Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
No hay día en que nuestros medios de comunicación no expresen su preocupación por la libertad de expresión en Venezuela. Durante meses siguieron ansiosos el caso de la televisión RCTV, que, pese a su activa participación en el golpe de estado del 11 de abril de 2002, siguió transmitiendo libremente hasta que expiró su licencia. Recogen nuestros medios los comentarios del escritor ultraliberal peruano Mario Vargas Llosa, que va -libremente- a Caracas a rasgarse las vestiduras por la carencia de libertad de expresión.
Preocuparse por la libertad de expresión es una tarea muy meritoria. De ser así, ¿cómo es que en los diarios El País o La Repubblica héroes de la libertad de expresión como son [los periodistas] Rocco Cotroneo o Angela Nocioni no dedican ni una sola línea al hecho de que el gobierno fondomonetarista peruano de Alan García haya retirado el permiso y cerrado de un día para otro la «Radio La Voz», testimonio de la voz de los indígenas de la Amazonia en lucha? ¿Cómo es que el peruano Mario Vargas Llosa no ha dicho ni una sola palabra por la libertad de expresión de «Radio La Voz»?
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