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Entrevista a la Comandante sandinista Mónica Baltodano

Orteguismo no es igual a Sandinismo

Fuentes: La Tizza

Con el propósito de entender y explicar, con rigor, lo que sucede en Nicaragua, La Tizza envió un grupo de preguntas a varios actores políticos de eso que se ha venido construyendo como «la crisis nicaragüense». Monica Baltodano es una mujer con voz propia dentro del campo revolucionario en ese país centroamericano, fue comandante guerrillera […]

Con el propósito de entender y explicar, con rigor, lo que sucede en Nicaragua, La Tizza envió un grupo de preguntas a varios actores políticos de eso que se ha venido construyendo como «la crisis nicaragüense». Monica Baltodano es una mujer con voz propia dentro del campo revolucionario en ese país centroamericano, fue comandante guerrillera durante la etapa insurreccional de la ofensiva final de 1978-1979 contra la dictadura somocista. Condecorada con la Orden Carlos Fonseca, máxima distinción otorgada por el FSLN a las personalidades que se destacaron en la lucha revolucionaria.

Viceministra de la Presidencia y Ministra de Asuntos Regionales durante los años de la Revolución Popular Sandinista (1982-1990). En 1994 fue electa a la Dirección Nacional del FSLN y responsable de Organización. En 1997 fue elegida Diputada de la Asamblea Nacional y desde ahí rechazó el Pacto de Ortega con Arnoldo Alemán, y la derechización y corrupción en la conducción de su partido.

Por sus posiciones críticas, fue posteriormente excluida de todos los órganos del FSLN. Se dedicó a impulsar nuevos movimientos sociales en Nicaragua, y mantiene una crítica abierta al neoliberalismo, a las privatizaciones y a los tratados de Libre Comercio CAFTA (TLC CA-USA).

En algunos análisis sobre la situación en Nicaragua se presentan dos momentos en la evolución de las protestas, uno asume como necesaria la reacción inicial ante la impopular medida sobre la seguridad social, y un segundo momento después de revertida la misma. ¿Es así o puede considerarse el resultado de un proceso de acumulación?

Efectivamente, el nivel de la rebelión solo se explica por un proceso de acumulación de descontento. La reforma a la seguridad social enardeció a la gente. Pero lo que realmente sublevó al pueblo, que ya lleva 76 días de resistencia, fue la represión. La matanza inicial con disparos a matar a ciudadanos desarmados, como se ha comprobado. Solo en los primeros 7 días se contabilizaron 60 muertos.

La inmensa olla de presión fue acumulando molestias desde hace varios años. Desde que Ortega pactó con el derechista y corrupto Arnoldo Aleman 1/ hizo un claro giro hacia posiciones pragmáticas: neoliberales en la economía, conservadoras en cuanto a derechos de las mujeres, oscurantista en términos de creencias y supresión del principio de Estado Laico, y dictatorial en términos de democracia.

Cuando Daniel Ortega comenzó su primer mandato en 2007, construyó una alianza con el gran capital. Es el Modelo de Alianza Público Privado que aplaude la derecha mundial, el FMI, el Banco Mundial y las grandes Corporaciones e Inversionistas. La derecha económica y política, el capital en una sola palabra, es quien gobernaba junto a Ortega, hasta abril de este año en que se produjo la ruptura. Ese modelo permitió que el crecimiento económico favoreciera el enriquecimiento de la oligarquía tradicional de banqueros e industriales, y de una nueva burguesía, la orteguista. Me niego a llamarle sandinista. Nicaragua, aun con crecimiento económico, sigue siendo el país más pobre de América Latina, después de Haití.

El gobierno ha entregado el país a intereses extranjeros. El caso más brutal es el de la Ley 840 (Ley para la concesión canalera) con la que el orteguismo entregó la soberanía del país a los intereses corporativos extranjeros. Pero también son onerosas otras concesiones, mineras, forestales, pesqueras. Todas las iniciativas para discutir sobre la conveniencia o no de estas concesiones han sido rechazadas. Ellos dirigen el país sin escuchar a nadie. Solo a sus socios.

Las políticas sociales fueron estrictamente de corte asistencial, y con claro interés clientelar, sostenidas principalmente con la ayuda venezolana, con quien el gobierno firmó un ventajoso acuerdo petrolero. Esos fondos nunca pasaron por el presupuesto, y fueron manejados directamente por la pareja presidencial. Sirvieron también para fortalecer los negocios de la familia y sus allegados, entre ellos compra e instalación de canales de televisión.

