Recomiendo:
0

Presas políticas de La Esperanza en condiciones inhumanas

Fuentes: Confidencial

El agua con la que se bañan les produce hongos en la piel, y no tienen acceso a medicinas, a pesar de que una de ellas sufre cáncer en etapa terminal. En la cárcel La Esperanza, en Tipitapa, hay 17 mujeres detenidas ilegalmente. Para ellas no hay sol, tampoco llamadas a sus familiares. No reciben […]

El agua con la que se bañan les produce hongos en la piel, y no tienen acceso a medicinas, a pesar de que una de ellas sufre cáncer en etapa terminal.

En la cárcel La Esperanza, en Tipitapa, hay 17 mujeres detenidas ilegalmente. Para ellas no hay sol, tampoco llamadas a sus familiares. No reciben atención médica y son vistas por la administración del penal como «delincuentes de alta peligrosidad». El delito de estas mujeres fue protestar contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Su castigo es estar confinadas en una cárcel, desatendidas y en condiciones inhumanas.

«Hay muchas mujeres que están muy mal de salud. Hay dos de Diriá. Una tiene hipertensión y problemas del corazón. La otra tiene problemas en la vesícula. Mi hija me dijo que esta última pega gritos de dolor», afirmó a Confidencial Mariela Cerrato Vázquez, Madre de María Adilia Peralta Cerrato.

Cerrato Vázquez relató las penurias que pasan las 17 presas políticas que se encuentran detenidas ilegalmente en el penal ubicado a 15 kilómetros de Managua. La joven contó a su madre que hay una mujer que tiene cáncer y se encuentra en la etapa terminal. Ella no tiene medicamentos para tratar su padecimiento. Si ingiere alimentos, luego se inflama, y los dolores son peores.

«Mi hija me dijo que no la han llevado a atención especializada, y eso es inhumano», agregó.

La mujer que tiene cáncer terminal es Brenda Muñoz, apresada el pasado mes de julio en Diriá por policías y paramilitares. Los familiares de Muñoz no han conseguido las medicinas que pueden aliviar el dolor. «La viejita (su madre) me dijo que en el centro de salud y en el hospital le dicen que como su hija es terrorista no le pueden dar nada», afirmó Cerrato Vázquez, levemente conmocionada.

Antes de entrar a La Esperanza y conversar con su hija, Vázquez Cerrato tuvo que esperar tres horas afuera del penal. Las guardas le dijeron que debido a la serenata que llevó este jueves 13 de septiembre un grupo de mujeres a las presas políticas, no podían abrir los portones por «cuestiones de seguridad».

En esta actividad estuvo Ana Quirós, directora del Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (Cisas), quien confirmó el grave estado de salud en que se encuentra Muñoz.

«Ellos quieren silenciar a las mujeres con su detención, quieren hacer que el pueblo de Nicaragua se calle y deje de demandar libertad, igualdad y democracia. Vamos a seguir exigiendo que el sistema judicial corrupto sea cambiado, porque un sistema que mete presa a una mujer que está en fase terminal de cáncer y no le da su liberación, es un sistema criminal. Hablo de Brenda Muñoz», manifestó Quirós.

Sin atención médica

María Adilia Peralta Cerrato y Cristhian Fajardo Caballero son esposos. Ambos líderes del Movimiento 19 de Abril en Masaya, fueron capturados en el mes de julio en la frontera con Costa Rica. Ambos son señalados por la Fiscalía de terrorismo, financiamiento al terrorismo, crimen organizado y obstaculización de servicios públicos (transporte).

«Ella primero estuvo en El Chipote, en una cárcel pequeña. Dice que a veces escuchaba gritos, como si estaban torturando a alguien. A ella no la torturaron, pero si la desnudaron y la obligaron a hacer sentadillas», señaló Cerrato Vázquez, quien aseguró desconocer el estado en que se encuentra su yerno, pues a este lo mantienen aislado en el sistema penitenciario La Modelo.

