Los líderes de la Comunidad del Caribe están dispuestos a readmitir en el bloque a Haití, tras concretar elecciones hace una semana, pero a raíz de la crisis institucional que sufrió ese país algunos exigen un mecanismo para expulsar a los estados que no abracen la democracia.
Los gobiernos vecinos insisten en que Haití sólo será aceptado una vez que los observadores internacionales, incluyendo al equipo de la Comunidad del Caribe (Caricom), coincidan en que las elecciones presidenciales y legislativas del 7 de este mes fueron libres y limpias.
Resultados no oficiales ubican a René Preval, un cercano asociado de la primera hora del ex presidente Jean-Bertrand Aristide, a la cabeza claramente de las preferencias, aunque sigue siendo incierto si reunirá la mayoría de votos necesarios para acceder al gobierno de modo directa sin necesidad de una segunda vuelta en marzo.
El primer ministro de Jamaica, P.J. Patterson, el gobernante más veterano de la región y que anunció que se retirará de la política activa en abril, dijo que la historia juzgará si la posición adoptada por la Caricom de rechazar el gobierno interino impuesto por Estados Unidos en Haití fue la política correcta.
«La historia nos juzgará por la integridad de las políticas que perseguimos y yo aplaudo la determinación de los haitianos de tener un gobierno elegido por ellos que refleje la voluntad democrática del pueblo», expresó Patterson.
La Caricom suspendió la membresía a Haití tras el derrocamiento y envío al exilio de Aristide el 29 de febrero de 2004. Los demás integrantes del bloque son Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Montserrat, San Cristóbal y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y Granadinas, Suriname, y Trinidad y Tobago.
La organización regional inicialmente había buscado que la caída de Aristide fuera investigado dentro del sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero ese intento fue sistemáticamente desbaratado por Estados Unidos y Francia, los dos países a los que el derrocado mandatario culpó de su destino.
Al final, la Caricom no tuvo otra opción que acceder a una investigación respaldada por la Organización de Estados Americanos (OEA), que todavía no ha echado a andar.
Desde entonces, los gobiernos del bloque estuvieron divididos sobre si debería o no haber un «compromiso regional» con el primer ministro interino de Haití, Gerard Latortue.
La violencia persiste en varios lugares del país, en especial en los barrios más populosos de Puerto Príncipe, pese a la presencia de unos 9.000 efectivos que forman la fuerza de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que llegó a mediados de 2004.
Santa Lucía, San Vicente y Granadinas y Guyana se han mantenido en sus posiciones originales de no tener nada que ver con lo que el primer ministro de San Vicente, Ralph Gonsalves, describió como «un gobierno selecto».
El propio Latortue buscó alivianar las tensiones, efectuando una visita oficial a Puerto España a partir de una invitación del presidente de la Caricom y primer ministro anfitrión Patrick Manning.
Antes de partir de Puerto Príncipe, Latortue urgió a los líderes regionales a enviar una misión investigadora a su país para observar de primera mano los cambios que se habían registrado desde la partida de Aristide.
La invitación sigue sobre la mesa. Pero cuando se dirigió a la cumbre, el primer ministro de Santa Lucía, Kenny Anthony, aplaudió a los votantes haitianos por su «típica valentía y coraje» al ejercer el derecho a elegir gobierno «en medio de obstáculos incontables».
«Hablo por el gobierno de Santa Lucía cuando digo que estoy muy feliz de que Haití haya abrazado otra vez la democracia electoral. El pueblo de Haití ha mostrado un entusiasmo increíble por el proceso electoral», dijo.
«Esta vez se debe permitir que la voz del pueblo prevalezca. Los haitianos no deben sufrir nunca más el deshonor y la indignidad de tener un gobierno impuesto», manifestó Anthony, titular de la cartera de Justicia y Gobernanza del cuasi-gabinete de la Caricom.
Anthony dijo que había lecciones que aprender de la experiencia haitiana, y que «esta comunidad debe emitir un mensaje claro en cuanto a que no tolerará ni aceptará la interrupción ilegal e inconstitucional del proceso democrático».
«Santa Lucía urge a una enmienda inmediata al Capítulo de la Sociedad Civil y otros instrumentos apropiados para autorizar la expulsión de un estado miembro que repudie el proceso democrático por violencia e intimidación», agregó.
Los líderes del Caribe adoptaron el Capítulo de la Sociedad Civil en 1992 como un modo de profundizar el proceso de integración regional.
Tiene 11 puntos principales, incluyendo la necesidad de «defender el derecho del pueblo a hacer elecciones políticas», así como de «crear un entorno político verdaderamente participativo dentro de la Comunidad del Caribe que será propicio para la consulta genuina en el proceso de gobernanza».
También asegura el «continuo respeto por los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales internacionalmente reconocidos».
Gonsalves, primer ministro de San Vicente, fue aún más cauto en su enfoque de readmitir a Haití, al señalar ante los periodistas que, por los informes de los medios de comunicación, parece que hubo un entusiasmo incontenible entre los haitianos por ir a las urnas. Pero insinuó no estar seguro de «si estos informes eran selectivos».
«Sé que algunos funcionarios se desvivieron por proclamar cuanto antes que todo estaba bien. No voy a ir ahí hasta que vea el informe oficial de nuestra propia gente», dijo.
«Pero, hablando en un sentido amplio, comparto el optimismo de Anthony. Espero que se reconozca que todo está en orden y demos nuevamente la bienvenida a Haití. Claramente, este no es el final del asunto. La democracia es un proyecto en curso. Es un trabajo viviente en progreso», señaló.
«De todos los países de la Caricom, Haití tiene las instituciones políticas y democráticas más débiles, y una vez que vuelvan al ruedo podremos asistirlas, como nos asistimos el uno al otro», dijo.
Patterson afirmó que los líderes regionales habían dicho a Manning que emitiera una invitación al nuevo gobierno de Haití para asistir a la próxima cumbre en San Cristóbal-Nevis en julio, pero sólo después de que las elecciones hayan sido declaradas libres y limpias.
«Y así, tan pronto como la certificación necesaria haya estado disponible, ciertamente estaré muy complacido con la decisión de la comunidad que permitirá a Haití regresar a la familia de la Caricom para el momento en que la conferencia se reúna en San Cristóbal-Nevis, en julio», agregó.
Irónicamente, si Haití es readmitido en la Caricom, lo más probable es que lo haga siendo gobernado por el mismo presidente –René Preval– que lo hizo ingresar en la comunidad regional por primera vez, hace nueve años.