Para asegurar su poder Daniel Ortega se ha reelegido de forma continua. En un país donde la memoria sobre la dictadura somocista está viva, eso ha provocado rechazo. Se postuló en 2011, pasando por encima de la Constitución que prohibía la relección. Luego reformó la Constitución e inició un tercer mandato acompañado ahora de su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta, en el año 2017. Todo intento de construir fuerzas de oposición, en particular de signo sandinista, ha sido aplastado, y solo permiten fuerzas «zancudas» o sea que le hacen el juego para aparentar democracia. Las denuncias del fraude fueron aplastadas dejando varias víctimas mortales.

La corrupción campea a ojos vista. Solo para dar un ejemplo, el del Presidente del Consejo Supremo Electoral Roberto Rivas, enriquecido desde el puesto de Presidente del Consejo del Fraude convertido en un magnate con mansiones en España y Costa Rica, que posee un Jet privado y mansiones en Managua y en las playas, y puede gastarse cien mil dólares en un solo vuelo con su familia.

La población venía sufriendo distintas formas de represión. No solo el uso de policía y fuerzas de choque para impedir las movilizaciones sino también los crímenes de sesgo político, claramente repudiables. El caso más próximo fue el cometido en la Comunidad de San Pablo, en La Cruz de Río Grande, donde el ejército ejecutó a 6 personas, entre ellos 2 menores y el caso quedó en total impunidad.

Los jóvenes estudiantes resentían la supresión de facto de la autonomía universitaria. Se cansaron de que no se les dé libertad de organización pues los Rectores y muchos profesores actúan como comisarios políticos del gobierno. Amplios sectores del país sentían restringidos sus derechos, un asfixiante control y falta de libertad.

Hemos visto en estos días cómo emergen críticas y análisis desde distintas posiciones dentro de lo que pudiéramos denominar el sandinismo. ¿Qué elementos históricos pueden explicar esta cantidad de posiciones dentro del sandinismo algunas muy antagónicas entre ellas?

Hay que recordar que el sandinismo se dividió en tendencias en 1975, en plena lucha contra la dictadura. La firma de la unidad en 1979 no significó que las diferencias desaparecieran. Siempre existió un sector más pragmático, más centrado en la lucha por el poder. Yo diría también con menos experiencia del trabajo de masas. Entre ellos estuvo Daniel Ortega. Durante la revolución de los 80 teníamos que enfrentar una guerra de agresión violenta que dejó miles de víctimas. También sufrimos el bloqueo imperialista, el deterioro de las condiciones económico sociales de todo el pueblo. No había mucho tiempo ni espacio a que se expresaran diferencias ideológicas.

Después de la derrota electoral que sufrió el FSLN en 1990 las diferencias afloraron. En 1994 se inició el primer desprendimiento de sandinistas connotados, entre ellos prestigiados intelectuales que formaron luego el Partido MRS. En 1999 Daniel Ortega realizó un pacto de reparto de las instituciones con Arnoldo Aleman, muchos sandinistas nos opusimos y fuimos separados de las estructuras. Ya para entonces Daniel había privatizado al FSLN. Dejaron de funcionar los órganos colegiados. La Dirección colectiva que había funcionado en los años 80 desapareció dando lugar al caudillismo, a un liderazgo autocrático, típico de los políticos libero conservadores tan nefastos en nuestra historia nacional. Una parte importante de los dirigentes históricos del FSLN fueron separados de las filas, quedando únicamente los más leales al caudillo.

La emergencia de Rosario Murillo en el FSLN se dio después del respaldo que diera a Daniel Ortega frente a las acusaciones de abusos sexuales que hiciera Zoila América, hijastra de Daniel. A partir del incremento de su poder, Rosario se empeñó en orillar a los viejos dirigentes sandinistas y construir una fuerza partidaria propia, integrada principalmente por jóvenes sin antecedentes políticos.

Lejos de procesos de formación política, los jóvenes fueron entrenados con la lógica de cumplir las órdenes de la pareja, y en la idea de que el mandato de Ortega y Murillo deviene de la voluntad divina, como se decía de los antiguos Césares. Ello explica que de estos jóvenes salga parte de las turbas que sin ningún respeto a la vida y los derechos de los demás, apalean y golpean mujeres, periodistas y gente en general. Ello explica que ahora armados, asesinan a otros jóvenes, tal como se conoció en el fascismo de la Alemania nazi.

Con las deformaciones anotadas, con las políticas estatales neoliberales explicitadas, con el mesianismo incubado, el culto a la personalidad promovido, el oscurantismo sustituyendo la formación política ideológica, con el aplastamiento de la democracia y ahora, con el uso de las armas contra el pueblo desarmado, que deja hasta hoy 300 asesinados, podemos reafirmar que en esa cúpula orteguista no queda nada de sandinismo. Que el orteguismo se distancia radicalmente del ideario, de los valores y de los postulados y propuestas programáticas del sandinismo y del FSLN que fundara Carlos Fonseca.