Sobre Olesia Muñoz, quien cantaba en la parroquia Santa Ana de Niquinohomo, donde también impartía clases de piano, guitarra y flauta, Peralta Cerrato dijo a su madre que esta tenía una infección en la piel que le provocaba fuertes fiebres.

«No tienen atención médica. Están descuidadas. Cuando van a juicio las sacan a las tres de la madrugada a pesar de que el juicio es hasta en la tarde. A varias las desnudan y las ponen a hacer sentadillas. Tienen hongos en la piel. Algunas sufren fuertes dolores abdominales y otras problemas de hipertensión», dijo Vázquez Cerrato.

Peralta Cerrato estuvo mal de salud en los últimos días. Ella solicitó a las guardias del penal que llamaran a su madre y le llevara sus medicamentos. Sin embargo, esto nunca sucedió pese a la gravedad de la enfermedad.

«Hoy que me hija recibió sus medicinas, ella creyó que fue porque me habían avisado. Pero yo le dije que no fue así. Ella padece de broncoespasmos y si le traje sus medicamentos fue porque entiendo que los necesita», refirió la madre de la presa política.

Algunas de las presas nuevas no han recibido paquetería. Vázquez Cerrato instó a los familiares de estas mujeres que lleguen a dejar comida y productos para el aseo personal de las detenidas.

«Las muchachas están con hongo y paños. Parece que el agua está contaminada y les provoca eso. Los familiares tienen que llevar medicamentos para que se apliquen en la piel. María Adilia también me dijo que Elsa Valle sigue mal de su pie. No le han tomado radiografía y no saben si se fracturó, si es un esguince o una lesión. Ella camina con mucha dificultad porque no puede apoyar el talón», afirmó Vázquez Cerrato.

Continúan en resistencia

Las presas políticas, a pesar de estar encerradas, recibir maltrato, desatenciones médicas y estar incomunicadas, mantienen la unidad, y la esperanza de «tener una nueva Nicaragua». Según Vázquez Cerrato, María Adilia y sus demás compañeras, no se arrepienten de haber participado en las protestas cívicas que demandan la salida del régimen.

«Ella me pidió que dijera a los nicaragüenses que sigamos luchando, que ellas van a resistir, que no se rinden, que van a aguantar lo que sea necesario para que Nicaragua sea libre. Que no decaiga esta lucha», afirmó Vázquez Cerrato.

María Adilia conversó con su madre por espacio de tres horas. En ese tiempo, además de relatarle las penurias que padecen dentro de la cárcel, también escuchó las «buenas nuevas» sobre la situación en Nicaragua.

«Me preguntó qué estaba pasando afuera. Ella se puso alegre cuando le conté lo de la resolución de la OEA, le expliqué lo que esto significaba. Le dije que sacaron al equipo de la ONU. También que el tema se tocó en en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Que vamos para Ginebra, que van los delegados de derechos humanos en Nicaragua y que muchos Gobiernos se han pronunciado. Todo se lo dije para que ella esté informada y para que se lo dijera a las demás presas. Ella estaba alegre por el avance», afirmó.

En La Esperanza están detenidas 17 mujeres. Según la Articulación Feminista de Nicaragua, en total son 35 presas políticas. Quienes no están en el penal, todavía se encuentran en El Chipote.

«Mi hija me dijo que no nos olvidemos de las presas y los presos políticos. Yo le dije que no los hemos olvidado. Que salimos a marchar y que siempre estamos pendientes. Yo no sé de dónde he sacado corazón y fuerza. Yo combatí contra el somocismo y no creí volver a pasar por esto. Tanta gente que dio su vida por una revolución que quedó en nada. Que quedó peor que Somoza. Eso es lo que más nos duele a los que luchamos contra Somoza», manifestó Vázquez Cerrato.

https://confidencial.com.ni/