«Aspiramos a que en todos los países de Latinoamérica exista un Comité de Solidaridad con la Independencia de Puerto Rico. Somos frontera de Estados Unidos en el caribe y en la medida que logremos la libertad de Puerto Rico vamos a mover esa frontera hacia el norte». Cuando José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, […]
Cuando José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, lo hizo pensando no sólo en la independencia de su país sino también en liberar a Puerto Rico del dominio español. Martí visualizó en forma temprana la ambición anexionista de Estados Unidos y comprendió como nadie el peligro que entrañaba el naciente poder norteamericano para la autonomía de los pueblos de América Latina. Su muerte en 1895 en la batalla de Dos Ríos, no le permitió crear conciencia de ello en el movimiento independentista.
A comienzos del siglo XX, luego de derrotar a España, Estados Unidos tomó posesión de Puerto Rico, colonia norteamericana hasta nuestros días. Sin embargo, el movimiento independentista ha perdurado en el tiempo, a pesar del status de Estado Libre Asociado, otorgado por el imperio en 1952. Con esta iniciativa, impulsada por el presidente Harry Truman -el mismo que ordenó lanzar las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki- el país caribeño pasó a ser un estado asociado a Estados Unidos, con una supuesta autonomía política interna, que en la realidad nunca ha existido.
54 años más tarde, el gobierno de George W. Bush ha dejado claro que Puerto Rico sigue siendo un territorio bajo el poder de Estados Unidos, desatando una represión sin precedentes contra las fuerzas independentistas. La operación ejecutada por el FBI, tuvo su punto álgido el 23 de septiembre pasado cuando 200 efectivos estadounidenses asesinaron a Filiberto Ojeda, comandante del Ejército Popular Boricua «Los Macheteros», quien permanecía clandestino. «Este verdadero ajusticiamiento generó un repudio generalizado y ha fortalecido la lucha por la independencia de nuestro país», señaló a Punto Final Vilma Reverón Collazo, presidenta del Comité Puerto Rico en la Organización de Naciones Unidas (COPRONU).
La dirigenta, que lidera la entidad desde 1990, efectuó una reciente visita a Chile donde se reunió con dirigentes políticos de la Concertación y con personal de la cancillería. El objetivo es lograr el apoyo del nuevo gobierno, porque el 12 y 13 de junio se discutirá la situación de Puerto Rico en el Comité Especial de Descolonización de la ONU y nuestro país es miembro de esa entidad. «Chile es un país importante en la región, que mantiene buenas relaciones con Estados Unidos. Pensamos que puede ser un interlocutor muy efectivo en nuestra causa», manifestó.
En la actualidad, cuentan con el apoyo incondicional de los gobiernos de Venezuela, Cuba y Bolivia en la ONU, pero se requiere un compromiso mayor que involucre al resto de los países de latinoamérica. «Es fundamental que comprendan que estamos en la entraña del monstruo. Somos frontera de Estados Unidos en el caribe y en la medida que logremos la independencia de Puerto Rico vamos a mover esa frontera hacia el norte», sentenció.
Un largo camino
¿Cuál ha sido la posición de Chile frente a la situación de su país en el tiempo?
«El caso comenzó a discutirse en el Comité de Descolonización en 1970. Sin embargo, sólo en 1972 se aprobó la primera resolución gracias a los gobiernos de Fidel Castro y Salvador Allende, que lograron introducir el tema de la independencia de Puerto Rico en el Comité. La dictadura de Pinochet votó siempre en contra de nuestro país y los dos primeros gobiernos de la Concertación se abstuvieron. En 2004, la administración de Ricardo Lagos, se unió al consenso para aprobar la resolución. Es importante que eso se mantenga con el nuevo gobierno y por eso estamos en Chile».
¿Con qué autoridades se han entrevistado y cómo evalúa el resultado de esos contactos?
«Nos reunimos con el presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado, Jorge Pizarro de la Democracia Cristiana. Dijo que entendía que la posición del actual gobierno se mantendría. No obstante, opinó que los puertorriqueños ejercimos nuestro derecho a la libre determinación cuando establecimos el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Él piensa que nuestro pueblo acepta eso y que en definitiva quiere seguir siendo una colonia».
¿Hay algo de cierto en esa opinión?
«Nuestro trabajo es justamente ése: informar a la gente que ignora lo que sucede en nuestro país. El senador Pizarro no sabía que el gobierno de Bill Clinton, nombró un comité para discutir el status de Puerto Rico y rindiera un informe a la Casa Blanca. Lamentablemente, fue George Bush quien designó los miembros de ese comité, que presentó el informe a comienzos de este año. El documento establece que Puerto Rico sigue siendo un territorio bajo los poderes plenarios del Congreso de Estados Unidos; que puede disponer de nuestro territorio, dejando incluso abierta la posibilidad de cedernos a otro país. Esto causó gran revuelo en todos los sectores y ha sido una verdadera bofetada para los apologistas del Estado Libre Asociado, que siempre pensaron que en Puerto Rico existía un gobierno propio y la libre determinación».
¿Qué grado de fuerza tiene en su país la idea de independizarse de Estados Unidos y cómo se expresa?
«La fuerza que tradicionalmente tienen los movimientos en lucha contra los poderes establecidos. La misma que tuvieron Washington, Jefferson y Adams en 1789. Somos una minoría, que en términos electorales representa un 5 por ciento de los votos. La población electoral está dividida en un 45 por ciento a favor de los anexionistas y otro 45 por ciento apoya el Estado Libre Asociado. En este contexto, el voto independentista es decisivo en muchas ocasiones, lo que nos da un cierto margen de acción.