Ellos se seguirán llamando sandinistas, así como dicen que su gobierno es cristiano, socialista y solidario. Pero eso no es más que un eslogan mentiroso. Sus prácticas, sus acciones, lo único que hacen es desprestigiar los términos y enterrar bajo la sangre inocente de esos cientos de nicaragüenses, entre ellos varios niños, al FSLN, a la organización que un día dirigió al pueblo hacia la liberación.

¿Cuál es la situación organizativa de las bases del sandinismo en Nicaragua? ¿Cómo es la relación entre sus militantes y el gobierno?

No debemos olvidar que orteguismo no es igual a sandinismo. El FSLN que condujo la Revolución desapareció como colectivo y fue sustituido por diversas formas organizativas creadas por la pareja presidencial para afianzar su rol de autoridad única y guías supremos de esa organización. La idea básica es que los núcleos de base cuiden de la base electoral orteguista y les faciliten el acceso a los programas sociales del gobierno. Ellos reciben bienes o servicios y deben retribuirlos con el respaldo electoral a la pareja presidencial. Es decir que la relación es básicamente prebendaria [sic]. Garantizar el voto de abajo y la lealtad a las disposiciones de arriba. Los de abajo no tienen ninguna participación en las decisiones sobre las políticas públicas del estado.

¿La política de alianzas con sectores contrarios al sandinismo es fruto del consenso de esas bases u obedece a decisiones disociadas de ellas?

Cuando se dio el pacto con Aleman todavía funcionaba la Asamblea Sandinista y ahí se dieron fuertes discusiones. Pero poco a poco las decisiones se han venido centralizando en dos personas: Daniel y Rosario. Es conocido que cualquier cuestionamiento a las órdenes de Rosario son castigadas con destituciones y el ostracismo.

¿Hay una propuesta de salida a la crisis desde una izquierda revolucionaria? ¿Cuál?

En Nicaragua la palabra izquierda está desprestigiada desde que Ortega y sus serviles se autocalifican de izquierda, antimperialistas, y revolucionarios. Eso ha dificultado construir organizaciones y alternativas que reivindiquen ese apelativo. Pero no quiere decir que no hayamos militantes de la izquierda anticapitalista bregando por rearticularnos como fuerza. Y nos integramos como grupos de acción y reflexión que promovemos el debate de ideas y de propuestas. En esta crisis hemos tomado posiciones públicas a través de distintos comunicados. Dada la gravedad de la situación, el nivel de criminalidad alcanzado, para nosotros todo proceso de solución pasa por la renuncia de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Explico por qué. Después de los primeros 60 muertos, (del 18 al 24 de abril) el gobierno aceptó las bases del Diálogo Nacional para la salida de la crisis. Pero desde entonces sus fuerzas represivas perpetraron 225 asesinatos adicionales. Este dato ilustra que para Daniel Ortega el Diálogo es tan sólo una estratagema para ganar tiempo.

Lo grave del asunto es que desde el 11 de junio el régimen incrementó la represión a través de lo que se ha llamado «operación limpieza», oleada ofensiva con grupos combinados de policías, antimotines, y civiles fuertemente armados y encapuchados operando como escuadrones de la muerte.

En la práctica constituyen un ejército irregular constituido por reos sacados de las cárceles, pandilleros de barrios empobrecidos, empleados estatales, militantes del FSLN, retirados de las FF AA operando con fusiles automáticos, AK 47, Galil, AR- 15, fusiles M-16, armas especializadas para francotiradores con miras telescópicas (Dragunov), subametralladoras y pistolas. Se mueven en formación militar, y son desplazados en camionetas descapotadas. Entran a los barrios disparando con todo tipo de armas de guerra provocando cuantiosas bajas de protestantes e imponiendo un régimen de terror.

Estas fuerzas, además de disparar indiscriminadamente y destruir las barricadas, realizan allanamientos de domicilios y capturas de muchachos y muchachas conforme listas proporcionadas por los llamados CPC (estructuras parapartidarias) y las unidades partidarias del territorio.

El día 16 de junio estas fuerzas combinadas incendiaron una vivienda con la familia entera adentro quedando carbonizados 4 adultos y dos niños, una de dos años y otro de tres meses. Sobrevivientes denunciaron que el incendio fue provocado por los gobiernistas porque el dueño del inmueble, donde además había una fábrica de colchones, no permitió que un francotirador se apostara en el tercer piso de la vivienda. Imágenes de policías y sicarios de la dictadura quedaron registradas en vídeos de una cámara de seguridad de un negocio vecino.

Asimismo, a punta de balas han desmontado una parte de los tranques y las barricadas, provocando numerosos muertos y heridos. En las ciudades impera de facto la suspensión de garantías constitucionales y el toque de queda. Los grupos de encapuchados se ubican a cualquier hora, en cualquier lugar practicando registros, detenciones y sembrando el terror en los ciudadanos.

