Cada vez son más los chinos con recursos económicos como Li Xiaoxue y su esposo Dai Chunlin que se proponen sortear la política nacional de hijo único para tener una niña. «Si mi hijo quiere trabajar lejos de casa, la niña podrá quedarse en casa y cuidarnos», explicó Li, de 34 años. La pareja tiene […]
Cada vez son más los chinos con recursos económicos como Li Xiaoxue y su esposo Dai Chunlin que se proponen sortear la política nacional de hijo único para tener una niña.
«Si mi hijo quiere trabajar lejos de casa, la niña podrá quedarse en casa y cuidarnos», explicó Li, de 34 años. La pareja tiene una empresa de computación en Beijing e ingresos equivalentes a casi 75.000 dólares al año, suficiente para eludir la política estatal de hijo único. La norma prevé una multa que varía en función de los ingresos anuales de la familia y que puede ir de 45.000 a más de 100.000 dólares.
«Es muy caro tener un varón, en especial en grandes ciudades como Beijing y Shanghái. Tenemos que comprarle por lo menos un apartamento porque sino le costará encontrar novia», apuntó Li.
El caso de Li y Dai no es el único.
La preferencia histórica por el hijo varón en este país causó un gran desequilibrio de género. Pero la situación comenzó a cambiar en las ciudades. Quince por ciento de 3.500 futuros padres entrevistados para un estudio realizado en Shanghái en 2009 dijeron preferir una niña y 12 por ciento, un varón. Al resto le daba igual.
Li tiene muchas amigas que también quieren niñas, pues son conscientes de que el desequilibrio de género se volvió peligroso. A ella también le parece anticuada la idea de que las mujeres no pueden hacer lo mismo que los hombres. «Las mujeres también pueden heredar el negocio familiar», arguyó Li. «Son tan capaces como los hombres», apuntó.
Son varios los factores que explican el cambio de actitud, según sociólogos y demógrafos. El gran crecimiento económico creó más oportunidades para las mujeres, en especial en las ciudades. El aumento de ingresos terminó derribando las razones tradicionales para preferir al varón, como la de que ganan más dinero y serán capaces de ayudar a sus padres ancianos.
Algunas personas como Li piensan que es muy caro criar un varón y que la niña tiene condiciones para cuidarlos dentro de unos años.
El desequilibrio de género en China es crítico. En 2005 nacieron 119 varones cada 100 niñas. En algunas zonas, la proporción llegó a ser de 130 cada 100. En las zonas rurales, la histórica preferencia por los varones generó varios problemas sociales, como abortos selectivos, prostitución y trata de personas. Este país tiene 32 millones de hombres de más.
El cambio de actitud hace pensar a muchos especialistas que China puede seguir la misma evolución de Corea del Sur. El proceso de transformación comenzó en ese país hace 20 años. En 2006 nacieron 107,4 varones cada 100 niñas, menos que los 116,5 de 1990, según un estudio realizado por el Banco Mundial en 2007. Los demógrafos consideran que la proporción adecuada para mantener un equilibrio de género es de 105 varones cada 100 niñas.
Los cambios económicos que hubo en Corea del Sur a finales de los años 80 crearon oportunidades para que las mujeres se integraran al mercado laboral y cambiara la idea tradicional sobre su papel en la sociedad.
En los años 70, el gobierno lanzó una campaña a favor de la equidad de género y en 1987 prohibió a los médicos revelar el sexo del feto.
China todavía tiene un largo camino por delante.El desequilibrio en los nacimientos es el problema demográfico más grave, según un estudio realizado este año por la estatal Academia China de Ciencias Sociales. «Los abortos según el sexo del feto son extremadamente comunes, en especial en zonas rurales», señala la investigación.
La institución atribuye la situación a las tres décadas de política de hijo único y al deficiente sistema de seguridad social. El desequilibrio de género reduce las posibilidades de los hombres de bajos ingresos de encontrar esposas, explicó Wang Guangzhou, uno de los investigadores del estudio, según el periódico en inglés «Global Times».
«Para un campesino de 40 años será más difícil casarse, tendrá que depender más de la seguridad social cuando sea mayor y carezca de ingresos», señaló Wang Yuesheng, otro de los investigadores del estudio.
La trata de mujeres y los secuestros son «endémicos» en zonas con demasiados hombres, según la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar.
La preferencia por el varón cambia en las ciudades, pero en las zonas rurales sigue muy arraigada, indicó Zheng Zhenzi, director de Instituto de Investigación sobre Población en la Academia de Ciencias Sociales de Guangdong.
China avanzó mucho en materia de igualdad de género, dijo Zheng a IPS. Cada vez hay más mujeres en cargos administrativos y realizando estudios terciarios. Además se aprueban leyes para promover la equidad, dijo Zheng a IPS. «La mayoría de las mujeres gozan del mismo estatus que sus esposos», remarcó. «Pero queda un largo camino por recorrer», añadió.