarse militarmente en la región (etapa precedente golpe en Honduras) y que no se detendrá en la prosecución del objetivo de intentar recuperar íntegramente el «patio trasero», mientras patina militarmente y pierde rápidamente terreno en el plano económico en otras partes del mundo. China ya es, en las finanzas y en el comercio internacional, la primera potencia económica mundial.
VII. ¿El aumento del salario mínimo como detonador?
Específicamente en cuanto a Haití el elemento desencadenante de la ocupación militar puede haber sido el mismo que el del golpe de Estado de 1991 contra Aristide: la cuestión del aumento del salario mínimo, que es vital para las maquiladoras transnacionales, que cuentan en Haití, muy cerca de los Estados Unidos, con una de las manos de obra más baratas (si no la más barata) del mundo.
El salario mínimo en Haití estaba fijado desde mayo de 2003 en 70 gourdes por día, esto es 1,75 dólares, el mismo salario en dólares que había en 1991, cuando Aristide lo quiso aumentar a 2,94 dólares En 2007 se produjo un enorme aumento de los precios de los productos básicos. Teniendo en cuenta la inflación, el salario mínimo industrial debería situarse entre 550 y 600 gourdes diarios. Después de dos años de discusión, el Parlamento aprobó en abril de 2009 un aumento del salario mínimo a 200 gourdes, es decir algo menos de 5 dólares diarios. El Presidente de la República y el Gobierno haitiano se negaron a ordenar la promulgación de la nueva ley.
Se produjeron entonces grandes manifestaciones de estudiantes y trabajadores reclamando la promulgación de la ley, las que fueron violentamente reprimidas por la policía haitiana y la MINUSTAH, confirmando esta última su papel de gendarme de las maquiladoras transnacionales y de la burguesía haitiana.
Finalmente en agosto de 2009 se llegó a una «transacción» entre el Presidente Preval y el Parlamento y se fijó el salario mínimo en 150 gourdes diarios (unos 3,50 dólares). Totalmente insuficiente para vivir pero inaceptable para las maquiladoras.
Quizás este miserable aumento del salario mínimo puede explicar, por lo menos en parte, la ocupación de Haití por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Como fue el caso con el golpe militar de 1991 [4].
VIII. El robo y la apropiación de niños
Haití tiene una larga historia de robos de niños, adopciones ilegales e incluso de vehementes sospechas de tráfico de órganos de niños.
Después del terremoto se constatan numerosas violaciones, en distintos grados, del tantas veces invocado «interés superior del niño». Desde el robo de niños denunciado por UNICEF, hasta la «aceleración» de los procedimientos de adopción, pasando por la expatriación de niños haitianos con fines «humanitarios».
Todo ello en violación de la Convención de los derechos del niño, de la Convención sobre Adopción Internacional, de las Directrices de la Oficina del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados sobre la protección de los niños en caso de conflictos armados o catástrofes naturales y de las recomendaciones de UNICEF y en contra de lo que sostienen los organismos especializados en el sentido de que, en circunstancias como las que está atravesando Haití , hay que paralizar los procesos de adopción, no hay que iniciar nuevos, no hay que usar indebida y abusivamente la calificación de huérfanos, sino de «niños no acompañados» hasta que no se sepa con certeza la suerte corrida por sus padres y su familia próxima. E insisten en que hay que evitar la expatriación de los niños, para evitar que se les sume al trauma de la catástrofe, el trauma de separación abrupta de su medio habitual y de la ruptura de todo lazo familiar.
Holanda se llevó de Haití en un vuelo 109 niños que, al parecer, ya se hallaban en proceso de adopción, Estados Unidos se llevó 53 niños a Pittsburg «para mejorar su estado de salud, aunque informaciones aseguran que ello facilitará los procesos de adopción por parejas que reúnan los requisitos». Es decir que debe entenderse que esos 53 niños ni siquiera estaban en proceso de adopción. Francia ya expatrió a más de 120, al parecer como resultado de una «aceleración» del proceso de adopción.
Según una portavoz del UNICEF, Veronique Taveau, la política del organismo internacional es lograr la reunificación de la familia a toda costa y en ese sentido expresó su preocupación por la decisión de algunos países de acelerar los trámites de adopción. Incluso cuando el trámite de la adopción está terminado «Las Autoridades centrales de ambos Estados se asegurarán de que el desplazamiento se realice con toda seguridad, en condiciones adecuadas y, cuando sea posible, en compañía de los padres adoptivos o de los futuros padres adoptivos», como indica el artículo 19 inciso 2 de la Convención sobre la Adopción Internacional.
Es decir que en circunstancias tan dramáticas como éstas, los padres adoptivos deberían ir a buscar al niño adoptado y no esperarlo en el aeropuerto de llegada.
En resumen no se trata de «ayudar» a Haití sino respetar a su pueblo en tanto que seres humanos, de devolverle lo que es posible devolver de todo lo que le ha despojado en 500 años. En dinero, en reforestación, en desarrollo agrícola diversificado, en equipos, en reconstrucción, etc.
Y, como primera prioridad, evacuar todas las fuerzas armadas extranjeras de su territorio.
Notas
[1] Isabelle Ligner AFP, Haïti, exemple extrême de déforestation et de perturbation du cycle de l’eau.
[2] Haití After the Coup. A Special Delegation Report of the National Labor Committee. Education Fund in Support of Worker and Human Rights in Central America, New York, April 1993.
[3] Véase Situación de los derechos humanos en Haití , Informe del experto independiente, Anexo. Naciones Unidas, E/CN.4/2001/106, 30 de enero de 2001, donde se hace referencia a 160.000 páginas de documentos incautados por las fuerzas armadas de los Estados Unidos en 1994 en instalaciones militares y paramilitares en Haití.
[4] Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo (PIDHDDD), Reprimen protestas por el salario mínimo en Haití; Nota en francés: http://www.alterpresse.org/spip.php?article8410; Batay Ouvriye , Haití – Salario mínimo. Adital – 23.03.08; Faubert Bolívar, Alterpresse, En Haití el salario mínimo es de 70 gourdes, 2/06/09; Wooldy Edson Louidor (ALTERPRESSE, especial para ARGENPRESS.info), Haití: La lucha por el aumento del salario mínimo, 4 de septiembre de 2009.