El grupo de los 77 (G-77), la mayor coalición de países en desarrollo, emitió una enérgica protesta contra la iniciativa de reducir en 155 millones de dólares el presupuesto de la ONU para los próximos dos años. En una carta dirigida al secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon, el G-77 subraya la importancia de […]
El grupo de los 77 (G-77), la mayor coalición de países en desarrollo, emitió una enérgica protesta contra la iniciativa de reducir en 155 millones de dólares el presupuesto de la ONU para los próximos dos años.
En una carta dirigida al secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon, el G-77 subraya la importancia de un presupuesto que considere las necesidades específicas de cada programa de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y no los intereses nacionales de un puñado de países miembros.
En referencia a Estados Unidos y a otros estados occidentales que reclaman recortes, el G-77 sostiene que busca «hacer explícita la voz de 131 países miembros (incluida China) que piden un presupuesto centrado en las necesidades reales de la organización, y no en el interés interno de algunos miembros».
El G-77 afirma asimismo que el secretario general no tiene la potestad de modificar unilateralmente el presupuesto ni de aprobar recortes sin consultar a la Asamblea General de 192 estados.
Los países en desarrollo se niegan a cualquier reestructura de la ONU centrada en recortes, como la unificación de diferentes departamentos, comisiones u oficinas regionales y actividades. Para el G-77, esas medidas deben ser resueltas por los estados miembros en la Asamblea General.
Los recortes propuestos incluyen viajes oficiales -que se reemplazarían mediante videoconferencias–, consultorías e informes impresos -que pasarían a ser electrónicos- y pago de horas extraordinarias.
Además, el secretario general quiere «revisar» el uso de bibliotecas en toda la ONU, quizás como paso previo a restringir o eliminar esos servicios. Ban también intentaría que el secretariado cobre por los servicios que presta a varios fondos y programas del foro mundial.
«Debemos ser realistas sobre el actual clima económico», dijo hace poco Ban a altos mandos de la ONU. «Inclusive las naciones más ricas se están ajustando el cinturón y reduciendo sus presupuestos. Las Naciones Unidas no pueden ser menos disciplinadas. No podemos seguir como hasta ahora».
Pero el G-77 se resiste a esa argumentación.
En una larga lista de puntos de discusión enviada a sus miembros el mes pasado, el G-77 sostuvo que si bien «entiende el ambiente de crisis internacionales interconectadas que todos enfrentamos, el uso de la crisis económica y financiera como razón para frenar el aumento del presupuesto de la ONU es un argumento errado».
«Como sabemos, billones de dólares se invirtieron en paquetes de estímulo para salvar el sistema bancario y las economías nacionales de países desarrollados», dijo el G-77. Por tanto, la decisión de achicar el presupuesto de la ONU es miope y quizás esté movida por intereses políticos.
El grupo se indignó ante el anuncio que el «secretario general hizo a través de la prensa» de que buscaría un recorte de tres por ciento del presupuesto (equivalente a 155 millones de dólares) para el período 2012-2013, que comienza en enero del año próximo.
El actual presupuesto de la ONU, de 5.200 millones de dólares, es 20 por ciento superior al de 2008-2009, que rondó los 4.200 millones.
En su carta a Ban, el G-77 afirma que es de la máxima importancia que los recursos previstos en el presupuesto reflejen los requerimientos de los administradores de los programas, que son directamente responsables de ejecutar los mandatos aprobados por los cuerpos de decisión del foro mundial.
Se necesita la visión y la capacidad de conducción del secretario general para ayudar a quienes más lo necesitan. «En las actuales circunstancias, los países en desarrollo afrontan mayores dificultades para responder a los desafíos económicos y sociales».
«Y sólo tendría sentido entonces que la ONU, como organización que contribuye a la ayuda de los rincones más pobres y vulnerables del mundo, recibiera recursos adicionales», prosigue la carta.
A nombre de Ban, su jefe de gabinete Vijay Nambiar dijo en una reunión a puertas cerradas del Comité de Administración y Presupuesto, celebrada el mes pasado, que el secretario general pide a sus administradores que «hagan más con menos».
«Esto no implica que podamos ignorar los mandatos de la Asamblea General o que busquemos truncarlos, modificarlos o abreviarlos alterando su objetivo esencial», agregó, intentando disipar los temores del G-77.
«Se trata de que mejoremos la forma en que actuamos, modernicemos nuestras operaciones, identifiquemos mecanismos para ganar más eficiencia, de modo que podamos cumplir nuestros mandatos de forma más eficaz y efectiva», dijo.
Un delegado del G-77 dijo a IPS que si bien se reconoce la necesidad de mayor prudencia fiscal, al Grupo no le gusta que el secretario general aparezca «consintiendo a Occidente» y se sume a sus posturas incluso antes de que empiecen las negociaciones por el presupuesto, previstas para más adelante este año.
«Si hay recortes que hacer por la razón que sea, entonces la decisión sobre qué cortar debería recaer en los estados miembros, y no que el secretario general proponga indiscriminadamente un recorte de tres por ciento en todo el presupuesto», dijo la fuente, que pidió no ser identificada.
En definitiva, al secretario general no le corresponde influir en los mandatos establecidos en el proceso intergubernamental, pues se trata de un «ejercicio conducido por los estados miembros», indicó la fuente.
Ante la pregunta sobre si el secretariado de la ONU se toma en serio al G-77, el delegado respondió que «en primer lugar deberíamos distinguir entre el secretariado y el secretario general», que no son necesariamente lo mismo.
El G-77 siente en general que al secretario general le importan más lo que piensan algunos socios y trata al G-77 sin el respeto debido. «Sin embargo, si hablamos del secretariado, muchas de sus partes aún reconocen que el G-77 es útil para ellas», contestó el delegado.
Por ejemplo, es el G-77 el que lucha con frecuencia para asegurar que varios departamentos tengan los fondos que necesitan, y está en general dispuesto a considerar los pedidos de contratar más personal. «En síntesis, el secretariado todavía se toma al G-77 en serio, pues éste es su aliado más natural en muchos asuntos».