Hay cientos de muchachos que han tenido que salir del país, gente que anda huyendo porque no pueden regresar a sus hogares. Para nosotros entonces la permanencia de Ortega en el poder pone en riesgo la vida de nuestras familias. De ahí que toda salida pasa por la separación de Daniel del control de los aparatos armados, con vistas a proceder a desmontar estos operativos.

Es decir, para nosotros lo urgente es eso. Y por eso decimos que en la situación de Nicaragua el asunto inmediato no es de derecha ni de izquierda sino de ética, de moral, de esencial respeto a las vidas de las personas. Un amigo italiano me decía: en tiempos del fascismo comunistas y socialcristianos se unieron. No había espacio para diferencias ideológicas. Luego de resolver este problema habrá lugar para la presentación de alternativas.

Eso sí. Nosotros apostamos a fortalecer los espacios de articulación popular, como los empresarios y personeros de la derecha tratan de fortalecer sus organizaciones.

¿Cuál es el espectro de la ¨izquierda nicaragüense¨ y qué posiciones están asumiendo los movimientos sociales?

La explosión popular frente a la represión encontró al pueblo de nicaragua desarticulado y desorganizado. El tejido social pulverizado por las políticas neoliberales y por la persecución abierta o solapada del orteguismo. Los partidos políticos reducidos y desacreditados. Así que la reconstrucción del tejido social es un desafío.

La Conferencia Episcopal escogió a los participantes de la mesa de Diálogo que se sentarían frente al gobierno, tratando de que estuvieran representados: a) los grandes empresarios agrupados en el Consejo Superior de la Iniciativa Privada (COSEP) y la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AMCHAM), b) una fuerte delegación de estudiantes y 3) alguien de la Sociedad Civil, alguien del Movimiento Campesino, una voz de la Costa Caribe y otra del movimiento sindical autónomo. Nosotros lamentamos que la líder campesina Francisca Ramírez y otras personas no pudieran participar, pero así fueron escogidos los integrantes.

Hay que decir que los representantes empresariales cargan sobre sus hombros la responsabilidad de haber mantenido una alianza con Ortega durante los 11 años de su dictatorial administración, mirando hacia otro lado frente a las violaciones a la Constitución, la realización de los fraudes, y el aplastamiento de toda disidencia y oposición.

La delegación participante del Diálogo se ha agrupado como Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, como se ve su composición es diversa, pero su misión es muy específica. Tratar de conseguir que el tirano acepte una salida negociada a la crisis que ahorre más derramamiento de sangre y sacrificios al pueblo.

Algunos estudiantes de esta mesa fueron a Washington y se retrataron con ultraderechistas como Marcos Rubio e Ileana Ros. Muchos en Nicaragua no estuvieron de acuerdo, porque nosotros queremos resolver nuestros problemas sin necesidad de intervención de la Casa Blanca. Sabemos que para ellos el centro de sus preocupaciones son sus propios intereses. Nada tienen que ver los intereses populares con los intereses norteamericanos. Mucho menos con la ultraderecha de ese país. Estamos en contra de esa y de toda injerencia en nuestros asuntos.

Pero también se ha venido construyendo la Articulación de Movimientos Sociales que aglutina a estudiantes auto convocados, expresiones territoriales del Movimiento 19 de Abril, población movilizada en tranques y barricadas, movimientos de mujeres y feministas, movimiento campesino, organizaciones de derechos humanos, pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes, ambientalistas, movimiento de la diversidad sexual y medios de comunicación, entre otros.

Todos nosotros estamos resistiendo, no solo los jóvenes, sino también los adultos, los viejos, los veteranos de la revolución sandinista, unidos todos por ese objetivo, porque queremos un mínimo de oportunidad para salir adelante, recuperando la dignidad y la vergüenza, frente a tanta ignominia que ya soportamos por más de 11 años. Para nosotros esto es la lucha por una verdadera Revolución, la revolución que Ortega y sus serviles traicionaron para construir una nueva dictadura.

Estamos junto al pueblo en pie de lucha, resistiendo y sufriendo diariamente la represión, marchando, trancando, cantando, recitando poemas, haciendo revolución. Junto al pueblo, sujeto y verdadero protagonista de nuestra historia, junto al ejemplo de Sandino.

Nota

1/ Presidente de Nicaragua en el período 1997-2002, fue acusado luego de corrupción y condenado a 20 años de cárcel que no cumplió gracias al control del poder judicial por parte de Daniel Ortega, quien lo eximió de los cargos.

Fuente: https://medium.com/la-tiza/orteguismo-no-es-igual-a-sandinismo-42cc3719da9b