Estrategia de dependencia
¿Cuáles son las razones que explican el fuerte apoyo a la subordinación frente al poder norteamericano?
«Estados Unidos ha impulsado una economía de dependencia en nuestro país. El 60 por ciento de la población puertorriqueña es indigente, bajo las escalas económicas norteamericanas. El ingreso per cápita de Missisipi, el estado más carenciado de la potencia, asciende al doble del ingreso de Puerto Rico. Ese alto porcentaje de indigentes, depende de fondos provenientes del gobierno norteamericano para vivienda, educación, salud y asistencia nutricional. Esta situación genera en el pueblo una mentalidad de dependencia que se traduce en sumisión. Además, existe una gran economía subterránea de carácter informal producto del narcotráfico, lo que incrementa el poder adquisitivo de la gente. Vivimos una situación muy contradictoria, con todos los síntomas sociales que provoca una situación de sumisión: altos índices de alcoholismo, drogadicción, prostitución y criminalidad. Algunas cifras: somos 4 millones de habitantes y tenemos una criminalidad que bordea los mil asesinatos al año, la mayoría relacionados con el narcotráfico; existen 250 mil adictos a drogas como la heroína».
¿No hay en la juventud una posición de mayor resistencia a la dominación estadounidense o la subordinación está instalada a nivel subjetivo en toda la sociedad?
«En nuestra juventud también se da una situación contradictoria. Los estudiantes universitarios tienen conciencia de los problemas de su entorno y del mundo, pero están muy enfocados a lograr beneficios personales, a ascender en la escala social».
Si no hay conciencia de la necesidad de un cambio en el pueblo y en la juventud de su país, ¿Qué posibilidades reales existen de avanzar hacia un proceso de independencia?
«En el último año, ha resurgido la lucha por la independencia, producto de una escalada represiva desatada por el FBI en Puerto Rico. El pasado 23 de septiembre, cuando celebrábamos 137 años del primer intento de lucha por la independencia contra los españoles, el FBI asesinó al líder del Ejército Popular Boricua, Filiberto Ojeda. El dirigente, que encabezaba esta organización que promueve la lucha armada para lograr la independencia, fue detectado en el pueblo de Hormiguero, donde permanecía clandestino junto a su esposa. Ojeda, pidió que dejaran salir a su mujer y resistió el ataque de 200 efectivos del FBI. Fue herido y lo dejaron morir desangrado. Esta verdadera ejecución de un hombre de 75 años, sumado a los allanamientos selectivos a dirigentes independentistas efectuados por la policía norteamericana, han provocado una indignación transversal en la sociedad puertorriqueña. A partir de estos hechos, la situación cambió y la gente ha comenzado a organizarse en función de luchar por un cambio».
En América Latina ha ido tomando fuerza una corriente antineoliberal que se opone con fuerza a la hegemonía estadounidense en la región. Sin embargo, llama la atención que la situación de Puerto Rico no ocupe un lugar más central en las denuncias y/o reivindicaciones planteadas en el contexto de ese proceso. ¿A qué lo atribuye usted?
«Existe gran ignorancia respecto de lo que es Puerto Rico. Somos un país latinoamericano, caribeño, profundamente orgulloso de su cultura y su nacionalidad, a pesar de la dominación norteamericana. En Chile, he participado en actividades organizadas por partidos de izquierda donde he sido invitada a intervenir y me han preguntado si hablaré en inglés. El hecho que compañeros de izquierda no sepan que los puertorriqueños hablamos español, me parece lamentable. Es fundamental que los latinoamericanos tomen conciencia que estamos dando una gran batalla antiimperialista. Hasta hace muy poco en Puerto Rico estaba emplazada la base naval estadounidense Roosevelt Roads, la más importante para el hemisferio y obligamos a desmantelarla. Nuestro país ha sido históricamente sede de la mayoría de las agresiones contra América Latina: República Dominicana, Guatemala, Grenada, el entrenamiento y preparación para la Operación Cóndor, entre otras. Estamos en la entraña del monstruo y nuestra independencia es muy importante para el resto de Latinoamérica».
Para que ello sea posible es esencial un apoyo y solidaridad mucho más decidido de todos los países de la región.
«Por supuesto. Por eso aspiramos a que en todos los países de Latinoamérica exista un Comité de Solidaridad con la Independencia de Puerto Rico. El objetivo de nuestra visita a Chile, además de los contactos oficiales para ver el tema del voto del gobierno en el Comité de Descolonización, es lograr el apoyo del pueblo chileno».
¿Qué relevancia le asigna a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), impulsada por Venezuela y Cuba para avanzar hacia una verdadera independencia de América Latina? ¿Qué grado de identificación tienen ustedes con ese proceso?
«Es una de las iniciativas más importantes que ha tenido América Latina en el último siglo, porque da cuenta de algo central: que una independencia política sin una autonomía económica es una independencia vacía. El gran problema de América Latina ha sido ése: Bolívar logró la independencia política pero la emancipación económica siempre ha sido conculcada por Estados Unidos. Mientras no logremos independizarnos del Fondo Monetario Internacional y de los demás organismos que representan los intereses neoliberales en el mundo, no conseguiremos nuestra verdadera libertad. En ese sentido, no sólo nos identificamos con el ALBA, somos parte de ese proceso».